70 años del desembarco de Normandía ¿Europa salvada de los nazis por EEUU?
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Al
cumplirse el 70 aniversario del desembarco de Normandía, los grandes
medios de comunicación occidentales se han llenado de reportajes y
conmemoraciones a través de los cuales se lanza un único e insistente
mensaje: gracias a esta operación, los ejércitos norteamericanos
libraron a Europa Occidental de la pesadilla del nazismo. La verdad
histórica de aquel tramo final de la IIª Guerra Mundial presenta, sin
embargo, una realidad muy distinta.
En la madrugada del 6 de junio de 1944, diez
divisiones estadounidenses, británicas y canadienses toman tierra en una
amplia franja de playa de más de 80 kilómetros en las costas de
Normandía. Es el día D de la operación Overlord, un ambicioso plan de
los ejércitos occidentales que prevé establecer una serie de cabezas de
puente en Normandía que permitan el desembarco de 3 millones de soldados
que se lancen a la liberación de Francia y, desde ahí, llegar al
corazón del III Reich, en Berlín.
En numerosas películas, Hollywood ha mostrado la épica del desembarco,
en el que los primeros 250.000 soldados tuvieron que luchar por avanzar
palmo a palmo para vencer la resistencia del Muro Atlántico, un sistema
de fortificaciones de más de 3.000 kilómetros que los alemanes habían
construido a lo largo de toda la costa atlántica europea, desde Bretaña
hasta Noruega, para impedir justamente un desembarco aliado. La realidad
sin embargo, es que no fue en las playas de Normandía, donde las bajas
aliadas apenas subieron a 8.000, sino en la marcha hacia París en las
semanas posteriores donde se libraron los combates más encarnizados y
murieron decenas de miles de soldados.
El segundo frente
“Su táctica consistía en dejar que los ejércitos alemanes y soviéticos se debilitaran mutuamente”
Toda la retórica lanzada sobre el desembarco de Normandía y las gestas
heroicas de los hombres que lo protagonizaron no puede ocultar, sin
embargo, el preciso y detallado plan del Estado Mayor norteamericano,
dirigido en el frente europeo por el general Eisenhower, que retrasó
conscientemente durante meses la apertura de un segundo frente en el
occidente europeo, con la esperanza de que en ese tiempo las divisiones
alemanas pudieran concentrarse en el frente oriental y producir un
desgaste crítico al Ejército Rojo que, desde las victorias en las
batallas de Stalingrado (entre agosto de 1942 y febrero de 1943) y Kursk
(entre julio y agosto de 1943) había dado un giro estratégico a la
guerra y se hallaba ya en plena ofensiva.
De hecho, ya durante estas batallas Stalin había reclamado
insistentemente a Roosevelt (presidente de EEUU) y Churchill (primer
ministro británico) la apertura de un nuevo frente en Europa Occidental,
un desembarco aliado masivo en las costas francesas que permitiera
aliviar la presión sobre el Ejército Rojo, que en aquellos momentos era
la única fuerza militar que estaba haciendo frente de forma efectiva al
poderoso ejército alemán.
Sin embargo, tanto Roosevelt como Churchill hicieron caso omiso de
las peticiones de Stalin. Su táctica consistía en dejar que los
ejércitos alemanes y soviéticos se debilitaran mutuamente lo máximo
posible, acudiendo al teatro de operaciones de Europa Occidental y
Central sólo cuando las condiciones de desgaste de ambos fueran lo
suficientemente amplias y profundas como para poder llevar la iniciativa
con el mínimo esfuerzo. De hecho, justo en el momento en que los
soviéticos han triunfado en Stalingrado y han iniciado la batalla de
Kursk, EEUU decide la apertura del frente europeo… pero exactamente en
el extremo opuesto de Europa, en Sicilia.
El Ejército Rojo deberá seguir desangrándose en solitario contra la
Wermacht durante todo un año más. Ni siquiera la Conferencia de El
Cairo, celebrada en noviembre de 1943, servirá para dar un respiro a la
URSS. Roosevelt y Churchill se reúnen en la capital egipcia… para
decidir su nueva política en Asia.
La ofensiva soviética cambia los planes
Pero apenas un mes después de la Conferencia de El Cairo,las cosas empiezan a tomar un cariz distinto. Los soviéticos no sólo han vencido en Staligrado y Kursk, sino que sacando fuerzas y reservas nadie sabe de dónde, inician una implacable y vertiginosa ofensiva que les lleva en pocos meses a las fronteras polacas, la antesala de Alemania.
Pero apenas un mes después de la Conferencia de El Cairo,las cosas empiezan a tomar un cariz distinto. Los soviéticos no sólo han vencido en Staligrado y Kursk, sino que sacando fuerzas y reservas nadie sabe de dónde, inician una implacable y vertiginosa ofensiva que les lleva en pocos meses a las fronteras polacas, la antesala de Alemania.
Esto cambia radicalmente todos los planes. Es imperativo que EEUU
llegue, si no puede ser antes, sí al mismo tiempo que la URSS a Berlín.
Ni Alemania ni Europa Occidental pueden caer en manos soviéticas. Es la
supremacía mundial por muchas décadas lo que está en juego. Y es ahí
donde empieza a diseñarse el Día D.
La mayor carnicería de la historia
La Segunda Guerra Mundial es la mayor carnicería desatada jamás en la historia de la humanidad. El estallido de la guerra entre las grandes potencias imperialistas arrastró tras de sí a 61 Estados en todos los continentes, afectando a 1.700 millones de habitantes, provocando 60 millones de muertos y 40 millones de heridos.
La Segunda Guerra Mundial es la mayor carnicería desatada jamás en la historia de la humanidad. El estallido de la guerra entre las grandes potencias imperialistas arrastró tras de sí a 61 Estados en todos los continentes, afectando a 1.700 millones de habitantes, provocando 60 millones de muertos y 40 millones de heridos.
“EEUU accede a un grado de
concentración del poder económico, político y militar mundial
inasequible para las anteriores potencias imperialistas”
Su desarrollo a lo largo de casi 6 años provocó la completa destrucción
del viejo orden, sostenido a duras penas tras la I Guerra Mundial,
estableciendo los pilares fundamentales del mundo actual. A diferencia
de lo ocurrido durante la I Guerra Mundial, la derrota de las potencias
del eje nazifascista implicó su destrucción sistemática.
Con el objetivo de aniquilar su producción industrial, EEUU bombardeó
los principales centros fabriles germanos. Alemania sufrió siete
millones de muertos, la mitad de ellos población civil. El índice de
producción industrial alemán había caído en 1946 al 33% del que tenía en
1938. Perderá un tercio de su territorio, toda Alsacia y Lorena que
pasan a Francia e importantes territorios de la Prusia oriental en
beneficio de Polonia. Ocupada por las potencias vencedoras, es sometida a
una férrea tutela y dividida territorialmente en dos Estados que quedan
bajo la órbita de Washington y Moscú.
Tras la rendición nipona provocada por las explosiones atómicas en
Hiroshima y Nagasaky, Japón queda reducido al estatus de protectorado
político y militar norteamericano. La nueva constitución japonesa es
redactada por el Estado Mayor del general MacArthur.
Pero las consecuencias de la guerra liquidan también el poder de las
potencias europeas teóricamente victoriosas, devastadas por los efectos
de la guerra.
Inglaterra enfrenta una deuda que triplica la renta nacional, su
imperio colonial se pulveriza, y queda supeditada financiera, política y
militarmente a EEUU.
Europa occidental había perdido gran parte de los ingresos de sus
inversiones exteriores. Estados que poco tiempo antes eran acreedores
del mundo se ven forzados a liquidar sus bienes en el extranjero y a
contraer deudas.
Por el contrario, EEUU desarrolla durante la II Guerra Mundial un
gigantesco salto en su capacidad económica, política y militar.
La producción norteamericana, que en 1937 era el 76% de la europea,
supone en 1947 el 151%, acaparando la mitad del PIB mundial, el 60% de
la producción global de manufacturas o el 78% de las reservas mundiales
de oro y divisas. Sólo EEUU dispone de la capacidad financiera que todos
necesitan urgentemente.
Su potencial bélico, que antes de la guerra era insignificante en el
global mundial, le permite ahora ocupar Europa occidental y una parte
importante de Asia y el Pacífico, monopolizando la posesión del arma
atómica.
Sólo EEUU, que somete a la dependencia financiera, política y militar
al resto de potencias, tiene la capacidad para ser sostén de un nuevo
orden que ya no será multilateral –representando el equilibrio de
poderes entre diferentes potencias- sino férreamente unipolar.
Las condiciones en que terminó la Primera Guerra Mundial
–debilitamiento de las potencias europeas dominantes, mientras EEUU
todavía no era capaz de ocupar el papel de patrón mundial– dieron lugar a
un mundo donde no existía ningún centro rector –ya fuera una potencia o
un directorio de potencias– capaz de garantizar la estabilidad del
orden imperialista y una jerarquía estable entre el conjunto de
potencias.
Por el contrario las condiciones particulares con que se desarrolla y
concluye la Segunda Guerra Mundial hacen posible el surgimiento del
nuevo fenómeno del hegemonismo y las superpotencias. La extrema
agudización del desarrollo desigual provocado por la guerra otorga a
EEUU un grado de concentración del poder económico, político y militar
mundial inasequible para las anteriores potencias imperialistas.