De la bomba de las LEBAC a la bomba H de las LELIQ y el estallido social
La
bomba de las LEBAC está siendo reemplazada por la Bomba H de las Leliq,
que por su mayores tasa de interés y menor periodo de vencimiento,
crecen explosivamente como reacción en cadena. Siendo los bancos los
únicos que se benefician con ellas, al pasar a integrar sus reservas. Lo
cual hace que el circulante deje de irrigar el tejido económico social,
y no llegue a los sectores más rezagados que viven de las changas y el
cuentapropismo. Como preparando un estallido social, al que el Gobierno
parece querer contribuir al jaquear judicialmente a líderes de la
oposición, que pueden pasar a ser factores de desestabilización.
Por Javier Llorens – 17/10/18
En él gran juego de las finanzas y la
usura moderna, hay una sigla que es la que manda todas sus acciones, y
se la conoce como TEA (Tasa Efectiva Anual). Que es el rendimiento real
de una inversión, teniendo en cuenta su tasa nominal anual o mensual, y
su posibilidad de renovación a su vencimiento, de forma de acumular sus
intereses.
De esa forma una inversión financiera
con una tasa nominal del 50 % anual a un plazo de 35 días, como sería el
caso de las LEBAC (Letras Banco Central) nada tiene que ver con otra al
75 % anual, y 7 días de plazo, como es el caso de las LELIQ (Letras de
Liquidez). Dado que, como se puede apreciar en el gráfico de la portada,
una tiene una TEA del 63 % anual, en cambio la otra es del 111 % anual,
deparando un rendimiento un 76 % superior.
En consecuencia la actual tasa de las
LELIQ, significa que en un año su deuda se multiplica por más de dos.
Así los 453 mil millones de LELIQ mas las LEBAC por 340 mil millones que
se conviertan en LELIQ, hará según el ex gerente General del Banco
Central Julio Piekarz, que el año que viene haya un stock de 1,1 billón
de LELIK.
Y vuelta a empezar, ya que sería la
misma cantidad de LEBAC que existían en este año, que se tratan de
exterminar, que a su vez crecieron más de diez veces desde diciembre del
2015. Por lo que en el mágico mundo de las finanzas, se podría también
aplicar la ley química de Lavoisier, “nada se destruye todo se
transforma”.
El paraíso de los bancos
Las LELIQ deparan un enorme beneficio,
pero solo a los bancos, que son los únicos que pueden suscribirlas. Y
les permite además constituir con ellas las reservas o encajes legales
obligatorios. Volviéndose así al empapelamiento de los bancos, que
disparó la crisis del 2001, y a los encajes remunerados que disparó la
crisis de 1989 y el plan Bonex de 1991.
Siendo por ende los bancos los grandes
beneficiarios de esta política basada en demenciales tasas de interés, y
en contraer los “agregados monetarios”. Eufemismo con que se disimula
la política de sacar a los pesos de la rueda de la economía, y meterlos
en los bancos. Equivalente a practicar una feroz sangría a un enfermo,
como se estilaba en la medicina de dos siglos atrás.
Ver El plan estúpido del FMI y Macri enfrentando un embrollo de u$s 245 mil millones con u$s 33 mil millones, y la dolarización
En el siguiente gráfico confeccionado en base los datos del “Balance Consolidado del Sistema Financiero – Bancos” publicado por el Banco Central, se visualiza la rauda evolución de la cuenta “Capital, reservas, y resultados”
que tuvieron los mismos a lo largo del actual gobierno. Habiendo pasado
su monto acumulado de 227 a 524 mil millones de pesos, sin tener en
cuenta los generosos dividendos pagados ínterin (línea azul eje
izquierdo).
En cuanto sus resultados mensuales,
dejando de lado el pico de casi 60 mil millones de pesos registrados en
el acumulado de enero 2018, se aprecia que no obstante la crisis que se
desencadenó este año, sus cifras alcanzaron picos nunca antes
registrados. Como los 17.751 millones de pesos del mes de junio pasado, y
los 24.196 millones correspondientes a agosto, más allá del leve
resultado negativo registrado en marzo. Por lo que al viejo dicho, “de
enero a enero todo el año es del banquero”, se le podría agregar “y más
cuando este viene muy feo”.
La paralela debacle económica
En contraste de ese esplendor de los
bancos, otros informes del Banco Central presentan resultados
catastróficos, propios de un país en guerra, o una gravísima debacle
económica, tal como se puede apreciar en el Informe Monetario diario del
pasado 12 de octubre de dicho ente. En uno de cuyos gráficos se puede
ver que mientras la base monetaria supera un crecimiento de más del 45 %
anual, el M2 privado, que es el dinero que de una forma u otra llega o
está en manos del público, paso de un crecimiento de más del 35 % anual,
a uno de menos del 20 % anual.
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Siendo
esto lo que los doctores de la City denominan la contracción de los
“agregados monetarios”. Que a lo largo del año en el caso del M2, no
creció nada, no obstante la enorme inflación existente, y que además en
solo los doce días de octubre se redujo un – 5,1 %, y en los últimos 30
días se redujo un – 8,9 %. Y esto recién empieza.
Como consecuencia de ello, tal como se
puede ver en el siguiente gráfico del Banco Central, el crecimiento de
los préstamos al sector privado en pesos, registran niveles más bajos
que un año atrás, especialmente el otorgado a empresas (Adelantos y
documentos). Los cuales en términos nominales, han caído en promedio un –
4,7 % en solo doce días octubre (pasaron de 2,18 a 2,12 billones).
Registrando una caída de un 6,6 % el destinado a empresas. Y esto recién empieza.
Esa
contracción del crédito es producto también de las tasas de interés
exorbitantes que cobran los bancos, sobre todo a las empresas, tal como
se puede apreciar en el siguiente gráfico del Banco Central. Que hasta
abril de 2018 se conservaron en un nivel menor al 30 % anual, y
actualmente están en un 80 % anual. Cabiendo la pregunta de qué empresas
pueden pagarlos, ya que con una inflación proyectada hacia adelante del
30 % anual, ella representa una tasa de interés positiva, según dicen
los monetaristas de la escuela de Chicago, del 40 % anual. Interés que
en el mundo solo pagan las actividades gansteriles.
Por
su parte los préstamos personales, pasaron de un nivel promedio del 40 %
anual, a un nivel del 65 % anual. Y así las numerosísimas familias de
clase media que están atadas a sus tarjetas de crédito, no solo deben
soportar un menoscabo de sus ingresos por la inflación y los
megatarifazos, que actualmente insumen más del 20 de sus ingresos, sino
también por efecto de los enormes costos financieros que pagan, al verse
obligadas a refinanciar el saldo mensual de ellas.
La bomba H social
Respecto los ingresos de las familias,
es sumamente elocuente lo que revela la comparación de sus ingresos
nominales, entre el 1er trimestre y el 2do trimestre de este año,
conforme las estadísticas de distribución del ingreso que publica el
INDEC (Hogares según escala de ingreso per cápita familiar). Al
respecto el Gobierno se jactó que en el segundo trimestre de este año,
pese el aumento de la pobreza, hubo una mejora en el coeficiente de Gini
que mide la desigualdad social.
Pero ello se produjo no por una mejora
de los sectores de menores ingresos, sino por una caída de los de
mayores ingresos, tal como se puede apreciar en el siguiente gráfico. En
el cual en base a la devaluación promedio que tuvo el dólar entre el
2do y 3er Trimestre, también se hace una proyección de la caída que se
habría registrado en el 3er trimestre (Julio – Septiembre), cuyos
resultados recién serán publicados por el INDEC a fines de diciembre
próximo.
En
concreto, la caída real de los ingresos entre el 1er y 2do trimestre
según el INDEC, descontada el 7,3 % de inflación del IPC nacional
(Indice Precios al Consumidor) acaecida entre febrero y mayo, fue de -14 %. Y el proyecto para el 3er trimestre alcanzaría un – 18 %.
Destacándose en el grafico claramente que la mayor caída se da en el
decil 5 -que es el típico de clase media- que registra nada menos que
una caída de – 23 %. Con una proyección para el 3er trimestre de – 31%.
Desde ese decil 5 en adelante, es donde
se registran la mayores caídas en el ingreso, si se las compara con las
del decil 1 a 4, siendo esta la razón de la mejora del coeficiente de
Gini. Destacándose a continuación del decil 5, el 9, que registra una
caída de – 17 % con una proyección para el 3er trimestre de – 23 %. Y lo
siguen a continuación el decil 10, el 8, el 6, y el 7.
Mientras que en los sectores de menores
recursos, correspondiente a los deciles 1 a 3, donde está anidada la
marginalidad y la pobreza, que abarca al 41,2 % de la población de los
grandes aglomerados urbanos, totalizando 11,36 millones de personas, la
mayor caída se da en el decil 3 con un – 8 %, y una proyección para el
3er trimestre del – 11 %. Y le siguen a continuación el decil 2, con un
– 6 % y una proyección para el 3er trimestre del – 8 %, apareciendo
finalmente el decil1, con una caída del – 3 % y una proyección del – 4 %
para el 3er trimestre.
El efecto de no derrame
Pero estas proyecciones para el tercer
trimestre correspondiente a los deciles 1 a 3 de menores ingresos, son
relativas y seguramente insuficientes. Ya que este sector, integrado
esencialmente por trabajadores en negro, cuentapropistas que viven de
changas, y empleadas domésticas, obtiene buena parte de sus ingresos del
derrame sobre ellos, de los ingresos de los deciles medios y altos.
Los que obligados a ponerse en un
riguroso y mezquino modo de ajuste en sus gastos, una de las primeras
cosas que hacen es restringir ese derrame hacia los tres deciles mas
bajos. Los cuales según los datos del INDEC del 2do trimestre, logran
sobrevivir con un ingreso per cápita promedio de $ 124 por día, variando en un promedio de $ 72 por día en el 1er decil, hasta $ 181
por día en el 3er decil. Lo cual representa según el INDEC, una masa de
recursos de $ 42,3 mil millones de pesos mensuales, o 506 mil millones
de pesos anuales.
¿De esos montos, cuánto representa ese
derrame de los sectores más altos hacia los sectores sociales más bajos?
Una estimación bastante ajustada se obtiene por sustracción,
considerando que según el INDEC, en esos tres deciles existen solo un
7,26 % de jubilados o pensionados. Lo cual hace que el ANSES aporte una
masa de recursos del orden de los 65 mil millones de pesos.
Por otro lado, si groso modo se estima
que la totalidad de los recursos del ministerio de Bienestar Social van a
para allí, esto le suma otros 163 mil millones de pesos. Aunque buena
parte de este importe (121 mil millones) corresponden a Pensiones No
Contributivas, que se superponen con las de la ANSES. Lo cual cubriría
la asistencia social provista por las provincias, que por otra parte
consiste generalmente en la entrega de bienes, alimentarios, para la
construcción, y enseres, que no están contabilizados monetariamente por
el INDEC.
Por ultimo también se puede suponer que
van a parar a esos tres deciles todos los programas de fomento de empleo
que desarrolla el ex ministerio y actual secretaría de Trabajo y SS, lo
cual suma otros $ 7 mil millones. Haciendo así un total de recursos
máximos máximos de $ 236 mil millones, que solo representan el 47 % de
la masa de recursos de 506 mil millones anuales con que cuentan esos
tres deciles, proyectando los correspondientes al promedio del 2do
trimestre de este año.
O sea que se puede estimar que como
mínimo, la diferencia de $ 270 mil millones, que solo es el 8 % del
total de los ingresos anualizados mensurados por el INDEC, proviene del
derrame de los sectores medios y altos hacia ellos. Que actualmente se
encuentran restringiéndolo de una u otra manera, como consecuencia de la
crisis financiera, y las brutales recetas monetaristas adoptadas por el
Gobierno, consistente en secar la plaza, metiendo la plata en los
bancos.
Derrame que más allá de las especulaciones financieras, para los sectores más bajos constituyen ingresos de sobrevivencia mínima,
cuyo recorte puede resultar altamente peligroso en una comunidad. Cuyas
primeras manifestaciones de malestar, se puede apreciar por el
sustancial aumento de la cantidad de piquetes a lo largo y ancho del
país. Que en el mes de agosto pasado, al alcanzar un número de 3.858 piquetes,
superó en un 18 % los 3.274 piquetes que se contabilizaron a lo todo lo
largo del año pasado. Por lo cual su mínima proyección futura habla de
un aumento anual cercano al 80 %. Y esto recién empieza.
Ante lo cual, la previsión hecha en el
acuerdo con el FMI, de destinar un adicional de hasta un 0,2 % del PBI
para contrarrestar un eventual agravamiento de la conflictividad social,
resulta irrelevante, dado que esto montaría solo 27 mil millones de
pesos. O solo un 10 % del estrangulado derrame de ingresos desde los
sectores más altos hacia los más bajos de la sociedad. Lo mismo se puede
decir respecto los préstamos del ANSES, receta que por otro lado ya
agotó el actual gobierno, al haberla empleado a fondo para poder ganar
las elecciones legislativas del año pasado.
Ver Compravotos: Cambiemos tira desde el éter el 10% del circulante monetario sobre el electorado pobre
De “Mingo” Cavallo a Sandleris y la vuelta al 2001
De esta manera la situación actual tiene
un notable parecido con las políticas del “Mingo” Cavallo, que llevaron
a la catástrofe económico social del 2001. Tras instaurar el corralito
cambiario y encanutar los pesos en los bancos, para que estos no
presionaran contra el dólar, los que además se habían quedado sin
reservas, al haberlas sustituida por títulos. Igual que hace actualmente
el nuevo presidente del Banco Central, Guido Sandleris, apelando a
métodos indirectos.
Es cierto que hoy la asistencia social
tiene una dimensión que no tenía entonces, conforme las nuevas recetas
del FMI y el Banco Mundial, de contener a los pobres, para que los ricos
puedan aumentar sus riquezas con tranquilidad. Pero por otro lado el
fenómeno de la pobreza y marginalidad se ha aguzado en estos últimos
dieciocho años, haciéndose estructural. Combinándose además con la
adicción a las drogas, como una forma de evadirse de ella, cuya
abstinencia puede resultar altamente peligrosa.
Además en este polvorín, que cualquier
fosforo puede hacer explotar, el Gobierno parece empeñado a sumar
líderes de la oposición al “club del Helicóptero”, como consecuencia de
la actividad de las patrullas perdidas de “cazadores de corruptos K”.
Como la comandada por Elisa Carrio desde la Coalición Cívica, por Laura
Alonso desde la Oficina Anticorrupción, y por Mariano Federici desde la
UIF, etc. Que se dedican obsesivamente a poner exclusivamente su lupa
escrutadora sobre el pasado kirchnerista, como si fuera la única
corrupción existente en Argentina.
Ayudados a su vez por variopintos
operadores judiciales, que tratan que una justicia que antes no
fiscalizaba, pase ahora a ser selectivamente verduga. Con prisiones
preventivas, detenciones oprobiosas, y escraches mediáticos a los
opositores. Haciendo recordar el dicho de Juan Perón, “para el enemigo ni justicia”. Que ante la degradación de esta, parece haberse transformado hoy en “para los enemigos la justicia”.
Confiando todos ellos en que si la
economía no renace, al menos Cambiemos podrá llegar a las elecciones
presidenciales del año que viene, enarbolando la bandera de la justicia
vindicativa, con la cabeza de los adversarios insertas en la punta de la
lanza. Sin mirar el riesgo que presupone acorralarlos de cualquier
manera, en una atmósfera cada vez más explosiva, la que con algunos
estímulos propicios, puede hacer que el objetivo electoral buscado no
llegue nunca.-