(Leopoldo
Abadía, economista, profesor del Instituto de Empresa de la Universidad
de Navarra, escritor de éxito, divulgador de la cultura financiera,
marido enamorado, padre de doce hijos y abuelo feliz)
Año
nuevo, vida nueva. También para los que tienen 70, 80, 90 años o se
creen que su misión ha terminado. Todo lo contrario. En este mundo de
locos necesitamos más que nunca la experiencia y la sabiduría de los
ancianos. Lo cuenta un señor de 84 años pero de corazón de niño,
Leopoldo Abadía, que acaba de publicar Abuelos al borde de un ataque de nietos (Planeta).
En la entrevista que le he hecho –y que te adelanto como suscriptor de Actuall:
nos
habla del papel del abuelo, de la familia numerosa (él es padre de 12
hijos) de cómo sacar partido a los achaques, y de cómo seguir siendo
útil y evitar convertirse en un aguafiestas como el Mr. Scrooge del Cuento de Navidad de Dickens.
La
historia del propio Abadía es muy significativa. Porque fue un perfecto
desconocido hasta las 79 años, (desconocido no en el ámbito
profesional, porque era un prestigioso profesor de Economía, que enseñó
durante años en el IESE, pero si para el gran público).
A
esa edad, cuando otros solo piensan en dormitar ante la tele o llenar
las tardes con partidas de dominó, Leopoldo Abadía se puso a escribir
libros, ir a tertulias o incluso hacer anuncios en televisión.
Primero nos contó cómo entender la crisis económica, en el famoso libro La crisis ninja y otros misterios de la economía actual, y después a entender otro tipo de crisis -las de la edad- en bestseller como Yo de mayor quiero ser joven o Cómo hacerse mayor sin volverse un gruñón.
Animoso y luchador, Leopoldo Abadía irradia serenidad y optimismo, en persona y en sus libros.
En la entrevista que le hice habla hasta del amor a los 80 años.
Porque estamos abocados a un mundo plagado de ancianos. Según
el Instituto de Estadística, tenemos en España 8.657.705 personas
mayores de 65 años, lo que supone el 18,4% del total de la población. Y
comoquiera que la esperanza de vida ha subido (85’4 para las mujeres,
79’9 para los varones) también ha aumentado la proporción de
octogenarios.
Hace
30, 40 años, en la calle se veían muchos carritos de bebés y pocos
andadores de ancianos. Ahora es exactamente al revés. Entre Madrid y
Barcelona, por ejemplo, viven casi un millón de personas mayores
(995.589). Pero en los núcleos rurales la proporción de ancianos es aún
mayor.
Eso
acarrea complejos problemas (pone en peligro la bolsa de las pensiones,
aumenta el gasto sanitario, supone abrir la puerta a la inmigración,
aboca a muchas personas a la soledad)...
Pero
también pone el valor la ancianidad (senectud era sinónimo de sabiduría
en la Antigüedad). Nunca antes ha sido más necesario el papel del
abuelo.
Nos
lo explica, con humor y sentido común, Leopoldo Abadía. Un “joven” de
84 años para el que parece pensada la definición de la juventud que
hacía el general McArthur: “El amor por la aventura y el desprecio de la
comodidad”.
Feliz Año Nuevo,
Gracias por seguirnos.
Alfonso Basallo y la Redacción de Actuall.