lunes, 26 de marzo de 2018
Mirando pasar los hechos
EL TAITA MAGNO DE LA HISTORIA
lunes, 26 de marzo de 2018
Mirando pasar los hechos
EL TAITA MAGNO DE LA HISTORIA
VIVE EN OLIVOS Y ES
COMANDANTE EN JEFE
Todos
hemos disfrutado con ese personaje creado por la inspiración y el exquisito
humor del Padre Leonardo Castellani, “el Taita Magno de la Historia Patria”,
sus dislates seudocientíficos, su total impiedad y el oportuno trancazo que le
asesta Sancho Panza, derribando sus insensatas teorías y por suerte al Taita
Magno también. La fuerza del garrotazo lo dió vuelta en el aire, tirándolo “patas
arriba en el suelo”…. “se le bajó la túnica azul y se vió que el infeliz,
estaba en calzoncillos sucios”.
Desde que
una certera inteligencia como la de Sancho Panza no gobierna esta desgraciada
Ínsula Barataria, desde aquel infausto 3 de febrero hace exactamente 166 años,
el Taita Magno de la Historia ha tenido tiempo en recuperarse y ahora vive
espléndidamente en Olivos y es nada menos que Comandante en Jefe de las Fuerzas
Armadas, para mal de ellas.
VIVE EN OLIVOS Y ES
COMANDANTE EN JEFE
Todos
hemos disfrutado con ese personaje creado por la inspiración y el exquisito
humor del Padre Leonardo Castellani, “el Taita Magno de la Historia Patria”,
sus dislates seudocientíficos, su total impiedad y el oportuno trancazo que le
asesta Sancho Panza, derribando sus insensatas teorías y por suerte al Taita
Magno también. La fuerza del garrotazo lo dió vuelta en el aire, tirándolo “patas
arriba en el suelo”…. “se le bajó la túnica azul y se vió que el infeliz,
estaba en calzoncillos sucios”.
Desde que
una certera inteligencia como la de Sancho Panza no gobierna esta desgraciada
Ínsula Barataria, desde aquel infausto 3 de febrero hace exactamente 166 años,
el Taita Magno de la Historia ha tenido tiempo en recuperarse y ahora vive
espléndidamente en Olivos y es nada menos que Comandante en Jefe de las Fuerzas
Armadas, para mal de ellas.
Recientemente
nuestro Taita Magno, Comandante en Jefe y Liquidador del Patrimonio de las
FF.AA., invitó (Viniendo de un superior fue una orden que tuvo que ser
cumplida) a un almuerzo a los oficiales del histórico Regimiento de Granaderos
a Caballo.
Los
condumios ofrecidos eran aceptables pero lamentablemente a nuestros granaderos
se les cortó súbitamente la digestión cuando nuestro Taita Comandante, no
pudiendo resistirse a su gran afición, la historia, les dió una clase magistral
desde su silla o podio a sus uniformados educandos, sobre la virtud de nuestro
más “grande hombre civil”, don Bernardino Rivadavia al repatriar los restos del
creador del Regimiento de Granaderos, el general José de San Martín.
Pese a la
importancia de tamaño suceso ocurrido, es necesario consignar que los oficiales
del regimiento ignoraban totalmente el hecho. Es más, ni siquiera habían
escuchado nunca que don Bernardino hubiera tenido tal proceder.
Incluso,
seguramente por su educación militar, algunos tenían una idea distorsionada
sobre un civil progresista como don Bernardino y pensaban que este había sido
el más grande enemigo que tuvo el general, capaz de las peores bajezas para
satisfacer su odio. Otros, extraído de algún libelo nacionalista seguramente,
recordaban que el general en distintas cartas había opinado sobre Rivadavia: “Me consta que en todo el tiempo de la administración de Rivadavia, mi
correspondencia ha sufrido una revista inquisitorial la más completa”. “Yo he
mirado esta conducta con el desprecio que merecen sus autores”; “La
administración Rivadavia ha sido desastrosa, él me ha hecho una guerra de zapa
para minar mi opinión suponiendo que mi viaje a Europa no ha tenido otro objeto
que el de establecer gobiernos en América; yo he despreciado tanto sus groseras
imposturas, como su innoble persona”.
Y finalmente un grupo más pequeño recordaba todo lo
demás y también sabía que Rivadavía había fallecido en Cádiz, España, en el año
1845, o sea cinco años antes que lo hiciera el Libertador, lo que hacía
imposible que repatriara sus posteriores restos, mirándose asombrados por la
ignorancia de su Comandante en Jefe, Primer Magistrado y Taita Magno de la
Historia Patria.
La comida sumió a nuestros oficiales en la más
profunda tristeza, la digestión, como ya dijimos, malograda. Su naturaleza
valiente los hace capaces de cualquier quijotada pero su carácter forjado en la
disciplina militar les impide descargar un sanchesco trancazo. De haberlo hecho
quizás se hubiera comprobado que el Taita Magno de la Historia sigue teniendo
los mismos calzoncillos sucios.
Sólo habrían musitado para sus adentros, con
infinito dolor: “¿En manos de quién está la Patria?”
Francisco Aguirrezábal