La Corrupción K en la “Década Ganada” (Capítulo XLVIII)
CAPÍTULO XLVIII
ORLANDO BARONE, EMBLEMA DEL PROGRAMA DE TV 6,7,8[1]
Era
tan “retrógrado”, según manifiestan sus ex compañeros de trabajo (en
Ámbito Financiero), que lo echaron debido a que “sus notas eran
insoportables”. Julio Ramos era muy estricto y prescindió de él, no por
conflictos ideológicos, sino por considerarlo ineficiente como
periodista. Analía López, BWN Patagonia.
1. Su pasado lo condena[2]
Mi nombre es Darío Gallo, soy
periodista y ferviente seguidor del programa 678, creado para ensuciar
al periodismo argentino y a cualquiera que se digne a criticar al
gobierno de los Kirchner.
Es indignante y a la vez
divertido, ver como varias personas que alguna vez fueron periodistas
atacar con saña y alevosía a la “corpo mediática”. Entre ellos,
sobresale Barone, un escritor y periodista al que todos respetábamos,
porque combinaba ironía, humor y crítica. Hasta que llegó a 678 y se
convirtió en el emblema de un programa de tv que funciona con la técnica
fascista del escrache hacia los críticos, solo a veces disimulada por
los bloques de alabanza sin pliegues al oficialismo.
En las últimas semanas, 678 y
Barone se dedicaron a Clarín y a su papel durante la dictadura, para lo
cual ponían una y otra vez en pantalla la tapa del día después del golpe
del 24 de marzo de 1976.
Con razón, Barone y sus
compinches, se reían del “Total normalidad” que precedía al título
principal. Y de allí, pasaban a las “conexiones golpistas” de Clarín y
los jueces que ahora conceden amparos que demoran la aplicación de la
Ley de Medios, sancionada a instancias de los Kirchner, alejados ya del
matutino luego de ser socios estratégicos durante el mandato de Néstor
Kirchner.
Me llamaba la atención cierto mea
culpa de Barone, tirado con disimulo entre garrotazo y garrotazo. Tal
vez fue imperceptible, pero noté con claridad que el maduro periodista
tenía algo clavado en la conciencia. “Uno tal vez no ha hecho todo lo
que debía en esa época”, decía como al pasar Barone, y luego seguían
embistiendo contra Clarín, su directora, sus hijos “apropiados”, sus
periodistas -que viven callados por temor, etc.
Pero no solo a mí me producía
inquietud este presente de Barone (y su pasado), también al periodista
cordobés Sergio Carreras, de mi misma generación, quien escribió en su
blog un post llamado “Mis amigos K”:
Qué capo ese Orlando Barone, me
comentan y yo, que recorté y leí durante años las columnas de Puerto
Libre que Barone publicaba en La Nación, me pregunto qué clase de
lobotomía le tiene reservado el destino a los periodistas lúcidos cuando
llegan a viejos, porque nunca se puede haber sido simulador tiempo
completo.
Más allá de las suposiciones
sobre qué le puede haber pasado a Barone, decidí rastrear un poco la
historia de Orlando para saber por qué de a ratos dejaba advertir que ni
él estaba conforme con su presente… o con su pasado. Fui a su página
web a ver si había pistas de esa historia que parecía gotear entre
escrache y escrache a medios, periodistas, la viuda de Noble o Clarín.
Pero en su página no hay pasado, o sí. Pero no hay pasado periodístico,
salvo un detalle desordenado de su estadía por algunas publicaciones:
Director del diario El Cronista, y
del diario Extra (1990/91). · Secretario de Redacción de la Director
del diario El Cronista, y del diario Extra (1990/91) · Secretario de
Redacción de la revista Expreso (1987). · Periodista y corresponsal del
diario Ámbito Financiero (1993/94). · Periodista y columnista del diario
La Razón matutina dirigido por Jacobo Timerman (1984). · Director de la
revista de Ciencia y Técnica de la Universidad de Buenos Aires
(1992/93). · Fue redactor de Siete Días (1982/ 84), Crisis (1973),
Mercado (1969/72), agencia DYN (1982/86), Agencia de Noticias TELAM
(1994/96), revista 3 Puntos ( 2000/2003) y revista Noticias (1996/99).
Si leen con detenimiento, en este
currículum de su página, no figuran los años negros de la dictadura.
¿Qué pasó con Orlando esos años? ¿Se exilió? ¿Puso una pollería? Fíjense
que los datos están tirados sin orden cronológico, pero si uno los
ordena su último trabajo pre golpe fue en la revista crisis (1973) y
luego reaparece en 1982 en la revista Siete días. ¿Y en el medio? ¿Qué
hizo Barone durante 1976 y 1982?
La única solución al enigma era
ir a la historia laboral de Barone asentada en el Anses, un organismo
estatal que no puede merecer refutación de 678. Allí, en la ficha de
José Orlando Barone, nacido el 5 de octubre de 1937, hay una parte de la
respuesta que andábamos buscando. ¿Saben dónde trabajaba Barone cuando
se publicó la tapa de Clarín que preside este post? Sí, en Clarín. Y no
era un niño. En marzo de 1976, Orlando Barone tenía casi 39 años.
Según el cronograma de aportes
jubilatorios del Anses, Barone ingresó en febrero de 1976, un mes antes
del golpe militar, en la sociedad dueña de Clarín llamada “Arte Gráfico
Editorial Argentino (AGEA S.A.)”, que en 1999 pasó a ser Grupo Clarín
S.A.
¿Por qué ese dato no figura en su curriculum vitae?
Tal vez porque trabajó hasta diciembre de ese año, cuando se fue para
la revista Salimos, una publicación de ocio y tiempo libre.
Quizás alguno pueda pensar que si
bien fue en el momento clave (febrero-diciembre de 1976), diez meses no
justifican “ensuciar” una hoja de vida de una persona de 72 años. ¿Qué
son 10 meses en alguien que ha vivido 850? Sin embargo, según el mismo
informe del Anses, Barone volvió a Clarín en enero de 1978 y se quedó
hasta diciembre de 1981.
¿Qué no estuvo todo el Proceso,
sino que pudo salir del grupo en 1981? Bueno, podría ser un mérito. Pero
desde el 83 al 85, ya con la democracia recuperada, Barone pasó a
Diarios y Noticias, la agencia que también dominaba Clarín.
La negación de Orlando sobre su
pasado en el Grupo Clarín, cuando ya era un hombre hecho y derecho, abre
otros interrogantes. ¿Qué dirá de los Kirchner y de 678 en unos años?
Supongamos en ocho, cuando él cumpla los 80.
Tal vez diga que el matrimonio
que reinaba en el país se enriqueció en el poder y que había una manga
de periodistas chupamedias que tapaban sus flaquezas con la
sobreactuación y apropiación de la bandera de los derechos humanos. O
que Gvirtz era un perverso ejecutor de las operaciones que ideaba en
Olivos el dueño de todo. Podría ser. Como diría Orlando, luego de ver
esos pomposos informes sobre el golpe del 24 de marzo, nada puede
construirse si no respetamos la memoria.
Yo no juzgaría a Barone por lo
que hizo o no hizo en el ’76. Solo me llama la atención su presente y me
inquieta su futuro. Y creo suponer por qué borró de su pasado sus años
en Clarín, y por qué su vida laboral “desapareció” durante el Proceso.
No tengo dudas de que lo hizo para estar libre de culpas, y así poder arrojar la primera mierda.
2. Orlando Barone ubicó a su nieta en Télam con un sueldazo[3]
Orlando Barone es hoy uno de los
mayores exponentes de lo que el kirchnerismo gusta denominar “periodismo
militante”. No solo es un hombre alineado a esa incipiente movida, sino
también uno de los más obsecuentes alfiles del oficialismo.
Oportunamente, se revelaron los
datos de su sinuoso pasado durante la dictadura militar, revistando
laboralmente para diario Clarín, medio al que hoy denosta. También se
contaron sus peripecias en diario La Nación, algo que Barone hoy parece
olvidar.
También se contó que le inició
una demanda laboral a Radio Del Plata por intentar reducir su suculento
sueldo de 35 mil pesos. Como puede verse, un fiel exponente del
progresismo K.
Hoy Barone le cuesta al Estado
Nacional mucho dinero, ya que trabaja en medios gubernamentales como
Télam y Canal 7, con salarios astronómicos de facturación.
Pero no es lo único que la
sociedad debe agradecerle al ex periodista: su nieta Milena se ha
incorporado gracias a sus oficios a la estatal agencia Télam cobrando la
friolera de $7.890 mensuales. Se trata de una joven cuyo único mérito
ha sido el de administrar el blog de Barone.
El dato fue confirmado por la
propia entidad −aunque sin admitir a cuánto asciende el salario de la
inexperta cronista− y refrendado por el colega Alejandro Bercovich. Por
lo que pudo confirmar Tribuna de Periodistas, a través de fuentes de la
Anses, Milena trabaja en Télam desde principios de 2010 y ostenta el
salario referido: $7.890. Eso sí, en mayo de 2011 llegó a rozar los $
11.180 por motivos que se desconocen.
Tal vez esa cifra sea un premio
por contener emocionalmente a su abuelo Orlando Barone, algo que este ha
sabido explicar en su blog hace unos meses:
“Mi nieta y asistente Milena me
leyó el título de tapa de la revista Noticias de la semana pasada con el
tema de Sarlo y 6,7,8. Es éste: ‘La intelectual del momento y el pasado
gris de Orlando Barone’. Y me dijo tiernamente, sagazmente,
‘baronemente’: ‘Abuelo, si hacen la nota para cagarte y solo pueden
poner que tu pasado es ´gris`, es porque es blanco. Y si hubieran puesto
negro es que es gris’. No me dijo que Noticias me eligió el peor,
porque soy el mejor, porque ambas cosas son mentiras. Me dijo: ‘Abuelo,
te quiero’.”
Puede decirse que Milena es una verdadera filósofa. Ahora sí puede entenderse por qué cobra lo que cobra.
3. La perversa lógica de los bloggers K
a) Una secta que no acepta el diálogo
Es bien cierto que el periodismo
es una profesión de riesgo, sobre todo cuando se tiene la mala idea de
enfocarse en géneros periodísticos como la investigación y/o la
política. Se sabe que tocar ciertas cuestiones espinosas puede llegar a
ser el puntapié inicial para convertirse en el blanco de personajes
inescrupulosos.
Uno, que ha investigado temas
complicados de la talla de la muerte del hijo de Carlos Menem, la vida
de Alfredo Yabrán, el atentado a la AMIA, y otros −todas esas
investigaciones culminaron en explosivos libros−, jamás hubiera supuesto
que un tema tan trivial podría disparar el enojo de docenas de
obsecuentes oficiales.
¿A qué me refiero? A mi nota sobre la “acomodada” nieta de Orlando Barone, publicada este lunes en Tribuna de Periodistas.
El hecho de contar que este
último ubicó a una joven familiar en agencia de noticias Télam, con un
sueldo que supera los $7.500, fue suficiente para que una horda de
bloggers K me hostigara a lo largo del día −y la noche− amenazándome de
toda manera posible, incluso de muerte. “Ya vas a ver, te vamos a buscar
y te vamos a encontrar” me dijo uno de ellos por Twitter, mientras otro
me maldecía por correo electrónico con inusitada dureza.
Los mensajes se multiplicaron por
veintenas. Intenté dialogar con algunos de ellos, lo confieso, pero fue
imposible. Ninguno supo seguir una conversación civilizada sin entrar
en el juego de los insultos. Eso sí, todos coincidieron en atacarme en
un punto: según ellos, yo estaba “conspirando” contra el modelo nacional
y popular que impulsa Cristina Kirchner y eso no lo iban a permitir.
“Si yo hubiera denunciado que
Joaquín Morales Solá metió a su nieta en un organismo del Estado con un
sueldazo, ¿también estaría mal?”, pregunté a uno de ellos. “Es
diferente, porque Morales Solá es antipatria. En ese caso, hubiera
estado bien la denuncia y nosotros la hubiéramos acompañado”, me
respondió una bloguera cuyo nick es “María235”.
Como puede verse, la lógica con
la que se mueven los internautas K es perversa y peligrosa. No importa
ya si alguien comete un delito o un acto antiético, lo relevante es
quién lo hace. Si se trata de una persona que se encuentra en las
antípodas del kirchnerismo, se lo puede atacar; si pertenece al círculo
áulico oficial, no.
En realidad es lo que hacen los
medios alineados al Gobierno, como Página/12, Tiempo Argentino, El
Argentino, Télam o Radio Nacional. En ninguno de ellos podrá leerse una
sola línea sobre la desaparición de los fondos de Santa Cruz, la
manipulación del INDEC o la entrega patrimonial a la Barrick Gold. Solo
furibundos ataques a políticos de la oposición o medios críticos al
gobierno.
Es toda una suerte de
“redefinición” del dogma periodístico que, se sabe, jamás debe moverse
de acuerdo a la lógica partidaria y mucho menos los humores ideológicos.
Frente a este avance de lo que se denomina “periodismo militante”,
¿debe arrojarse a la basura todo lo que se ha escrito acerca de la
prensa hasta el día de hoy? ¿Tan errados estuvieron a lo largo de los
siglos quienes analizaron y explicaron cómo debe ser el trabajo de los
medios?
La polémica no se da solamente en
ese punto, sino también en la radicalización del enfrentamiento que
promueve el propio oficialismo entre “propios y ajenos” al movimiento.
Parafraseando a Juan Domingo Perón, “al amigo, todo; al enemigo, ni
justicia”.
b) O se es “nacional y popular” o se es “antipatria”
Esta perversa lógica ha llevado a
una clara división de la sociedad, donde no se puede sostener un debate
lógico y pensante, solo se permite la agresión y el insulto. O se es
“nacional y popular” o se es “antipatria”, así lo ha impuesto el relato
oficial.
Sin embargo, ¿se puede sostener
semejante imbecilidad? ¿Qué tan sano es para la sociedad profundizar
esos extremos? Cuando uno observa cómo ese discurso prende en muchos de
los seguidores del “modelo”, la comparación con la Venezuela de Hugo
Chávez se hace inevitable.
Allí, como en la Argentina, la
mayoría de los obsecuentes se mueven cual si fueran adeptos a una
peligrosa secta que repite siempre el mismo latiguillo. Es un disco
rayado que no les permite escuchar nada más que la voz de su propio
líder. ¿Cómo intentar explicarles algo medianamente lógico?
Hay que reconocer que el
procedimiento es sumamente efectivo, porque le ha permitido al
kirchnerismo moverse con relativa tranquilidad en el marco de ciertos
escándalos que, si no fuera por el discurso “nacional y popular”, no
podrían haber sido explicados debidamente.
Indec, inadt, Schoklender, mafia
de los remedios, triple crimen, narcotráfico, Southern Winds, Jaime y
Skanska, entre muchos otros desaguisados, son solo una muestra de lo que
permite tapar el relato K.
La corrupción está ahí, a la
vista, pero los “militantes” no se mosquean siquiera, solo arengan
contra quienes se atreven a señalar esos hechos. No importa el saqueo al
país, no al menos si lo hace el gobierno “progresista” de Cristina
Kirchner. Se insiste, la estrategia es brillante y los obsecuentes K
caen como chorlitos.
Más temprano que tarde, habrá que
preguntarse, ¿qué tiene de progresista una mandataria que ostenta
millonarias cuentas en Suiza y un incremento patrimonial del 3.540% en
solo ocho años? ¿Cómo puede explicar la vergonzosa entrega que se ha
hecho de los recursos naturales a la empresa Barrick Gold, con el
desastre natural que ello generará en detrimento de las futuras
generaciones? ¿Es ese el modelo “nacional y popular”?
Cuando los bloggers K defienden
con uñas y dientes al kirchnerismo, ¿sabrán que defienden esos hechos de
corrupción? ¿Les interesa acaso?
En fin, el ataque de estos “poco
pensantes” internautas es un innecesario plus que se suma a la clásica
presión que sufre el hombre de prensa en su diario trabajo. Es un tópico
que agrega violencia a una profesión que debería carecer de ella.
Si ello representa un peligro en
ciernes, más lo configura el hecho de que el fenómeno se encuentre en
incesante aumento. Para saber hacia dónde puede llegar la escalada,
basta observar lo que ocurre en Venezuela en estos días, donde la
violencia verbal dio paso −hace tiempo− a la violencia física.
¿Es eso lo que busca el oficialismo? ¿Será acaso lo que Cristina denominó oportunamente como “profundización del modelo”?
Lamentablemente, muy pronto lo sabremos.
4. ¿Cuánto cobra Orlando Barone en 6,7,8?[4]
a) Cuanto le sale al Estado el programa
Durante la emisión de Periodismo
para todos, la periodista Mariel Fitz Patrick mostró los números de los
montos que cobran varios de los periodistas que hacen el programa 678
por la pantalla de Canal 7.
Si bien el ciclo es una
coproducción entre la empresa de Diego Gvirtz y la TV Pública, se aclaró
que los panelistas cobran a través de esa compañía.
De acuerdo a la información que
dio Fitz Patrick, 678 le sale al Estado 11 millones de pesos y según el
informe, la periodista Sandra Russo gana 60 mil pesos y Orlando Barone,
40 mil pesos (datos de diciembre/2012).
b) Las facturas de Orlando Barone por sus columnas en Télam[5]
Perfil.com
accedió a una factura del panelista de 6,7,8. Cuánto cobra por
artículo. El panelista del programa propagandístico filo K 6,7,8,
Orlando Barone, es también columnista de la agencia Télam. Cada lunes,
el periodista publica en la web de la agencia de noticias estatal un
artículo: “La opinión de Orlando Barone”.
Según una factura del periodista que obtuvo Perfil.com,
Barone cobró 3.000 pesos (3.630 con IVA) por cuatro columnas que
publicó en setiembre. Esto es, 750 pesos por artículo sin impuestos.
La primera columna de Barone para
Télam fue publicada el 9 de junio y versó, cuándo no, sobre el caso
Noble Herrera. Hasta ahora, Barone cobró de manos de la agencia de
noticias del Estado $21.779 por sus columnas semanales.
Otros títulos al mejor estilo
Barone: “Los perros rebeldes no tienen cucha”, “El desquite gourmet del
choripán”, “Las cenizas de los malos perdedores” y “El cuco del dólar ya
no funca”.
Un allegado de la agencia confió a
este portal que Roxana Barone, la hija del periodista de 6,7,8, es jefa
de Noticias de Télam. Esa no es la única incorporación de la familia a
las filas de Télam. Hace pocos meses fue contratada Melina Heinrich, la
nieta de Barone.
[1]
Nota del autor: Orlando Barone trabaja en la televisión
pública argentina en conjunto de un “grupo de tareas” mediático a favor
del gobierno de kirchnerista, con sueldos pagados por medio de los
impuestos de todos los argentinos, que observan una televisión estatal
orientada al sistema “chavista” en desmedro de la difusión de contenidos
culturales y apolíticos (ver video, donde parece cometer “sincericidio”
o “caradurismo extremis”: http://www.youtube.com). Más información: BWN Patagonia, 4/7/10, “Orlando Barone: de las finanzas a la calle por ineficiente”, http://bolsonweb.com.ar (en este artículo se habla de que en 2010 Barone cobraba $ 80.000 mensuales).
[2] Fuente de información: Tribuna de periodistas, 1/4/10, Darío Gallo, “Orlando Barone, mi pasado me condena”, http://periodicotribuna.com.ar.
[3]
Fuente de información: Tribuna de periodistas, Christian
Sanz, “Orlando Barone ubicó a su nieta en Télam con un sueldo de $
7.890”, http://periodicotribuna.com.ar.
[4] Fuente de información: TNCom.ar, 10/12/12, “PPT: cuánto cobran los periodistas de 678”, http://tn.com.ar (ver video).
[5] Fuente de información: Perfil.com, 10/11/11, “Las facturas de Barone por sus columnas en Télam”, http://www.perfil.com.