EL SEMINARIO DE SAN RAFAEL Y EL DÍA DE LOS MUERTOS
Por Fray Mikel Armarria (seudónimo)
Quien escribe es sacerdote de la Iglesia Católica Apostólica y Romana (Nota aclaratoria) Me mueve a escribir este artículo el último párrafo del reciente Decreto de la Penitenciaría Apostólica[1] sobre las Indulgencias Plenarias para los Fieles Difuntos.
En su último párrafo se dice: “se invita encarecidamente a todos los sacerdotes a celebrar tres veces la Santa Misa el día de la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos”. Y se menciona la Constitución Apostólica “Incruentum Altaris” (ver texto italiano aquí[2] y texto latino aquí[3]) del Papa Benedicto XV. El mencionado Decreto (del 22 de octubre de este pandémico año 2020) no establece nada nuevo, salvo la mayor facilidad que ofrece para ganar las indulgencias en este año, atendiendo las restricciones de las cuarentenas (como lo reporta, por ejemplo, esta nota[4]).
Quizá para muchos sí parecerá novedosa la exhortación que se hace a los sacerdotes a celebrar tres misas el día 2 de noviembre. La Bula o Constitución de Benedicto XV (año 1915) rememora el origen histórico de esta práctica, orgullo de la piedad de los reinos cristianos de Aragón.
La guía para las celebraciones litúrgicas, que actualmente se denomina Calendario Litúrgico, pero todavía se la llama ordo en el lenguaje cotidiano de las comunidades, que cada año publica la Santa Sede, encomendando la responsabilidad de su edición a cada Conferencia Episcopal indica, a su vez, cada año, invariablemente, lo mismo: que ese día todo sacerdote puede celebrar tres misas sin tener que pedir autorización. Porque habitualmente el sacerdote podría celebrar una sola misa, según lo dispone el Derecho Canónico (canon 905), como recuerda este breve artículo[5] escrito con ocasión de la pandemia.
Así como el reciente decreto vaticano se contextualiza “en la actual situación de pandemia”, también estas reflexiones pueden contextualizarse igual, y, además, “en la actual situación de opresión” que padece la diócesis de San Rafael y su Seminario por parte del Obispo Monseñor Taussig.
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Para los seminaristas del Seminario Diocesano de San Rafael (y lo mismo ocurre en el Seminario de los religiosos del Instituto del Verbo Encarnado), cada 2 de noviembre era una experiencia habitual que quien iba espontáneamente a la capilla a rezar era muy probable que se encontrase con alguno de los sacerdotes celebrando “fuera de horario”. Ya se sabía que ese día las misas se multiplicaban.
Esta piedad sacerdotal observada, y compartida, cuando discretamente un seminarista se quedaba a participar de esas misas “extras” también es parte de la formación, que los prepara para el futuro ministerio, cuando muchas veces debe apelarse a la “libertad de espíritu” de tener que celebrar varias misas, sobre todo los días de precepto, con el consentimiento tácito del obispo propio, en atención a la necesidad de los fieles. Varios de los egresados del Seminario “Santa María Madre de Dios” que ejercen su ministerio en lugares en donde les toca estar a cargo de parroquias con decenas de capillas lo hacen. Lo mismo sucede con los sacerdotes del IVE.
Y –adelantémonos a suspicacias y malevolencias– las misas se multiplican no por afán de lucho, para lograr un estipendio que muchas veces –siendo comunidades muy pobres– es muchas veces exiguo e incluso nulo, sino sólo para cumplir lo que dice san Pablo: que su orgullo y recompensa es predicar gratuitamente el Evangelio (1 Cor 9, 18).
Por cierto, que este criterio y esta práctica no es exclusividad de este Seminario y de la diócesis de San Rafael. Al contrario, como se ha dicho, son prácticas que se han haciendo costumbre de toda la Iglesia. Pero, así como la sotana, las preferencias pastorales (misiones populares, ejercicios ignacianos), literarias (devoción por los escritos de los santos), etc. llegan a configurar en su conjunto un estilo. Por eso, Mons. León Kruk, ante quienes objetaban precisamente este estilo sacerdotal, solía repetir: “no somos los mejores… pero tampoco somos los peores”.
La situación de abundancia de clero de que comenzó a gozar la diócesis de San Rafael con la fundación de su Seminario hacía que desde las parroquias no hubiese necesidad de recurrir a la ayuda de los formadores. Más aún: incluso parroquias pequeñas contaban con dos o más sacerdotes. Que en una parroquia hubiese un solo sacerdote era una excepción.
Esto mismo permitía atender con facilidad los requerimientos de la religiosidad popular, que en el culto a los difuntos siempre encontró un estímulo para su piedad, hoy bastante decaída, como lo recuerda el colorido relato del humorista conocido como el “Gato” Peters (para escuchar la narración “Íbamos al cementerio”, aquí[6]). De forma que incluso proveyendo a las misas parroquiales de horario y a las que se disponían en los cementerios, todavía algunos sacerdotes podían celebrar sin horario.
No era raro que algún sacerdote, precisamente por no tener compromisos de horario, celebrase las tres misas seguidas, sin pausa. Para los criticones, esto sería un vestigio del “sacramentalismo”, una de las tantas acusaciones que se ha hecho a la formación sacerdotal de San Rafael.
Siempre puede haber excesos o distorsiones en lo bueno que hacemos: es el lastre de la naturaleza humana caída… Pero lo sustancial es excelente: es la identificación plena con las enseñanzas perennes de la Doctrina Cristiana (los paradigmas de la conciencia eclesial, que podríamos decir en lenguaje modernoso): la tendencia a la Vida Eterna, dogma que sella la profesión de fe del Credo, el recuerdo de los Novísimos (muerte, juicio, infierno, gloria) que sigue mencionando el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica (apéndice), las enseñanzas de los santos (“laudato si por la hermana muerte corporal” nos dice san Francisco de Asís en su Cántico de las creaturas[7], añadiendo “ay de los que mueran en pecado mortal”), la verdadera sabiduría cristiana popular: “la ciencia más acaba / es que el hombre bien acabe: / que al final de la jornada / aquel que se salva, sabe, / y el que no, no sabe nada”.
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Esto es verdadera obediencia, es decir, sintonía con lo que la Iglesia, como Cuerpo Místico, vive y siente. El “sentir con la Iglesia” de san Ignacio de Loyola. El cumplir con las disposiciones particulares de la legítima autoridad también forma parte, por cierto, de la obediencia. Pero, para ser virtuosa, ella debe ser criteriosa: debe haber el “discernimiento”, del cual tanto se habla hoy. Ponderar si lo que manda el que manda no se opone al querer de Dios, lo cual si ocurriese, hay que responder como san Pedro a los miembros del Sanedrín: “Juzguen ustedes mismos si está bien a los ojos el Señor que les obedezcamos a ustedes antes que a Dios” (Hechos 4, 19).
En el Seminario de San Rafael se nos ha enseñado a tener siempre una actitud verdaderamente filial ante los superiores, y por este hábito en que se nos formó nos ha resultado estimulante el recibir las enseñanzas y consignas del Papa y sus colaboradores, inmediatos (curia romana) y en cada diócesis, toda vez que hemos visto que se confirmaba la fe que la Iglesia ha profesado siempre (Lc 22, 32). Y podemos decir verdaderamente que “nos adelantamos a sus deseos”, cuando esos deseos (en este caso, el sufragar por las benditas almas) son los de Cristo y lo que enseña la Iglesia.
Este es un pequeño “botón de muestra” de lo que se aprende y se vive en el Seminario Diocesano “Santa María Madre de Dios”, de San Rafael. Este es su legado. Pedimos a Dios que, superada esta tormenta, pueda seguir cultivándolo.
[1] Cfr. https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2020/10/23/difun.html
[2] Cfr. https://www.vatican.va/content/benedict-xv/it/bulls/documents/hf_ben-xv_bulls_19150810_incruentum-altaris.html
[3] Cfr. https://www.vatican.va/content/benedict-xv/la/bulls/documents/hf_ben-xv_bulls_19150810_incruentum-altaris.html
[4] Cfr. https://www.aciprensa.com/noticias/vaticano-facilita-la-obtencion-de-la-indulgencia-plenaria-en-el-dia-de-los-fieles-difuntos-74465
[5] Cfr. https://es.aleteia.org/2020/06/08/cuantas-misas-puede-celebrar-al-dia-un-sacerdote/
[6] Cfr. https://www.youtube.com/watch?v=4OpfYf2qJvg&feature=youtu.be
[7] Cfr. https://www.aciprensa.com/recursos/el-cantico-de-las-criaturas-1289