El vuelo MH17 de Malaysia Airlines: ¿Un suceso que nos recuerda el asesinato de Francisco Fernando?
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Por
Alexander Nekrassov.- ¿Recordó usted a Francisco Fernando cuando
escuchó por primera vez la noticia del accidente del vuelo MH17 de
Malaysia Airlines, en el este de Ucrania, en el que perecieron 298
personas, la mayoría de ellas holandesas (189) y malasias (29)? Hablo
del archiduque austriaco Francisco Fernando, cuyo asesinato hace 100
años provocó la Primera Guerra Mundial.
La reacción de algunos políticos y periodistas sugiere que recordaron
ese fatídico episodio nada más tener noticias del accidente del MH17.
Algunos incluso señalaron que el mundo nunca sería lo mismo.
El Boeing 777 de Malaysia Airlines, en su ruta de Ámsterdam a Kuala
Lumpur, se estrelló en la región de Donetsk en el este de Ucrania, en un
área controlada por fuerzas antigubernamentales, conocidas como
“separatistas prorrusos”.
Antes de que cualquier detalle del accidente fuera confirmado, Rusia
se encontró bajo sospecha y con todos los focos apuntando en su contra.
La parte más increíble de toda esta saga dramática tuvo lugar durante
una conversación telefónica “programada” entre el presidente de Rusia,
Vladimir Putin, y su homónimo de Estados Unidos, Barack Obama, mientras
las llamas calcinaban los restos del avión del vuelo MH17 en una zona no
muy lejana de la ciudad de Shahtersk. ¿Vaya coincidencias, no?
Según declaraciones del Kremlin y la Casa Blanca sobre la citada
charla telefónica, Obama y Putin discutían sobre la crisis en Ucrania y
las posibles soluciones diplomáticas antes de que Putin informara a su
colega que un avión malayo se había estrellado en territorio ucraniano.
Los detalles de la conversación entre ambos líderes acerca del suceso
no fueron revelados, pero no sería descabellado imaginar que Putin
declinó cualquier responsabilidad de Rusia en relación con el derribo
del avión comercial. Tampoco que Obama lo creyó, aunque posteriormente
le interesara seguir el guión elaborado por sus consejeros nacionales de
seguridad, sin duda deseosos de una tragedia de tamañas proporciones
para apuntar directamente al corazón del Kremlin.
Naturalmente, el Gobierno ucraniano secundó la farsa desde el primer
momento. Sin tener una sola prueba indiciaria, Ucrania trasladó a Moscú
la carga de la culpa, acusando al Ejecutivo ruso de armar y respaldar a
los rebeldes en el este del país.
Providencialmente, se produjo una grabación de una supuesta
conversación telefónica entre dos “oficiales rusos”, uno en el este de
Ucrania y el otro en Rusia, con la intención de probar que hablaban
sobre el derribo del avión.
Pero, con toda honestidad, sería difícil para el Gobierno ucraniano y
para sus aliados explicar cómo un ejército desorganizado pudo lograr
derribar el avión que volaba a una altitud de 10 kilómetros, a una
velocidad de 1,287.4 kilómetros por hora.
Algunos periodistas televisivos señalaron sin pudor que si los
separatistas ya habían derribado antes varios aviones ucranianos, bien
pudieron hacerlo también con el MH17.
Solo que hay un problema: todos los aviones anteriores volaban a
altitudes mucho más bajas, y algunos incluso a escasos metros del suelo,
mientras que el vuelo MH17 estaba fuera del alcance de todos los
misiles antiaviones que las fuerzas antigubernamentales tienen en su
posesión.
Así que derribar un avión de pasajeros a esa altitud hubiera
necesitado un sistema mucho más sofisticado, sin mencionar la necesidad
de contar con personas con entrenamiento específico para desarrollar
este tipo de operaciones.
Sin embargo, Putin tendrá dificultades para convencer al mundo de que
Rusia no tuvo nada que ver con el derribo del vuelo MH17 debido a que
todas las evidencias circunstanciales están en su contra. Así que en el
Kremlin se preparan para una ofensiva a gran escala, con el Pentágono
filtrando informes sobre lo que “pudo” haber ocurrido y la prensa
occidental echando leña al fuego de los rumores y las denuncias sin
fundamento real alguno.
En medio de la actual vorájine de especulaciones, el líder ruso ha
respondido con habilidad al negarse a aceptar las dos cajas negras del
vuelo MH17, que fueron recuperadas por combatientes antigubernamentales
en el lugar del accidente. En teoría, eso le niega a Kiev la oportunidad
de afirmar que Rusia “manipula” la evidencia… pese a que Ucrania afirmó
este viernes que Rusia disponía de los dispositivos de grabación.
Lo que sí cambiará tras el derribo del vuelo MH17 es que la guerra
civil en Ucrania, que estaba siendo opacada por otros acontecimientos
internacionales, tales como la carnicería que está perpetrando Israel en
Gaza, con la muerte ahora de casi 300 ciudadanos extranjeros volverá a
tener una dimensión mundial.
Y quizás, solo quizás, todas las partes clave en el conflicto hagan
un esfuerzo por detener el derramamiento de sangre. Puede que entonces
el recuerdo de Francisco Fernando sólo haya sido un erróneo presagio.