AMIA – ENCUBRIMIENTO: El silencio de Verbitsky aturde
18/07/2017AMIA, Atentados, Embajada de Israel, Juicios, Justicia
Lleva 13 años haciéndose el distraído sobre cosas que él mismo descubrió y/o puso en evidencia.
Los documentos escondidos en el Pasaje Barolo
Quienes siguen los avatares del caso AMIA no deben perderse estos artículos. El primero es una noticia que pasó bastante desapercibida a pesar de que fue publicada por Clarín el viernes.
Se trata de una medida de la Sala 1 de la Cámara Federal porteña, que
rechazó el rechazo, valga la redundancia, del juez Canicoba Corral a una
acción de amparo presentada por Laura Alche de Guinsberg en nombre de
APEMIA para evitar que Macri le arrebate a la Justicia (y más
concretamente al GERAD, el grupo especial de búsqueda de la Unidad
Fiscal AMIA) los archivos ocultados por la SIDE… para devolverlos a la
órbita del Poder Ejecutivo; es decir, al control de la AFI; es decir, a
la ex SIDE de “Jaime” Stiuso que los escondió, sustrayéndolos a la
justicia. Y es que los encubridores están desesperados por la
posibilidad de que surjan a la luz documentos tan comprometedores como
los de la “Operación Cacerola”.
A diferencia de lo que opina el autor de la nota, Lucio Fernández
Moore, el pronunciamiento de los jueces Ballestero y Bruglia no me
parece duro, sino muy blando. Duro hubiera sido que ellos mismos
resolvieran la cuestión de fondo, no que le ordenen a Canicoba Corral
que produzca un nuevo fallo ajustado a derecho.
La segunda nota es la publicada hoy en Página/12 por Raúl Kollmann.
Un escrito muy instructivo sino fuera por “el pequeño detalle” de que
vuelve a poner en primer plano a la supuesta Trafic-bomba, sin trasmitir
la menor duda acerca de su existencia, en lo que constituye un claro
retroceso respecto a ocasiones anteriores en las que informó que
existían dudas al respecto (como demostraron, libros de Jorge Lanata,
Gabriel Levinas y de quien escribe, que se encuentra políticamente en
las antípodas de aquellos).
La última barrera
A esta altura de la soireé, tengo claro que el encubrimiento está
mucho más extendido de lo que podría pensarse. Kollmann, Memoria Activa y
el CELS -principal sostén de Memoria Activa- quieren acabar con él…
hasta ahí. El límite es la participación de agentes de los servicios de
inteligencia de Israel.
El jefe político de este sector es el presidente del CELS, Horacio
Verbitsky, quien rara vez se ha referido al tema. Con dos notorias
excepciones. El 26 de abril de 1998 entrevistó a Gabriel Levinas
(que años después, qué paradoja, se convertiría en su acérrimo enemigo)
quien había impugnado en un libro la existencia de una camioneta-bomba.
Verbitsky tituló esa entrevista “La duda”…
pero pasaron más de seis años antes de que volviera a manifestarla*.
Fue al cumplirse diez años del atentado, el 18 de julio de 2004, cuando
publicó una excelente nota, La InfAMIA.
Allí reveló que tan pronto se produjo el ataque, el gobierno israelí
presionó y obtuvo del presidente Menem que ambos gobiernos sostuvieran
una versión conjunta y falsa: que Irán había dirigido a un kamikaze del
Hezbolá libanés que había detonado una Trafic-bomba en la puerta de la
mutual.
Que es la piedra basal del encubrimiento.
Han pasado desde entonces 13 años. Parece llegada la hora de que
-como haría de vivir Rodolfo Walsh- Verbitsky o bien se alinee con
quienes quieren el completo esclarecimiento de los atentados, sus
móviles, instigadores y ejecutores materiales, o se haga cargo de ser,
por razones inconfesables y detrás de bastidores, el artífice de la
versión más refinada del encubrimiento.
Nota:
*En el ínterin, un testigo trucho del supuesto hallazgo de un trozo
de block de motor de la supuesta Trafic-bomba entre los escombros de la
AMIA, Gustavo Moragues, lo demandó por esa entrevista y el abogado de
Verbitsky, Carlos Prim, me pidió que declarara como testigo a su favor,
así lo hice, descalificando a Moragues, y la querella no prosperó.