MIL Y UNA NOCHES: ARMENIA DEBE INICIAR LA GUERRA CULTURAL
EN LA FOTO: Mujer
armenia asesinada, cuyo vientre fue abierto para el juego de saber si
su hijo era varón, en apuestas habituales de los soldados del Ejército
turco que llevó a cabo el Genocidio Islámico Turco Otomano contra los
cristianos armenios, asirios y caldeos de la región obligándolos a
islamizarse.
Por Emilio Nazar Kasbo
Nadie va a
enseñar a la colectividad armenia lo que es el dolor hasta el grado
máximo de la indignidad, la humillación y el despojo absoluto de todo
tipo de derechos, porque forma parte de un patrimonio histórico cuyo
último coletazo fue el Primer Genocidio del Siglo XX, el primer
Genocidio Científico de la historia, y el más cruel de todos, a manos de
las autoridades del Estado Islámico Turco Otomano encabezado por los
Jóvenes Turcos, masacrando y exterminando a un millón y medio de
armenios. Una historia horripilante, cuyos pormenores incluso dan
vergüenza reproducir.
Es cierto que
todo genocidio implica dolor, pero la crueldad con la cual fue llevado a
cabo el Genocidio Contra los Armenios es incomparable, y muy potenciado
incluso con el perpetrado por el régimen soviético (contando con 100
millones de muertos, siendo éste el Genocidio más numeroso del Siglo
XX), y por el régimen nazi (conforme cifras de víctimas que
científicamente se deben establecer). Asimismo, el Genocidio Contra los
Armenios, del modo en que fue ejecutado, ha sido muchísimo más cruel que
las desapariciones forzadas de Sudamérica, incluyendo además un sentido
teológico que convierte en mártires cristianos a muchas víctimas.
Actualmente, a
100 años del 24 de abril de 1915 en que diera comienzo el macabro y
satánico plan de erradicar hasta la palabra “armenio” del mundo, ya que
nada debía quedar, ni sobrevivientes ni cultura, ni identidad, existe un
Estado Islámico en la zona que pretende instalar mediante la violencia
el mismo régimen de una “sharía” islámica. Y en medio de todo esto, en
Argentina, donde existe la tercera comunidad armenia en Occidente más
numerosa del mundo después de Francia y Estados Unidos. Según Wikipedia,
los armenios en diáspora en Argentina son 135 mil, mas la estadística
no cuenta la descendencia de armenios, de quienes tienen ancestros
armenios, por lo cual la cifra debe multiplicarse aproximadamente por
ocho (cifra estimada para dos generaciones) lo cual dará una cabal idea
de su importancia en el país.
Y a 100 años,
con vigencia de las atrocidades cometidas por el Estado Islámico
promovido por las grandes potencias en la región, en que han vuelto a
surgir víctimas armenias, en Argentina nos vemos involucrados en una
Guerra Cultural frente a la embestida de Turquía mediante una novela
“Las Mil y Una Noches”, que se transmite por las emisoras masivas del
país. Esa novela es puro cuento, una anestesia, y tras su rating el
canal busca invitar a los actores a algunos de sus programas.
La novela
evita mostrar al Gobierno Turco como represor en la Plaza Taksim, que es
el país con mayor cantidad de periodistas presos, su opresión a
minorías como la kurda, que bloquea Facebook o Twitter como remedio a
escándalos políticos para evitar la difusión de las críticas opositoras.
Turquía es descripta en estos programas como “alfombras, café, música y
relaciones parentales fuertes", al decir del Comunicado del Consejo
Nacional Armenio de Argentina. ¡Cuántos viajan a Turquía hoy y sin
saberlo por no manejar el idioma son insultados en su propia cara, y
pagan sobreprecio por “cristianos” según la sharía islámica!
Es evidente
que Armenia debe arribar a un convenio inmediato con los canales de TV
de Argentina, para la emisión de telenovelas o realizar coproducciones
para dar inicio a una respuesta cultural, y que a la vez abarque una
concientización. Claro que sabemos distinguir entre un Gobierno y la
población que no es responsable por las decisiones tomadas por las
autoridades. No todos los turcos adhirieron al Genocidio, pero la
absoluta mayoría guardó silencio ante las aberraciones cometidas hace
100 años. Pero esta es una guerra cultural, y Armenia debe responder
culturalmente.
Por los muertos y víctimas del Genocidio impune tras 100 años de su comisión, debe comenzar la respuesta cultural.