Mientras se velaban los muertos y continuaban los saqueos, Cristina bailaba
El esperado discurso presidencial en el acto por los 30 años de la
democracia no trajo sorpresas. CFK se apoyó en la figura de Raúl
Alfonsín y acudió nuevamente a las teorías conspirativas para explicar
los acuartelamientos policiales, vinculándolos con las bandas de
motochorros que asolaron a todo el país durante estos últimos siete días
y que parece que se van desactivando de a poco. Además, la presidente
veladamente acusó a Sergio Massa de instigador, al marcar a los que
instauraron la inseguridad como tema de campaña. Por lo cual, la
política abolicionista del derecho penal que sostiene el cristinismo
seguirá firme, sin admisión de errores e impermeable a las críticas de
la mayoría del pueblo, que se siente inseguro. Desconoció también la
presidente que los sueldos de las policías provinciales son los más
bajos de esas administraciones locales, y que fueron la causa
fundamental de los acuartelamientos.
Como colofón, la presidente terminó bailando, como lo hizo en la
fiesta del fracasado 7-D del año pasado, cuando trató de desguazar
Clarín sin éxito. No omitió ayer las criticas a TN porque supuestamente
podrían mostrar el discurso de ella con media pantalla dedicada a los
saqueos. Estos festejos en Plaza de Mayo tuvieron lugar cuando todo el
país estaba de duelo por más de una decena de muertos por los saqueos,
fundamentalmente de las bandas motochorros que todos los días salen a
trabajar con la policía en servicio activo.
Cóctel explosivo
La realidad es que esas bandas motorizadas están sueltas por el
derecho penal abolicionista que nos gobierna y por los jueces
garantistas que lo aplican. Pero lo más grave, como demostración de
desprecio hacia el dolor y la violencia, fue bailar mientras en varias
provincias había miles de argentinos llorando por sus bienes saqueados,
por el terror en las calles y algunos llorando a sus muertos. Esto
indica que ella estará muy bien de la operación del hematoma craneal y
de la arritmia que padece pero sigue tan aislada de la realidad del país
como siempre. Pero especialmente desde que obtuvo el 54% (que ya no
tiene), la pronunciada caída de su imagen según Poliarquía, seguro con
su baile de ayer se incrementaría en varios puntos.
La presidente se maneja con Carlos Zannini, Axel Kicillof, Wado de
Pedro, el teniente coronel Sergio Berni y el general César Milani, quien
falló con su gigantesco aparato de inteligencia en prevenir la
catástrofe. Mientras tanto, la experta en cascos blancos y nueva
ministra de seguridad María Cecilia Rodríguez no tiene idea de la
seguridad pero sí la caradurez de dar reportajes sobre el tema. Lo único
que dice es que tiene que haber un control político de las fuerzas de
seguridad, un consejo anacrónico para un gobierno que va por su tercer
mandato.
Al mismo tiempo, la fuga de reservas siguió con 50 millones de
dólares el lunes y 150 millones ayer martes. Se está por quebrar la
línea de los 30.000 millones, de los cuales sólo 20.000 millones son las
reservas brutas que sólo pueden aguantar a este ritmo hasta abril o
antes. No queremos decir que se pueden agotar en esa fecha todas las
reservas pero, si sigue la fuga a este ritmo, se producirá una
aceleración y tal vez una crisis macroeconómica originada en la espiral
inflacionaria basada en la emisión monetaria para ampliar el déficit
fiscal. Estos acuerdos salariales con las policías provinciales más los
reclamos de los demás agentes provinciales conforman entonces un cóctel
explosivo.