Europa prohíbe el cultivo de la patata transgénica Amflora
AREZZO, Italia – El Tribunal
Europeo en Luxemburgo decidió la semana pasada que la patata transgénica
Amflora de Basf, autorizada a la venta por la Comisión Europea es
ilegal.
“Violó las normas relacionadas a los procedimientos de los Organismos Genéticamente modificados”, dictó el Tribunal el 13 de diciembre.
“Por considerar que la patata Amflora
presenta un riesgo para la salud humana y animal y también para el medio
ambiente, Hungría interpuso un recurso de anulación de la decisión de
autorización de la Comisión. Francia, Luxemburgo, Austria y Polonia han
intervenido en el procedimiento en apoyo de Hungría”, dijo el Tribunal.
La Comisión que dio la autorización
consultó diversos especialistas que no compartieron un mismo parecer al
respecto, y finalmente siguió una recomendación de la Agencia de
Seguridad Alimentaria, que afirmó que no había problemas para la salud
humana.
Sin embargo, la normativa europea indica
que, los Productos Genéticamente Modificados (OGM) pueden ser
dispuestos en el ambiente o inseridos en el comercio cuando son
autorizados bajo condiciones precisas y usos determinados, previa la
evaluación científica de los riesgos. Ante dos solicitudes diferentes en
el tema de la patata que se intentaba introducir, se autorizó con una
sola comisión lo que fue reclamado por el tribunal.
“La empresa BASF Plant Science GmbH
primero pidió a las autoridades suecas, a través de una filial,
autorizar la puesta en el mercado de la patata Amflora modificada
genéticamente con vistas a su cultivo y la utilización para fines
industriales”, señaló el Tribunal, advirtiendo que varios Estados
miembros hicieron observaciones con respecto a esa solicitud, dejando la
toma de la decisión final a las autoridades de la UE.
El Tribunal además advirtió que “la
sociedad BASF inició directamente un procedimiento de autorización ante
la UE autoridades con miras a la producción de piensos para animales
sobre la base de la patata”.
En su sentencia encontró que la Comisión
Europea “antes de adoptar las decisiones impugnadas, no presentó los
proyectos modificados de esas decisiones conjuntamente con el dictamen
consolidado de la EFSA de 2009 y las opiniones de las minorías, a las
autoridades de los comités competentes”.
A su vez el Tribunal agregó que las
resoluciones impugnadas corresponden a los proyectos presentados
inicialmente a las comisiones competentes y al Consejo, pero no a la
base científica utilizada por la Comisión para adoptar esas decisiones.
El Tribunal de la Primera Instancia
consideró que, se solicitó un dictamen consolidado de la Autoridad
Europea para la Seguridad Alimentaria EFSA”, a la vez que se tomaron
“decisiones controvertidas”, entre otras cosas, sin permitir a las
comisiones competentes comentar sobre la opinión de los proyectos
modificados.
“A este respecto, el Tribunal General
considera que, si la Comisión hubiese cumplido esas reglas, el resultado
del procedimiento o el contenido de las resoluciones impugnadas han
sido sustancialmente diferente”.
El Tribunal aclaró que sólo luego de
recibir las opiniones de los comités, sólo al final de dicho
procedimiento, cuando no hay decisión del Consejo, que la Comisión
habría podido adoptar sus decisiones.
En Italia la agrupación de cultivadores Coldiretti destacó
que acogieron con entusiasmo la decisión del tribunal, ya que según sus
encuestas ocho de cada diez italianos están en contra de estos
productos genéticamente modificados en la cadena alimenticia.
A la vez aclaró que queda una fracción
de plantaciones de maíz transgénico en algunos países de Europa,
incluyendo España, aunque en una fracción minoritaria.
“Con esta decisión, no obstante las
propiedades milagrosas propagandeadas por las grandes multinacionales
que producen las OGM, quedan solo cinco países en cultivar productos
transgénicos en la Unión Europea, con apenas 129 mil hectáreas de maíz
transgénico MON810 plantadas en 2012, comunicó la Coldiretti, el 16 de
diciembre
Estos transgénicos se cultivan en España, Portugal, República Checa, Eslovaquia y Rumanía, ocupando un 0,001 por ciento de las 160 millones de hectáreas cultivadas en toda Europa, según datos divulgados por Codiretti.
De acuerdo a la agrupación, “no ponen
solo serios problemas de seguridad ambiental y alimentaria, sino sobre
todo persiguen un modelo de desarrollo que es el gran aleado de la
homologación o monocultivo, que es el gran enemigo de lo típico y
distintivo del Made in Italy
En 2011 BASF, la gigantesca
transnacional alemana por su parte decidió dejar de vender sus patatas
Amflora en la UE debido a la generalizada resistencia popular, informó Deutsche Welle.
A su vez en 2012, anunció que iba a trasladar su sede de biotecnología a
Carolina del Norte, EE.UU., y detener la comercialización de productos
genéticamente modificados para el mercado europeo.