BERGOGLIO NIEGA LA EXISTENCIA DEL INFIERNO
Francisco niega la existencia del infierno
Con Bergoglio a tu lado, el infierno asegurado
Miles Christi – 29/03/2018
El diario italiano La Repubblica publicó en la edición de ayer -martes 28 de marzo– una nueva conversación de Francisco con Eugenio Scalfari, en la que Bergoglio, además de reivindicar el “honor” de ser llamado “revolucionario”, negó la existencia del infierno y la inmortalidad de las almas. Transcribo a continuación el pasaje en cuestión:
–Su Santidad, en nuestra reunión anterior me dijo que nuestra especie desaparecerá en algún momento y
que Dios siempre creará otras especies a partir de su semilla creadora.
Nunca me habló de las almas que murieron en el pecado y se van al
infierno por toda la eternidad. Me habló, por el contrario, de buenas
almas y me admitió la contemplación de Dios. ¿Pero las almas malas?
¿Dónde están castigadas?
-No
son castigadas. Las que se arrepienten obtienen el perdón de Dios y van
a la filas de las almas que lo contemplan, pero las que no se
arrepienten y por lo tanto no pueden ser perdonadas, desaparecen. No
existe un infierno, existe la desaparición de las almas pecadoras.
Ante el revuelo que provocó la noticia, la oficina de prensa del Vaticano se limitó a publicar un escueto comunicado en el que se afirma que “ninguna cita del mencionado artículo puede considerarse una transcripción fiel de las palabras del Santo Padre.” Lo cual, por cierto,dista de ser un desmentido formal de las mismas.
Ya son legión las publicaciones de las conversaciones de Scalfari con Bergoglio durante los cinco nefastos años del actual “pontificado”, siempre escandalosas, repletas de herejías de todo tipo, y puntillosamente
seguidas por un escueto comunicado vaticano emitiendo “reservas” en
cuanto al carácter fidedigno de las transcripciones efectuadas por el
periodista italiano, gran amigo, confidente y portavoz oficioso del
inquilino de Santa Marta.
Creo que no es necesario precisar que nos hallamos ante una maquiavélica estrategia de comunicación, manifiestamente deliberada y meticulosamente ejecutada, cuyo único propósito es el de sembrar confusión y crear caos entre los creyentes. Este desagradable y escandaloso incidente, acaecido en plena Semana Santa, no es más que una enésima muestra de la maldad diabólica y del cinismo a toda prueba que animan al “Santo Padre”, siempre fiel a su detestable costumbre de “hacer lío”…