La Presidenta de Family Watch, Sharon Slater, participó en una
conferencia de prensa para el “Autobús de la Libertad de Expresión” en
un parque frente a las Naciones Unidas junto con los patrocinadores del
autobús, Ignacio Arsuaga de HazteOír y Brian Brown de la Organización
Internacional por la Familia.
Los gráficos en el autobús afirman el simple hecho de que los niños son
niños y las niñas son niñas, y que el sexo biológico no puede ser
cambiado.
Mientras que Ignacio, Brian y Sharon daban sus declaraciones a la
prensa, fueron abucheados y rodeados por manifestantes enojados,
gritaban para ahogar sus palabras junto con cantos de “¡Vergüenza!
¡Vergüenza!¡Vergüenza!, ¡Odio!¡Odio!¡Odio! Y gente enojada rodeándolos
tratando de bloquear las cámaras de televisión.
A pesar del acoso, ellos dieron a conocer sus declaraciones. Sharon
habló sobre los derechos de los padres a guiar las decisiones médicas de
sus hijos, especialmente en lo que se refiere a asuntos de tratamientos
sobre confusión de género. Ella subrayó la investigación que muestra
los daños potenciales de las hormonas y procedimientos quirúrgicos que
intentan ayudar a los niños a cambiar su género y citó un hecho de la
Asociación Americana de Psiquiatría: Diagnostic and Statistical Manual
of Mental Disorders (Manual de Diagnóstico y Estadística de Trastornos
Mentales) en que entre el 80 – 90 por ciento de los niños que
experimentan confusión de género, resuelven esta confusión al llegar a
la edad adulta.
Quién hubiera pensado que llegaría el día en que decir que las niñas son
niñas y los niños son niños sería considerado como lleno de odio,
considerado como intolerancia, merecedor de censura e instigador de
ataques. Más tarde ese día, el autobús de la libertad de expresión fue
atacado por manifestantes con martillos, pintado con graffiti, y el
conductor también fue agredido.
En el evento paralelo cuyo anfitrión fue la Organización Mundial para
Mujeres (WOW por sus siglas en inglés), cuando entrábamos al salón, un
grupo de mujeres cogieron material de WOW y se negaron a devolverlo,
diciendo que lo iban a quemar. Esto era material sobre cómo proteger a
las niñas del abuso sexual. Estas mismas personas decían a la gente que
iba al evento, que no entraran y que salieran del salón, llevando a
muchos hacia afuera, diciéndoles que el evento estaba promoviendo la
discriminación y la violencia. Irónicamente, eran estas mujeres quienes
estaban promoviendo la discriminación y la violencia.
España, a nombre de la Unión Europea, en su declaración lamentó que la
“salud y los derechos sexuales y reproductivos” (SRHR por sus siglas en
inglés) no hayan estado más fuertemente ligados al empoderamiento de las
mujeres y expresaron preocupaciones respecto al lenguaje llamando al
respeto del “espacio político” de las naciones y lamentó el lenguaje
adoptado que reforzó los “roles tradicionales” para las mujeres.
Argentina, hablando a nombre de una serie de países latinoamericanos,
también lamentó la falta de referencias más fuertes a “derechos y salud
sexual y reproductiva”, (Australia y Francia también hicieron referencia
a puntos similares) y expresaron desaliento de que una referencia a
“las mujeres en toda su diversidad de orientación sexual e identidad de
género” como fue acordada en la “Declaración de Panamá”, no haya sido
incluida en el texto.
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