Matan por aborto subvencionado a 127 hijos concebidos por FIV subvencionada
El escalofriante dato corresponde al Reino Unido en el año 2009, según informaba ayer Life News.
En ese país la fecundación artificial o fecundación in vitro (FIV) es
objeto de subvención pública para las mujeres con problemas para
concebir con edades comprendidas entre los 23 y los 39 años. Se les
ofrecen hasta tres ciclos, y en 127 casos los hijos fecundados artificialmente fueron abortados alegando, por ejemplo, que tenían el síndrome de Down.
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Hay que tener en cuenta que la fecundación in vitro es una técnica basada en la destrucción de embriones humanos. Hoy en día el 3% de los bebés que nacen en España lo hacen por reproducción asistida. Según Bioéticaweb, se da “una
supervivencia de 8-10 embriones por cada 100 que se implantan. Los que
se fecundan son más, porque algunos son desechados o congelados. No es
exagerado decir que quizás 2-5 de cada 100 embriones fecundados llegan a
nacer”. Teniendo en cuenta que en España nacieron 468.430 niños en
2012 -último dato anual disponible-, podríamos estar hablando de más de
14.000 niños nacidos por fecundación artificial, con lo cual cabe
deducir que esta técnica se cobraría las vidas de entre 280.000 y 700.000 embriones humanos al año en nuestro país.
Unas cifras que revelan la terrible realidad que se esconde detrás de
una práctica que sirve para gestar vidas, sí, pero a costa de mandar a
la basura a muchas más.
No entiendo que se le llame “progreso” a destruir cientos de vidas humanas para tener un hijo, y entiendo menos aún que un procedimiento como éste sea, además, subvencionado. Y no sólo en el Reino Unido: en España el Estado, con el dinero de los contribuyentes, también paga estas prácticas. E igual que en el Reino Unido, en España el Estado también financia los abortos, con lo cual, seguramente, en nuestro país se dará una situación muy parecida a la que se da allí. Con mucha frecuencia se
nos insiste en nombre de la ecología en evitar sufrimientos a los
animales y evitar la experimentación en laboratorio con ciertas especies (sin ir más lejos, recordemos que el pasado mes de enero el gobierno de Rajoy presentó un proyecto de ley a tal fin en el que se amparaban frente a esas prácticas, entre otras, a “determinadas formas fetales de los mamíferos”), y al mismo tiempo se estigmatiza a todo el que pide otorgar el mismo amparo a los hijos por nacer,
tachando de “fascistas” y “retrógrados” a los que reclamamos respeto
para esas vidas humanas. Que nadie trate de convencerme, por favor, de
que una sociedad que otorga más protección a los cefalópodos que a los niños por nacer, negando a éstos los derechos humanos que se otorgan a los animales, es una sociedad avanzada ética y moralmente hablando.