GUERRA CONTRA REVOLUCIONARIA

Jordán Bruno Genta
Tema I
DOCTRINA POSITIVA
DOCTRINA POSITIVA
El Liberalismo es pecado porque postula una libertad que quiere liberarse de toda sujeción y ser enteramente para sí; el hombre es lo que hace y Dios mismo es hechura suya; también es la medida de todas las cosas, sea como individuo, número, clase, masa, nación, rasa o humanidad. Puesta esta falsa libertad, esta libertad aparente como principio, su lógica tiene que discurrir necesariamente en la apariencia sin ser, en la negación de lo que es y en la negación de la negación. Esta lógica de la contradicción infinita es la dialéctica. Su fundamento ontológico no es la esencia inmutable sino el mudable devenir, o el no ser; no procede de lo mismo a lo mismo, sino que vive de la negación de lo que es. La dialéctica marxista o existencialista no lleva la contradicción al plano de la esencia, sino que niega lisa y llanamente que haya esencias. Heteronomía: significa autoridad externa, así como autonomía, la propia autoridad sobre sí mismo.
En Marx y Sartre, es el resultado de su negación de Dios, porque no puede haber esencias sin Dios que las conciba y todo está permitido si Dios no existe. El liberalismo llevado hasta las últimas consecuencias es nihilismo puro. Si asume la forma de una empresa colectiva, acaba en el Comunismo Ateo de Marx o de Bakunin 7. Si se limita a un programa individual, se manifiesta finalmente en el tipo de los demonios de Dostoievsky o en el existencialismo ateo de Heidegger o de Sartre. Es que el Liberalismo moderno se plantea en la división de Cristo, en la desencarnación del Verbo de Dios que el hombre obra en sí mismo, liberando su razón natural de la Fe sobrenatural, su libertad humana de la Gracia Divina, sus obras del mérito de Cristo. En lugar de la civilización del hombre unido a Dios en Cristo, la del hombre que niega o reniega de Cristo: humanismo judío, masónico, comunista o existencialista. Se trata de un humanismo demasiado humano, cuya recuperación desde las sucesivas alienaciones o enajenaciones —religiosa, metafísica, política, social— se juega en el ritmo dialéctico de la negación de la negación. Tesis, antitesis y síntesis totalmente negativas; la libertad libre de toda limitación que nivela al ser con el no ser •—ciencias, opiniones valores, etcétera— a través de la igualdad promotora de la fraternidad. La diferencia engendra odio.; y de la abolición de todas las distinciones v jerarquías por el igualitarismo masificador procede el espíritu de hermandad, la fraternidad universal. En lugar del misterio de la Santísima Trinidad, el hombre moderno confiesa la trilogía de negaciones dialécticas —libertad, igualdad, fraternidad— en que se fia Sartre: filósofo y literato existencialista francés de nuestros días. Bakunin: revolucionario de origen ruso que produjo la división de la Primera Internacional de Trabajadores con su oposición a Marx. Es el jefe del Comunismo Anárquico o Anarquismo, Heidegger: filósofo alemán contemporáneo funda la religión civil de la Democracia. No se trata de una de las formas de gobierno, sino de un ideal y estilo de vida que algunos filósofos católicos como Maritain no vacilan en proclamar como "el ideal de la Cristiandad". Esta democracia exaltada idolátricamente como la nueva divinidad es el camino que lleva, quieras que no, por la vía pacífica del sufragio universal o por la violencia revolucionaria, hacia el Comunismo. La crítica de la Religión de Cristo, la crítica de la filosofía de las esencias y del fin, la crítica de las jerarquías sociales y la crítica de la Propiedad Privada, son las etapas dialécticas en que se cumple ese proceso de recuperación teórica y práctica de su humanidad, por el hombre enajenado de sí mismo a lo largo de la historia universal. ¿Qué es la Religión? La primera y principal de las alienaciones del hombre. El hombre proyecta en Dios y en la vida del más allá sus necesidades y aspiraciones defraudadas por su condición real en esta vida. Busca en lo sobrenatural y en la idea de la divinidad lo que le falta en la realidad. Quiere decir que la relación existente entre lo real y lo ideal es la que media entre una negación y la negación de esa negación. Según este teoría materialista que Marx recoge de su maestro Feuerbach, "los dioses han aparecido sobre la tierra. . . para aplacar el hambre, para apagar la sed, en una palabra, para remediar la miseria humana". Por esto es que la Doctrina Marxista sostiene que, cuando el hombre haya alcanzado la felicidad real en esta vida, ya no tendrá necesidad de la ilusión religiosa para vivir. Quiere decir que ya no tendrá que alienarse, buscar fuera de sí, en un supuesto más allá, la satisfacción de sus necesidades reales: "La religión —concluye Marx— no es más que el sol ilusorio que gira en torno. Este humanismo típicamente liberal y marxista pretende que el hombre es lo más alto para el hombre y la medida de todas las cosas; es el humanismo anticristiano o ateo de nuestros días.
Este humanismo típicamente liberal y marxista pretende que el hombre es lo más alto para el hombre y la medida de todas las cosas; es el humanismo anticristiano o ateo de nuestros días. Del hombre, hasta que el hombre gire alrededor de sí mismo como de su propio sol". Lo mismo ocurre con la alienación metafísica que sig- nifica la fijación de la mente en verdades esenciales: esto es, la evasión de un carácter dialéctico en ese sen- tido de la eternidad y de lo que es eterno en. las cosas. Las jerarquías sociales, así como los antagonismos de clase entre propietarios y proletarios, son otras tantas formas de la alienación; esto es, de una humanidad di- sociada, desgarrada, dividida de sí misma. La abolición, de todas las jerarquías y privilegios, de esas clases mis- mas por medio de la supresión de la Propiedad Privada,, traerá la recuperación del hombre total; la reintegración de su humanidad lacerada por la sociedad capitalista, prevista en la revolución social. La necesidad del Estado en. la Dictadura del Proletariado es transitoria y responde al propósito exclusivo de aplastar a sus adversarios burgueses; pero el Estado, como forma de coerción del hombre se irá extinguiendo a medida que la perfección del régimen comunista "vaya reemplazando el gobierno de las personas por la admi- nistración de las cosas y la dirección de los procesos de la producción" . El proletariado consciente de su misión es el encargado de reivindicar a la humanidad. Su acción histórica consistirá en la superación definitiva de toda moral de clase, para alcanzar, por vez primera, una moral verdaderamente humana sobre la desaparición de toda desigualdad social. Este proceso de liberación social del hombre, a través- de la nivelación dialéctica que se inicia con la crítica de la religión y acaba con la crítica de la Propiedad Privada, será consumado por el proletariado. "El alma —sostiene Engels— no se reforma con la religión, sino con la praxis... no ideas sino praxis. No héroes,, sino masas". El paso de la sociedad feudal a la burguesa, y de ésta a la sociedad sin clases, no es más que el cumplimiento- (Engels, ANTIDÜHRINC). dialéctico de esa liberación de la libertad humana de sus cadenas tradicionales: "Así la burguesía en virtud de las necesidades de su desarrollo, opuestas a los privilegios y vínculos feudales, es llevada a reivindicar la libertad y la igualdad bajo la forma universal de los Derechos del Hombre. El proletariado después de acompañar a la burguesía como la sombra al cuerpo, a partir de la abolición de los privilegios de clase, pasa a exigir la abolición de las clases mismas... reivindicando además de la igualdad formal —jurídicopolítica—, la substancial —-socioeconómica—". "Es la misión histórica del proletariado —continúa Engels 11— reivindicar el derecho del trabajador sobre su persona y actividad libre, frente a la condición de mercancía bajo el régimen burgués. Su objetivo final es la conquista de un ideal humano de libertad y de desarrollo de la personalidad". El movimiento proletario mundial arranca del fin de la Filosofía de la Historia Universal de Hegel, transformando su dialéctica ideal de la libertad en la realización dialéctica de la libertad; esto es, en liberación efectiva y total del hombre. Por esto es que Engels insiste : "Hoy existe por primera vez el desarrollo y la realización absolutamente libre de sus aptitudes físicas e intelectuales. Cuando tal posibilidad se convierta en realidad, el hombre saldrá verdaderamente del reino animal, iniciará una vida ver- daderamente humana, no más ajeno a la sociedad y a las fuerzas que en ella operan, sino factor consciente de su historia". Ocurre, pues, que el proletariado desde la extrema inhumanidad de su condición económicosocial, desde la nada que es en la sociedad burguesa, pasará a serlo todo en el salto a la libertad que va a ser el Comunismo. Si de este canto de sirena de la utópica panacea libertaria, pasamos a la real condición humana bajo las tiranías comunistas, nos encontraremos con pobres bestezuelas aterradas en su extremo desamparo e indigencia o con autómatas eufóricos de la tecnocracia.(11 ANTIDÜHRING. 12 ANTIDÜHRING,) Tercera Parte, Capítulo III. Las sucesivas revoluciones "libertadoras" han venido despojando al hombre occidental de todos sus apoyos y protecciones, de todos los bienes espirituales y estabilidades sociales que le había procurado la Civilización Cristiana; y después de que el Liberalismo ha vaciado su alma y los ha proletarizado, ya no constituyen verdaderos pueblos, sino masas informes y tumultuosas, presas fáciles de la Tiranía Comunista.Esta democracia exaltada idolátricamente como la nueva divinidad es el camino que lleva, quieras que no, por la vía pacífica del sufragio universal o por la violencia revolucionaria, hacia el Comunismo. La crítica de la Religión de Cristo, la crítica de la fi- losofía de las esencias y del fin, la crítica de las jerar- quías sociales y la crítica de la Propiedad Privada, son las etapas dialécticas en que se cumple ese proceso de recuperación teórica y práctica de su humanidad por el hombre enajenado de sí mismo a lo largo de la historia universal. ¿Qué es la Religión? La primera y principal de las alienaciones del hombre. El hombre proyecta en Dios v en la vida del más allá sus necesidades y aspiraciones defraudadas por su condición real en esta vida. Busca en lo sobrenatural y en la idea de la divinidad lo que le falta en la realidad. Quiere decir que la relación existente entre lo real y lo ideal es la que media entre una negación y la negación de esa negación. Según este teoría materialista que Marx recoge de su maestro Feuerbach, "los dioses han aparecido sobre la tierra. . . para aplacar el hambre, para apagar la sed, en una palabra, para remediar la miseria humana". Por esto es que la Doctrina Marxista sostiene que, cuando el hombre haya alcanzado la felicidad real en esta vida, ya no tendrá necesidad de la ilusión religiosa para vivir. Quiere decir que ya no tendrá que alienarse, buscar fuera de sí, en un supuesto más allá, la satisfacción de sus necesidades reales: "La religión —concluye Marx— no es más que el sol ilusorio que gira en torno
a. El Proceso del Liberalismo en la Argentina
La Argentina forma parte del Occidente Cristiano porque su patrimonio espiritual, intelectual, político y social se ha constituido en sus principios e instituciones funda- mentales, a través de la obra de España en América y de las primeras generaciones patricias, las que conquistaron la soberanía y realizaron su unidad nacional. La España de los Reyes Católicos, de Carlos V y Felipe II, es la más amplia expresión política de la Cristiandad Occidental. Las fundaciones del Descubrimiento y de la Conquista respondieron a un sentido católico y romano de la Política. La ciudad y la civilización indianas se construyeron alrededor de la Iglesia, en la forma de cabildos (municipios) gobernaciones y reinos. Se codificó el derecho español ajustándolo a las condiciones existenciales de América. Se levantaron universidades teológicas y jurídicas, conventos y monasterios, magistraturas e instituciones de gobierno, conforme al modelo de la metrópoli. Y la patria, en el sentido de la tradición viviente y del territorio estable, en el que nacieron los fundadores de nuestra soberanía política —Saavedra, San Martín, Belgrano, Deán Funes— era católica e hispánica, es decir, occidental. La ruptura con esa tradición mantenida y enriquecida a lo largo de 300 años de vida española y los primeros 50 años de vida argentina fue la obra de la generación liberal triunfante en Caseros.FACUNDO de Sarmiento y las BASES de Alberdi documentan esa ruptura total con el pasado que el primero plantea en el esquema dialéctico o en la antítesis: "Civi- lización o Barbarie". Alberdi en el Capítulo XIV de las BASES declara ca- tegóricamente: "Con la revolución americana acabó la acción de la Europa española en este continente; pero tomó su lugar la acción de la Europa Anglo-Sajona". Y en el Capítulo XV agrega: "Queremos plantar y aclimatar en América la libertad inglesa, la cultura francesa, la laboriosidad del hombre de Europa y de Estados Unidos". ".. .El pueblo de la caldera se ha improvisado alrededor de un ferrocarril, como en otra época se formaba alrededor de una Iglesia". En el Capítulo XXX insiste en que: "Necesitamos cambiar nuestras gentes incapaces de libertad por otras gentes hábiles para ella sin abdicar el tipo de nuestra raza original. . . suplantar nuestra actual familia argentina, por otra igualmente argentina pero más capaz de libertad, de riqueza y de progreso. . .". "La América del Sud posee un ejército para este fin, y es el encanto que mas hermosas y amables mujeres recibieron de su origen andaluz, mejorado por el cielo espléndido del Nuevo Mundo. Removed los impedimentos inmorales que hacen estéril el poder del bello sexo americano (se refiere al matrimonio católico), y tendréis realizado el cambio de nuestra raza. . .". "La Constitución debe ser hecha para poblar el suelo solitario del país de nuevos habitantes, y para alterar y modificar la condición de la población actual. Su misión, según esto, es esencialmente económica". "La Constitución próxima —alude a la que se sancionó en 1853— tiene una misión de circunstancias, no hay que olvidarlo". Quiere decir que las BASES de Alberdi postulan el cambio del ser nacional como condición imprescindible para la civilización y el progreso de la Nación. La organización constitucional debe hacerse para asegurar la ruptura y el desprendimiento con el pasado histórico. En lugar de plantear la integración del ser nacional con lo que le hace falta en el orden material —ciencia, técnica, industria— se quiere sustituir el hombre que hizo la Patria en soberanía por otro tipo humano, distinto hasta en la religión y en la raza. Y en cuanto al aluvión inmigratorio, en lugar de plantear una escuela nacional, profundamente católica y tradicionalista, para asimilar el ser nacional a las nuevas generaciones, se implantó en el 80 el laicismo escolar —ley de educación común 1420—, que significó el desarraigo, el descastamiento y la descristianización de las masas argentinas.
b. La Educación en la República Argentina
Toda revolución, lo mismo que toda restauración (reacción) comienza por la inteligencia. La inteligencia no es todo, pero es casi todo; en el hombre es el principio y el fin, porque el hombre tiene su principio y su fin en la VERDAD. El conocimiento y la verdad esenciales no son medios, sino que tienen valor de fin. Por eso no son verdades para usar, sino para servir. En el 80, se plantea el problema de la educación nacional en todos sus grados. Con la ley 1420, se introduce el laicismo escolar en la primaria; en el orden de la enseñanza media, el normalismo laicista y cientificista de Sarmiento se extiende a la formación oficial de los futuros maestros y profesores argentinos. En el bachillerato, se prescindió de todo contenido religioso y humanístico, con un plan de estudios vertebrado en las matemáticas y en las ciencias naturales. De donde el bachillerato viene a resultar el cultivo de un enciclopedismo oficial, que se agota en las ciencias del cálculo y que finalizan en el uso de las cosas. La Universidad con la vigencia de la Ley Avellaneda se reduce cada vez más a un conjunto de escuelas profesionales. Se procede radicalmente a la eliminación de la teología y (de la metafísica. Puede decirse sin temor a equivocaciones que a partir del 80 la educación oficial argentina en todos sus grados deja de ser en absoluto el estudio de la eternidad y de lo que hay de eterno en las cosas para resolverse en el cultivo exclusivo de la ciencia de la cantidad y del accidente. Se confirma así el pen- samiento de Estrada, publicado en el diario católico LA UNION de 1883: «demoler e improvisar» son dos. vicios esencialmente revolucionarios y por desgracia esencial- mente argentinos" Para esa misma época en Le Play y el Liberalismo, LA UNION, 1880, citaba ya como consecuencia de la educación liberal, implantada en el país a través del normalismo positivista, del laicismo escolar, del bachillerato enciclopédico y de la universidad meramente profesional: "jóvenes que formaréis mañana las clases gobernantes de la sociedad argentina, enferma bajo la influencia de varias y depravadlas tradiciones: el autoritarismo laico del Rey Carlos III, la omnipotencia plebeya de Robespierre y el utilitarismo metódico del buen hombre Ricardo (libro de Benjamín Franklin). Añadid a esta triple inducción de extravagancias: él desdén por las ciencias morales y el vuelo creciente del escepticismo". Sólo a título de recuerdo mencionaremos que la primera escuela normal se abrió en 1870, con Sarmiento, en Paraná, para formar maestros capaces de desarrollar el nuevo plan educacional. Para ello, trajo maestros americanos y protestantes. Todo este proceso culmina lógica y fatalmente en la reforma bolchevique de la Universidad Nacional en 1918, proyección en nuestro país y en toda la América Latina, de la Revolución Comunista triunfante en Rusia en octubre. de 1917. La. Reforma Universitaria comporta, por un lado, una subversión total del orden jerárquico natural, con la implantación del gobierno tripartito que subordina la autoridad del profesor a la de los egresados y estudiantes; lo cual es un atentado contra la naturaleza de las cosas y contra el sentido común, que no se concibe siquiera en la misma Unión Soviética y se explica que así sea, por- que esa subversión pertenece a la etapa de descomposición de las naciones cristianas, previa al asalto comunista del Poder. Tomado de MISCELÁNEAS. Y junto con esta subversión en el gobierno de la Universidad, la indiferencia religiosa y el carácter antime tafísico, que definían a la Universidad del 80, se extrema en el ateísmo y el materialismo que domina la mentalidad actual de la clase dirigente argentina. La inmensa mayoría de los egresados universitarios, desde hace más de 40 años, acusan una neta mentalidad de sesgo marxista, aunque sus titulares pretendan ser anticomunistas. La Reforma Universitaria del 18 fue un acontecimiento americano, como repiten sus líderes desde entonces, y lo que estamos diciendo para nuestro país vale para toda América Latina. Por eso es que debemos afrontar esta lamentable conclusión: el Comunismo controla la mentalidad de la clase dirigente intelectual de toda América latina. Desde el Río Bravo hasta Tierra del Fuego, los equipos gobernantes están forjados en esa mentalidad liberal o marxista que es inevitablemente procomunista, salvo las excepciones que confirman la regla. Por eso es que en la revolución comunista de Cuba, coinciden el universitario y desertor argentino Guevara con los universitarios cubanos Dórticos y Castro, para no nombrar sino a los personajes más conocidos. Desgraciadamente la influencia negativa del espíritu liberal de nuestro normalismo y del espíritu marxista de nuestra Universidad se hace sentir agudamente aún en la educación intelectual que se imparte en los cole- gios privados, incluso católicos, donde la religión es una materia más, pero el resto de las asignaturas se cultivan en el mismo sentido laicista de los colegios oficiales. Ejemplo: el señor Castro es egresado del colegio jesuítico y Dórticos del de los maristas de Cuba. Tenemos que señalar también que la formación intelectual de los Cuadros de Oficiales y Suboficiales de las FF. AA. tampoco escapa a esta funesta influencia del magisterio oficial. Conclusiones: "Para enfrentar al comunismo con ver- dad y eficacia, lo primero que se debe hacer es la renovación de la mente de los ciudadanos y principalmente de aquellos que se preparan para la función dirigente. Esa renovación de la inteligencia es perentoria, respecto de la cual todas las otras no son nada más que añadiduras. La inteligencia no es todo, pero es lo primero y prin- cipal, porque de lo contrario el problema del anticomunismo se resuelve en una simple represión policial, absolutamente inoperante por sí sola. La inteligencia dirige, orienta y regula la acción. Se trata de asumir conciencia de cuál es la mentalidad que preside la vida de la Nación y de todas las funciones responsables de su destino: Educación, Cultura, Fuerzas Armadas, etcétera. "Tal como enseñaba el Cardenal Pie en la Francia del siglo pasado, la tarea urgente, perentoria, imprescindible, es restaurar en Cristo las inteligencias, los corazones y las instituciones; porque de lo contrario, si omitimos las instituciones civiles, lo que se edifica por la mañana se destruye por la noche. Se comprende que así sea porque las instituciones: familia, escuela, universidad, FF. A A., fuerzas del trabajo, Estado, deben ser expresión objetiva de la mente restaurada en Cristo; si no es Cristo el que preside, su vacío lo ocupa el anti-Cristo, y el Comunismo es la doctrina y la praxis del anti-Cristo. "Y no se trata del retorno a una vaga espiritualidad cristiana o a un Cristo desencarnado del Verbo de Dios en todo lo humano, sino de la unión de lo sobrenatural con lo natural, la unión de la gracia y de la libertad en toda la vida y en toda la obra del hombre, tanto en el orden individual como político. "Al recordar la importancia por la lucha educacional no olvidemos que las masas miserabilizadas y proletarizadas nunca son protagonistas de la subversión; tan sólo son movidas instrumentalmente por dirigentes intelectuales y financieros, que proceden de las capas sociales superiores. Ej.: Revolución Francesa, Rusa, Brasil, Argentina, etcétera". Quedan expuestos en este esquema, los lineamientos generales de la doctrina negativa, que el liberalismo moderno ha venido desarrollando contra los principios e instituciones fundametales en el campo internacional y nacional. Y se ha tratado de demostrar que el poceso de esas críticas negativas y de esas demoliciones liberales cumina en la Guerra Liberales total que es el comunismo.
Querol: EL COMUNISMO EN EL CAMPO EDUCACIONAL.(390)