martes, 3 de octubre de 2017

CORRECTIO FILIALIS: FRANCISCO CONTESTA (UN POQUITO)

CORRECTIO FILIALIS: FRANCISCO CONTESTA (UN POQUITO)


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En el turno de preguntas y respuestas con los jesuitas colombianos …

Correctio Filialis : Francisco contesta (sólo un poquito)!

La Iglesia del Vaticano II se ha puesto histérica por la reciente “Corrección filial”, enviada a Francisco por 62 clérigos en su mayoría oscuros y por personas laicas. Mientras todavía estamos preparando un post con una variedad de varias reacciones iniciales a la Correctio Filialis , interrumpimos nuestros esfuerzos aquí para compartir algunas noticias de última hora con usted: En su “Viaje Apostólico” a Colombia a principios de este mes (Sep. 6-10 , 2017), Francisco  se sentó con una serie de jesuitas de la nación para una sesión de preguntas y respuestas espontánea en la que habló de muchas cosas, incluyendo las típicas estupideces de la eclesiología existencialista y … también sobre las críticas que ha habido de su infernal exhortación “Amoris Laetitia” !
Hoy, 28 de septiembre, el apóstata periodicucho de los jesuitas La Civiltà Cattolica  publicó un informe cin la transcripción del encuentro de Francisco con sus compañeros jesuitas en Cartagena, Colombia:
La rueda de preguntas a Francisco de los jesuitas colombianos tuvo lugar el 10 de septiembre -por cierto  el mismo día en que se le puso el ojo amoratado al  golpearse con la cabeza en el “Papamóvil” .
Curiosamente, como muestra la transcripción, a Francisco  no se le preguntó acerca de la Amoris Laetitia – él la mencionó por su cuenta. Aunque la corrección filial no fue hecha pública hasta el 23 de septiembre, fue enviada a Francisco el 11 de agosto. Por esta razón, está claro que cuando Francisco habló de críticas a su exhortación, sin duda tenía en mente el  reciente  desafío.
He aquí la parte relevante de la transcripción (repetimos  la respuesta completa en su contexto):

  El p. Vicente Durán Casas, se pone en pie para hacer otra pregunta: «Santo Padre, de nuevo muchas gracias por su visita. Yo soy profesor de filosofía y me gustaría saber, en nombre también de mis colegas profesores de teología, ¿qué espera su Santidad de la reflexión filosófica y teológica en un país como el nuestro y en la Iglesia en general?».
Yo diría, para comenzar, que no sea una reflexión de laboratorio. De hecho, hemos visto el daño que nos terminó haciendo la grande y brillante escolástica de santo Tomás, cuando fue decayendo, decayendo, decayendo… hasta convertirse en una escolástica de manual, sin vida, mera idea, que se tradujo en una propuesta pastoral casuística. Al menos, en nuestra época fuimos formados en esta línea… Diría que era bastante ridículo que, para ñexplicar la continuidad metafísica, el gran filósofo Losada hablara de los puncta inflata… Para demostrar este tipo de cosas se caía en el ridículo. Era un gran filósofo, pero decadente, de vuelo rastrero. Pero era un grande de esa época….
Por tanto: la filosofía no en laboratorio, sino en la vida, en el diálogo con lo real… En el diálogo con lo real encontrarás, como filósofo, a los tres trascendentales que hacen la unidad, pero con nombre concreto. Recordemos las palabras de nuestro gran escritor Dostoievski. Como él tenemos que reflexionar sobre qué belleza nos salvara. Sobre la bondad y la verdad. Benedicto XVI hablaba de la verdad como encuentro, o sea, ya no una clasificación sino un camino. Siempre en diálogo con la realidad, porque no se puede hacer filosofía con la tabla de logaritmos, que, por otra parte, ya no se usa más. Y vale también para la teología, lo cual no quiere decir «bastardear» la teología, al contrario. La teología de Jesús era la cosa más real de todas, partía de la realidad y se elevaba hasta el Padre. Partía de una semillita, de una parábola, un hecho… y ahí explicaba. Jesús quería hacer una teología profunda y la realidad grande es el Señor. A mi me gusta repetir que para ser buen teólogo, además de estudiar, dedicarse, ser despabilado y captar la realidad, hay que reflexionar las cosas de rodillas. Un hombre que no ora, una mujer que no ora, no puede ser teólogo o teóloga. Será el volúmen del Denzinger hecho persona, sabrá todas las doctrinas habidas y por haber, pero no hará teología. Será un compendio, un manual en el que está todo. Pero hoy la cuestión es cómo expresas tú quién es Dios, cómo se manifiesta el Espíritu, las llagas de Cristo, el misterio de Cristo a partir de la carta a los Filipenses 2, 7 en adelante… Cómo explicas esos misterios y los vas explicando y cómo vas enseñando ese encuentro que es la gracia. Como cuando lees a Pablo en la Carta a los Romanos, donde está todo el misterio de la gracia y necesita que se explique.
Aprovecho esta pregunta para decir una cosa que creo que la debo decir en justicia y también por caridad. Porque escucho muchos comentarios —respetables porque los dicen hijos de Dios, pero equivocados— sobre la Exhortación apostólica postsinodal. Para entender Amoris Laetitia hay que leerla de principio a fin. Empezar con el primer capítulo, continuar por el segundo… y así siguiendo… y reflexionar. Leer qué cosa se ha dicho en el Sínodo.
Una segunda cosa: algunos sostienen que la moral que que está a la base de Amoris Laetitia no es una moral católica o, al menos, que no es una moral segura. Ante esto quiero reafirmar con claridad que la moral de Amoris laetitiae es tomista, la del gran Tomás. Pueden hablar de esto con un gran teólogo, entre los mejores de hoy y entre los más maduros, el cardenal Schönborn. Esto lo quiero decir para que ayuden a la gente que cree que la moral es pura casuística. Ayúdenlos a darse cuenta que el gran Tomás tiene una riqueza muy grande, capaz también hoy de inspirarnos. Pero de rodillas, siempre de rodillas…
  El Santo Padre, antes de retirarse dió la bendición a los jesuitas pidiéndoles que no se olvidaran de rezar por él. Después de algunas fotos y saludos se dirigió hacia el Monasterio de Santo, donde almorzó con el séquito papal

Antes de llegar a tocar lo relativo  a Amoris Laetitia , Francisco aprovecha nuevamente la ocasión para arremeter contra uno de sus blancos favoritos: ¡esos “manuales tomistas decadentes”! Sus comentarios están llenos de esa arrogancia y desprecio hacia el escolasticismo, lo cual hace tiempo ha sido señalado  y condenado por el gran Papa San Pío X como sello distintivo del Modernismo:

Es el orgullo lo que llena a los modernistas con su típica  autosuficiencia y confianza en sí mismos con la que posan como la regla para todos. Es el orgullo el que los hincha con esa vanagloria que les permite considerarse como los únicos poseedores del conocimiento, y les hace decir, exaltados e inflados, con presunción, “No somos como el resto de los hombres”, y el hecho de que no quieran parecer parecer como otros hombres, les lleva a abrazar y a inventar novedades, incluso las más absurdas.
Contra la filosofía y la teología escolástica usan las armas del ridículo y del desprecio. No se sabe si es la ignorancia o el miedo, o ambos, lo que les inspira esta conducta en ellos, pero lo cierto es que la pasión por la novedad siempre está unida en ellos con el odio de la escolástica, y no hay una señal más segura de que un hombre se inclina al modernismo como cuando muestra su aversión por el método escolástico …. Ejercen todo su ingenio esforzándose   por debilitar la fuerza de la tradición, falsificándola, para privarle de todo su peso y autoridad.
(Papa San Pío X, Encíclica Pascendi , nn 40, 42)
Tal vez estos   “manuales decadentes escolásticos” estén bien.
A principios del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX fueron utilizados libros de texto en los seminarios de todo el mundo para la educación y la instrucción de los candidatos al sacerdocio católico. Estos libros de texto eran manuales que contenían la enseñanza común de la Iglesia Católica Romana, y en este sentido pertenecían al Magisterio Ordinario y Universal. Esto se explica muy bien en el siguiente ensayo:
No es sorprendente que los manuales teológicos usasen el escolasticismo como método de presentación. El método escolástico es un proceso altamente refinado cuyo principal elemento es que busca sacar conclusiones teológicas de los artículos de la Fe por medio de silogismos demostrativos. A menudo, estas conclusiones doctrinales o tesis contenidas en los manuales teológicos son en sí dogmas de la Fe.
El objetivo de los manuales era mostrar, de manera científica, cómo las conclusiones o tesis estaban realmente contenidas dentro del cuerpo de la Revelación Divina. La escolástica que se encuentra en las páginas de los manuales teológicos de los siglos XIX y XX muestra una lógica cristalina y precisa, algo que el Papa Francisco ha dicho en repetidas ocasiones que aborrece . Benedicto XVI también la rechaza: “… tuve dificultades para penetrar en  la idea de Tomás de Aquino, cuya lógica cristalina me parecía demasiado cerrada en sí misma, demasiado impersonal y lista” (Joseph Ratzinger , Milestones: Memoirs 1927-1977  [San Francisco, CA: Ignatius Press, 1998], página 44).
A Francisco le gusta rechazar “la escolástica decadente”  alegando una “realidad” convenientemente indefinida y sin forma – que es un concepto de lo más anti -theologico. Esta supuesta “realidad” es una pendiente resbaladiza que permite introducir lo que se quiera en la ciencia sagrada, y fue rotundamente condenada por el Papa Pío XII:
Más  información sobre el rechazo de Francusco a la escolástica reivindicando  la posición católica tradicional, puede verse en este post:
En cuanto a su “defensa” de Amoris Laetitia, por supuesto, está totalmente desprovista de sustancia y de hecho es bastante ridícula. Él había hecho esta denuncia  antes de que dijera que el documento [Amoris Letitiaa]es “Tomista”; de hecho, hasta eso ha llegado a insinuar en la misma exhortación infernal (véase el n. 304). Pero esto es patentemente absurdo, como incluso un teólogo de Novus Ordo ha señalado:
Es simplemente desvergonzado sugerir que la doctrina de Santo Tomás de Aquino provee la base para hacer el adulterio moralmente aceptable en ciertas “situaciones concretas”. Con respecto a los Diez Mandamientos, el Doctor Angélico enseña:

Ahora bien, los preceptos del decálogo [= Diez Mandamientos] contienen la intención misma del legislador, que es Dios. Porque los preceptos de la primera tabla, que miran a Dios, se ordenan al bien final, que es Dios; mientras que los preceptos de la segunda tabla encierran el orden de la justicia que debe observarse entre los hombres, para que nada se haga indebidamente a nadie, y que a cada uno  le sea dado lo que se le debe; por eso este es el sentido que debemos tomar en  los preceptos del decálogo. En consecuencia, los preceptos del decálogo no admiten dispensa alguna.
(Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica ,  I-II, q, 100, a, 8 )
En otro lugar, Tomás de Aquino es aún más directo: “… un hombre no debe cometer adulterio por ninguna conveniencia …” (El mal , q.15, a.1, ad 5), por la sencilla razón de que el sexto mandamiento es un precepto negativo  ( “Tú no …”), y “los preceptos negativos vigen para siempre y para todos los tiempos” ( Summa Theologica , II-II, q. 33, a. 2 ). Esto, a su vez, significa que los pecados contra el Sexto Mandamiento (o cualquier otro precepto negativo) “no pueden llegar a ser buenos, no importa cómo, o cuando, o donde, se hagan, porque debido a su propia naturaleza están conectados con un mal final “( Ibíd. ). En resumen: no se nos permite hacer lo que es intrínsecamente malo para que resulte el bien , algo que el Apóstol San Pablo ya señaló hace 2.000 años (ver Rom 3: 8). Para más información sobre el argumento de las “situaciones concretas”, por favor vea nuestro post:
Francisco se  ha referido  al demoníaco “Cardenal” Christoph Schonborn en más de una ocasión. (De hecho, Francisco le preguntó una vez a Schonborn si Amoris Laetitia era incluso ortodoxa ). Fue Schonborn quien  hizo la presentación teológica y respondió a las preguntas de los periodistas (comenzando a 1:25:20 ) durante la rueda de prensa con motivo de la publicación de Amoris Laetitia – y nunca les dio una respuesta directa, tampoco, con respecto a la recepción de los sacramentos Novus Ordo por los adúlteros públicos no arrepentidos.
Por último, una palabra rápida sobre la acusación de “casuística”, que Francisco con su enfoque existencialista yuxtapone a la “realidad” basada en la moralidad.
Casuística – en su sentido propio – es en realidad una parte muy importante de la teología moral y fue defendida con la mayor contundencia por San Alfonso Liguori , el doctor del siglo XVIII de la Iglesia. La Enciclopedia Católica de 1908  define la “casuística” de la siguiente manera:

La aplicación de los principios generales de la moralidad a los casos concretos y reales de la actividad humana, con el propósito, primordialmente, de determinar lo que uno debe hacer, o no debe hacer, o lo que uno puede hacer o debe dejar sin hacer ; y con el fin, en segundo lugar, de decidir si y en qué medida la culpabilidad o la exención de culpabilidad se derivan de una acción ya planteada.
Enciclopedia Católica , sv “Casuística” )
En otras palabras, la casuística es una disciplina realmente importante en la Iglesia Católica. Como la misma entrada de la Enciclopedia Católica continúa explicando:

La necesidad de la casuística y su importancia son evidentes. En la naturaleza de cada caso, los principios generales de cualquier ciencia en su aplicación concreta dan lugar a problemas que las mentes sólo pueden resolver mentes expertas y entrenadas.  Esto es especialmente cierto con respecto a la aplicación de principios morales y preceptos a la conducta individual. Pues, aunque estos principios y preceptos son en sí mismos generalmente evidentes, su aplicación requiere la consideración de muchos factores complejos, tanto objetivos como subjetivos. Sólo aquellos que reúnen el conocimiento científico de la moralidad con la práctica en su aplicación pueden confiar en una solución rápida y segura de los problemas de conciencia.
ibid. )
Francisco, por supuesto, tiene su propia manera de “resolver” los problemas de conciencia: agita sus varitas mágicas de ‘acompañamiento, discernimiento y misericordia’y, et voilà, el pecado ya no es un pecado en su caso particular – ¡problema resuelto!