martes, 24 de abril de 2018
Francisco niega la necesidad de la fe en Jesucristo - Alejandro Sosa Laprida
Francisco se complace
pervirtiendo la fe de los niños en una parroquia romana[1]
El domingo 15 de abril
Francisco visitó la parroquia romana de San Pablo de la Cruz[2].
En el encuentro que tuvo con niños de la parroquia, una niña le preguntó si los
que no han sido bautizados son hijos de Dios[3]. A
lo cual Francisco respondió con otra pregunta, sibilina y maliciosa en grado
sumo, haciendo creer a la pequeña, como buen modernista, que la “verdad” debe
ser encontrada en las “profundidades del corazón humano”: “¿Y tú ¿Qué piensas
al respecto? ¿Qué te dice el corazón? La gente no bautizada, ¿es hija de Dios o
no?”
Cuando la pobre
criatura le hubo respondido afirmativamente, Francisco le hizo saber que ella había respondido correctamente a su pregunta y
la felicitó por tener un buen “olfato cristiano”, ya que “todos somos hijos de
Dios”, incluyendo a “los no bautizados” y a quienes profesan “religiones muy
distintas, y que tienen ídolos.”[4]
Finalmente, Francisco
explicó que la diferencia entre los no bautizados y los bautizados reside en el
hecho de que estos últimos son “más hijos de Dios” [!!!] que los primeros. Es
decir que, según Francisco, el bautismo no confiere la filiación divina por
adopción -sólo Cristo la posee por naturaleza- sino que provoca en quien lo recibe
un mero aumento de “intensidad” en su originaria y natural filiación divina
-concepto soberanamente absurdo, como si pudiese existir una gradación en la
filiación-, la cual debe, por consiguiente, atribuirse indistintamente a todos
los hombres, en virtud de su común carácter de “creaturas”.[5] Lo
cual implica, lógicamente, la abolición de la distinción entre el orden natural
y el sobrenatural, con todas las consecuencias que esto trae inevitablemente aparejadas
en el plano teológico, a saber, el panteísmo modernista de la “inmanencia
vital”, que hace de la conciencia humana la fuente de la revelación divina: -releer al respecto la luminosa encíclica Pascendi de San Pío X[6]-.
Luego un niño, cuyo padre
ateo había muerto recientemente, le preguntó si él piensa que “está en el
Cielo”, a lo cual Francisco respondió de manera afirmativa[7],
dado que seguramente era una “buena persona”, y aconsejó al pequeño que le hablara
y que le rezara (!!!) -Parla con tuo
papà, prega tuo papà-. No le pidió
que rezara por él, lo cual es el primer reflejo que todo buen cristiano
tiene hacia un ser querido fallecido, sino que lo animó a que le rezara a él,
como si se tratara de un santo, como si fuese un hecho cierto e indubitable que
su padre no solamente se salvó, sino que, además, consiguió sortear los
suplicios del Purgatorio, siendo admitido directamente en las filas gloriosas de
la Iglesia Triunfante, con su alma resplandeciente e inmaculada gozando para
siempre de la visión beatífica…
Estamos aquí ante una
antítesis grotesca de la necesaria y piadosa obra de misericordia espiritual
que un auténtico Vicario de Cristo debería haber inspirado en el alma de esta
pobre criatura, explicándole que sus oraciones en favor de su difunto padre
podrían serle de gran provecho, ya sea ayudándolo a que haya recibido de parte
de Dios la gracia de la conversión final, ya sea, en caso de haberse salvado, contribuyendo
con sus plegarias a que saldara las penas temporales debidas por sus pecados,
abreviando así su estancia purificadora en el Purgatorio.
Pero no, de estas
elementales consideraciones cristianas ante la muerte, ni rastros siquiera
hallamos en el discurso bergogliano. En efecto, gracias a Francisco, ni el
padre del niño podrá contar con los píos sufragios de su hijo, ni éste conocerá
la verdadera doctrina cristiana sobre la necesidad del bautismo -in re o in voto[8]-
y de la fe en Jesucristo para alcanzar la vida eterna.
Francisco mintió
descaradamente a todos esos pequeños que inocentemente acudieron a su encuentro
en esa parroquia romana, a los que no solamente omitió brindar el benéfico
alimento de la enseñanza evangélica sino que además engañó con una malicia
diabólica, iniciándolos a las elucubraciones envenenadas de la gnosis panteísta[9].
No le vendría mal al
impío ocupante de Santa Marta releer el siguiente pasaje del Evangelio según
San Mateo, en el cual Nuestro Señor advierte severamente a quienes constituyen
una ocasión de escándalo para los niños que creen en Él:
“Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos
pequeños que creen en mí, mejor sería para él que se le colgase al cuello una
piedra de molino y que se le hundiese en lo profundo del mar.” (Mt. 18, 6)
La doctrina profesada
por Bergoglio, por tanto, se encuentra en las antípodas de la revelación
divina. Se trata, lisa y llanamente, de una herejía manifiesta y notoria. Esto
ni falta hace demostrarlo, pues debería de ser algo perfectamente claro para
cualquier cristiano que conociera mínimamente el catecismo o que hubiese leído
el Nuevo Testamento. Más aún: con anterioridad
a Vaticano II, cualquier niño cristiano hubiese estado en condiciones de
percibir inmediatamente el embuste y de refutar sin vacilar tamaña impiedad. No
obstante la evidencia flagrante de la patraña bergogliana, y para utilidad de aquellos
que pudiesen abrigar dudas al respecto, he aquí algunas citas del magisterio de
la Iglesia,[10]
a los efectos de disipar cualquier tipo de escepticismo:
552.- ¿Qué es el sacramento del Bautismo? El Bautismo
es un sacramento por el cual renacemos
a la gracia de Dios y nos hacemos cristianos. 553.- ¿Cuáles son los
efectos del sacramento del Bautismo? El Sacramento del Bautismo confiere la
primera gracia santificante, por la que se perdona el pecado original, y
también los actuales, si los hay; remite toda la pena por ellos debida; imprime
el carácter de cristianos; nos
hace hijos de Dios, miembros de la Iglesia y herederos de la gloria y
nos habilita para recibir los demás sacramentos. (Catecismo mayor de San Pío X[11])
El Bautismo es el sacramento de la regeneración por el
agua con la palabra, pues naciendo por naturaleza hijos de ira, por él renacemos en Cristo hijos de misericordia e hijos de
Dios. […] La ley del Bautismo ha sido impuesta por Dios a
todos los hombres, de modo que si no renacen para Dios por la gracia del
Bautismo, son engendrados por sus padres para la muerte eterna: Quien no
renaciere del agua y del Espíritu Santo, no puede entrar en el Reino de Dios. […]
El Bautismo confiere al
alma la divina gracia, con la cual queda justificada, hecha hija de Dios y heredera del cielo, y adquiere
una hermosura divina a los ojos de Dios. (Catecismo del Concilio de Trento[12])
El primer lugar entre los sacramentos lo ocupa el
santo bautismo, que es la
puerta de la vida espiritual, pues por él nos hacemos miembros de Cristo y del
cuerpo de la Iglesia. Y habiendo por el primer hombre entrado la muerte en
todos, si no renacemos por el
agua y el Espíritu, como dice la Verdad, no podemos entrar en el reino de los cielos. (Concilio de Florencia, Decreto sobre
los Armenios, Dz. 696)[13]
Después de la miserable caída de Adán, todo el género
humano, viciado con la mancha original, perdió la participación de la naturaleza divina y
quedamos todos convertidos en hijos de ira. Mas el misericordiosísimo Dios de
tal modo amó al mundo, que le dio su Hijo Unigénito, y el Verbo del Padre
Eterno con aquel mismo único divino amor asumió de la descendencia de Adán la
naturaleza humana, pero inocente y exenta de toda mancha, para que del nuevo y
celestial Adán se derivase la gracia del Espíritu Santo a todos los hijos del
primer padre; los cuales, habiendo sido por el pecado del primer hombre
privados de la adoptiva filiación divina, hechos ya por el Verbo Encarnado
hermanos, según la carne, del Hijo Unigénito de Dios, recibieran el poder de llegar a ser hijos de Dios. (Pío XII, encíclica Mystici Corporis, § 6)[14]
Se podrían multiplicar ad infinitum las citas, que Francisco de
ninguna manera puede ignorar, pero con éstas basta y sobra. Al negar la necesidad
del bautismo y de la fe en Jesucristo para alcanzar la filiación divina por vía
de adopción, Francisco suprime de hecho la distinción entre la naturaleza y la
gracia -lo cual lo hace incurrir en el error panteísta[15]-,
volviendo ociosa la obra de la Redención operada por Nuestro Señor Jesucristo
en el altar de la Cruz y la misión divina por Él confiada a su Cuerpo Místico,
la Iglesia[16].
Concluyamos esta breve
nota con una cita del prólogo del Evangelio según San Juan, que pone más en
evidencia aún, de ser esto posible, la herejía naturalista y panteísta que
difunde desvergonzadamente y con un cinismo a toda prueba Francisco desde hace
ya más de cinco años, ante el silencio ensordecedor de la casi totalidad del
clero católico, perros mudos e indolentes[17],
incapaces de discriminar una verdad de fe de una herejía, trágicamente ineptos
para distinguir un legítimo pastor de un lobo voraz disfrazado con piel de
cordero:
A los suyos vino, y los suyos no lo recibieron. Mas a
todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de
ser hechos hijos de Dios; los cuales no nacieron de la sangre, ni por obra de la
carne, ni por voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios. (Jn. 1, 11-13)
Para mayor información:
[3] Por supuesto que ésta no es la primera vez que
Francisco afirma semejante herejía: « El Hijo de Dios se ha encarnado para
infundir en el alma de los hombres el sentimiento de la fraternidad. Todos
hermanos y todos hijos de Dios. » Homilía en Santa Marta el 22 de mayo de 2013:
http://www.zenit.org/es/articles/el-senor-ha-redimido-a-todos-con-su-sangre
« Como
muchos de ustedes no pertenecen a la Iglesia católica y otros no son creyentes,
de corazón doy esta bendición en silencio a cada uno de ustedes, respetando la
conciencia de cada uno, pero sabiendo que cada uno de ustedes es hijo de Dios.
» Bendición silenciosa dada a los periodistas presentes en la sala Pablo VI del
Vaticano, en la primer audiencia pontifical con los medios de prensa, el 16 de
marzo de 2013:
« Pido para todos ustedes la bendición de Dios,
Padre de todos nosotros, Padre de todas las confesiones. » Audiencia con
miembros de la Cruz Roja italiana del 27 de enero de 2018 en la Sala Pablo VI
del Vaticano. https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2018/january/documents/papa-francesco_20180127_croce-rossa-italiana.html
« El Paraíso, más que de un lugar, se trata de
un estado del alma, en el cual nuestras expectativas más profundas serán
cumplidas de manera superabundante y nuestro ser, como criaturas y como hijos
de Dios, alcanzará la plena maduración. ¡Seremos finalmente revestidos de la
alegría, de la paz y del amor de Dios en modo completo, sin más ningún límite,
y estaremos cara a cara con Él! ¡Es bello pensar esto! Pensar en el cielo.
Todos nosotros nos encontraremos allí. Todos, todos, allí, todos. » Audiencia general del 26 de noviembre de
2014: http://es.radiovaticana.va/news/2014/11/26/el_para%C3%ADso_no_es_un_lugar_sino_un_%E2%80%9Cestado%E2%80%9D,_dijo_el_papa/1112461
[4] Carlotta: Ciao Papa Francesco! Noi quando
riceviamo il Battesimo diventiamo figli di Dio e le persone che non sono
battezzate, non sono figli di Dio? Papa Francesco: Rimani lì. Come ti chiami?
Carlotta: Carlotta. Papa Francesco: Carlotta. Dimmi Carlotta, ridomando a te:
cosa pensi tu? La gente che non è battezzata, è figlia di Dio o non è figlia di
Dio? Cosa ti dice il tuo cuore? Carlotta: Sì. Papa Francesco: Sì. Ecco, ora
spiega. Ha risposto bene, ha fiuto cristiano, questa! Tutti siamo figli di Dio.
Tutti, tutti. Anche i non battezzati? Sì. Anche quelli che credono in altre
religioni, lontani, che hanno idoli? Sì, sono
figli di Dio.
[5] Es por eso que Francisco puede decir cosas
como éstas, dando muestras de un naturalismo radical y de un indiferentismo
absoluto en materia religiosa: « El proselitismo es una solemne necedad, no
tiene sentido. Es necesario conocerse, escucharse y hacer que el conocimiento
del mundo que nos rodea crezca. A mí me pasa que después de un encuentro quiero
tener otro porque nacen nuevas ideas y se descubre nuevas necesidades. Esto es
importante, conocerse, escuchar, ampliar el marco de los pensamientos. […] Nuestro
objetivo no es el proselitismo sino la escucha de las necesidades, de los
deseos, de las desilusiones, de la desesperación, de la esperanza. Debemos
devolver la esperanza a los jóvenes, ayudar a los viejos, abrirnos hacia el
futuro, difundir el amor. Pobres entre los pobres. Debemos incluir a los
excluidos y predicar la paz. »
Entrevista con Eugenio Scalfari el 24 de septiembre de 2013, publicado el 1 de octubre en La Repubblica - cf. p. 2 y 8:
« Si un niño recibe su educación de los
católicos, protestantes, ortodoxos o judíos, eso no me interesa. A mí lo que me
interesa es que lo eduquen y le quiten el hambre. » Entrevista con Gerson
Camarotti de la televisión brasileña en julio de 2013 durante las JMJ de Río de
Janeiro: http://www.novusordowatch.org/wire/francis-not-care-religion.htm
« Compartir nuestra experiencia de cargar la
cruz para arrancar de nuestros corazones la enfermedad que envenena muestras
vidas: es importante que hagan eso en sus reuniones. Los que son cristianos,
con la Biblia; los musulmanes, con el Corán. La fe que vuestros padres os han
inculcado siempre os ayudará a avanzar. » Dirigiéndose a inmigrantes recibidos
en una parroquia romana por la Jornada mundial de los inmigrantes, el 19 de enero de 2014: http://www.romereports.com/pg155489-francis-to-refugees-christian-or-muslim-the-faith-your-parents-instilled-in-you-will-help-you-move-o-en
« Es
admirable ver cómo jóvenes y ancianos, mujeres y varones del Islam son capaces
de dedicar tiempo diariamente a la oración y de participar fielmente de sus
ritos religiosos. » Exhortación apostólica Evangelii
Gaudium, § 252: https://www.aciprensa.com/Docum/evangeliigaudium.pdf
[7] Por cierto que esto no es ninguna novedad en
boca de Francisco: « El Señor a todos, a todos nos ha redimido con la sangre de
Cristo: a todos, no solo a los católicos. ¡A todos! ‘‘Padre, ¿y los ateos?’’. A
ellos también. ¡A todos! ¡Y esta sangre nos hace hijos de Dios de primera
clase! ¡Hemos sido creados hijos a imagen de Dios y la sangre de Cristo nos ha
redimido a todos! » Homilía en Santa Marta
el 22 de mayo de 2013:
[8] “El bautismo de adultos. - La costumbre antigua de la Iglesia
sigue una regla diferente con los que están en edad adulta y tienen perfecto
uso de razón. a) Se les difiere el Bautismo algún tiempo, por los motivos
siguientes: porque no existe en ellos el peligro que amenaza ciertamente a los
niños, ya que el deseo de recibir el bautismo y el arrepentimiento les basta
para alcanzar la justificación si algún caso repentino les impide recibir el Bautismo
de agua.” Catecismo del Concilio de Trento, p. 139: https://www.adelantelafe.com/wp-content/uploads/2015/12/CATECISMO-ROMANO-CONCILIO-DE-TRENTO-520p.pdf “Si alguno dijere que los sacramentos de la nueva ley no son
necesarios, sino superfluos para salvarse; y aun cuando no todos sean
necesarios a cada particular, asimismo dijere que los hombres sin ellos, o sin
el deseo de ellos, alcanzan de Dios, por la sola fe, la gracia de la
justificación; sea excomulgado.” Concilio de Trento, Sobre los sacramentos en
general, canon 4: https://moimunanblog.com/2015/02/28/bautismo-de-sangre-y-de-deseo/ “Por lo tanto, que uno puede obtener la salvación eterna, que no
siempre es necesario que se le incorpore a la Iglesia en realidad como miembro,
pero es necesario que por lo menos esté unido a Ella por el deseo y el anhelo.
Sin embargo, este deseo no siempre tiene que ser explícito, como es en los
catecúmenos, puesto que, si una persona está en la ignorancia invencible, Dios
acepta también un deseo implícito, así llamado porque está incluido en esa
disposición buena del alma, por la cual una persona desea que su voluntad sea
conforme a la voluntad de Dios.” Decreto del Santo Oficio del 8 de agosto de
1949: https://adelantelafe.com/bautismo-urgencia-deseo-sangre/
[9] Recordar la declaración siguiente: « Dios es
luz que ilumina las tinieblas y que aunque no las disuelva hay una chispa de
esa luz divina dentro de nosotros. En la carta que le escribí recuerdo haberle
dicho que aunque nuestra especie termine, no terminará la luz de Dios que en
ese punto invadirá todas las almas y será todo en todos. » Entrevista con Eugenio Scalfari el 24 de
septiembre de 2013, publicado el 1 de
octubre en La Repubblica - cf. p. 10: https://www.aciprensa.com/entrevistapapalarepubblica.pdf
[10] Incluso
el “catecismo conciliar”, promulgado por “San Juan Pablo II” en 1992 -el cual,
a pesar de su apariencia “tradicional” (lo cual lo vuelve más peligroso),
contiene todos los errores doctrinales de Vaticano II (ecumenismo, libertad
religiosa, etc.)- mantiene intacta esta verdad fundamental de la doctrina
cristiana: “1213. El santo
Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en
el espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el
Bautismo somos liberados del pecado y regenerados
como hijos de Dios, llegamos a ser
miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su
misión. […] 1250. Puesto que nacen con una naturaleza humana caída y manchada
por el pecado original, los niños necesitan también el nuevo nacimiento en el
Bautismo para ser librados del poder de las tinieblas y ser trasladados al
dominio de la libertad de los hijos de Dios, a la que todos los hombres están llamados. La pura gratuidad de la
gracia de la salvación se manifiesta particularmente en el bautismo de niños.
Por tanto, la Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia
inestimable de ser hijo de Dios si no
le administraran el Bautismo poco después de su nacimiento.”
[12] Ver páginas 136, 139
y 140: https://www.adelantelafe.com/wp-content/uploads/2015/12/CATECISMO-ROMANO-CONCILIO-DE-TRENTO-520p.pdf
[15] Acerca de la penetración de las ideas
panteístas en el Vaticano desde el CVII, se puede consultar el artículo
siguiente: http://www.catolicosalerta.com.ar/bergoglio2017/FranciscoTeilhard-de-Chardin-y-el-panteismo.pdf
[16] El naturalismo y el indiferentismo religioso
de Bergoglio saltan a la vista en la siguiente cita: « Los no cristianos, por
la gratuita iniciativa divina, y fieles a su conciencia, pueden vivir
‘‘justificados mediante la gracia de Dios’’, y así ‘‘asociados al misterio
pascual de Jesucristo’’. Pero, debido a la dimensión sacramental de la gracia
santificante, la acción divina en ellos tiende a producir signos, ritos,
expresiones sagradas que a su vez acercan a otros a una experiencia comunitaria
de camino hacia Dios. No tienen el sentido y la eficacia de los Sacramentos
instituidos por Cristo, pero pueden ser cauces que el mismo Espíritu suscite
para liberar a los no cristianos del inmanentismo ateo o de experiencias
religiosas meramente individuales. El mismo Espíritu suscita en todas partes
diversas formas de sabiduría práctica que ayudan a sobrellevar las penurias de
la existencia y a vivir con más paz y armonía. » Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, § 254:
[17] “Sus centinelas son ciegos, ninguno sabe nada.
Todos son perros mudos que no pueden ladrar, soñadores acostados, amigos de
dormir” Isaías 56, 10.
Nacionalismo Católico San Juan
Bautista