domingo, 23 de julio de 2017

LA INFILTRACIÓN JUDÍA EN LA IGLESIA CATÓLICA

LA INFILTRACIÓN JUDÍA EN LA IGLESIA CATÓLICA



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[Enviado por el P. Hernán Guevara]

La infiltración judía en la Iglesia Católica.

Uno de los graves problemas que sufre la Iglesia Católica son los falsos católicos, que destruyen los cimientos de la Iglesia de Jesucristo. 
“Hoy no es menester ya ir a buscar los fabricantes de errores entre los enemigos declarados: se ocultan, y ello es objeto de grandísimo dolor y angustia, en el seno y gremio mismo de la Iglesia, siendo enemigos tanto más perjudiciales cuanto lo son menos declarados. Hablamos, venerables hermanos, de un gran número de católicos seglares y, lo que es aún más deplorable, hasta de sacerdotes, los cuales, so pretexto de amor a la Iglesia, faltos en absoluto de conocimientos serios en filosofía y teología, e impregnados, por lo contrario, hasta la médula de los huesos, con venenosos errores bebidos en los escritos de los adversarios del catolicismo, se presentan, con desprecio de toda modestia, como restauradores de la Iglesia, y en apretada falange asaltan con audacia todo cuanto hay de más sagrado en la obra de Jesucristo… ellos traman la ruina de la Iglesia, no desde fuera, sino desde dentro: en nuestros días, el peligro está casi en las entrañas mismas de la Iglesia y en sus mismas venas; y el daño producido por tales enemigos es tanto más inevitable cuanto más a fondo conocen a la Iglesia.” Papa San Pío X, Encíclica: “Pascendi”, 8 de septiembre de 1907.


Principalmente en la edad media, el judío era odiado por sus costumbres perversas, por la usura exagerada, por los crímenes rituales que realizaban en la clandestinidad; pero sobre todo eran odiados por sus burlas, profanaciones y sacrilegios a las cosas santas. Todo esto en una sociedad cristianisima era un verdadero crimen. 

“Ya era mucho que Felipe Augusto les concediese en 1206 cobrar el 43 por 100; pero sabemos que rara vez se contentaban con eso, sino que exigían el 52, el 86 por 100; y lo más sorprendente y escandaloso es que un estatuto de Francia les permitía el 170,mientras Ottocar de Bohemia les daba omnímoda libertad de prestar al interés que quisiesen… A la terrible odiosidad que engendraban tan exorbitantes usuras en los pobres esquilmados, añadíase de cuando en cuando el rumor de crímenes espantosos perpetrados por aquellos mismos judíos…” Historia de la Iglesia Católica, Llorca, Villoslada, Laboa; BAC, 1959, Tomo II, Parte II, Cap. XIV, pg. 738. 

“Con más fundamento se les acusaba otras veces de mofarse de la religión cristiana, de profanar sacrílegamente las hostias consagradas, de asesinar el Jueves Santo a algún niño cristiano, en sustitución del cordero pascual, o de crucificarlo el Viernes Santo en burla y escarnio de la muerte de Cristo. Envueltos siempre en una niebla de misterio, con fama bien probada de usureros y aun de sacrílegos y criminales…” Historia de la Iglesia Católica, Llorca, Villoslada, Laboa; BAC, 1959, Tomo II, Parte II, Cap. XIV, pg. 739. 

Por estas circunstancias, entre otras no menos importantes y sumamente delicadas, los judíos vivían por ley separados de los cristianos y se debían distinguir en su vestimenta, para evitar que pervirtieran a los bien intencionados; claramente lo señala la Historia de la Iglesia: 

“Desde el siglo XII, los judíos debían habitar separados de los cristianos en un barrio de los suburbios, que se decía en España judería y en otras naciones ghetto. Para que la distinción fuera más clara y consiguientemente se pudiesen evitar con más facilidad el trato mutuo y los noviazgos entre personas de una y otra religión, se les obligaba, máxime desde el Concilio IV de Letrán, a llevar en el traje un distintivo, consistente en un gorro puntiagudo y una franja amarilla o roja cosida al vestido. Prohibíaseles el cohabitar con mujeres cristianas en calidad de mancebas (el matrimonio era nulo) o como criadas o vender esclavos cristianos y el forzar a nadie a la circuncisión. No podían desempeñar cargos oficiales, si bien esta ley fue violada frecuentemente por voluntad de los mismos reyes. Lo mismo se diga de la prohibición que tenían los cristianos de consultar a los médicos o cirujanos judíos, a no ser en caso de necesidad. El culto judaico no podía celebrarse en público, ni era lícito construir nuevas sinagogas donde no las hubiese, pero sí restaurar las existentes. (Los Sumos Pontífices) Gregorio IX y Honorio IV mandaron recoger los libros del Talmud, por el odio que respira y las horrendas calumnias que contiene contra Cristo y el cristianismo.” Historia de la Iglesia Católica, Llorca, Villoslada, Laboa; BAC, 1959, Tomo II, Parte II, Cap. XIV, pg. 737. 

Todo esto hacía imposible el desarrollo del pueblo judío en el mundo cristiano de los siglos XII, XIII y XIV; por su perfidia eran odiados los judíos, sujetos a toda clase de ataques al ser conocidas sus maquinaciones contra Dios, contra la Iglesia Católica y contra los hombres.

Era imposible el desarrollo del pueblo judío en una sociedad completamente cristiana, la solución era: o abandonar el judaísmo o esconderlo a todas luces.

Por lo cual se dieron las falsas conversiones a la religión católica, no por cuestiones de fe, sino por ser el medio más á propósito para desarrollarse: esconderse detrás de un nombre católico.

“La España de 1391, las conversiones forzadas y voluntarias de aquel periodo liberaron a decenas de millares de personas de aquellas limitaciones legales, culturales y religiosas que las habían mantenido como clase aparte cuando fueron judíos. Los conversos españoles entraron en el catolicismo y en la sociedad cristiana vigorosamente y con entusiasmo, y se introdujeron rápidamente en las filas de las clases medias y altas de Castilla, ocupando cargos preeminentes en la administración real y en la jerarquía de la Iglesia. Ahora bien, el judío no es un hombre normal, ha nacido y se ha desarrollado en el odio, en el desprecio hacia los no judíos. La mente y la ideología judía tienen un odio a muerte al cristianismo, odio a muerte.” Cecil Roth, (1979). Los judíos secretos historia de los marranos. Madrid, España: Aljama. Página 2.

“Es evidente que las conversiones logradas por tales medios no podían ser sinceras. Inevitablemente, las víctimas continuaban practicando el judaísmo en secreto donde quiera que les fuese posible, y aprovechaban la primera oportunidad para volver a su fe ancestral”. Cecil Roth, (1979). Los judíos secretos historia de los marranos. Madrid, España: Aljama. Página 14.

“Reveló que todos los de su casa eran judíos, y que si su madre y hermanos iban a las iglesias, lo hacían sólo por cumplir con el mundo; que a su padre le habían enseñado la ley de su hermano, mayor que él, y que todos sus antepasados eran igualmente judíos.” Alfonso Toro, La Familia Carvajal, tomo 1, página 319.

Analicemos algunas de sus sagradas enseñanzas del Talmud:

Los judíos nunca deben cesar de exterminar a los Goim –cristianos-; no les debe dejar nunca en paz…” “A los cristianos se les debe matar sin misericordia” Aboda Zarah (26b) Talmud. 

“Los judíos no deben escatimar ningún esfuerzo en combatir a los tiranos que los mantienen en este Cuarto Cautiverio a fin de ser libres. Deben combatir a los cristianos con astucia y nada debe hacer para evitar que les suceda algún mal: sus enfermos no deben ser atendidos, no se debe ayudar a las mujeres cristianas en el momento del parto, ni tampoco deber ser salvados cuando estén en peligro de muerte” Zohar (1, 160) Talmud. 

“La vida de un Goim y todos sus poderes físicos pertenecen a un judío” A Rohl. Die Polem., p.20. 

Se les debe matar aún a los mejores Goim” Aboda Zarah (26b) Talmud.

Con este tipo de “sagradas enseñanzas” judías, aprendidas desde la más tierna edad, se forman hombres llenos de odio a los goim es decir a los cristianos y por esta razón aman la usura, el dar muerte a un católico, el envenenar pueblos enteros, el tratar a los no judíos como bestias… ¿Por qué? A los cristianos se les debe matar sin misericordia “sagrada” enseñanza del Talmud. 

“Y hasta en el siglo tercero atropellaban en las mismas sinagogas con azotes y apedreadas a las mujeres cristianas siempre que podían: las maldecían públicamente en sus sinagogas tres veces al día, los rabinos prohibían hablar con los cristianos, y oír sus exhortaciones, había judíos que preferían la muerte a ser curados milagrosamente por los cristianos;” Don Félix Amat, Tratado de la Iglesia de Jesucristo o Historia Eclesiástica, tomo III, cap. 1, página 4; año 1806.

A este elemento debemos sumarle la opresión que justamente padecieron en los siglos XII, XIII y XIV principalmente; eran marcados de por vida, señalados en su ropa, en sus domicilios, en sus trabajos; sumado esto y sus “sagradas enseñanzas”, guardaban un odio demoníaco.

Suceso del Niño de la Guardia. Tomado del libro: Centinela contra los judíos, páginas 158-161, del Padre Fray Francisco de Torrejoncillo, predicador jubilado de la santa provincia de San Gabriel, de Descalzos de la Regular Observancia de San Francisco. Escrito en 1670, con todas las aprobaciones eclesiásticas:

“Sucedió en el año de mil cuatrocientos y noventa, que un Judío, vecino de un lugar, que llaman Quintanar, con otros naturales, y vecinos de la Guardia, y de Tembleque, se hallaron en Toledo, al tiempo que se hacía un Auto de Inquisición de Fe; y viendo el daño que se les seguía de los Ministros de ella, dijo el Quintanar a los otros. Yo se cierto hechizo, con el cual rabiarán, y morirán todos estos, y prevalecerá la ley de Moisés. 

Concertaronse todos, que se juntasen en Tembleque, donde después de muchas consultas, determinaron de hurtar un Niño inocente, de tres a cuatro años, y esto se encomendó a uno, llamado Juan Franco, por más astuto (aunque cualquiera de ellos lo es mucho más para hacernos mal:) hurtóle en Toledo, y llevóle al lugar de la Guardia, de donde él era vecino, diciendo a los moradores, que era su hijo, y que lo había tenido dado a criar en otra parte, y llegando el tiempo de la Pasión del Señor, se juntaron todos en una cueva a media legua, de la Guardia, adonde trataron antes de hacer el hechizo, de ejecutar en el Niño inocente todas las afrentas, oprobios y deshonras, que en el Hijo de Dios sus antepasados hicieron; y repartidos los oficios entre ellos para este lastimoso caso, le echaron al inocente niño una gruesa soga a la garganta, y llevaronle a los Pontífices Anás y Caifás: levantaronle falsos testimonios, dieronle de bofetadas, empujones, y escupieronle en el rostro, diciendo mal de la doctrina de Cristo, y como si hablaran con su Divina Majestad, le decían al Niño: Este traidor engañador engaña las gentes, alborota los Pueblos, y se llama Hijo de Dios: y luego lo llevaron delante de un Fernando de Ribera, vecino de Tembleque, Contador del Priorato de San Juan, el cual como Persona más principal, hacia oficio de Poncio Pilatos, y el se sentó en un Tribunal donde llegaron Juan de Ocaña, y Garci Franco, y otro Lope Franco, y le dieron el mismo numero de azotes, que sus antepasados al Hijo de Dios, diciéndole: Traidor, engañador, que cuanto predicabas, no eran más que mentiras contra la Ley de Dios, y de Moisés; aquí pagaras ahora lo que decías, y hacías en aquel tiempo. Así continuaron las demás afrentas, hasta que le crucificaron, y le dieron la lanzada, en la cual hora (como se averiguo y supo después) que la madre del santo Niño era ciega, y súbitamente cobró vista, sin saber cómo, o de qué manera. Después de esto sacaron al Niño el corazón, y guardándole, y enterraron el cuerpo. Con el corazón del niño recurrieron a la Ciudad, para acabar el hechizo, a un Juan Gómez, que también era Cristiano nuevo, y Sacristán de cierta Parroquia: (O mi Dios, y quien sea a vuestra Majestad Soberana Sacramentado de Sacristanes, y de Curas maculados!) y dieronle treinta reales, porque hurtase del Sagrario una Hostia Consagrada, y se la diese; el Sacristán Juan Gómez la hurtó, y se las dio, y vendió así como ellos lo quisieron; y juntos otra vez todos, ordenaron alguna experiencia: y viendo que no les salía como pensaban, acordaron de remitir el negocio a los Judíos de Zamora, donde estaban los más Sabios, Doctos y Rabinos, y enviaron con el corazón, y Santa Hostia a un Benito García de las Mesuras, el cual llevaba el corazón entre unos paños, y la Hostia dentro de unas Horas -libro con salmos escritos- con que rezaba, con cartas de crédito para los Judíos dichos en que les manifestaba su intento. Este tal pasando por Ávila, donde estaba el Tribunal del Santo Oficio, que después se pasó a Toledo, como era disimulado, y tenido en buena cuenta, luego que se apeó, se fue derecho a la Catedral, y allí hizo que con mucha devoción rezaba por las Horas; y viéndolo un Cristiano, que acaso entró en la Iglesia, noto como de las Horas salían rayos como del Sol; y pareciéndole que sería algún Santo aquel hombre, fuese tras él hasta la posada, donde dio cuenta al Santo Oficio, y envió personas a saber del caso: cogieron a Benito García de las Mesuras; y vistas las cartas que traía, le prendieron, y en los demás lugares a otros, que fueron quemados año de 1491. Así lo refiere el Padre Fray Rodrigo de Yepes, en la Historia del Niño de la Guardia.” 

Es así como al convertirse al cristianismo es solo en la apariencia, pero no solo eso, desean vengarse y satisfacer su odio que profesan desde su más tierna edad, vengarse haciendo el mayor daño a la Iglesia.

Una vez convertidos falsamente a la fe católica, “abjuraban” del judaísmo, cambiaban sus nombres judíos por nombres católicos, y de esta manera con el pasar de los años pudieron enriquecerse, hacer mucho daño a la Iglesia; incluso muchos de éstos falsos conversos se hicieron sacerdotes católicos, obispos, cardenales, con el fin de ocupar la silla de San Pedro y así destruir más fácilmente la Iglesia Católica, su principal enemigo.

Claramente lo explica el libro, Complot contra la Iglesia:

“La quinta columna está formada por descendientes de judíos que se convirtieron al cristianismo en siglos anteriores. Ellos practicaban en público y en forma aparentemente fervorosa la religión de Cristo mientras, en secreto, conservaban su fe judaica, llevando a cabo ocultamente los ritos y ceremonias judías y organizándose en comunidades y sinagogas secretas que han funcionado en la clandestinidad durante varios siglos.” Complot contra la Iglesia, Maurice Pinay. Tomo II, Página 173

“La labor de estos judíos, introducidos como quinta columna en el seno de la Iglesia de Cristo, se facilitaba con la fingida conversión al cristianismo de ellos o de sus antepasados, los cuales se quitaban los nombres y apellidos judíos y los sustituían por cristianisimos nombres, adornados por el apellido de los padrinos de bautismo…” Complot contra la Iglesia, Maurice Pinay. Tomo II, Página 174

“La red de judíos clandestinos existente en la Europa medieval transmitía en secreto la fe judaica de padres a hijos, no obstante que aparentaran todos una vida cristiana en público y llenaran sus casas de crucifijos y de imágenes de santos. Por regla general observaban ostentosamente el culto cristiano y aparecían como los más fervorosos devotos para no despertar sospechas.” Complot contra la Iglesia, Maurice Pinay. Tomo II, Página 175

“Pero lo que más escándalo provocó fue el hecho de que estos judíos clandestinos introdujeran a sus hijos en el clero ordinario y en los conventos, con tan buen resultado que muchos llegaron a escalar las dignidades de canónigo, obispo, arzobispo y hasta la de cardenal.” Complot contra la Iglesia, Maurice Pinay. Tomo II, Página 175

A estos falsos conversos, católicos en apariencia y judíos en la clandestinidad se les denomina con el nombre de: “marranos”, que a primera vista se ve como un nombre despectivo dado por los cristianos, pero los mismos judíos ortodoxos, los que ni en la apariencia se convirtieron recriminan a sus propios hermanos, falsamente convertidos al cristianismo y ellos mismos los llaman con el nombre de: marranos.

El siguiente texto está tomado del libro: La familia Carvajal, que es un estudio histórico sobre los judíos y la Inquisición de la Nueva España en el siglo XVI, basado en documentos originales y en su mayor parte inéditos, que se conservan en el Archivo General de la Nación de la ciudad de México.

“Mientras ese día llegaba, para escapar de la persecución del Santo Oficio, disimulaban, mostrándose serviles para con los encumbrados y sin piedad para con sus inferiores.

Luis y Baltazar –Carvajal– se daban a conocer como judíos con sus correligionarios, hablaban de su creencia religiosa, criticaban a los ‘marranos’ (los judíos daban el nombre de marranos a aquellos de sus correligionarios que no cumplían con los preceptos de la ley de Moisés, y por lo tanto comían manjares prohibidos. Eran judíos convertidos a la religión católica, o que aparentaban estarlo) que por temor o conveniencia no cumplían con la ley de Moisés…” La Familia Carvajal, Alfonso Toro. Tomo I, cap. 11 “los viandantes”pág. 175 

Este delicado problema de los marranos, es la explicación del problema de la Iglesia católica en el presente, no es una casualidad el modernismo, la falsa misa, los escándalos a todas luces; ellos han favorecido grandemente la incontinencia en el clero… la demolición de la Iglesia. ES EL TRIUNFO TAN DESEADO POR LA SINAGOGA DE SATANÁS, ES EL FRUTO DE TODOS LOS SACERDOTES, OBISPOS, CARDENALES Y PAPAS MARRANOS EN LA IGLESIA CATÓLICA, AUSPICIADOS POR SATANÁS. 

“No os dejéis seducir de nadie en ninguna manera; porque no vendrá este día sin que primero haya acontecido la apostasía, casi general de los fieles, y aparecido el hombre del pecado, el hijo de la perdición, el cual se opondrá a Dios, y se alzará contra todo lo que se dice Dios, o se adora, hasta llegar a poner su asiento en el templo de Dios, dando a entender que es Dios…” II Epístola de San Pablo a los tesalonicenses, II-3

Lo más grave, los mismos marranos los encontramos escondidos entre los verdaderos sacerdotes que celebran la santa misa de siempre, en las congregaciones de sacerdotes tradicionalistas; minimizando, silenciando y despreciando el problema de los marranos. Proyectando el problema judío-marranos como una falsa apreciación, sin un fundamento sólido, producto de lecturas no autorizadas por la Iglesia, producto de lavados cerebrales; haciendo que las comunidades olviden el grave peligro que representa un solo marrano, máxime si es sacerdote, obispo o superior.

¡Ponga mucho cuidado en este tema! Los sacerdotes tradicionalistas marranos son muy astutos; han desacreditado irónicamente, sarcásticamente, burlonamente el problema de los apellidos marranos en sus mismas filas, le han dado carpetazo a la investigación de los árboles genealógicos de cada seminarista y de cada sacerdote; están formando a los sacerdotes sin fundarlos en el grave problema judíos-marranos, por el contrario: desprecian ese tema, se burlan abiertamente como si se tratara de una mentira, de una psicosis, de un trama juvenil. 

Y si un sacerdote ¡EXIGE! la investigación y la expulsión de los marranos lo tratan de traidor, insolente, desobediente y hasta de judío por no acatar las órdenes, que por mejor decir: la prepotencia y la falta de ciencia de su superior. 

¿Qué pensar de estos superiores…? Con mucha pena y dolor lo digo, pero se trata de un marrano o de un tonto que lo están utilizando…

No es falta de respeto, es llamarle a las cosas por su nombre, claramente lo dice el Papa San Pío X en su encíclica Pascendi“se trata de la Religión Católica y de su seguridad. Basta, pues, de silencio; prolongarlo sería un crimen. Tiempo es de arrancar la máscara a esos hombres y de mostrarlos a la Iglesia entera tales cuales son en realidad.” Papa San Pío X, Encíclica: Pascendi. 8 de septiembre de 1907 

¿Qué pasaría si Usted se confesara con un sacerdote marrano?, ¿Con que conciencia celebra la Santa misa un sacerdote marrano? ¿Qué pensar de la autoridad que los protege, los defiende y se opone resueltamente a la investigación y a la expulsión de los sacerdotes marranos de su congregación?…


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