EMPEZÓ EL AJUSTE: EL PANFLETO QUE VENDE EL GOBIERNO... Y LA REALIDAD
Mientras que el gobierno declama a los cuatro vientos que el ajuste no lo van a pagar los más pobres, ya empezó a aplicar políticas que van a ajustar los ingresos de los sectores más desprotegidos.
Una cosa es lo que se dice, y otras bien distinta lo que se hace, la decisión política que se aplica. Y eso es lo que vale.
Mientras que dice proteger a los sectores más postergados -uno de ellos es el sector previsional o alguien duda que un jubilado es la persona que menores ingresos percibe-, aplica un fenomenal ajuste de la fórmula de actualización de los haberes, licuando los ingresos del sector pasivo frente a la inflación.
El gobierno busca licuar el gasto previsional pero al mismo tiempo busca apoderarse de sus recursos, para utilizarlos en beneficios de otros sectores afines a sus intereses. En una economía inflacionaria, si los salarios no se ajustan por inflación pierden poder adquisitivo. No hay alternativa.
En los ’90 se podía ajustar por el PBI o por los salarios porque no había inflación. Pero en esta hoguera inflacionaria, si no se ajusta por el índice de precios al consumidor, los ingresos se deterioran. Lo mismo ocurre con los ingresos de los trabajadores estatales, a los cuales le dieron un aumento del 7% frente a una inflación del 35%, para 2020.
Esto es un ajuste ultraortodoxo, puesto en práctica por el kirchnerismo. La hipótesis de crecimiento para 2021 se debilita como si fuera un huracán cuando toca tierra porque no puede haber crecimiento cuando no hay inversión y mucho menos cuando los consumidores tienen una deuda de casi 1,5 billón de pesos con el sistema financiero.
La inflación se encargó de ajustar los salarios, la cuarentena ajustó el empleo y el Estado ajustó a empleados públicos, jubilados y al sector privado con impuestos. Así no podrá haber inversión y mucho menos crecimiento y sin inversión, sólo habrá inflació