¡No debe haber paz para los traidores! Los golpistas catalanes declaran la guerra a España y ahora toca aplastarlos sin contemplaciones
AD.-
Toca la respuesta del Estado.Una respuesta acorde a la gravedad del
desafío. Se trata la del Parlamento de Cataluña de una declaración de
guerra a España que sólo puede ser respondida con la determinación de
una nación humillada durante años por los secesionistas. Toca mover
ficha. Y no sólo los poderes del Estado. Los españoles de a pie tenemos
también el deber ineludible de responder sin descanso al embite ilegal
de los secesionistas, utilizando todas las armas que la libertad de
decidir nos otorga. La primera y más inmediata es el vacío económico a
Cataluña, el boicot a sus productos, a sus empresarios y a cualquier
empresa del resto de España que colabore con ellos. Cuando lo que está
en juego es la dignidad histórica de España, lo que menos nos importa
son los costes económicos colaterales de la medida. Una lucha sin
cuartel, sin fisuras, contra cualquiera de las expresiones del
catalanismo, lo que inevitablemente incluye a sus empresas.
Los hechos gravísimos que vivimos ponen también de manifiesto el
fracaso del estado autonómico surgido en 1978 y hace imprescindible la
reparación moral de todos los españoles calumniados durante décadas por
advertirnos del escenario que hoy desgraciadamente se ha hecho bien
visible.
Es más necesario que nunca que no nos rindamos, que exhibamos nuestra
bandera, que declaremos como enemigos a quienes llevan años minando
nuestra convivencia, adoctrinando a los niños en el odio, haciendo
escarnio de nuestros símbolos nacionales, transfiriendo los recursos
públicos a cuentas andorranas, obligando a las empresas locales a un
refugio legal seguro, lejos, bien lejos, del clima de insurrección
golpista en las instituciones autonómicas catalanas.
En esta hora oscura tampoco debemos olvidarnos de la ultraizquierda
española que ha tenido siempre, entre ceja y ceja, la destrucción de
España, la mano traidora que mece la cuna del separatismo fuera de
Cataluña. Que la acción de protesta de los españoles se oriente en igual
medida hacia los que han apoyado siempre el totalitarismo separatista,
los que ayer apelaban a la paz en Irak y hoy respaldan a los generales
narcotraficantes y multimillonarios del régimen de Nicolás Maduro, los
que han pedido diálogo con Puigdemont como ayer lo pidieron con los
jefes de ETA, los que son manejados por Roures con fines que no se nos
escapan, los que han degradado ética y estéticamente la vida española.
Esta izquierda repugnante y rancia ha defendido siempre las peores
causas, sustentadas en las mentiras, el relativismo ético, las
contradicciones y la corrupción moral. Son y representan una terrible
patología social, una plaga de buenismo y demagógicas mentiras, que ha
crecido todos estos años porque la sociedad civil española no se ha
comprometido en echarles un pulso, en mantener una lucha sin cuartel,
eficiente y sistemática contra ellos, como la que mantuvieron millones
de compatriotas en tiempos no tan remotos. Entonces les vencimos, y de
qué forma. Y hoy es imperio que vuelvan a ser derrotados. Porque somos
la razón de que tantos españoles buenos hayan existido.
Vivimos horas cruciales parea el porvenir de España. Cualquier medida
mesurada del Gobierno contra las instituciones golpistas catalanas y
sus encubridores debe ser considerada acto de alta traición a España.
Los traidores catalanes que quieren acabar con cinco siglos de realidad
histórica merecen contemplar la devastación de Cataluña como el
resultado de su criminal quimera. Ni un paso atrás. La Cataluña que han
creado debe ser destruida. AD apela en igual medida a la responsabilidad
y alto compromiso patriótico de nuestras Fuerzas Armadas para que
tutelen el cumplimiento de la función represora que la exigencia del
destino dicta al Gobierno de España. AD hace un llamamiento a la
rebelión pacífica de los españoles contra los rebeldes separatistas y
las élites económicas que los han sustentado.
Por desgracia, el mandato testamentario del ex jefe del Estado para
que velásemos por la unidad, advirtiéndonos al mismo tiempo de que los
enemigos de España y de nuestra civilización estaban alerta, no ha sido
cumplido por quienes desde su muerte han tenido la responsabilidad
política y la exigencia moral de hacerlo. Eso nos empuja hoy, también a
nosotros, a tomar un papel activo en la reversión de los trágicos
acontecimientos que hoy se han cristalizado en forma de declaración
ilegal de independencia de una parte innegociable del territorio
nacional. En esta hora solemne, unimos los nombres de Dios y de España,
para gritar, junto a millones de españoles: “¡Arriba España! ¡Muerte al
separatismo!
El Parlamento de Cataluña aprueba la independencia
Tal y como estaba previsto, Junts pel Sí y la CUP han aprobado la
declaración unilateral de independencia (DUI) en el Parlamento de
Cataluña, haciendo suyo el resultado del referéndum ilegal del pasado 1
de octubre.
Ni Cs, ni el PSC, ni el PP asistieron a la votación, tras un debate
duro y crítico, sobre todo, con la propuesta que los diputados
autonómicos de JpS y la CUP y el gobierno catalán (con la baja de Santi
Vila) estaban a punto de aprobar.
Con una votación nominal y secreta (sí: 70; no: 10; abstención: 2),
en la que solo han participado los diputados de JpS, CSQP y la CUP, el
Parlament ha aprobado la DUI, que era la primera de las propuestas
presentadas conjuntamente por JpS y la CUP.
Poco antes, con el voto habitual (no secreto), el Parlament aprobó
declarar también “el inicio y la apertura del proceso constituyente”,
instar a la Generalitat a poner en marcha la Asamblea Constituyente y
abrir una comisión para que se establezcan responsabilidades penales en
el Gobierno de España y el resto de instituciones nacionales por el 1-O.