OSKO: ¿APOCALIPSIS FICCIÓN, O… UNA DEVASTADORA REALIDAD?
EN EL COMBATE DE RESISTENCIA
DE ANTICRISTOS, BESTIAS, MUJERES Y OTRAS YERBAS
¿QUÉ ES EN REALIDAD ISRAEL?
“Salieron
de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Si hubieran sido de
los nuestros habrían permanecido con nosotros; pero sucedió así para
poner de manifiesto que no todos son de los nuestros“…
«»
“¿Quién es anticristo? Todo aquel que disuelve a Cristo, ese es anticristo”
«»
“… Y vi
allí a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de
blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. Y la mujer estaba
vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro de piedras preciosas y
de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y
de la inmundicia de su fornicación.”
«»
“La
bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a
perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están
escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se
asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será“.
«»
¿Acaso no existen entes con los cuales comercian fornicariamente todos los reyes de la tierra…?
¿Y no existe un Estado al que todos los poderes de la tierra rinden pleitesía?
Para poder
ajustarnos al texto apocalíptico, en cuestión tan notable y de
relativamente tan sencilla aplicación actual, debemos preguntarnos: “¿Existe acaso otro poder con el que cuadre tan exactamente?
Quienes
desde hace siglos procuran la judaización de los pueblos cristianos y
del mundo entero han sabido construir una trama, a veces grotesca, otras
veces muy sutil, con el fin de dificultar la inteligencia de textos,
hechos pasados, acontecimientos de la más inmediata historia, y los
eventos de cada día con el objeto de evitar la adecuada inteligencia de
los mismos por medio de la incorporación de todos ellos a un contexto
universal de congruencias históricas, ideológicas e incluso metafísicas;
presentando de manera disociada y des-relacionada distintos sucesos de
importancia capital, han conseguido darle al mundo una visión
descoyuntada e incongruente de la historia humana.
Para la
“élite” (así se consideran ellos mismos), que por medio de los centros
de “wihsful thinking” (Pensamiento Ilusorio), el control de la educación
y de los medios informativos realiza la ingenierización de la sociedad,
se trata de una tarea vital en su incansable lucha de siglos, por
alcanzar el cumplimiento de aquello a lo que creen estar predestinados:
la Supremacía de Israel sobre las naciones y del judío sobre todos los
hombres.
No soy
exégeta. Pero conozco la historia. Se leer y aprendí hace bastante
tiempo lo que significa relacionar las cosas, los hechos, las
circunstancias… Vincular hechos análogos puede tornarse bastante
obsesivo, claro está, y derivar en ciertas propensiones conspiranoides;
pero no es el caso.
Al menos, no
es mi caso; aunque preciso es admitir que existe esa tendencia que
lleva a ver en todas partes un espíritu de conspiración, obsesivamente y
en todas las instancias. Tendencia que muchas veces se encuentra más
que justificada.
Sin ir más
lejos, y por mencionar algo bastante reciente en el tiempo y que ha
causado verdadera impresión en todo el mundo, lo ocurrido en derredor
del 11S, con el derribo de las famosas torres del World Trade Center,
acontecimiento impactante, mediático, universal en cuanto a su difusión e
impacto, y que trajo aparejados enormes cambios en el mundo entero.
Muchas cosas cambiaron para siempre en todo el mundo a partir del 11 de septiembre de 2001.
Pero todos
sabemos la cantidad inmensa de conjeturas existentes en derredor de
dicho suceso, algunas de las cuales insisten con que el derribo de las
Torres Gemelas fue el resultado de una acción de “Falsa Bandera” y que,
desde el corazón mismo del Poder, del verdadero Poder que gobierna los
EEUU, se habría decidido la explosión, implosión, demolición, derrumbe, o
lo que sea que haya causado aquel relevante suceso, con el que parece
que la versión oficial y las vinculaciones con un tal Bin Laden
(oficiadas por las autoridades) poco o nada habrían tenido que ver.
Pues bien…
Este
artículo mucho se relaciona con ese verdadero Poder que gobierna tras
bambalinas. El mismo que inventa historias, oculta las verdaderas;
elabora falsas noticias y soslaya o tergiversa las ciertas. Modifica el
lenguaje y modela la historia como si de arcilla se tratase.
Así las cosas, vayamos al tema que da origen a este escrito.
Por una
coincidencia llamativa, a la hora de estar realizando de una manera
separada pero convergente dos lecturas, una del Antiguo Testamento y la
otra sobre el Nuevo Testamento, quien escribe se encontró, el mismo día,
ante estos dos textos, leídos sin intención previa de compararlos, cosa
que surgió inevitablemente:
DANIEL, Capítulo 11
SAN MATEO, Capítulo 24
En el
primero de ambos, se hace amplia referencia (abundan en ellos los
comentaristas) a un cierto personaje que suele ser identificado con
Antíoco Epífanes. No rechazo que pudiera serlo, pero bien podría
tratarse de otra cosa.
Quizás se
trató del pobre Antíoco aquella vez en que ocurrieron los
acontecimientos que lo tuvieron involucrado; pero solamente sería como
tipo de una situación diferente y diversa que se daría en el futuro; y
yo creo que es aquí donde la cuestión cesa de ser individua y se
transforma en colectiva. Después de todo vivimos en una era, la moderna,
propensa a colectivismos de todo color.
Tanto es así
que, si de mesianismo se trata, hasta Israel (pueblo mesiánico, si los
hay) se ha convencido de ser quien propicia su propia redención.
Reivindicación histórica y lanzamiento de Israel hacia el dominio
mundial, hechos inseparables que encuentran inevitable lógica por
aquella verdad talmúdica de que solamente el judío es verdadero hombre y
objeto de las divinas promesas.
En fin, que
se trata de un hecho que únicamente puede ser entendido colectivamente
hablando, claro está. Así es. Israel es SU propio mesías. Las vueltas
que tiene la vida…
Puede
comprenderse entonces en semejante esquema de ideas la importancia del
HOLOCAUSTO. Se trata de la muerte que precede a la RESURRECCIÓN. He aquí
el carácter sacramentalista que tiene para los judíos dicho (falso)
episodio. Por eso es sostenido y defendido como un dogma de la fe
judaica actual, y se ha convertido en una obligación para todas las
naciones del mundo profesar esa fe.
Pero esa fe es obra de un “humbug craftsman“. Por lo tanto se trata de una farsa.
Pero volvamos al asunto del personaje en cuestión, del que sugestivamente se dice en el versículo 31 que, “De
su parte surgirán fuerzas armadas, profanarán el santuario-ciudadela,
abolirán el sacrificio perpetuo y pondrán allí la abominación de la
desolación”.
En
cuanto a la profanación del lugar santo y la abolición del sacrificio
perpetuo in situ, es decir en el mismo momento de la creación del Estado
Sionista en 1948, son innumerables los testimonios que dan cuenta en los primeros años de la prohibición de profesar el culto católico en Tierra Santa bajo el control del estado judío (cosa que antes, podía hacerse, aunque con cierta dificultad, bajo el control de autoridades musulmanas).
Más
tarde, como necesariamente el “Artesano farsante” debe modelar obras
falsas, la abolición del sacrificio perpetuo traerá necesariamente
aparejada la creación de un culto falso, fundado sobre falsas verdades, y
una falsa historia.
Por
eso el statu quo cambió esencialmente después del Concilio Vaticano II, y
luego de los cambios judaizantes introducidos por la jerarquía
conciliar muchas veces a instancias de los mismos judíos, hasta el
“reconocimiento” por parte de la iglesia conciliar de diversas
cuestiones fundamentales: a) reconocimiento oficial del Estado de Israel
(15 de junio de 1994); b) reconocimiento oficial de la veracidad del
“holocausto”; c) reconocimiento oficial de la vigencia y legitimidad de
la llamada religión judía; d) reconocimiento oficial de la supremacía
judía sobre los católicos y cristianos de toda denominación; e)
reconocimiento de la completa autosuficiencia de la religión judía, en
el sentido de ser, para todo judío, completamente prescindente la
conversión a le Fe Católica para lograr la salvación; f) por lo tanto,
reconocimiento oficial, por parte de la iglesia conciliar, de la
incuestionable predestinación de los judíos a una supremacía sobre todos
los pueblos de la tierra.
Más ampliamente, llevándolo a todo el mundo católico, se encargó de dicha abolición, una vez judaizado como es debido, el Vaticano cuando, después del nefasto Concilio, modificó el sacramento de la sagrada eucaristía y todos los sacramentos.
En cuanto al
texto de San Mateo, es el capítulo donde se encuentra el famoso Sermón
Escatológico (o esjatológico) y que relata, a partir del versículo 15
que “entonces, cuando veáis la abominación de la desolación en el Lugar Santo (el que lea entienda) 16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes, 17 el que esté en el terrado, no baje a recoger las cosas de su casa… etc etc.
Nuevamente.
Adquiere sentido concreto, ¿verdad? Digo… porque ocurrió efectivamente
en Judea, en Tierra Santa con la llegada (y la venia de las Naciones
Unidas) de los sionistas ya empoderados de la situación que arrasaron a
los anteriores habitantes de la Palestina e impusieron el terror a
todos, incluidos los cristianos, que allí vivían.
Es harto
evidente que existen entre ambos textos (lejanísimos en el tiempo de su
conformación por otra parte) concomitancias muy fuertes, hasta de
palabra por palabra, que ambos textos describen instancias dramáticas y
que a todas luces se entienden como de características terminales,
finales, concluyentes; es decir parece tratarse de dos textos de
indudable textura apocalíptica.
Pues bien,
al comienzo de este escrito luego de aclarar que no soy exégeta, decía
sin embargo no carecer de ciertos atributos, entre los cuales se
encuentran el de pensar analógicamente y de conocer la historia.
Contando
entonces con dichas “habilidades“, nada impide que lancemos a volar un
cierto intento de interpretación, que no tiene mayor pretensión que el
de ser eso: un INTENTO.
Sin embargo aclaro:
a) Los hechos históricos modernos a los que hago referencia resultan ser innegables.
b) El actual estado de cosas en el entero mundo es evidente para todo aquel que quiere verlo.
c)
Conspiracionismos o no dejados de lado como lo que son (una cuestión
dialéctica estéril), sabemos que resulta perfectamente corroborable que
existen personas que en su inmensa mayoría responden a la calificación
(a priori no peyorativa) de JUDÍO, que están empoderadas de los
principales mecanismos, resortes o palancas que mueven los asuntos más
importantes y delicados del mundo, o que son valorados por el mundo; un
mundo dedicado exclusivamente a las riquezas, al poder mundial, en suma,
a MAMMON.
Tan solo seis empresas judías son dueñas del 96 % de los medios de comunicación en el mundo
Que esta
posición nuestra debe concluir necesariamente en una discriminación
fuertemente distintiva en pos de adquirir una imprescindible conciencia
de ALERTA, no es necesario aclararlo; todo lo cual se constituye, con
todo derecho ahora sí, en una calificación a fortiori absolutamente
peyorativa para lo que responde a la calificación de JUDÍO.
No voy a
negar que parto de una posición que se origina en ciertos y evidentes
prejuicios. Por cierto que no es malo tener prejuicios.
Tener
prejuicios es lo que hace que no hagamos cualquier cosa, sencillamente. Y
no hacemos cualquier cosa, porque tenemos determinados juicios previos referentes a distintas cuestiones. Y dichos prejuicios suelen preservarnos generalmente de cometer errores.
Ahora bien, hay prejuicios que pueden ser malos por partir de errores; es innegable.
Pero ocurre
que en este caso puntual en el que me estoy refiriendo a la llamada
“cuestión judía” o el problema judío, estoy particularmente seguro de
encontrarme en lo cierto.
Son los
mismos judíos; es el poder judío; es la historia de los judíos; son sus
hechos elocuentes, y además, es el testimonio repetido hasta el hartazgo
de muchos y diferentes pueblos que a lo largo de los siglos han debido
padecer y actualmente padecen al poder judío, los que convencen
irrevocablemente de que existe algo poderosamente perverso en lo que
denominamos “EL JUDÍO”.
No en el
tendero; no en el mercachifle de la compra y venta; no en don Jacob que
vende jabones baratos en el Once. No en Rebecca ni en Raquel. Pero sí en
un “espíritu” que los gobierna aunque sean ignorantes de eso. Y sí
también en el otro mercachifle, el de las finanzas, el de los grandes
mercados; el de las sinuosidades diplomáticas; en los que reptan en
despachos, desde los de la ONU hasta los misérrimos de los comités
políticos locales.
Distintos
momentos de la historia acreditan lo que afirmamos. Propongo por caso y
entre muchos otros, las razones de la expulsión de los judíos de la
Península Ibérica por parte de los Reyes Católicos como excluyente
argumento.
Vayamos ahora a la cuestión de los dos textos citados comparados con hechos modernos y la actualidad.
El mundo
entero reconoce y suele denominar a cierta parte del mundo como “Tierra
Santa”, o los “Santos Lugares”. La exacta región a la que se refieren es
precisamente aquella por la que transitó, vivió, predicó, padeció,
murió y resucitó, el Hijo de DIOS, Quien es el dueño de las expresiones
volcadas en el texto de San Mateo que hemos citado.
Es en esa
región del mundo precisamente donde, luego de que pocos años antes
(1945) fuera arrancado de la faz de la Tierra uno de los obstáculos (al
menos uno de ellos, sí; o una parte del Obstáculo, cuestión ésta a
dirimir, según entiendo); APENAS en tres años, 1948, se constituyó lo
que a mi juicio puede calificarse de “la Abominación de la Desolación“.
En efecto, 1948 es el año de la creación y efectiva constitución del Moderno Estado de Israel.
David
Grün (alias Ben Gurion) primer ministro israelí desde 1948 hasta 1954,
debajo del retrato de Teodoro Herzl, creador del sionismo moderno
Lo de “MODERNO ESTADO” no debería pasar inadvertido.
El Israel
actual es una nación al modo que lo son todas actualmente, imbuida de un
espíritu REVOLUCIONARIO (independientemente de la forma de gobierno
elegida, o de la ideología prevaleciente en cada una de las naciones
actuales, todas ellas son, en menor o mayor medida, REVOLUCIONARIAS, y,
por lo tanto, esencialmente enemigas de la Verdad).
Pero Israel tiene un plus en estos términos.
Porque el Estado Sionista Judío de Israel es, en sí mismo, una abominación.
En primer
lugar, uno puede concluir de esta manera, si se tiene en cuenta que fue
por medio de los judíos que nos ha llegado la verdadera religión (no la
judía, la cual está definitivamente perimida), por tratarse de un pueblo
que, pese a sus sistemáticas prevaricaciones, gozaba de cierta
predilección divina; precisamente por su corrupción, ha llegado a
convertirse en pésimo, por lo que siendo el estado judío una expresión
política resultante de la suma de notables condiciones propias del
colectivo judaico, será pésimo también.
Corruptio
optimi pessima, enseña un antiguo adagio de inspiración tradicional y
escriturística, y no veo por qué aquí no se aplicaría.
¡¡Crucifícale!!
Y eso fue lo ocurrido con quienes fueron capaces de manifestar públicamente que “la sangre de él [este Justo] caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos”… Santo Tomás, es muy elocuente al tratar esta cuestión en su Summa.
De modo que,
prosigamos, aunque de fondo ya empiezan a hacerse oír las voces que
anuncian la futura conversión de Israel, que muchos entienden como
“restauración” de Israel. Pero así, a secas… ¿Qué significa este asunto
de la “conversión de Israel”? Ya veremos de esos temas.
Más allá de
la lógica sorpresa por la coincidencia en la lectura de los textos,
sorprende la enorme coincidencia de estos con el momento actual. Al
menos me sorprende a mí, claramente.
En el texto de Daniel citado, puede verse por ejemplo que “de su parte surgirán fuerzas armadas”…,
que llevarán a cabo, según puede verse, acciones injustas y
repudiables, y uno se pregunta si acaso, fuera del moderno estado
sionista, alguna vez ha ocurrido algo de tan vehemente realización que
pudiera ajustarse de forma tan precisa con la inteligencia del texto; y
la respuesta es: HASTA AHORA NUNCA.
En efecto,
una vez constituido el estado Sionista sus Fuerzas Armadas profanaron la
tierra regada con la Sangre del Salvador, y constituyeron la
Abominación Desoladora en Tierra Santa. ¿Cómo es esto?
Es el Estado
de Israel una fiera sedienta de sangre que ha sumido en la miseria y la
desesperación a cuantiosas poblaciones en toda la región. Hoy es
notable la situación del pueblo palestino; pero antes…, imposible
olvidarse de Egipto, Siria, el Líbano, Jordania, etc. etc., que fueron
víctimas de la barbarie judía.
Me parece estar leyendo aquello de “la cuarta bestia que destrozará y hollará todo con sus dientes…” de que también habla el profeta Daniel…, aunque sé de alguien que seguramente dirá que no tiene nada que ver.
Israel no se agota en eso solamente.
Israel
ejerce un control ominoso sobre prácticamente todas las naciones del
mundo; sobre los mercados mundiales; sobre los sistemas de
comercialización de bienes; sobre los organismos que controlan los
acuerdos de Tasas y Aranceles a nivel mundial; sobre los organismos
internacionales de crédito y los mercados de capitales; sobre los
organismos diplomáticos al más alto nivel; sobre los medios de
comunicación social y global; sobre las empresas mundiales de
entretenimiento; sobre las organizaciones mundiales del trabajo, de la
alimentación, de la educación; sobre la ONU, sobre la UNESCO; etc. etc.
etc.
Nada puede
escapar al menos a su fiscalización, por medio de la Anti Defamation
League, la B`naith B`rith, y otras decenas de organizaciones judías
esparcidas por todas partes.
Párrafo aparte merece entonces el asombro de San Juan.
En efecto, el texto apocalíptico narra que el Apóstol Juan se asombró con grande asombro…
Y no era para menos.
Ahora bien; personalmente creo que ese asombro nada o muy poco tiene que ver con la Iglesia fundada por Nuestro Señor.
Más bien se
relaciona con el hecho evidentemente impensable para San Juan de que los
descendientes de aquellos que reclamaron sobre sí y sobre sus hijos la
sangre del Justo, se hayan visto tan infelizmente colmados en su brutal,
impiadosa y abominable expectativa por la más abyecta maldición
autoproclamada que jamás haya sido anunciada anteriormente.
Puesto que
ciertamente esto se ha tornado visible ante nuestros ojos: hoy, los
hijos de la maldición de los deicidas encarnan un poder abominable que
ha entronizado la Abominación de la Desolación en donde reina el Estado
Sionista de Israel (además de en todo el mundo, paulatinamente, claro).
Pero, se
podrá alegar, ¿cómo queda aquello de la “conversión del Pueblo Judío”?
¿Cómo interpretar (si lo que hemos dicho de Israel es cierto) Daniel 12,
7 y ss.? “… y todas estas cosas se cumplirán cuando termine el quebrantamiento de la fuerza del Pueblo santo.
“Yo oí (dice Daniel) y no comprendí“. Luego dije: “Señor mío, ¿cuál
será la última de estas cosas?”; Dijo “Anda Daniel, porque estas
palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del Fin.”…
Pregunto yo
ahora: ¿Cómo pueden los exégetas enseñar cuasi dogmáticamente que el
“Pueblo Santo” es necesaria, exclusiva y puntualmente EN ESTOS TIEMPOS
DEL FIN el pueblo judío y que la Escritura al referirse al “quebrantamiento de la fuerza del poder del Pueblo santo…” al judío se refiere?
Pero no
encuentra confirmación esto, ya que Daniel (que poco o nada ha entendido
tal y como él mismo reconoce) recibe por respuesta que todo está
sellado “hasta el tiempo del Fin.”
Únicamente
pueden afirmar arbitrariamente que el Pueblo santo se identifica con el
pueblo judío, basándose en una interpretación apriorística; considerando
que no necesita ser probado que el pueblo judío goza y gozará a
perpetuidad e infaliblemente de ese supremacismo que (¡Oh, sorpresa…!)
es precisamente aquel que le han otorgado el mundo anticristiano,
masónico y revolucionario y últimamente la iglesia conciliar luego de su
muy oportuna judaización.
Para decirlo
de otro modo; me parece que hay poderosas razones escriturísticas como
para comenzar a pensar que todo aquello que se vincula más o menos
estrechamente con lo que de modo general lleva la denominación de “JUDÍO”, puede
ser relacionado colectivamente y con relativa sencillez con lo que
denominamos escatológica o apocalípticamente como “LA BESTIA“.
Finale apocalíptico rischioso… (ma non troppo)
No
desconozco que existen las llamadas “reglas exegéticas”; en general,
comprendo y reconozco el carácter católico de las mencionadas reglas;
sin embargo en particular, y en la aplicación de las mismas, tengo
algunas reservas.
Sin embargo,
o precisamente por eso, es que hemos querido movernos de otro modo, o
mejor en otra dirección diferente; sin ánimo de polemizar ni tampoco de
inventar nada, y menos de contradecir a nadie.
No se trata de mi sola persona, sino de un grupo de personas interesadas en esto de analizar el texto del Apocalipsis.
El texto del Apocalipsis de San Juan es un texto oscuro según solemos escuchar que se dice de tanto en tanto…
Pero, ¿lo
es?, ¿o será que ha llegado a serlo producto de, digámoslo de este modo,
“por el terco seguimiento de algunas premisas equivocadas o de malas
praxis exegéticas“?
Las
distintas líneas exegéticas han llegado con sus estudios, demasiadas
veces a vías muertas. Esto lo hemos constatado también demasiadas veces.
De hecho,
proporcionalmente hablando es muy pero muy poco lo que sabemos hoy (2000
años después de que fuera escrito) de este texto profético que anuncia
nada menos que la “Revelación de N.S. Jesucristo” para los tiempos que
han de venir, y que contiene mensajes y advertencias de situaciones
dramáticas, y terribles cataclismos que como castigo a sus muchos
pecados deberán de padecer la Tierra entera, los hombres todos; un
castigo de alcances UNIVERSALES.
Existe una
maraña de causas y una selva impenetrable de argucias diabólicas, muchas
veces, que pretenden justificar el olvido o desinterés por texto tan
importante.
Entre los
problemas más notables está el hecho, a nuestro entender, del
aburrimiento y el cansancio por lo infructuoso de las lecturas y el
estudio; claro, imposible que eso no ocurra recorriendo los MISMOS
CAMINOS que en 2000 años no nos han llevado a casi ningún lugar.
Pero además
está el recurrente argumento de los que sostienen que “no importa”; que
basta con cumplir con los llamados “deberes de estado” y dejar estas
cosas de lado.
No estamos
de acuerdo. Por lo que sostenemos que los estudios exegéticos en esta
cuestión han sido respecto del esfuerzo proporcionalmente infructuosos. Y
lo fueron tal vez porque parten de premisas equivocadas.
Ahora bien.
Dios no es cruel y no hay manera de que se nos quiera convencer que
pudiera habernos entregado un libro escrito para consuelo y advertencia,
como una REVELACIÓN de lo que ocurriría en el futuro en sucesos donde
estará en juego la Salvación Eterna de millones de personas, y que ese
Libro sea, a esta altura de los acontecimiento, en realidad un
galimatías indescifrable, contradictorio y frustrante.
De ninguna
manera. Son los hombres y es como consecuencia del Misterio de Iniquidad
denunciado por San Pablo que todavía hoy el texto joánico continua
siendo una especie de acertijo, del cual de vez en cuando la judaica
industria del entretenimiento toma algo para hacer una ridícula,
absurda, burlona, historia de terror, suspenso plagada de efectos
especiales.
La
intencionalidad DELIBERADA de tergiversar el sentido y el texto, con el
fin de desviar la atención sobre los sucesos que este narra es evidente
por lo que se hace necesario ensayar otro mecanismo.
De eso se trata este trabajo y todo el trabajo que estamos intentando desde hace un tiempo.
Creo que
estamos transitando un particular momento de la historia; ese del que
podemos leer en las SSEE que, “la Fe sola vivirá”.
Con esa Fe,
ensayamos una lectura diferente pero que procura tamizar los hechos
históricos que conocemos, la actualidad que nos toca vivir y un futuro
que es por lo menos avizorable por no decir que PRE-visible.
“Y me llevó en el Espíritu al desierto“,
dice San Juan; y vio allí a una mujer sentada sobre una bestia
escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez
cuernos, vaya monstruosa entidad… Y la mujer estaba vestida de púrpura y
escarlata, y adornada de oro de piedras preciosas y de perlas, y tenía
en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de
su fornicación. La fornicación que bíblicamente representa IDOLATRÍA y
con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la
tierra, que se han embriagado con el vino de su fornicación. Pero, ¿con
la fornicación de quién? ¿Quién es la que fornica con los reyes de la
tierra?
Parece
que todos, o prácticamente TODOS los reyes o gobernantes de la tierra
tienen establecido un cierto comercio con la fornicaria apocalíptica.
Por
cierto que se asimila en este punto particularmente con aquello de que
“no podrán comprar ni vender, aquellos que no lleven la marca de la
Bestia”.
Ciertamente
que actualmente puede corroborarse lo que ocurre a toda nación que
cometa la osadía de contrariar a Israel, o al poder sionista de la
finanza internacional.
Puede
verse lo que ocurre cuando una nación, entidad o persona comete el
error o la audacia de manifestar una opinión, idea o doctrina que se
oponga a lo que los intereses judíos deciden.
Y
en la frente de la fornicaria hay un nombre escrito, un misterio:
BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE
LA TIERRA.
“Vi
a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los
mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro… Y
en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos
los que han sido muertos en la tierra.
Y
el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la
mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los
diez cuernos.”
Del
asombro de Juan ya hemos hablado y ciertamente creo que encaja mejor
con que ve algo impensable para él en los descendientes de su propio
pueblo; a pesar de todo lo que había observado en la conducta del
Sanedrín y en las maquinaciones judaicas previas a la Pasión del Cristo,
Juan esperaba lo que es común en la exégesis respecto de los judíos y
el Fin de los Tiempos: su conversión a la Verdad. Pero la realidad es y
será muy otra y sorprendente.
No
significa esto que ningún judío pueda convertirse a Cristo, a la verdad
a la Fe Católica; sin embargo significa que la ENTIDAD que lleva el
nombre de ISRAEL públicamente continuará negando a Cristo; disolviendo
(solve) a Cristo, persiguiendo a Cristo, con el fin de coagular su
propio reino mundial.
Disolver a
Cristo es propio del Anticristo, dice San Juan. Pues bien, disolver a
Cristo es lo que han intentado hacer los judíos (aunque no sólo ellos,
sin embargo, sí principalmente ellos) con inusitada terquedad y diversa
suerte a lo largo de los siglos.
Supongo que
nadie estará dispuesto a negar que nos encontramos transitando una época
en la cual la actividad de los hijos de la antigua alianza se ha
tornado particularmente exitosa y de alcances universales como podremos
ver en el siguiente párrafo:
“Me dijo
también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son
pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. Y la mujer que has visto es
la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra.” Por cierto…
la diáspora hizo posible que la ramera que es Israel, que son los
judíos, se asentaran y corrompieran a una enorme diversidad de naciones y
reinos, por no decir que a todos y en todas partes.
“Porque
todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y
los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la
tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. Mercadería de
oro, de plata, de piedras preciosas, de perlas, de lino fino, de
púrpura, de seda, de escarlata, de toda madera olorosa, de todo objeto
de marfil, de todo objeto de madera preciosa, de cobre, de hierro y de
mármol, etc. etc. etc.
Uno puede
preguntarse nuevamente, si acaso las organizaciones judías no están
detrás de casi todas las grandes o significativas operaciones
financieras y/o económicas que se realizan en el mundo…; desde los
tiempos del Barón de Rotshchild puede decirse que muy rara vez “se les
escapa una liebre”. Sería agotador intentar un resumen por lo que
debemos remitirnos a una obra como la de Henry Costón (El Secreto de los
Dioses).
Esto, dice el texto apocalíptico, se hace más claro para la mente que tenga sabiduría: “Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes.
Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han
recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes
juntamente con la bestia“. Es decir que…. Estos tienen un mismo
propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. Los que
gobiernan, sean quienes fueren, deben su poder a la misma entidad. De
eso hablamos precisamente.
A los
protestantes les gusta decir que la ciudad de los siete montes es Roma;
la Roma papista dicen ellos. Claro que lo decían de la Roma de otrora,
porque de la de hoy no lo dicen salvo los “conservadores” que hay entre
ellos. La gran mayoría miran de otro modo a la Roma actual y conciliar.
Lo mismo
ocurre con los judíos. En su mayoría continúan mostrando un desprecio
mal disimulado pero ciertamente que la judaización de Roma y de la
iglesia conciliar ha hecho de ella un sitio judenfriendly.
Yo no sé
cuántos montes o colinas dignos de mención hay en Jerusalén, o en Tel
Aviv, o en Israel si se quiere, pero tal vez no estaría nada mal empezar
a hacer la cuenta.
Hay un texto particularmente interesante.
“La
bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a
perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están
escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se
asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será“.
Parece un acertijo. ERA, NO ES y SERÁ.
A mí me parece que solamente hay una cosa con la que ese texto pega a la perfección.
Y sí. Era y no es (NO ERA en los tiempos en los que Juan recibe esa visión), pero está para volver a ser.
Algo como lo descrito ocurrió y ocurre históricamente con Israel y solamente con Israel.
Israel Era;
pero dejó de ser concreta y visiblemente desde el año `70 de nuestra era
y fue sumergida en un abismo de desprecio (lógico por cierto… no
cualquier pueblo asesina a su propio mesías y Dios Verdadero) pero,
esperó ansiosamente Volver a Ser a su tiempo (desde 1948), para poder
reivindicarse sojuzgando al mundo entero y a todos los NO-judíos que
serán sus servidores en consonancia con sus sagrados libros del Talmud.
Si acaso el
lector se plantea a sí mismo que en este ensayo, entre humoroso y
expectante, quedan muchos cabos sueltos o pasajes no explicados o que
parecen discordes con lo que estamos proponiendo, será conveniente que
reflexione que exactamente lo mismo ocurre con las exégesis
convencionales.
Y a favor de
lo que proponemos creo que canta la historia misma. Cantan los
candidatos presidenciales de las naciones más poderosas cuando afirman
(para complacer a vaya uno saber quién…) “nuestra causa es la causa de
Israel”.
Cantan los
gobernantes del mundo entero. Cantan claramente los llamados papas
conciliares documento tras documento, pedidos de perdón interminables
por un holocausto que jamás ocurrió.
Todos ellos
llevan a cabo el obligatorio paseo turístico al idolátrico Muro de los
Lamentos a poner sus cobardes y ridículos papelitos.
Cantan a favor de nuestra incipiente manera de interpretar los textos los hechos más inmediatos de la historia reciente.
Cantan los
Soros, los Rockefeller, la dinastía Rotschild en pleno, los Goldman
Sachs, los Spielberg, Facebook, Google, Hollywood toda entera, casi todo
un politburó soviético, Disney… pufffff… resulta ser un coro
interminable que no cabría en el Madison Squard Garden ni en el estadio
de los Medias Rojas.
Cantan sobre todo aquellas palabras de “le será dado hacer la guerra a los santos y vencer”.
Canta
Europa, hoy sometida al asalto migratorio diagramado por las mismas
mentes enfermas que ingenierizan este mundo antinatural y anticristiano
con el fin de destruir toda posible reacción de lo poco que pudiera
quedar y con eso todo vestigio de esperanza.
Ahora bien,
hay un episodio del siglo XX sobre todo, que canta en un apasionado
grito de libertad a todo un mundo esclavizado por el poder judío, por el
dinero judío, por las ideas judías, por la subcultura judaica
degenerada y alienante, las incontrovertibles realidades de unos hechos
congruentes con la verdad, el innegable hecho de que en la última
conflagración bélica, durante la cual pudo haberse evitado lo que acabo
de describir y que hoy vemos y padecemos, una fuerzas armadas llevaban
en sus tanques, barcos y aviones de combate una CRUZ, en las consignas
de sus uniformes afirmaciones tales como “Dios con nosotros” o “Mi honor
se llama lealtad”. Mientras que del otro lado aviones tanques y barcos
ostentaban estrellas… y sus soldados decían pelear por consignas
bastante más pedestres, “la libertad, la igualdad, la fraternidad”… la
democracia… el proletariado. Los esfuerzos bélicos de estos últimos
fueron sostenidos con el dinero judío.
Cuenta Juan
que a la bestia también se le dio boca que hablaba grandes cosas y
blasfemias; y se le dio autoridad para actuar durante un corto espacio
de tiempo y que durante ese tiempo parece que abrirá su boca en
blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y
de los que moran en el cielo.
Y dice que fue el dragón quien le dio su poder y su trono, y grande autoridad.
También dice
que a partir de ese momento, cuando llega a ostentar su máximo poder,
sólo resta esperar su caída; su incendio y paralelamente las
lamentaciones de todos aquellos que comerciaban con ella.
Claro que
todo esto probablemente ocurrirá en pleno período parusíaco; y para
llegar con mi exégesis hasta allí, francamente no me da el cuero.0