LA SÍNDONE QUE ENVOLVIÓ EL CUERPO DE JESÚS- Segunda Parte
Para
reflexión durante estos santos días de Pasión, publicamos dos artículos
sobre la santa reliquia que cubrió el Cuerpo de Nuestro Señor hasta su
gloriosa resurrección.
(Primera Parte aquí)
EXPERTO EN NANOTECNOLOGÍA: El hombre de la Sábana Santa es Jesús de Nazaret
LA SANTA SÁBANA
Fuente: Aquí
Todas las
pruebas de ciencia permiten concluir que lo testificado por los
Evangelios respecto de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo se
encuentra plasmado en la Sábana Santa.
Alessandro
Paolo Bramanti es licenciado en ingeniería electrónica de la Universidad
de Pavía, donde también completó un doctorado de investigación, para
luego obtener otro en física de la materia por la Universidad de
Salento. Este investigador que trabaja para una empresa multinacional en
el campo de la nanotecnología, es autor de numerosas publicaciones en
revistas del rubro e inventor o co-inventor de patentes internacionales
relacionadas con su especialidad. Pero también este científico ha
estudiado la Síndone resguardada en Turín, y el año 2010 publicó la
obra: Sacra Sindone: Un mistero tra scienza e fede.
En
entrevista para diario La Croce de Italia, argumenta sobre la afirmación
que Portaluz destaca en el titular: “El hombre de la Sábana Santa es
Jesús de Nazaret”.
Para muchos
creyentes la Sábana Santa es no sólo un milagro, sino prueba de la
resurrección de Cristo. Usted es un hombre de ciencia. ¿Por qué la
Síndone (Sábana Santa) es hoy considerada un milagro, incluso por muchos
científicos?
El milagro
es una excepción a las leyes de la naturaleza; y ya que todo el mundo
material debe seguir las leyes naturales sin la posibilidad de
suspenderlas o modificarlas, el milagro supone una intervención
superior, o sea directamente del autor de las mismas leyes naturales.
La ciencia
es como un explorador, libre para moverse en un país –el de las leyes
naturales– que es grande, pero no infinito, pues está rodeado por un
muro que por sí sola no puede superar. Pero si el explorador a causa de
esta incapacidad, afirmase que no hay nada más allá del muro,
evidenciaría un comportamiento irracional y, en definitiva, un poco
ridículo.
Consideremos
ahora la Sábana Santa. Es un objeto material y, como tal, sin duda
obedece a leyes naturales… incluyendo las de envejecimiento y
sensibilidad al calor por ejemplo, como por desgracia constatamos del
lino color amarillento y las quemaduras que los incendios a los que
estuvo expuesta han socavado a lo largo de los siglos. Sin embargo,
también lleva el signo de la intervención exterior; algo que no viene de
la materia, incluso allí donde lo material en sí ha dejado una profunda
huella. Esta doble imagen sangrienta es inexplicable a la luz de
cualquier fenómeno físico conocido.
Un cuerpo
sin vida aparece como “fotografiado” sobre la Sábana Santa y lo es sin
duda, ya que muestra los signos de rigor mortis, excluyendo así que sea
un caso de coma o muerte aparente; pero un cuerpo sin vida no puede
dejar huellas ni siquiera vagamente similares a eso. Y, en general en la
naturaleza no hay nada comparable. Por esta razón, muchos científicos
admiten honestamente lo inexplicable de la Sábana Santa.
Y si hasta
ahora todos los intentos de imitación de la Sábana Santa demostraron ser
un fiasco, incluso en un análisis superficial, es muy interesante
observar la obstinación de los escépticos. ¡Se burlan de la credulidad
de quienes creen que la Sábana Santa es auténtica, pero luego pierden
tanto tiempo y recursos en tratar de fabricar una igual, sólo para
demostrar que es falsa! Se diría que en el fondo les carcome la duda.
Entremos en detalles. La Sábana Santa analizada por la ingeniería…
Comencemos
por una simple consideración. Si la Síndone no es auténtica debe
obviamente haber sido producida por un falsificador experto deseoso de
enriquecerse con el comercio de reliquias falsas. Y esta es, por
supuesto, la teoría de quienes niegan la autenticidad de la Sábana
Santa: un fabricante imaginario de reliquias, mantenido en el anonimato
por razones obvias, que ha forjado el objeto en su taller para venderlo
luego, tal vez junto con muchos otros, en una especie de mercado negro
de lo sagrado, haciéndola pasar como genuina. Dicho personaje,
probablemente consideraba la Síndone su obra maestra, ¡la culminación de
su carrera como bromista sacrílego!
Ahora bien,
el ingeniero es una especie de inventor especializado: su actitud es la
de alguien que diseña y construye explotando las leyes naturales para su
beneficio… Ante la Sábana Santa, entonces, tratando de empatizar con el
falsificador, imagina cuál fue el ingenioso método de fabricación
mediante el cual logró imprimir sobre el lino la imagen de un
Crucificado. Y en particular el ingeniero doctorado en física, que se
vincula con el mundo de lo microscópico y nanoscópico, está
particularmente motivado por la curiosidad… ¿Cómo es que la imagen de la
Sábana fue causada por un cambio en la estructura final de las fibras
textiles? ¿Con qué instrumentos, se pregunta el ingeniero, y mediante
cuál fenómeno físico, se puede dar una modificación similar?
En el último
siglo transcurrido, abundantes estudios científicos de la Sábana Santa
han planteado muchas hipótesis teóricas y realizado experimentos para
explicar la falsedad intentando reproducir la Síndone, pero nadie ha
tenido resultados satisfactorios… La ciencia se da por vencida… Pero
permanece una pregunta. Si con el conocimiento de hoy fabricar un objeto
tan refinado parece inconcebible, ¿qué posibilidad puede haber tenido
un presunto falsificador?
Sin
embargo, como algunos sostienen, ni siquiera somos capaces de reproducir
muchas obras de arte del pasado, y no por eso las consideramos
milagros…
Sí, pero hay
una diferencia profunda. De esas obras de arte conocemos bien la
naturaleza física: son “simplemente” capas de sustancias coloreadas
depositadas sobre lienzo, o “simplemente” bloques de piedra rota,
tallada, forjada. La singularidad de estas obras es de orden artístico,
no científico. De la Sábana Santa sin embargo, no sabemos cuál es su
naturaleza física.
La Sábana Santa vista desde lo físico…
El físico
considera una teoría científica que sea capaz de explicar todos los
datos. Pero en este caso, como ya se dijo, la ciencia se encuentra a
tientas, en la oscuridad. En este punto, hay dos actitudes posibles.
La primera.
El físico que adopta la objeción clásica y ahora trillada de los
escépticos: tal vez en el futuro vamos a explicar la existencia de la
Sábana Santa de una manera científica. Y veremos que tal vez provenía de
una combinación muy poco probable -de ahí la singularidad- pero del
todo natural, de diversos elementos físicos. Puede ser. Este “puede ser”
en la mente de muchos escépticos se convierte incluso en un cómodo “sin
duda”, con el que se aferran a la ilusión de haber liquidado el
problema.
La segunda
actitud. El físico que considera los datos como un todo. Y te das cuenta
de que la Síndone se ha estudiado más que cualquier otro objeto en el
mundo, por un impresionante número de expertos en diferentes
disciplinas. Y que todos los datos convergen para decir que estás ante
la auténtica Sábana que envolvió a Cristo…
En este
punto, si la mente del físico no es suficiente, debe hacerse cargo la
mente del hombre, cuya capacidad supera con creces la mera ciencia. Y
usted tiene que considerar realmente todos los datos en juego.
El hombre de
la Sábana Santa es Jesús de Nazaret. Ese hombre es el único de quien
por dos mil años y hasta hoy se ha anunciado que resucitó. Y su
resurrección, que conste, no fue discutida sólo después de su muerte. El
anuncio se había dado antes. Tanto es así que esa noche, en la tumba,
montaban guardia para evitar un simulacro de resurrección.
La Sábana
Santa de Turín lleva la impronta de ese hombre, una marca que habla no
sólo de su muerte, sino también de una misteriosa sustracción a la
muerte. Es la imagen de un cadáver que antes de corromperse desapareció,
dejando una marca indeleble. Es una imagen física única, tan única como
el hombre mismo. Pero, si incluso ante las pruebas, la mente rechazara a
priori la posibilidad de que la Sábana Santa es un mudo Testigo de la
Resurrección, lo hace debido a una elección deliberada que no tiene nada
que ver con la ciencia.