viernes, 13 de diciembre de 2013

LA SUBVERSION SE MOVILIZA EN BRAGADO


 Contra el sacerdote von Wernich
LA SUBVERSION SE MOVILIZA EN BRAGADO

 
Por Carlos Manuel Acuña
Bragado - Los sucesos ocurridos desde mediados de este mes cuando se conoció que el cura párroco de la localidad bonaerense de N. de la Riestra sería trasladado a la de Bragado, pusieron en evidencia la capacidad de movilización que posee el extremismo y sobre todo, hasta donde llega su penetración en determinadas organizaciones políticas y civiles. Como se sabe, el R.P. Christian von Wernich fue acusado en el pasado de estar incurso en la vulneración de los derechos humanos con motivo de la guerra desatada por la delincuencia subversiva, problema que quedó ubicado, como tantos otros, en el terreno de la lucha dialéctica desplegada por el extremismo para poder avanzar hacia sus objetivos políticos.
Von Wernich había desplegado una intensa actividad en N. de la Riestra, que le reportó el expreso reconocimiento de los pobladores de esa localidad de la provincia de Buenos Aires, ubicada a algo más de 100 kilómetros de la capital federal. Antes y mientras desarrollaba allí su actividad pastoral quedó ampliamente demostrado que ninguna de las acusaciones que se formularon en su contra fueron ciertas y de tal manera el caso quedó, como tantos otros, convertido en un episodio más de los tiempos que vivimos.
Así las cosas, cuando el cura párroco de la iglesia Santa Rosa de Lima, de la vecina Bragado, debió retirarse por razones de edad, el obispo de 9 de Julio resolvió reemplazarlo con von Wernich, habida cuenta de su exitosa obra en N. de la Riestra. Fue entonces, que al conocerse la novedad, buena parte del aparato de superficie que posee la subversión logró movilizarse con éxito para crear una especie de punto de referencia político, a partir del cual alcanzar una serie de exteriorizaciones que todavía hoy concitan la atención pública. En la práctica, lo ocurrido se trasformó en un enfrentamiento directo contra la Iglesia Católica que, de tener éxito, podría significar un verdadero avance para el cuestionamiento público de sus acciones.
Al parecer, así también lo entendió la Iglesia que, no solo respaldo a van Wernich, sino que también lo hizo con el obispo de 9 de Julio, monseñor Alejo Guilligan.
  Resumen de los hechos
A esta altura del problema se hace innecesario entrar en el detalle de los sucesos, pero bien podemos señalar que todo comenzó con denuncias presentadas ante el Concejo Deliberante de Bragado -comuna que está en manos peronistas-, por parte de dos personas que los medios locales sindican como vinculadas con la banda "montoneros".
Cierto o no, el caso es que Juan Carlos Lorges y J. Bercovich, alias "el ruso", pusieron especial énfasis en movilizar a la opinión pública bragadense, para lo cual contaron con la activa colaboración del médico Rubén Bollini y de un tal Carlos Kunkel, personaje este último cuyo nombre circuló con insistencia como dirigente entre los grupos contestatarios que el ex presidente Perón echó de la plaza de Mayo.
De acuerdo con las informaciones recogidas en el lugar, también participó de la tarea de movilización contra el nombramiento de von Wernich, el señor Juarelegui Loroa y otras personas que directa o indirectamente estaban vinculadas con jóvenes que cayeron durante el enfrentamiento contra la guerrilla marxista.
Presiones
Como se sabe, la situación se caracterizó por momentos de tensiones casi extremas, que determinaron la necesidad de desplegar efectivos policiales para resguardar el orden y evitar agresiones contra quienes; expresa y silenciosamente, apoyaban al padre von Wernich, especialmente con su presencia en la iglesia donde éste oficiaba sus primeras misas
Al respecto resulta interesante consignar que los despachos periodísticos llegaron a hablar de que solamente dos o tres decenas de feligreses concurrían al templo, pero el hecho es que éste casi siempre estuvo repleto, no obstante las presiones públicas o solapadas que surgieron simultáneamente con la aparición del conflicto.
Acerca de esto último, algunos padres, quejosos, sostuvieron que muchos de sus hijos recibieron algo más que insinuaciones relacionadas con sus exámenes, detalle que algunos llegaron a vincular con la militancia ideológica de cierta profesora.
Pero las presiones más expresivas, fueron las que se instrumentaron mediante gritos de hostilidad promovidos contra quienes no ocultaban su disconformidad por el manejo de la situación y no dudaban en concurrir normalmente a la Iglesia y contra los que reciben cajas del PAN, que fueron informados de la "conveniencia" de movilizarse.
Así las cosas, el 17 de este mes, al llegar monseñor Guilligan para concelebrar la Misa con la que von Wernich tomaría posesión de su cargo, fue agredido de hecho y de palabra, con empujones, trompadas y patadas que - crearon una gran batahola y obligaron a intervenir a la policía, no sin que antes muchos de los numerosos testigos coincidieran en sindicar al mencionado, Kunkel como el principal atacante del obispo.
Carta abierta
Pocos días después y ante el cariz de la situación, éste decidió dirigirse al pueblo de Bragado mediante una extensa "carta abierta" que fue reproducida por la prensa local, en la cual pone a consideración algunos datos para poder desestimar ciertas versiones intencionadas. Así, monseñor Guilligan explicó que el sacerdote atacado "no está fuera de la ley, ni civil ni del derecho eclesiástico" y que "nunca fue siquiera sometido a proceso judicial por causa de violación de derechos humanos.
El obispo de 9 de julio abundó en su escrito con otras revelaciones que apuntaron a desmentir presuntas declaraciones asignadas periodísticamente a von Wernich y en los hechos, apuntaló claramente su trayectoria pastoral, con la aclaración de que arbitraría las medidas necesarias para solucionar institucionalmente la resolución política del Concejo Deliberante de declararlo persona no grata.
Así las cosas, activistas de "derechos humanos" y personas venidas de otras zonas. centralizaron la campaña pública contra el sacerdote y muchas de ellas coordinaban sus acciones en el banco cooperativo local. Este y otros datos sirvieron para poder delinear nuevos aspectos de la situación y entre ellos, lo significativo de que el peso de la movilización estuviera en manos de personas no pertenecientes a Bragado. .
Nota de un ex sacerdote
Dentro de este contexto, se puso en evidencia los alcances de la carta que el ex obispo de Avellaneda, Jerónimo José Podestá, dirigió el jueves 24 al Concejo´ Deliberante, que al día siguiente fue publicada con el titulo de "A no aflojar..."
Podestá acusa en su misiva al obispo´ de 9 de Julio con duras palabras y entre otras cosas expresa que el prelado "no puede sostener tan equivocado y escandaloso nombramiento" y añade que "el señor nuncio ha recurrido a una artimaña para lavarse las manos. Es cierto que no goza de jurisdicción para intervenir directamente en la diócesis, pero le sobra poder, influencia y recursos de toda clase para enderezar e entuerto. Si ustedes aflojan acota Podestá la Iglesia barrerá para adentro y la jerarquía afirmará su poder absoluto de decisión, con, independencia del sentir del pueblo de Dios, cosa que en la buena teología es un craso error y la manifestación de un aberrante clericalismo".
Pero precisamente, en vez de lograr un resultado favorable al repudio de von Wernich, esta carta contribuyó a lo contrario, pues de inmediato se recordó que Podestá había colgado los hábitos hace varios años, para contraer matrimonio, por lo cual se cuestionó de inmediato el hecho de que la carta de referencia la hubiera firmado como "obispo emérito de Avellaneda". Asimismo, lo sucedido trajo a colación otros antecedentes de Jerónimo Podestá como, por ejemplo, su colaboración a organizaciones de ideología avanzada, sus críticas a la Iglesia y su participación en determinados congresos o reuniones pseudo científicas, orientadas a debatir cuestiones sexuales bajo un signo ideológico bien identificable por cierto,
Brunati en 9 de Julio
Mientras tanto, el ministro de gobierno de la provincia de Buenos Aires intentó, infructuosamente, que monseñor Guilligan viajara a La Plata a "debatir el asunto", es decir, a colocar al obispo en una posición de brindar explicaciones al poder político.
Obviamente, Guilligan no lo hizo habida cuenta de carecer de obligación alguna en tal sentido, con el agregado de que su actitud no podía descender a un debate político y terrenal, circunstanciado por las presiones a que hicimos referencia y colocarlo en un plano menor e incontrolado.
Para los observadores, no pasaron desapercibidos los alcances de la posición adoptada por el obispo pero tampoco, el hecho de que Brunati debiera viajar a 9 de Julio para entrevistarlo, lo que tampoco logró pues allí solamente fue recibido por el secretario de Guilligan.
Para compensar este poco éxito de su gestión, Brunati voló casi enseguida a Bragado para mantener entrevistas, que fueron muy publicitadas pero sin que la situación se modificara en un ápice.