domingo, 23 de abril de 2017

Un plan sin éxito: ¿Por qué EE.UU. no puede con Corea del Norte?

Un plan sin éxito: ¿Por qué EE.UU. no puede con Corea del Norte?

Publicado: 18 abr 2017
"Lo último que hace falta en la tensa situación del noreste de Asia es más posturas de macho", afirma el escritor Ian Buruma, quien afirma las "vanas amenazas" de EE.UU. "solo hacen el juego al dictador coreano".
Un plan sin éxito: ¿Por qué EE.UU. no puede con Corea del Norte?
Un soldado saluda durante un desfile militar en Pionyang (Corea del Norte), el 15 de abril de 2017.
 El profesor, escritor e historiador Ian Buruma ha asegurado en un artículo para la revista estadounidense 'The Atlantic' que EE.UU. "no puede hacer mucho sobre Corea del Norte" y que sobre cualquier cosa que lleve a cabo al respecto "necesitará a China". Asimismo, el experto ha advertido sobre el peligro de "hacerle el juego" a la dictadura norcoreana.

 

"El mundo se está adaptando a la bravata de Trump"

A raíz del aumento de la tensión en la Península coreana con el último lanzamiento fallido de un misil por parte de Pionyang el Pentágono ordenó movilizar al portaaviones USS Carl Vinson y a su grupo de ataque y dirigirlo hacia las aguas que rodean la Península coreana. En estos momentos, "el mundo se adapta", afirma Buruma, lentamente a la "bravata" del presidente de EE.UU. Donald Trump.
El escritor recuerda que el pasado 2 de abril, en respuesta a una pregunta sobre la posible cooperación con China para reducir la amenaza nuclear norcoreana, el mandatario estadounidense aseguró que si Pekín no resuelve el problema, sí lo hará Washington sin precisar, sin embargo, de qué manera.

Los misiles exhibidos durante el desfile militar celebrado en Pionyang el 15 de abril de 2017Reuters
Entretanto, el escritor advierte que "lo último que hace falta en la tensa situación en el noreste de Asia, donde una acción militar podría derivar en catástrofe, son más posturas de macho". Según el experto, "las vanas amenazas de Washington no solo son ineficaces, sino que hacen el juego al dictador coreano". Actúan, explica, como un factor que contribuye aún más a la "idolatría" del líder norcoreano y el nacionalismo coreano a través del "miedo de un ataque malvado extranjero".

¿Cómo puede ayudar Pekín?

Según Buruma, "no hay mucho" que EE.UU. pueda hacer con los intentos de Kim Jong-un de desarrollar el programa nuclear, "especialmente sin el apoyo de China", la cual, a su juicio, "es la única potencia que tiene alguna influencia en Corea del Norte".
 Un fotógrafo captura con su móvil imágenes cotidianas de Corea del Norte
El escritor añade que Pekín no está interesado en el colapso de su vecino comunista. "El régimen de Kim puede ser molesto pero una Corea unida llena de bases militares estadounidenses sería peor", advierte el escritor, "sin tener en cuenta la posible crisis de refugiados en las fronteras chinas".
Cooperar con China en este sentido "no sería difícil" pero el "secreto sucio" es que "en el noreste de Asia todos preferirían mantener el status quo", asegura Buruma. Añade que la posibilidad de la unificación pacifica de dos Coreas es muy baja. Lo que, según el historiador, sí es peligroso y hay que evitar es que Pionyang venda sus armas al extranjero. "Solo por esta razón la cooperación con China es esencial", enfatiza.

"Pionyang no renunciará a su arsenal nuclear, es todo lo que tiene"

Asimismo, Buruma explica que  "Kim Jong-un no renunciará a su arsenal nuclear porque es todo lo que tiene". "Sin la bomba Corea del Norte sería no más que una dictadura pequeña y pobre", mientras que, recuerda, "con misiles nucleares puede comportarse como una gran potencia".  Y, lo que es más importante, puede "retener a otras grandes potencias en el golfo", subraya el historiador.
Por todo ello, Buruma recuerda que no hay muchas posibilidades más y que el mundo tendrá que vivir con Pionyang como potencia nuclear. Añade que es inútil presionar a China para que fuerce a Corea del Norte a que abandone sus armas nucleares. La esperanza es que Pekín pida a los norcoreanos que no las usen, afirma el historiador.
"La situación es mala pero el mundo tendrá que vivir con esto", concluye el escritor. "Vivir bajo una dictadura brutal es un destino terrible, pero hasta esto es mejor que morir en una guerra nuclear", remata.