“En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén.” (Lc 24,33)
Volvieron
a Jerusalén porque les ardía el corazón. Es el gozo de estar con Cristo
resucitado; es el efecto del consuelo, de la gracia consoladora de
Cristo.
Con
esta gracia, volvamos también nosotros a Jerusalén, porque la cruz no
es más signo de ignominia y muerte sino de victoria y vida. Volvamos a
los trabajos, a la fatiga de cada día, sabiendo que este combate se
libra bajo la bandera de un Rey Vencedor, que ha triunfado sobre el
demonio y el pecado, pero quiere también conquistar a todas y cada una
de las almas. Alistémonos bajo su estandarte, sin escatimar esfuerzos y
sacrificios en pos de la salvación de las almas, para ser partícipes de
la obra de la Redención y así un día entrar en su gloria. No
claudiquemos en el intento de reconquistar para Cristo la Patria y algún
día podremos reinar eternamente con Él.
¡Feliz y santa Pascua de Resurrección!
Notivida
Este boletín se ha enviado a lumarudaz1@hotmail.com