Critican en EE.UU manipulación con armas químicas para atacar Siria
Nuevas revelaciones constatan la
falsedad sobre el ataque con gas sarín en los alrededores de Damasco,
así como la manipulación mediática en Estados Unidos para desencadenar
una invasión contra Siria semejante a la de Irak.
Robert Parry, experiodista
estadounidense de la agencia Associated Press y de la revista Newsweek,
destacó en un reciente estudio que los análisis de un equipo de expertos
de la ONU en los alrededores de la capital siria arrojó que nunca
fueron hallados restos de armas químicas tras el alegado ataque del 21
de agosto.
Asimismo, un laboratorio de Naciones
Unidas se retractó recientemente de su anterior afirmación de haber
detectado residuos degradados de gas sarín entre los restos de un misil
en las localidades periféricas de Moadamiyah y Zamalka.
Pese a dichas evidencias, el diario The
New York Times y la organización Human Rights Watch insisten en que una
unidad de élite del gobierno del presidente Bashar al-Assad disparó dos
proyectiles cargados con sustancias tóxicas, criticó Parry en un texto
reproducido este lunes por el sitio digital Washingtonsblog.com.
Un anterior informe de la ONU sobre el
incidente aseguraba que uno de los dos laboratorios de la ONU detectó un
fragmento de metal que consideró un residuo químico resultante del uso
de sarín.
Sin embargo, un nuevo análisis se
retracta de dicha aseveración y certifica que la sustancia química
resultó un falso positivo del nocivo compuesto, por lo cual ambos
laboratorios ahora concuerdan en que no hubo sarín ni derivados en las
muestras investigadas en Ghouta Oriental, comentó el analista.
Analizó además que si los dos misiles
hubiesen sido disparados desde la 104 Brigada de la Guardia Republicana,
al noroeste de Damasco, como alegaron quienes acusaron al gobierno en
aquel entonces, habrían requerido unos nueve kilómetros para llegar al
lugar de impacto.
Expertos consideran que los artefactos
improvisados volaron apenas tres kilómetros desde su lugar de origen, en
una zona donde campeaban grupos mercenarios y radicales islámicos
amparados política, logística y mediáticamente por gobiernos
occidentales y del Medio Oriente que buscan un cambio de régimen,
señaló.
Aún así, dijo, el Times no ha hecho
ningún esfuerzo para corregir las inculpaciones contra Damasco,
reconocer la evidencia contraria o al menos reflejar las dudas de
analistas, incluidos algunos dentro de la comunidad de inteligencia de
Estados Unidos, sobre la alta probabilidad de que fuesen los llamados
rebeldes los autores del hecho.
Tras el ataque de fines de agosto, en la
periferia de la capital siria, la administración del presidente Barack
Obama y varios medios de comunicación inculparon rápidamente al gobierno
sirio, aun sin presentar nunca pruebas fehacientes, y amenazaron con
iniciar una serie de bombardeos contra objetivos militares y políticos.