LA SÍNDONE QUE ENVOLVIÓ EL CUERPO DE JESÚS- Primera Parte
Para
reflexión durante estos santos días de Pasión, publicamos dos artículos
sobre la santa reliquia que cubrió el Cuerpo de Nuestro Señor hasta su
gloriosa resurrección.
SÁBANA SANTA
¿FRAUDE COLOSAL O TESTIMONIO DE LA RESURRECCIÓN?
Fuente: Aquí
La Síndone
(Sábana Santa) que se conserva cuidadosamente en la Catedral de San Juan
Bautista en la septentrional ciudad italiana de Turín, ha estado
constantemente envuelta en el escándalo y la contradicción a lo largo de
su accidentada y tormentosa historia. Ha sufrido incendios, saqueos,
robos y persecuciones. Han tratado de destruirla y ha sido venerada y
reverenciada en la misma capital del Imperio Romano de Oriente. Ha
pertenecido a Reyes, caballeros y Duques, hasta llegar finalmente a
posesión de la Iglesia Católica en el año de 1983.
La Sábana
Santa o Lienzo de Turín o Síndone es, según la tradición, el lienzo
mortuorio que cubrió el cuerpo muerto de Jesús de Nazaret quien, según
sus discípulos, resucitó el domingo de Pascua, recobrando la vida por su
propio poder. Para muchos, esta tela es sólo una más de las muchas
reliquias con que la Iglesia Católica pretende mantener y promover la
creencia en el origen divino de Cristo. Para los cristianos, esta tela
-si fuera auténtica- sería la máxima reliquia de su religión, pues
envuelto en ella, su Salvador resucitó a la vida Gloriosa prometida para
todos los que cumplan la voluntad de Su Padre.
La Síndone
ha sido acusada en varias ocasiones de ser un fraude, una superchería,
que, en el mejor de los casos, pretende mañosamente exaltar la piedad
popular con la mejor intención de acercar a los creyentes a Dios. Para
la Iglesia, la Síndone no es un dogma de fe, se puede libremente creer o
no en su autenticidad, pero desde luego que en forma invariable Papas,
Obispos y sacerdotes han promovido su veneración.
Los Papas
con regularidad se han expresado favorablemente sobre ella como “algo”
que debe conducirnos a su dueño, es decir a Cristo. ¿Cuál es la
realidad? ¿Se trata realmente de una superchería o hay elementos que nos
permitan considerar que es auténtica?
Presentaremos en forma resumida los principales argumentos en ambas direcciones para que los lectores se formen su opinión.
La Síndone
La “Sábana
Santa”, es una tela de lino que mide 4.40m de largo por 1.10m de ancho,
que, de acuerdo a la tradición cristiana, es el lienzo en que fue
envuelto el cuerpo muerto de Jesús de Nazaret cuando fue depositado en
la tumba, después de bajarlo de la Cruz.
A lo largo
de su extensión se observan las improntas frontal y dorsal de una figura
humana cabeza con cabeza. En estas se aprecia un cuerpo cruelmente
torturado, con lo que parecen ser todos los detalles que narran los
evangelios sobre la pasión y muerte de Cristo.
La figura
nos muestra a un hombre desnudo, con los brazos cruzados y unidos por
las manos a la altura del pubis. Tiene múltiples manchas obscuras que
parecen sangre. La parte superior de la cabeza y la nuca presentan
abundantes hemorragias, el cartílago nasal está roto. Tanto la parte
dorsal como la frontal están cubiertas con más de 600 pequeñas heridas
que parecen ser el producto de una flagelación brutal -más de 120 golpes
de flagelo- con dos instrumentos idénticos a los usados por los
romanos. Su hombro derecho está severamente lastimado indicando que
cargó un objeto pesado sobre él.
Sus muñecas y
pies presentan lesiones y hemorragias que corresponden a la crucifixión
romana y tiene perforado el costado derecho por un objeto del tamaño y
forma de las lanzas usadas por el ejército romano.
Todas estas
características nos remiten inmediatamente a lo que los evangelios
relatan sobre la pasión y muerte de Jesús de Nazareth, por lo que este
examen superficial fortalece la creencia de que se trata del lienzo
mortuorio que José de Arimatea adquirió para la sepultura del cuerpo de
su maestro.
La tela del escándalo: el fraude
Sin embargo,
a lo largo de los últimos siete siglos ha habido varias acusaciones de
que la Sábana Santa es una falsificación. El obispo de la Ciudad de
Troyes (Francia), a mediados del siglo XIV le escribió al Papa que él
(el Obispo) conocía al pintor, aunque nunca mencionó el nombre del
supuesto falsario. En estudios recientes, un experto en microanálisis,
Walter McCrone afirmó, después de analizar al microscopio fibras de la
Sábana Santa, que no había presencia de sangre en la tela (McCrone,
Walter C. Judgment Day for the Turin Shroud. Microscope Publications,
1997). En su lugar encontró óxido de hierro, que de acuerdo a sus
estudios eran los residuos de dos pigmentos: rojo ocre y bermellón, que
ya se conocían en la edad media. De acuerdo a esto, la imagen había sido
pintada y después lavada de modo que sólo habían quedado los remanentes
de esos pigmentos.
Sin embargo,
el embate más fuerte contra la autenticidad del lienzo ocurrió el 13 de
octubre de 1988. Ese día, en una conferencia de prensa, el Dr. Michael
Tite, Director del Museo Británico en ese entonces, dio a conocer el
resultado de la prueba del Carbono-14 practicada a la Sábana Santa. De
acuerdo a los resultados de los tres laboratorios que habían realizado
la datación en forma independiente, el lino del cual había sido tejido
el Lienzo de Turín había sido cosechado entre el año 1260 y el 1390 de
nuestra era, por lo tanto, no podía tratarse del lienzo mortuorio de
Cristo. Este episodio fue calificado por muchos como la firma del “Acta
de Defunción de la Sábana Santa”.
En esa misma
conferencia de prensa, el Dr. E. Hall, miembro del mismo equipo dijo
que “después de este resultado seguir creyendo en la Sábana Santa es
como creer que la Tierra es plana”. Afirmación por demás aventurada para
un científico. Los científicos rara vez se atreven a hacer afirmaciones
tan contundentes pues saben que están expuestos a ser desmentidos tarde
o temprano por un nuevo resultado.
Para la
ciencia no existen verdades absolutas, y en este terreno nadie puede
alardear de tener “la última verdad”. Esta afirmación del Dr. Hall
manifiesta más bien esa actitud preconcebida con que mucha gente
–creyente o escéptica- se acerca a la Sábana Santa: con el prejuicio de
que ésta es verdadera o falsa, y sólo pretende estudiarla para buscar
‘pruebas’ que apoyen su pre-juicio.
A grandes
rasgos estos son los principales argumentos científicos contra la
autenticidad. Desde luego existen otros en el campo de la historia, pues
hay largos periodos en los cuales se desconoce el posible paradero de
la tela, pero en este trabajo nos concretaremos a las llamadas “ciencias
duras”, esto es: a aquellas afirmaciones que pueden ser sometidas a
comprobación por nuestros instrumentos científicos y técnicos y
comprobadas o refutadas por diversos grupos de investigación.
¿Testigo de la Resurrección?
Este título
obedece al hecho de que si la tela es auténtica, entonces,
independientemente de que se crea o no en la resurrección de Jesús,
sería la tela que estaba en contacto con su cuerpo en el momento en que,
de acuerdo a los cristianos, el Maestro volvió a la vida.
Voy a dividir el tema en varios subtemas, pues existen muchos indicios que apoyan la autenticidad…
Medicina
Alrededor de
los años treinta del pasado siglo el Dr. Pierre Barbet, médico forense
francés realizó una serie de estudios sobre cadáveres. De acuerdo a sus
estudios, la impronta en la Síndone es clínicamente exacta. Representa
el cuerpo de una persona realmente crucificada, las huellas de los
clavos están en el “espacio libre de Destot”, un pequeño espacio entre
los huesos de la muñeca por donde puede penetrar un clavo del tamaño
usado por los romanos y quedar perfectamente anclado. Los ligamentos de
esos huesos proporcionan un soporte suficiente para resistir tracciones
de hasta 100 kilogramos, lo que no sería posible si los clavos
estuvieran en la palma de la mano.
Además, al
atravesar ese lugar con un clavo, se lesiona el nervio mediano obligando
al pulgar a retraerse sobre la palma de la mano, lo mismo que ocurre en
la imagen del hombre de la Síndone.
El Dr.
Barbet y muchos otros médicos italianos, americanos y de otras
nacionalidades analizaron detalladamente las huellas de las heridas sin
encontrar un solo caso de discordancia con lo que relatan los
Evangelios, antes bien: en aquellos casos en que los Evangelios son
sumamente escuetos, la imagen sindónica complementa perfectamente lo que
debió haber sido (Barbet, Pierre. La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo
Vista por un Cirujano. Ediciones Promesa, México).
Es
importante notar que las heridas y los flujos de sangre son clínicamente
exactos, incluso la salida por el costado derecho de un líquido oscuro
(sangre) y uno claro (suero) está perfectamente explicado por la efusión
de sangre y derrame pericárdico que debió haber ocurrido al atravesar
el costado del crucificado una vez muerto. Era imposible para un
supuesto falsario en la edad media crear una imagen con esa perfección
fisiopatológica muchos siglos antes de que se descubriera la circulación
de la sangre y otros múltiples detalles forenses presentes en la imagen
y que sólo pudieron ser explicados por la medicina de los últimos
siglos.
En este
mismo rubro mencionaremos las pruebas realizadas en 1978 por el “Equipo
de Investigación del Lienzo de Turín” (Sturp, por sus siglas en inglés/
Stevenson, K.L. y Habermas, G.R., Dictamen Sobre la Sábana de Cristo.
Editorial Planeta, México, 1983).
Contrariamente
a lo expresado por McCrone de que no hay sangre en la tela, los Drs.
John Heller y Allan Adler identificaron positivamente, por técnicas de
fluorescencia ultravioleta, la presencia de restos de hemoglobina,
porfirina y suero en las diversas heridas del hombre de la Sábana.
Posteriormente
el Dr. Baima Bollone, médico italiano, logró realizar las pruebas
forenses que dieron resultados positivos para sangre humana tipo AB.
Unos años después se pudo determinar el pH de la sangre el cual resultó
ser sumamente ácido (pH=5) indicando que el hombre padecía una muy
elevada carencia de oxígeno, lo que concuerda con el suplicio de la
cruz, pues la muerte se producía por asfixia.
Estos
resultados fueron publicados en las revistas especializadas de medicina
con revisión de árbitros internacionales, a diferencia de las
afirmaciones del Dr. McCrone cuyos resultados sólo los publicó en la
revista “The Microscope” que él mismo edita.
Arqueología
En este
apartado mencionaremos lo que se sabe sobre la tela. ¿Se trata de un
tejido del siglo I? Los estudios han llevado varias direcciones.
En primer
lugar la Síndone está tejida en lo que se conoce como “Sarga de tres” o
“espiga”. Los expertos textiles nos dicen que esta forma de tejer era
común en tiempos de Cristo. Pero lo más importante fue que el Dr.
Gilbert Raes, experto Belga, analizando al microscopio las fibras del
tejido encontró rastros de algodón. Esto le sorprendió pues el algodón
no se cosecha en Europa hasta muy recientemente, en Europa se cosecha
lana desde hace muchos siglos, y no encontró los menores restos de lana y
sí en cambio abundantes restos de algodón. Esto lo llevó a afirmar
“Esta tela fue tejida en un telar del Medio Oriente que además de lino,
tejía algodón”.
Paralelamente,
el Dr. Max Frei, criminólogo Suizo y experto de la interpol (encargado
en los setenta de investigar el asesinato del Secretario General de las
Naciones Unidas Dag Hamarskjold) fue autorizado en 1973 a retirar
muestras de las pequeñas partículas que había entre las fibras de la
Síndone. El Dr. Frei, quién era agnóstico y además experto en
Palinología (estudio de los Pólenes), tenía acceso a los catálogos de
toda Europa. En sus cintas identificó 58 especies de polen diferentes;
de éstas, poco más de la mitad correspondían a plantas europeas de los
lugares donde se sabe que ha estado la Síndone desde 1356: Lirey,
Chambery, Turín, Monte Vérgine, etc. Pero el resto no aparecía en sus
catálogos.
Ampliando su
búsqueda identificó algunos otros como provenientes de plantas de la
región de Constantinopla y del norte de Turquía, y gran cantidad de
estas partículas correspondían a plantas de la región de Palestina.
Estos
estudios han sido continuados recientemente por dos científicos
Israelíes, los Drs. Uri Baruch y Avinoam Danin (Danin, A., Whanger, U.
Baruch y Whanger, M. Flora of the Shroud Of Turin. Missouri Botanical
Garden press, St Louis (Missouri), 1999) y dos Sindonólogos americanos,
quienes han confirmado y completado los estudios de Frei.
Ellos han
confirmado la presencia en cantidades apreciables de polen de plantas
que sólo existen en la región de Jerusalén, que son transportadas por
los insectos y que florecen durante el inicio de la primavera,
coincidiendo con la celebración de la Pascua Judía. Particularmente, el
polen más abundante corresponde a la planta Gundelia Tourneforti, una
planta espinosa de Palestina. Esto los llevó a ratificar que la Síndone
proviene de la región de Jerusalén.
Otro estudio
en esta dirección fue realizado por el Sacerdote Jesuita Americano
Francis Filas. El P. Filas identificó, después de un estudio
detectivesco, que sobre el ojo derecho del hombre de la Síndone se había
colocado una moneda, costumbre frecuente entre los Judíos para evitar
que el cadáver abriera los párpados como resultado de algún movimiento
reflejo. Logró identificar positivamente la moneda como un Leptón
Romano, emitido por Poncio Pilato en el año 28 que contenía la leyenda
tibepiou kaicapoc (Tiberio Cesar). Estas monedas fueron destruidas en el
año 37 al morir Tiberio y sucederlo Calígula. De acuerdo a los
arqueólogos, esto le pone fecha y lugar a la sepultura del hombre de la
Síndone: la región gobernada por Poncio Pilato, en algún momento entre
el año 28 y el año 37 de nuestra era.
La imagen
Sobre este
punto es en el que se han hecho más estudios. Es sumamente difícil
tratar de resumirlos. Quiero dejar sentado en este punto que lo que voy a
afirmar está respaldado por trabajos científicos publicados en las
revistas arbitradas especializadas, y la brevedad es resultado de lo
limitado del espacio.
En primer lugar podemos afirmar enfáticamente que, contra lo dicho por McCrone y algún otro: la imagen no es una pintura.
En la tela
hay dos imágenes diferentes: la primera está formada por las huellas de
sangre que impregnaron el tejido, y posteriormente se grabó la impronta
del cuerpo.
Esto se puso
de manifiesto cuando se le tomó la primera fotografía en 1898. En esa
ocasión se descubrió que la impronta del cuerpo está grabada en la tela
en negativo, mientras que la sangre está en positivo, como es natural.
Esto provoca que al contemplar el negativo fotográfico la imagen del
cuerpo aparece en positivo, como si estuviéramos viendo a la persona al
natural. Mientras que las imágenes de sangre aparecen blancas como
corresponde a una imagen negativa de un objeto oscuro.
Los mayores
esfuerzos del equipo Sturp en 1978 se dedicaron a describir la imagen y
tratar de detectar e identificar mediante qué proceso se había
transferido a la tela.
Se
analizaron químicamente las fibras y las fibrillas, se tomaron
fotografías con aumentos hasta de 200 veces, se extrajeron fibrillas
para someterlas a diversos tipos de solventes orgánicos e inorgánicos,
se usó radiación infrarroja y ultravioleta directa y con iluminación
lateral para detectar cualquier tipo de material superficial añadido a
la tela, pigmentos, ácidos, tintes, polvos, bases, anilinas, etc.
El resultado
fue que la imagen es totalmente superficial, no penetra siquiera el
grueso de una fibra, es estable al agua y al calor, no tiene
direccionalidad, no hay la más mínima evidencia de flujo capilar, es
sumamente tenue, lo que hace que solo se pueda ver con cierta claridad a
una distancia sobre medio metro, pero no hay la menor evidencia de
algún material añadido a la tela.
Las
fibrillas que contienen imagen sufrieron un proceso químico de oxidación
y conjugación que las deshidrató y esto hace que reflejen ligeramente
más el color amarillo del espectro y por eso presenta ese tono sepia
ligero.
Las
características de negatividad, superficialidad y no-direccionalidad
(las fibras con imagen están orientadas en todas las direcciones), y el
hecho de que junto a fibras con imagen hay fibras sin imagen los llevó a
concluir que es imposible producir esta imagen por un proceso de
coordinación ojo-cerebro-mano.
La imagen
presenta algunas características similares a una chamuscadura, sin
embargo, las quemaduras térmicas presentan fluorescencia al
ultravioleta, lo que no ocurre con la impronta sindónica.
Pero lo que
más sorprendió a los científicos es que la imagen tiene información
tridimensional codificada producida por un mecanismo de formación a
distancia. Hay muchas partes de la tela que no estaban en contacto con
el cuerpo y tienen imagen. Esto les permitió a los Drs. John Jackson y
Eric Jumper, que además trabajaban para la NASA, el poder realizar una
estatua del hombre de la Síndone de bulto.
Al resumir sus resultados, los científicos descartaron diversas hipótesis:
No se trata de una imagen producida por contacto, ni por vapores.
No es una pintura, no es una imagen térmica.
Finalmente, la única hipótesis que de algún modo podía explicar todas las características sería la de una radiación.
Sin embargo,
como ellos mismos reconocen, esta hipótesis parece descabellada. Los
cadáveres no emiten radiaciones capaces de grabar una imagen en tela.
Los Drs. Stevenson y Habermas, en su libro reconocen: “Hasta hoy los
científicos han fallado en la tarea de encontrar una explicación
completamente natural a la imagen del hombre que fue envuelto en la
Sábana Santa”.
¿Y el carbono 14?
¿Qué pasó entonces con los resultados del Carbono-14?
La prueba
del Carbono-14 (C-14) se basa en el hecho de que todos los seres vivos
tenemos Carbono. El Carbono normal se conoce como Carbono-12, pues su
núcleo tiene 6 protones y seis neutrones, pero hay un Carbono-14 que
tiene 6 protones, pero ocho neutrones.
A lo largo
de cada 5730 años, la mitad de este Carbono 14, espontáneamente se va
transformando en nitrógeno. Por este medio se puede saber hace cuanto
murió un ser vivo, midiendo cuanto C-14 tiene y haciendo una estimación
de cuanto tenía al momento de morir.
Pero para que el método sea más o menos aproximado se requieren dos cosas:
1) saber cuánto C-14 tenía al morir y
2) que no se haya alterado el contenido de C-14 después de muerto.
En el caso
del lino del que fue tejida la Sábana Santa, sabemos aproximadamente
cuanto C-14 tiene el Lino, pero lo que no sabemos es cuanta
contaminación tiene y si se ha alterado el C-14 a lo largo de su
historia.
Después de
la prueba realizada en 1988 se descubrió que la Síndone está contaminada
con hongos y bacterias que se han ido reproduciendo y que no fueron
eliminados antes de la prueba.
Además un
científico soviético, ganador del Premio Científico “Lenin”, descubrió
que las telas de lino, sujetas a temperaturas muy elevadas como la del
incendio que sufrió la Sábana Santa en 1532, cuando se conservaba en la
ciudad de Chambery en el sur de Francia, sufren intercambios de carbono
con la atmósfera del incendio, cargada de carbono, y se enriquecen de
carbono-14.
Estos
descubrimientos permiten afirmar objetivamente que la prueba del C-14 de
1988 tuvo serios defectos y que sus resultados son muy cuestionables a
la luz de los conocimientos actuales.
La Resurrección
Pero los
problemas no terminan ahí. Existen otras características de la impronta
sindónica que los científicos prefieren ver de perfil. Son como
indicios, como flechas que apuntan a hechos más allá del alcance de la
ciencia. ¿A que nos referimos?
Los médicos
forenses nos dicen primeramente que las imágenes frontal y dorsal
corresponden perfectamente al hecho de que la tela envolvió un cuerpo
por ambos lados pues las posiciones delanteras corresponden
perfectamente con las correspondientes verticales en la espalda: cabeza
con cráneo, pecho con espalda, antebrazos delanteros y traseros,
piernas, rodillas, etc., esto, afirman, sería imposible hacerlo si las
dos imágenes hubieran sido creadas por separado.
Por otro
lado ¿Cómo explicar que la intensidad de las imágenes frontal y dorsal
son idénticas? En forma natural la imagen dorsal debía ser mucho más
intensa pues sobre esa parte descansaba el peso del cuerpo.
¿Y cómo
explicar que la imagen dorsal no esté aplanada? Naturalmente los
hombros, la región glútea y las pantorrillas debían haberse aplastado
sensiblemente como ocurre con todos los cadáveres, y sin embargo la
imagen muestra un cuerpo que parece tener “tono muscular”, como si
estuviera vivo y de pie, pero la huella de los pies no deja dudas de que
el cuerpo se encontraba en posición horizontal.
Igual de
desconcertante es la imagen del rostro. El cabello cae en forma natural
como si el cuerpo estuviera de pie, ¡pero sabemos que no era así! ¿Se
puede arreglar una cabellera larga para dar ese efecto? Todo parece
indicar que no, o al menos no sabemos cómo hacerlo.
Esto ha llevado a insinuar que el cuerpo de Jesús estaba levitando cuando se grabó la imagen. ¿Pero los cadáveres levitan?
Otro aspecto
extraño descrito por los forenses se refiere a las huellas de las
heridas. Las formas de los coágulos están intactas sobre las heridas,
como si siguieran en contacto con ellas. Los forenses dicen que no hay
forma de explicar cómo se separó la tela de la herida sin romper la
forma del coágulo. Por más cuidado que se tenga al realizar esa
separación, es prácticamente imposible no romper el coágulo.
Finalmente,
los científicos se negaron a aceptar como válida la hipótesis de la
radiación para explicar el mecanismo de transferencia de la imagen a la
tela por considerarla no-científica, sin embargo, recientemente se han
acumulado las evidencias físicas de que sí hubo una radiación
involucrada.
En la imagen
de la mano, al observar con detenimiento los nudillos se ha descubierto
la imagen del pulgar que se encuentra doblado bajo la palma de la mano.
Por técnicas de luz polarizada se han observado las falanges de los
dedos y las raíces de algunos de los dientes en la mandíbula. Estas
imágenes están ahí, no hay duda de ello, pueden ser corroboradas. ¿Cómo
explicarlas si no es por una radiación? Estos resultados nos llevan a
concluir que sí hubo una radiación involucrada, lo que queda pendiente
es ¿qué tipo de radiación?, ¿de dónde provino?, ¿cómo explicarla?
Los teólogos
tienen una respuesta. De los textos de los Evangelios y de las Cartas
de San Pablo se deducen las características de los cuerpos gloriosos
resucitados.
Según esto,
el Cuerpo de Cristo resucitado es ya inmune a la gravedad, tiene una
luminosidad que proviene del alma, ya no está sujeta a la muerte ni a
las experiencias negativas y se puede mover con la velocidad que el alma
desea y la materia le permite.
Estas características podrían explicar lo que en este momento no tiene explicación, pero están más allá del campo de la ciencia.
Conclusiones
Haciendo un
balance sereno y objetivo de los elementos de que se dispone, la
conclusión principal de todos los estudios es que es mucho más probable
que la Síndone sea auténtica a que sea falsa. Para que sea una
falsificación se requeriría casi de un super genio que en el siglo XIII
ya supiera sobre la circulación de la sangre, que conociera el concepto
de negatividad ¡y fuera capaz de realizarlo!, que hubiera tomado las
precauciones de conseguir una tela del medio oriente, con polen de
plantas de esa región, y hasta traer un leptón de los emitidos por
Poncio Pilato.
Por otro
lado, ¿que podría buscar un falsario creando una imagen tan complicada,
que ni siquiera con la técnica actual se puede reproducir?
¿Una imagen
tan fuera de los cánones artísticos, no sólo de la edad media, sino de
toda la historia contemporánea? ¿Cómo hacerlo sin pigmentos? ¿Cómo crear
una imagen tridimensional? ¿Cómo conseguir esa perfección anatómica,
fisiológica y forense? ¿Cómo lograr esa impresión de un cuerpo en
posición horizontal e ingrávido?
Y la pregunta clave: ¿Qué habría pretendido con esto?
¿Juntar dinero? Era mucho más sencillo con imágenes tradicionales.
¿Engañar? ¿A quién? ¿Para qué?
La hipótesis
de la creación de la Sábana Santa en el siglo XIII genera muchas más
preguntas sin respuesta o con imposibilidades históricas o técnicas, que
la hipótesis de la autenticidad.
En el siglo
I, en Palestina tenemos un hecho y una persona que reúne todas las
características marcadas en la Síndone. Alguien de quien se dice que se
la pasó haciendo milagros, curando paralíticos y resucitando muertos, y
que además se decía era el Hijo de Dios. Un personaje suficientemente
sorprendente como para ser sepultado y dejar una huella tan
desconcertante.
La Sábana
Santa es inexplicable si proviene de la Europa del siglo XIII, en cambio
sí tiene una explicación si proviene de la Palestina del siglo I,
gobernada por Poncio Pilato.
Finalmente: ¿A quién envolvió este lienzo? La razón, no la fe, nos dice que a Jesús de Nazareth.
Todas las
características de la imagen, descritas por la ciencia del siglo XX
coinciden punto por punto con lo que los Evangelios narran sobre la
pasión y muerte de Jesús de Nazareth, no sobra ni falta nada, a pesar de
que los escépticos han buscado afanosamente encontrar alguna
contradicción entre la Síndone, la historia y los Evangelios.
Por otro
lado, las diversas ciencias que se han acercado a la Síndone nos
confirman que proviene de la región de Palestina gobernada por Poncio
Pilato, en algún momento entre el año 28 y el año 37. Todas las
evidencias apuntan hacia el mismo lugar.
Jesús de
Nazareth es el único personaje histórico que conocemos que pudo ser
envuelto en el Lienzo de Turín. Sólo de Él sabemos que sufrió todos los
tormentos que se describen en la tela.
Crucificados
hubo miles, flagelados otros tantos, pero ¿crucificados y flagelados?,
¿y además coronados de espinas?, ¿y crucificado y muerto sin que le
rompieran ningún hueso?, ¿y cuyo costado haya sido atravesado después de
muerto?
Y como golpe
de gracia en este proceso de identificación: ¿qué delincuente muerto en
el suplicio de la cruz iba a ser enterrado en un sepulcro nuevo,
envuelto en una tela mortuoria fina, en lugar de ser arrojado a la fosa
común?
Sólo tenemos
un candidato: Cristo Jesús, Aquél que, fiel a sus enseñanzas, nos
demostró con hechos que no hay Amor más grande que dar la vida por sus
amigos y que nos dijo “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”.
Continuará…