miércoles, 26 de julio de 2017

(Parte 2))El socialismo según Juan Pablo II

Parte 2)El socialismo según Juan Pablo II (Infocatólica)

2. El año 1989


A lo largo de los años ochenta ocurren muchos acontecimientos inesperados y prometedores. Van cayendo en países de América Latina, África y Asia ciertos regímenes dictatoriales y opresores. En 1989 comienzan a desaparecer todos los regímenes totalitarios de Europa central y oriental. Una ayuda importante e incluso decisiva la ha dado la Iglesia, con su compromiso a favor de la defensa y promoción de los derechos del hombre.



¿Cuáles fueron los factores principales de la caída de los regímenes comunistas? El factor decisivo, que ha puesto en marcha los cambios, es la violación de los derechos del trabajador. Son las muchedumbres de los trabajadores las que desautorizan la ideología que pretende ser su voz.
 
El segundo factor de crisis es la ineficiencia del sistema económico socialista. Además, se ha manifestado que no es posible comprender al hombre considerándolo unilateralmente a partir del sector de la economía.
La verdadera causa de las “novedades”, sin embargo, es el vacío espiritual provocado por el ateísmo. El marxismo había prometido desenraizar del corazón humano la necesidad de Dios; pero los resultados han mostrado que no es posible lograrlo sin trastrocar ese mismo corazón.
A continuación el Papa presenta algunas reflexiones y consecuencias. Se debe buscar un modo de coordinación fructuosa entre el interés del individuo y el de la sociedad en su conjunto. Donde el interés individual es suprimido violentamente, queda sustituido por un oneroso y opresivo sistema de control burocrático que esteriliza toda iniciativa y creatividad.
Cuando los hombres se creen en posesión del secreto de una organización social perfecta, que haga imposible el mal, la política se convierte en una “religión secular”, que cree ilusoriamente que puede construir el paraíso en este mundo (1).
En algunos países se ha producido un encuentro entre la Iglesia y el Movimiento obrero, nacido como una reacción de orden ético contra una vasta situación de injusticia.
En el pasado reciente, el deseo sincero de ponerse de parte de los oprimidos indujo a muchos creyentes a buscar por diversos caminos un compromiso imposible entre marxismo y cristianismo. El tiempo presente, a la vez que ha superado lo que había de caduco en estos intentos, lleva a reafirmar la positividad de una auténtica teología de la liberación humana integral.
Para algunos países de Europa comienza ahora (1991), en cierto sentido, la verdadera postguerra. Es justo que en las presentes dificultades los países ex comunistas sean ayudados por el esfuerzo solidario de otras naciones. Esta exigencia, sin embargo, no debe inducir a frenar los esfuerzos para prestar ayuda a los países del Tercer Mundo, que sufren a veces condiciones de pobreza bastante más graves. Pueden hacerse disponibles ingentes recursos con el desarme de los enormes aparatos militares creados para el conflicto entre Este y Oeste.
El desarrollo no debe ser entendido de manera exclusivamente económica, sino bajo una dimensión humana integral. Es importante reafirmar el principio de los derechos de la conciencia humana, por varios motivos: las antiguas formas de totalitarismo y de autoritarismo todavía no han sido superadas totalmente; en los países desarrollados se hace a veces excesiva propaganda de los valores puramente utilitarios; además, en algunos países surgen nuevas formas de fundamentalismo religioso.

Daniel Iglesias Grèzes