Vuelco de CFK a la derecha; se apoya en la Iglesia y el Ejército y analiza el estado de sitio
Urtubey, el nuevo presidenciable.
La presidente, apenas obtuvo el alta médica, volvió por sus fueros y
bailó, mientras la Argentina se bañaba en sangre. También ayer, cuando
partió hacia El Calafate, volvió a la desinhibición catártica en la red
social Twitter. Desde allí, despotricó contra las policías provinciales,
generalizando, como hizo desde el palco antes de bailar con Choque
Urbano, y destacó el apoyo de la Conferencia Episcopal, que también
criticó a las policías que dejaron indefensos a los ciudadanos. Sin
embargo, la presidente fue más allá: directamente acusó a las policías
provinciales de complicidad con los saqueadores. Hay que sumarle a esto
que finalmente el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey logró torcerle
el brazo a los policías en huelga y dispuso el cobro de impuestos nuevos
para pagar el aumento. El aumento salteño es menor al que se otorgó en
las otras provincias y marcó una línea que vino desde Olivos.
Urtubey en acción
Urtubey quiso demostrar que en su provincia no le ponen la pistola en
la cabeza y se convierte así en un nuevo candidato presidencial ante la
rápida declinación de Jorge Capitanich y Sergio Urribarri, cuyas
provincias estuvieron incendiadas por los saqueos. De este modo, se
recuperó también de su pobre elección en las legislativas distritales,
donde en la capital provincial empató con el Partido Obrero. En un
futuro inmediato, Urtubey puede captar los votos de Juan Carlos Romero,
Alfredo Olmedo y el Partido Renovador. Es cierto que el mandatario
salteño se maneja en forma bastante independiente y en el círculo de
Olivos no lo digieren. Lo cierto es que logró demostrar que no fue
superado por los acontecimientos y quizás su conducta sea utilizada sin
su permiso por la presidente para descabezar y disciplinar a las
policías provinciales.
Los ataques de la presidente en Twitter contra las policías
provinciales serán su gran oportunidad de recuperar el terreno perdido
con la tentativa de primavera encabezada por Capitanich y la salida de
Guillermo Moreno. Y ya no quedan casi dudas de que si el 19 y el 20 se
producen saqueos, aunque no sean muy relevantes, enviará al congreso el
proyecto de ley declarando el estado de sitio y la intervención de las
fuerzas armadas, como prevé la Ley de Defensa para los casos en cuales
las fuerzas de seguridad sean superadas. El general César Milani planteó
esta alternativa en una reunión de generales y obtuvo la unanimidad de
las opiniones. Es que los uniformados, con una intervención de este tipo
ordenada por una presidente constitucional, creerían que podrían
recuperar el prestigio y el respeto perdido ante la sociedad civil. La
presidente, por su parte, recuperaría la iniciativa política después del
grave error de no mandar la Gendarmería a la provincia de Córdoba.
Decíamos al principio que monseñor Guillermo Arancedo, al salir de la
reunión con la presidente, declaró que la policía no puede dejar
indefensos a los ciudadanos. Sin embargo, en esa reunión se habló algo
más importante para la agenda de la iglesia, cual es que CFK reafirmó
las reformas introducidas en el nuevo Código Civil y Comercial que
aprobó el senado y sobre las cuales el senador Miguel Ángel Pichetto
marcó diferencias con los agregados pedidos por el Vaticano y la
Comisión Episcopal. La presidente dijo que en la Cámara de Diputados la
reforma saldrá igual que en el senado y que los votos que perderá el
Frente para la Victoria los conseguirá del PRO, que piensa como ella
sobre el inicio de la vida con la concepción. Los obispos, contentísimos
con la firmeza de la presidente, recibieron el pedido de llamar a la
paz de los argentinos y marcarles la cancha a las policías provinciales.
Así las cosas, la presidente encara sus dos últimos años con graves
problemas económicos, pero recuperando la iniciativa política con el
apoyo de la Iglesia y las fuerzas armadas. Exactamente al revés de como
construyó poder Néstor Kirchner. El pragmatismo cristinista es tan real
como insustentable en el tiempo.