LA INFILTRACIÓN JUDÍA EN LA IGLESIA CATÓLICA
[Enviado por el P. Hernán Guevara]
La infiltración judía en la Iglesia Católica.
Uno
de los graves problemas que sufre la Iglesia Católica son los falsos
católicos, que destruyen los cimientos de la Iglesia de Jesucristo.
“Hoy
no es menester ya ir a buscar los fabricantes de errores entre los
enemigos declarados: se ocultan, y ello es objeto de grandísimo dolor y
angustia, en el seno y gremio mismo de la Iglesia, siendo enemigos tanto
más perjudiciales cuanto lo son menos declarados. Hablamos, venerables
hermanos, de un gran número de católicos seglares y, lo que es aún más
deplorable, hasta de sacerdotes, los cuales, so pretexto de amor a la
Iglesia, faltos en absoluto de conocimientos serios en filosofía y
teología, e impregnados, por lo contrario, hasta la médula de los
huesos, con venenosos errores bebidos en los escritos de los adversarios
del catolicismo, se presentan, con desprecio de toda modestia, como
restauradores de la Iglesia, y en apretada falange asaltan con audacia
todo cuanto hay de más sagrado en la obra de Jesucristo… ellos traman la
ruina de la Iglesia, no desde fuera, sino desde dentro: en nuestros
días, el peligro está casi en las entrañas mismas de la Iglesia y en sus
mismas venas; y el daño producido por tales enemigos es tanto más
inevitable cuanto más a fondo conocen a la Iglesia.” Papa San Pío X,
Encíclica: “Pascendi”, 8 de septiembre de 1907.
Principalmente
en la edad media, el judío era odiado por sus costumbres perversas, por
la usura exagerada, por los crímenes rituales que realizaban en la
clandestinidad; pero sobre todo eran odiados por sus burlas,
profanaciones y sacrilegios a las cosas santas. Todo esto en una sociedad cristianisima era un verdadero crimen.
“Ya era mucho que Felipe Augusto les concediese en 1206 cobrar el 43 por 100; pero
sabemos que rara vez se contentaban con eso, sino que exigían el 52, el
86 por 100; y lo más sorprendente y escandaloso es que un estatuto de
Francia les permitía el 170,mientras Ottocar de Bohemia les daba omnímoda libertad de prestar al interés que quisiesen… A
la terrible odiosidad que engendraban tan exorbitantes usuras en los
pobres esquilmados, añadíase de cuando en cuando el rumor de crímenes
espantosos perpetrados por aquellos mismos judíos…” Historia de la Iglesia Católica, Llorca, Villoslada, Laboa; BAC, 1959, Tomo II, Parte II, Cap. XIV, pg. 738.
“Con más fundamento se les acusaba otras veces de mofarse de la religión cristiana, de
profanar sacrílegamente las hostias consagradas, de asesinar el Jueves
Santo a algún niño cristiano, en sustitución del cordero pascual, o de
crucificarlo el Viernes Santo en burla y escarnio de la muerte de
Cristo. Envueltos siempre en una niebla de misterio, con fama bien probada de usureros y aun de sacrílegos y criminales…” Historia de la Iglesia Católica, Llorca, Villoslada, Laboa; BAC, 1959, Tomo II, Parte II, Cap. XIV, pg. 739.
Por
estas circunstancias, entre otras no menos importantes y sumamente
delicadas, los judíos vivían por ley separados de los cristianos y se
debían distinguir en su vestimenta, para evitar que pervirtieran a los
bien intencionados; claramente lo señala la Historia de la Iglesia:
“Desde
el siglo XII, los judíos debían habitar separados de los cristianos en
un barrio de los suburbios, que se decía en España judería y en otras
naciones ghetto. Para
que la distinción fuera más clara y consiguientemente se pudiesen
evitar con más facilidad el trato mutuo y los noviazgos entre personas
de una y otra religión, se les obligaba, máxime desde
el Concilio IV de Letrán, a llevar en el traje un distintivo,
consistente en un gorro puntiagudo y una franja amarilla o roja cosida
al vestido. Prohibíaseles
el cohabitar con mujeres cristianas en calidad de mancebas (el
matrimonio era nulo) o como criadas o vender esclavos cristianos y el
forzar a nadie a la circuncisión. No podían desempeñar cargos oficiales,
si bien esta ley fue violada frecuentemente por voluntad de los mismos
reyes. Lo
mismo se diga de la prohibición que tenían los cristianos de consultar a
los médicos o cirujanos judíos, a no ser en caso de necesidad. El
culto judaico no podía celebrarse en público, ni era lícito construir
nuevas sinagogas donde no las hubiese, pero sí restaurar las existentes.
(Los Sumos Pontífices) Gregorio
IX y Honorio IV mandaron recoger los libros del Talmud, por el odio que
respira y las horrendas calumnias que contiene contra Cristo y el
cristianismo.” Historia de la Iglesia Católica, Llorca, Villoslada, Laboa; BAC, 1959, Tomo II, Parte II, Cap. XIV, pg. 737.
Todo
esto hacía imposible el desarrollo del pueblo judío en el mundo
cristiano de los siglos XII, XIII y XIV; por su perfidia eran odiados
los judíos, sujetos a toda clase de ataques al ser conocidas sus
maquinaciones contra Dios, contra la Iglesia Católica y contra los
hombres.
Era
imposible el desarrollo del pueblo judío en una sociedad completamente
cristiana, la solución era: o abandonar el judaísmo o esconderlo a todas
luces.
Por
lo cual se dieron las falsas conversiones a la religión católica, no
por cuestiones de fe, sino por ser el medio más á propósito para
desarrollarse: esconderse detrás de un nombre católico.
“La
España de 1391, las conversiones forzadas y voluntarias de aquel
periodo liberaron a decenas de millares de personas de aquellas
limitaciones legales, culturales y religiosas que las habían mantenido
como clase aparte cuando fueron judíos. Los conversos españoles entraron
en el catolicismo y en la sociedad cristiana vigorosamente y con
entusiasmo, y se introdujeron rápidamente en las filas de las clases
medias y altas de Castilla, ocupando cargos preeminentes en la
administración real y en la jerarquía de la Iglesia. Ahora bien, el
judío no es un hombre normal, ha nacido y se ha desarrollado en el odio,
en el desprecio hacia los no judíos. La mente y la ideología judía
tienen un odio a muerte al cristianismo, odio a muerte.” Cecil Roth,
(1979). Los judíos secretos historia de los marranos. Madrid, España: Aljama. Página 2.
“Es
evidente que las conversiones logradas por tales medios no podían ser
sinceras. Inevitablemente, las víctimas continuaban practicando el
judaísmo en secreto donde quiera que les fuese posible, y aprovechaban
la primera oportunidad para volver a su fe ancestral”. Cecil Roth,
(1979). Los judíos secretos historia de los marranos. Madrid, España: Aljama. Página 14.
“Reveló
que todos los de su casa eran judíos, y que si su madre y hermanos iban
a las iglesias, lo hacían sólo por cumplir con el mundo; que a su padre
le habían enseñado la ley de su hermano, mayor que él, y que todos sus
antepasados eran igualmente judíos.” Alfonso Toro, La Familia Carvajal,
tomo 1, página 319.
Analicemos algunas de sus sagradas enseñanzas del Talmud:
“Los judíos nunca deben cesar de exterminar a los Goim –cristianos-; no les debe dejar nunca en paz…” “A los cristianos se les debe matar sin misericordia” Aboda Zarah (26b) Talmud.
“Los
judíos no deben escatimar ningún esfuerzo en combatir a los tiranos que
los mantienen en este Cuarto Cautiverio a fin de ser libres. Deben
combatir a los cristianos con astucia y nada debe hacer para evitar que
les suceda algún mal: sus enfermos no deben ser atendidos, no se debe
ayudar a las mujeres cristianas en el momento del parto, ni tampoco
deber ser salvados cuando estén en peligro de muerte” Zohar (1, 160) Talmud.
“La vida de un Goim y todos sus poderes físicos pertenecen a un judío” A Rohl. Die Polem., p.20.
“Se les debe matar aún a los mejores Goim” Aboda Zarah (26b) Talmud.
Con este tipo de “sagradas enseñanzas” judías, aprendidas desde la más tierna edad, se forman hombres llenos de odio a los goim es
decir a los cristianos y por esta razón aman la usura, el dar muerte a
un católico, el envenenar pueblos enteros, el tratar a los no judíos
como bestias… ¿Por qué? “A los cristianos se les debe matar sin misericordia” “sagrada” enseñanza del Talmud.
“Y
hasta en el siglo tercero atropellaban en las mismas sinagogas con
azotes y apedreadas a las mujeres cristianas siempre que podían: las
maldecían públicamente en sus sinagogas tres veces al día, los rabinos
prohibían hablar con los cristianos, y oír sus exhortaciones, había
judíos que preferían la muerte a ser curados milagrosamente por los
cristianos;” Don Félix Amat, Tratado de la Iglesia de Jesucristo o Historia Eclesiástica, tomo III, cap. 1, página 4; año 1806.
A
este elemento debemos sumarle la opresión que justamente padecieron en
los siglos XII, XIII y XIV principalmente; eran marcados de por vida,
señalados en su ropa, en sus domicilios, en sus trabajos; sumado esto y
sus “sagradas enseñanzas”, guardaban un odio demoníaco.
Suceso del Niño de la Guardia. Tomado del libro: Centinela contra los judíos, páginas
158-161, del Padre Fray Francisco de Torrejoncillo, predicador jubilado
de la santa provincia de San Gabriel, de Descalzos de la Regular
Observancia de San Francisco. Escrito en 1670, con todas las
aprobaciones eclesiásticas:
“Sucedió
en el año de mil cuatrocientos y noventa, que un Judío, vecino de un
lugar, que llaman Quintanar, con otros naturales, y vecinos de la
Guardia, y de Tembleque, se hallaron en Toledo, al tiempo que se hacía
un Auto de Inquisición de Fe; y viendo el daño que se les seguía de los
Ministros de ella, dijo el Quintanar a los otros. Yo se cierto hechizo,
con el cual rabiarán, y morirán todos estos, y prevalecerá la ley de
Moisés.
Concertaronse
todos, que se juntasen en Tembleque, donde después de muchas consultas,
determinaron de hurtar un Niño inocente, de tres a cuatro años, y esto
se encomendó a uno, llamado Juan Franco, por más astuto (aunque
cualquiera de ellos lo es mucho más para hacernos mal:) hurtóle en
Toledo, y llevóle al lugar de la Guardia, de donde él era vecino,
diciendo a los moradores, que era su hijo, y que lo había tenido dado a
criar en otra parte, y llegando el tiempo de la Pasión del Señor, se
juntaron todos en una cueva a media legua, de la Guardia, adonde
trataron antes de hacer el hechizo, de ejecutar en el Niño inocente
todas las afrentas, oprobios y deshonras, que en el Hijo de Dios sus
antepasados hicieron; y repartidos los oficios entre ellos para este
lastimoso caso, le echaron al inocente niño una gruesa soga a la
garganta, y llevaronle a los Pontífices Anás y Caifás: levantaronle
falsos testimonios, dieronle de bofetadas, empujones, y escupieronle en
el rostro, diciendo mal de la doctrina de Cristo, y como si hablaran con
su Divina Majestad, le decían al Niño: Este traidor engañador engaña
las gentes, alborota los Pueblos, y se llama Hijo de Dios: y luego lo
llevaron delante de un Fernando de Ribera, vecino de Tembleque, Contador
del Priorato de San Juan, el cual como Persona más principal, hacia
oficio de Poncio Pilatos, y el se sentó en un Tribunal donde llegaron
Juan de Ocaña, y Garci Franco, y otro Lope Franco, y le dieron el mismo
numero de azotes, que sus antepasados al Hijo de Dios, diciéndole:
Traidor, engañador, que cuanto predicabas, no eran más que mentiras
contra la Ley de Dios, y de Moisés; aquí pagaras ahora lo que decías, y
hacías en aquel tiempo. Así continuaron las demás afrentas, hasta que le
crucificaron, y le dieron la lanzada, en la cual hora (como se averiguo
y supo después) que la madre del santo Niño era ciega, y súbitamente
cobró vista, sin saber cómo, o de qué manera. Después de esto sacaron al
Niño el corazón, y guardándole, y enterraron el cuerpo. Con el corazón
del niño recurrieron a la Ciudad, para acabar el hechizo, a un Juan
Gómez, que también era Cristiano nuevo, y Sacristán de cierta Parroquia:
(O mi Dios, y quien sea a vuestra Majestad Soberana Sacramentado de
Sacristanes, y de Curas maculados!) y dieronle treinta reales, porque
hurtase del Sagrario una Hostia Consagrada, y se la diese; el Sacristán
Juan Gómez la hurtó, y se las dio, y vendió así como ellos lo quisieron;
y juntos otra vez todos, ordenaron alguna experiencia: y viendo que no
les salía como pensaban, acordaron de remitir el negocio a los Judíos de
Zamora, donde estaban los más Sabios, Doctos y Rabinos, y enviaron con
el corazón, y Santa Hostia a un Benito García de las Mesuras, el cual
llevaba el corazón entre unos paños, y la Hostia dentro de unas Horas
-libro con salmos escritos- con que rezaba, con cartas de crédito para
los Judíos dichos en que les manifestaba su intento. Este tal pasando
por Ávila, donde estaba el Tribunal del Santo Oficio, que después se
pasó a Toledo, como era disimulado, y tenido en buena cuenta, luego que
se apeó, se fue derecho a la Catedral, y allí hizo que con mucha
devoción rezaba por las Horas; y viéndolo un Cristiano, que acaso entró
en la Iglesia, noto como de las Horas salían rayos como del Sol; y
pareciéndole que sería algún Santo aquel hombre, fuese tras él hasta la
posada, donde dio cuenta al Santo Oficio, y envió personas a saber del
caso: cogieron a Benito García de las Mesuras; y vistas las cartas que
traía, le prendieron, y en los demás lugares a otros, que fueron
quemados año de 1491. Así lo refiere el Padre Fray Rodrigo de Yepes, en
la Historia del Niño de la Guardia.”
Es
así como al convertirse al cristianismo es solo en la apariencia, pero
no solo eso, desean vengarse y satisfacer su odio que profesan desde su
más tierna edad, vengarse haciendo el mayor daño a la Iglesia.
Una
vez convertidos falsamente a la fe católica, “abjuraban” del judaísmo,
cambiaban sus nombres judíos por nombres católicos, y de esta manera con
el pasar de los años pudieron enriquecerse, hacer mucho daño a la
Iglesia; incluso muchos de éstos falsos conversos se hicieron sacerdotes
católicos, obispos, cardenales, con el fin de ocupar la silla de San
Pedro y así destruir más fácilmente la Iglesia Católica, su principal
enemigo.
Claramente lo explica el libro, Complot contra la Iglesia:
“La quinta columna está formada por descendientes de judíos que se convirtieron al cristianismo en siglos anteriores. Ellos
practicaban en público y en forma aparentemente fervorosa la religión
de Cristo mientras, en secreto, conservaban su fe judaica, llevando
a cabo ocultamente los ritos y ceremonias judías y organizándose en
comunidades y sinagogas secretas que han funcionado en la clandestinidad
durante varios siglos.” Complot contra la Iglesia, Maurice Pinay. Tomo II, Página 173
“La
labor de estos judíos, introducidos como quinta columna en el seno de
la Iglesia de Cristo, se facilitaba con la fingida conversión al
cristianismo de ellos o de sus antepasados, los cuales se quitaban los nombres y apellidos judíos y los sustituían por cristianisimos nombres, adornados por el apellido de los padrinos de bautismo…” Complot contra la Iglesia, Maurice Pinay. Tomo II, Página 174
“La red de judíos clandestinos existente en la Europa medieval transmitía
en secreto la fe judaica de padres a hijos, no obstante que aparentaran
todos una vida cristiana en público y llenaran sus casas de crucifijos y
de imágenes de santos. Por
regla general observaban ostentosamente el culto cristiano y aparecían
como los más fervorosos devotos para no despertar sospechas.” Complot contra la Iglesia, Maurice Pinay. Tomo II, Página 175
“Pero
lo que más escándalo provocó fue el hecho de que estos judíos
clandestinos introdujeran a sus hijos en el clero ordinario y en los
conventos, con tan buen resultado que muchos llegaron a escalar las
dignidades de canónigo, obispo, arzobispo y hasta la de cardenal.” Complot contra la Iglesia, Maurice Pinay. Tomo II, Página 175
A
estos falsos conversos, católicos en apariencia y judíos en la
clandestinidad se les denomina con el nombre de: “marranos”, que a
primera vista se ve como un nombre despectivo dado por los cristianos,
pero los mismos judíos ortodoxos, los que ni en la apariencia se
convirtieron recriminan a sus propios hermanos, falsamente convertidos
al cristianismo y ellos mismos los llaman con el nombre de: marranos.
El siguiente texto está tomado del libro: La familia Carvajal,
que es un estudio histórico sobre los judíos y la Inquisición de la
Nueva España en el siglo XVI, basado en documentos originales y en su
mayor parte inéditos, que se conservan en el Archivo General de la
Nación de la ciudad de México.
“Mientras
ese día llegaba, para escapar de la persecución del Santo Oficio,
disimulaban, mostrándose serviles para con los encumbrados y sin piedad
para con sus inferiores.
Luis y Baltazar –Carvajal– se daban a conocer como judíos con sus correligionarios, hablaban de su creencia religiosa,
criticaban a los ‘marranos’ (los judíos daban el nombre de marranos a
aquellos de sus correligionarios que no cumplían con los preceptos de la
ley de Moisés, y por lo tanto comían manjares prohibidos. Eran judíos
convertidos a la religión católica, o que aparentaban estarlo) que por temor o conveniencia no cumplían con la ley de Moisés…” La Familia Carvajal, Alfonso Toro. Tomo I, cap. 11 “los viandantes”pág. 175
Este
delicado problema de los marranos, es la explicación del problema de la
Iglesia católica en el presente, no es una casualidad el modernismo, la
falsa misa, los escándalos a todas luces; ellos han favorecido
grandemente la incontinencia en el clero… la demolición de la Iglesia.
ES EL TRIUNFO TAN DESEADO POR LA SINAGOGA DE SATANÁS, ES EL FRUTO DE
TODOS LOS SACERDOTES, OBISPOS, CARDENALES Y PAPAS MARRANOS EN LA IGLESIA
CATÓLICA, AUSPICIADOS POR SATANÁS.
“No
os dejéis seducir de nadie en ninguna manera; porque no vendrá este día
sin que primero haya acontecido la apostasía, casi general de los
fieles, y aparecido el hombre del pecado, el hijo de la perdición, el
cual se opondrá a Dios, y se alzará contra todo lo que se dice Dios, o
se adora, hasta llegar a poner su asiento en el templo de Dios, dando a
entender que es Dios…” II Epístola de San Pablo a los tesalonicenses, II-3
Lo
más grave, los mismos marranos los encontramos escondidos entre los
verdaderos sacerdotes que celebran la santa misa de siempre, en las
congregaciones de sacerdotes tradicionalistas; minimizando, silenciando y
despreciando el problema de los marranos. Proyectando el problema
judío-marranos como una falsa apreciación, sin un fundamento sólido,
producto de lecturas no autorizadas por la Iglesia, producto de lavados
cerebrales; haciendo que las comunidades olviden el grave peligro que
representa un solo marrano, máxime si es sacerdote, obispo o superior.
¡Ponga mucho cuidado en este tema! Los
sacerdotes tradicionalistas marranos son muy astutos; han desacreditado
irónicamente, sarcásticamente, burlonamente el problema de los
apellidos marranos en sus mismas filas, le han dado carpetazo a la
investigación de los árboles genealógicos de cada seminarista y de cada
sacerdote; están formando a los sacerdotes sin fundarlos en el grave
problema judíos-marranos, por el contrario: desprecian ese tema, se
burlan abiertamente como si se tratara de una mentira, de una psicosis,
de un trama juvenil.
Y
si un sacerdote ¡EXIGE! la investigación y la expulsión de los marranos
lo tratan de traidor, insolente, desobediente y hasta de judío por no
acatar las órdenes, que por mejor decir: la prepotencia y la falta de
ciencia de su superior.
¿Qué
pensar de estos superiores…? Con mucha pena y dolor lo digo, pero se
trata de un marrano o de un tonto que lo están utilizando…
No es falta de respeto, es llamarle a las cosas por su nombre, claramente lo dice el Papa San Pío X en su encíclica Pascendi: “se
trata de la Religión Católica y de su seguridad. Basta, pues, de
silencio; prolongarlo sería un crimen. Tiempo es de arrancar la máscara a
esos hombres y de mostrarlos a la Iglesia entera tales cuales son en
realidad.” Papa San Pío X, Encíclica: Pascendi. 8 de septiembre de 1907
¿Qué pasaría si Usted se confesara con un sacerdote marrano?, ¿Con que conciencia celebra la Santa misa un sacerdote marrano? ¿Qué
pensar de la autoridad que los protege, los defiende y se opone
resueltamente a la investigación y a la expulsión de los sacerdotes
marranos de su congregación?…