EL PANICO DEL SISTEMA
El Manifiesto comunista fue publicado en 1848. Recordemos aquí las primeras líneas del texto:
Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo. Todas las potencias de la vieja Europa se han aliado en santa cacería contra este fantasma: el papa y el zar, Metternich y Guizot, radicales franceses y policías alemanes.
¿Dónde está el partido opositor que no haya sido tachado de comunista por sus adversarios gobernantes, dónde el partido opositor que no haya relanzado el estigmatizante reproche de comunista, tanto a sus adversarios más avanzados como a sus enemigos más reaccionarios?
Dos cosas se derivan de este hecho.
Todas las potencias europeas reconocen ya al comunismo como una potencia.
Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo. Todas las potencias de la vieja Europa se han aliado en santa cacería contra este fantasma: el papa y el zar, Metternich y Guizot, radicales franceses y policías alemanes.
¿Dónde está el partido opositor que no haya sido tachado de comunista por sus adversarios gobernantes, dónde el partido opositor que no haya relanzado el estigmatizante reproche de comunista, tanto a sus adversarios más avanzados como a sus enemigos más reaccionarios?
Dos cosas se derivan de este hecho.
Todas las potencias europeas reconocen ya al comunismo como una potencia.
Substituyamos
los nombres hoy obsoletos de Metternich y Guizot por los de Merkel y
Hollande, el Papa de entonces por el actual y el zar por Putin;
substituyamos "comunismo" y "comunistas" por
"fascismo" y "fascistas". El statu
quo ya no teme a los comunistas, los marxistas son elegantes y
respetados antropólogos del multiculturalismo académico. Si aceptásemos el
razonamiento de Marx, el fascismo debería erigirse en
"potencia". Pero el fascismo sólo parece existir en un
plano puramente simbólico de la realidad, el mismo que Locchi
descubriera en su famoso opúsculo "La esencia del fascismo". El
fascismo está muerto, mas, como
el Cid, sólo su fantasma atemoriza ya tanto
a los políticos sistémicos como antaño la realidad del comunismo a aquellos
que, a la sazón, eran también los burgueses que nunca han dejado de ser.
Y ya se trate de los "adversarios más avanzados", ya
del PP o de "la policía alemana", a quienes detienen es a los
"fascistas", no a los "revolucionarios", tigres de papel que
han hecho suya la inane e inocua jerigonza marxista-leninista al uso. La simple
imagen virtual del fascismo
tiene una potencia mucho mayor, despierta más el miedo de
los inversores y de toda la
chusma liberal, que esos progres de
cuidado diseño (hasta en la mugre) cuando todavía se atreven
a esgrimir la vieja quincalla roja y entonan la queja de la "amenaza
fascista" para continuar cobrando la subvención municipal. El
"fascismo" -cualquiera que sea el significado de esta palabra- es
"revolucionario" incluso en su ausencia, en su no-ser, en su puro
existir imaginario o significante. ¿Por qué? Hete aquí el misterio que la filosofía debe
desentrañar
http://nacional-revolucionario.blogspot.com.ar/