(Parte 1)El socialismo según Juan Pablo II
(Infocatólica)
1. Crítica del socialismo
León XIII previó de un modo
sorprendentemente justo las consecuencias negativas del ordenamiento
social propuesto por el socialismo. La estatización de los medios de producción reduciría al ciudadano a una pieza en el engranaje de la máquina estatal. El remedio vendría a ser peor que el mal, perjudicando a quienes se proponía ayudar.
El error fundamental del socialismo
es de carácter antropológico. Considerando al hombre como un simple
elemento del organismo social, subordinado a éste, se lo reduce a un
mero conjunto de relaciones sociales, desapareciendo el concepto de
persona como sujeto autónomo de decisión moral. La socialidad del
hombre no se agota en el Estado, sino que se realiza en diversos grupos
intermedios, comenzando por la familia.
La causa principal del error antropológico del socialismo es el ateísmo: la negación de Dios priva a la persona de su fundamento. Esta forma de ateísmo tiene estrecha relación con el racionalismo iluminista, que concibe la realidad humana y social de manera mecanicista.
De la raíz atea del socialismo brota la elección de la lucha de clases como medio de acción. Se debe reconocer el papel positivo del conflicto cuando se configura como lucha por la justicia social. Lo condenable en la doctrina de la lucha de clases es su carácter de guerra total, de conflicto no limitado por consideraciones éticas ni jurídicas. La lucha de clases en sentido marxista y el militarismo tienen las mismas raíces: el desprecio de la persona humana, que hace prevalecer la fuerza sobre la razón y el derecho.
La causa principal del error antropológico del socialismo es el ateísmo: la negación de Dios priva a la persona de su fundamento. Esta forma de ateísmo tiene estrecha relación con el racionalismo iluminista, que concibe la realidad humana y social de manera mecanicista.
De la raíz atea del socialismo brota la elección de la lucha de clases como medio de acción. Se debe reconocer el papel positivo del conflicto cuando se configura como lucha por la justicia social. Lo condenable en la doctrina de la lucha de clases es su carácter de guerra total, de conflicto no limitado por consideraciones éticas ni jurídicas. La lucha de clases en sentido marxista y el militarismo tienen las mismas raíces: el desprecio de la persona humana, que hace prevalecer la fuerza sobre la razón y el derecho.