¿Vivir sin ETA es ver a los etarras libres y a su brazo político en las instituciones?
Mientras cada vez más etarras se pasean libres por las calles, el ministro del Interior declaraba hoy en los desayunos informativos de Europa Press lo siguiente: “debemos aprender a vivir sin ETA.
Todos hemos vivido muchos años con ETA, y la gran mayoría contra ETA.
Durante largas décadas los terroristas han marcado nuestra agenda, han
mediatizado nuestras vidas, han impedido las libertades en el País
Vasco, y han eliminado físicamente al discrepante.”
Firma la petición de VCT a Rajoy: Publique las actas de la negociación con ETA
¿Qué ha hecho la dirección del PP para merecer el enfado de las víctimas de ETA?
Tras la legalización de Sortu por el TC, ETA ya no necesita a Batasuna
Jorge Fernández Díaz declaró, además, que “ETA, como tal organización terrorista, ha sido derrotada policialmente, y la ETA que hemos conocido no volverá.“ (…) “Soy consciente de que todavía pervive su ideología totalitaria y de que quienes militan en ella intentarán conseguir sin matar lo que no consiguieron matando.”
La realidad es muy distinta de como la pinta el ministro. Como
consecuencia de los pactos entre ETA y el gobierno de Zapatero, las
marcas electorales de ETA han podido colarse en las instituciones
democráticas. El Tribunal Constitucional, un órgano político en
el que entonces tenían mayoría los magistrados designados por el PSOE,
forzó sus competencias echando abajo sentencias sobradamente
fundamentadas del Tribunal Supremo que ilegalizaban esas marcas
electorales por ser continuadoras de la ilegalizada Batasuna, el brazo
político de ETA. En dos años de gobierno el PP no ha movido ni un dedo contra esas marcas electorales,
a pesar de que han violado una y otra vez las causas de ilegalización
establecidas por el propio TC como condición para permitirles colarse en
las instituciones. En este sentido, llama la atención leerle esto al ministro en la citada intervención de esta mañana:
“Ser legal no es ser impune, y acogerse a la legalidad, no es algo que se cumple un día o una semana y luego se olvida. Porque la impunidad está desterrada por la Ley, y así el Tribunal Constitucional en su sentencia de legalización de Sortu, fijó unos límites muy claros de qué es juego democrático, qué es sistema de libertades, y qué es, por el contrario, estar al margen de ese juego.
Por tanto, el mensaje que debe escuchar la Izquierda Abertzale, y que debe cada día interiorizar de manera más clara, es que si vulneran los límites impuestos por dicha sentencia, el Estado de Derecho tomará las medidas adecuadas.”
Y es que las palabras del ministro describen precisamente lo que no está ocurriendo.
La vuelta a las instituciones ha permitido a esas marcas electorales de
ETA actuar con total impunidad y burlarse del Estado de Derecho un día
sí y otro también. De hecho, el pasado 3 de enero la ilegalizada Batasuna anunciaba su disolución al ya estar sobradamente representada por Sortu, una marca electoral auspiciada por el etarra Arnaldo Otegi y que tiene como portavoz a Pernando Barrena, uno de los máximos dirigentes de Batasuna. Recordemos que en su sentencia sobre Sortu
el TC negaba una relación instrumental entre ETA-Batasuna y Sortu como
argumento para aceptar la legalización de esta última. Y a pesar de
confirmarse que el TC se equivocó -o que faltó a la verdad a sabiendas-,
no se han tomado medidas contra Sortu.
Además, cabe preguntarse si vivir sin ETA es tener que vez a
más y más etarras paseándose libres por las calles sin haber cumplido
sus condenas, sin haber pagado sus indemnizaciones a sus
víctimas y sin haberse arrepentido siquiera de sus crímenes, y todo
gracias a una sentencia de Estrasburgo ante cuya rapidísima ejecución el
gobierno también se ha cruzado de brazos, en una demostración más de
que la dirección del PP ha asumido los pactos entre Zapatero y ETA,
esos mismos pactos cuyas transcripciones se niega a publicar el
gobierno de Rajoy, obviando también todas las peticiones que ha recibido
para que retire el permiso parlamentario para dialogar con ETA.
Recordemos que en la oposición Rajoy pidió tanto lo uno como lo otro.
Hay que recordar, por otra parte, que esas excarcelaciones y
esa vuelta de ETA a las instituciones se han producido sin que la banda
terrorista se haya disuelto ni haya entregado las armas. Los
asesinos ni siquiera se han molestado en entregar un simple zulo. Sus
marcas electorales, como cabía esperar, tampoco han condenado las
décadas de asesinatos perpetrados por ETA. Al contrario. Hace unas
semanas el dirigente de Sortu Hasier Arraiz considerá “acertada” la ola de crímenes cometidos por ETA estas últimas décadas.
Así mismo, se ha reactivado el terrorismo callejero en el País Vasco, un rebrote de la violencia mafiosa de los proetarras que las marcas electorales de ETA se han negado a condenar. Y una vez más esa negativa a condenar la violencia les ha salido gratis.
En estas condiciones, que el ministro hable de “aprender a
vivir sin ETA” es como pedirnos que cerremos los ojos a la realidad o
que miremos hacia otro lado, a fin de seguir alimentando una
mentira que cada vez está quedando más al descubierto: la consigna de
que ETA ha sido derrotada, cuando en realidad está consiguiendo, por el
mero hecho de dejar de matar, lo que no consiguió con décadas de
asesinatos. Más que a vivir sin ETA, parece que se nos pide
vivir sin Justicia y sin un Estado de Derecho que haga pagar a los
asesinos por lo que hicieron.