Buscan la ruta del dinero de la causa de la obra pública por la que Cristina Kirchner irá a juicio
La Justicia secuestró ayer más de 11.000 cheques por una suma superior a los $400 millones, ligados a la causa de la obra pública por la que en febrero enfrentará su primer juicio oral la ex presidenta Cristina Kirchner,
como jefe de una banda que integraron el ex ministro de Planificación
Julio De Vido y el empresario Lázaro Báez, entre otros. Los enviados del
juez Julian Ercolini y el fiscal Gerardo Pollicita se presentaron en
las casas centrales de los bancos Macro y Santa Cruz, en el microcentro
porteño, para secuestrar los cheques.
Según indicaron a Infobae fuentes judiciales, de
un muestrario del 35% de los cheques secuestrados se puede inferir que
el dinero fue a parar a las cuentas de Ernesto Clarens, señalado como el
financista de los Kirchner y ahora "arrepentido" en la causa de los
cuadernos de la corrupción.
En ese contexto, el
fiscal Gerardo Pollicita pidió levantar el secreto fiscal y bancario de
la firma Invernes SA, que pertenece a Clarens; y el secreto fiscal de la
firma Juan Felipe Gancedo SA, una constructora de Viedma que creció
durante la era K y que también aparece en la cadena de cobros.
Por las obras concedidas y pagadas a Lázaro Báez
durante la gestión k en Santa Cruz, Cristina Kirchner, De Vido, el ex
secretario de Obras Publicas José López, Carlos Kirchner –el primo de
Néstor que está preso- y Báez, entre otros, enfrentarán a partir del 26
de febrero un juicio oral ante el Tribunal Oral Federal 2. Y aunque
otras investigaciones indican que el dinero que Báez recibía volvía en
"retornos" a la familia presidencial, a través de alquiler de
propiedades como Los Sauces y Hotesur -por los que la ex presidenta y su
familia también está procesada-, lo cierto es que el fiscal Pollicita
puso ahora el foco en los mecanismos a través de los cuales se
habría logrado, luego de un complejo proceso de ficticias
intermediaciones comerciales y financieras, la libre disposición de una
porción importante de esos fondos.
El análisis apuntó a
las empresas Austral Construcciones, Kank y Costilla, Gotti y Loscalzo y
Del Curso, así como a la sucesión de Adelmo Biancalani, todas del grupo
Austral, en donde se "podrían haber simulado costos inexistentes con el
fin de generar una salida contable que les permitiera disponer
ilícitamente de esos fondos". Con esa hipótesis, se le pidió a
la Dirección Nacional de Vialidad y a la Administración General de
Vialidad Provincial de Santa Cruz que remitieran toda la información
disponible sobre "cómo fueron abonados los anticipos financieros
otorgados en las 51 obras públicas viales financiadas con fondos
nacionales" de la causa conocida como obra pública, y que ya llegó a
juicio.
Con entrecruzamiento de datos contables, se detectaron
las facturas apócrifas que tenían esas cuatro empresas. Y se interrogó a
los funcionarios de la AFIP, Horacio Castagnola y Jaime Mecikovsky,
que defendió Elisa Carrió en los últimos días.
Según se reconstruyó, los ingresos de Austral Construcciones "se
originaban, en su abrumadora mayoría, en los pagos que la Dirección
Nacional de Vialidad y la Administración General de Vialidad Provincial
de Santa Cruz le giraban con motivo de las obras públicas viales
irregularmente asignadas", que provocaron un "millonario perjuicio al
Estado". Pero más de un cuarto de los ingresos fueron derivados hacia Gotti.
Los
funcionarios de AFIP que declararon en la causa contaron cómo se
impugnó como falsas operaciones de compra de Gotti entre 2003 y 2007
"por un total de 495 millones de pesos, a nombre de 96 proveedores".
Pero "cuando se inició la etapa del procedimiento administrativo
conocida como fiscalización propiamente dicha -en la que Gotti pasó a
intervenir activamente, presentando escritos y cuestionando el accionar
de la AFIP-, se puso en marcha un conjunto de maniobras por
parte de las autoridades del Poder Ejecutivo Nacional tendientes a
obstaculizar el avance de la fiscalización y remover a los funcionarios
de AFIP comprometidos con ello". Y luego de ello, dijo
Pollicita ante Ercolini, la entonces presidenta Cristina Kirchner elevó
al Congreso de la Nación un proyecto de ley que preveía una moratoria
general por evasión tributaria, la cual fue finalmente sancionada como
Ley de Regularización Impositiva bajo el n° 26.476. Gotti se acogió a la
moratoria.
La investigación detalló que "en el curso del procedimiento administrativo ante la AFIP la empresa
GOTTI acompañó una copia del Contrato de Cesión de Cobranza suscripto
entre dicha firma e Invernes SA, por medio del cual se acordó que esta
última actuara como agente cobrador de las ventas y pagador de
las compras de Gotti SA" y fue "por esa razón que las compras
cuestionadas por la AFIP fueron abonadas mediante cheques girados contra
cuentas bancarias a nombre de INVERNES SA".
El fiscal también apuntó a la firma Juan Felipe Gancedo
SA, una constructora patagónica a la que el propio Báez señaló en el
inicio de la causa por la ruta del dinero k como una de las que había
obtenido más obra pública que él. Carrió también la había denunciado en
los inicios de su denuncia por asociación ilícita contra el matrimonio
Kirchner.
El dictamen fiscal señaló también que "según explicaron
los funcionarios de la AFIP que efectuaron las investigaciones contra
Gotti SA en la Dirección Regional Comodoro Rivadavia, en el caso
de la firma Juan Felipe Gancedo SA no sólo existía una matriz
coincidente de proveedores apócrifos, sino que los cheques eran cobrados
por las mismas cooperativas, a las cuales se había llegado a fiscalizar".
En
base a todo esto, se activaron los procedimientos en los bancos del
microcentro por los que pasaron esos cheques y ayer quedaron
secuestrados en la causa. Según señalaron las fuentes a Infobae, "se
secuestraron once mil cheques en los procedimientos. Con solo dos mil
cheques, aparece el 80% de los montos, arriba de $400 millones y de un
muestrario del 35% de los cheques, se puede sospechar que la plata fue a
parar a las cuentas de Clarens".
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