domingo, 9 de diciembre de 2018
LA USURA SEGÚN EL CATOLICISMO
La usura, el pecado oculto del capitalismo
Una entrevista de Javier Navascués al Profesor Daniel Marín Arribas
El hombre moderno ha perdido la conciencia del pecado y por lo tanto la
capacidad de pensar, de analizar la realidad bajo una recta cosmovisión
cristiana. La actual crisis económica se debe en gran parte a una
profunda crisis de virtudes, mejor dicho, a la pérdida de los grandes
ideales cristianos y al auge de las ideologías. Las democracias
liberales propician un capitalismo salvaje que deshumaniza y degrada al
hombre, esclavo del trabajo y del materialismo consumista. El sistema
capitalista está corrupto desde su raíz, pues dentro de sus reglas del
juego hay principios morales viciados como la permisión de la usura,
grave pecado condenado por la Iglesia y al que hoy en día no se le da la
importancia que se debiera.
El Profesor Daniel Marín Arribas es economista profesional y Master en
Doctrina Social de la Iglesia. Está doctorando con una tesis sobre la
usura y el sistema capitalista. En esta entrevista analiza en
profundidad la malicia de la usura y sus consecuencias.
¿Qué se entiende concretamente por usura?
La usura es todo interés cobrado en virtud de un préstamo dinerario y está condenada por la Ley Natural y la Ley Divina.
¿Cómo está presente la condena de la usura en la Sagrada Escritura?
En la Sagrada Escritura aparecen condenas diversas. La Ley Antigua era
tajante afirmando su condena. Aparece en Códigos legislativos como el
Deuteronomio o el Levítico y la secundan profetas y reyes como Ezequiel o
David. El Pueblo de Dios, antes el pueblo de Israel, siempre la
persiguió, y el Pueblo de Dios, ahora el pueblo cristiano congregado en
la Iglesia de Dios, que es Una, Santa, Católica y Apostólica, también;
desde el mismo Cristo, hasta los primeros Padres, los Pontífices y los
Santos y Doctores.
¿Dónde radica la gravedad del pecado de la usura?
Es un pecado que atenta directamente contra la virtud de la Justicia, es
una injusticia radical, de raíz, pues parte de la negación de la ley
natural, que dicta la gratuidad del préstamo dinerario. En ella, además,
van implicados otros vicios como la avaricia, la falta de templanza en
la sed de riquezas materiales, o la inmisericordia. Asimismo, deja un
reguero de desequilibrios en el reparto de la riqueza que provoca que
unos pocos capitalistas acumulen grandes sumas de dinero a costa de una
gran masa de endeudados que viven cada vez más pauperrimamente. Los
datos no engañan: en las regiones donde se instala la usura como norma
económica se da con mayor profusión el famoso esquema paretiano 20-80,
es decir, un 20% de la población posee el 80% de la riqueza, y un 80%
debe subsistir con el otro 20%.
Esto no es sano y suele abrir la puerta en democracias liberales a
partidos de corte socialista, que lejos de arreglar los problemas, los
intensifican más con un Estado ineficiente que se sitúa como otro actor
más de la iniquidad. El resultado final se ejemplifica con lo que hoy
padecen nuestras sociedades occidentales: Estados hiper-endeudados que
imponen a sus ciudadanos una fiscalidad extractiva de más de la mitad de
sus rentas, y entidades financieras que crean una estructura de precios
inflados sobre bienes tan básicos como la vivienda que no se consiguen
pagar sino hasta después de esclavizarse durante décadas. Además, en
estos casos las víctimas saldan al usurero al principio más intereses
que capital a través de un sistema de amortización conocido como “el
francés”, que no hace otra cosa que garantizar al acreedor el cobro de
su usura a la vez que alarga la vida de la deuda…
Sus consecuencias por tanto son tremendas…
Así es y dicho esto, quiero mencionar también que la usura, en otros de
sus efectos, acaba siendo una grave amenaza sobre la propiedad privada. Y
ésta, precisamente era la crítica que autores como Chesterton hicieron
al capitalismo y al socialismo como agresores de la misma: sistemas
donde unos pocos recaban para sí todo el nervio económico de una
sociedad. Igualmente otros autores sin hablar en términos modernos de
“capitalismo” y “socialismo” denunciaron este hecho de cómo con la usura
unos pocos iban quedándose con la mayoría de la propiedad privada. A
tal caso se me vienen a la memoria Padres de la Iglesia como San Juan
Crisóstomo o grandes doctores tomistas de cuño hispano como el dominico
Francisco de Vitoria, quien en los albores del capitalismo en el siglo
XVI denunció lapidariamente desde su cátedra de Salamanca: “¡Para que
veamos cuán malo es el pecado y el oro; para que veamos cuánto mal se
seguiría si por todas partes fueran permitidos los usureros!
¡Ciertamente dominarían el orbe!”
¿Qué naciones o religiones la han practicado sin ningún escrúpulo a lo largo de la Historia?
Sin tener grandes conocimientos de historia antigua, en la Roma pagana
se debían practicar con asiduidad, pues sí es conocido que en ciertas
épocas se dio un indulto general de deudas. También ocurría esto en el
pueblo judío, como recordó el Papa Francisco en una de sus audiencias
generales. No obstante, en la Modernidad la nación que ha llevado la
bandera de la usura ha sido principalmente Inglaterra con su hijo
Norteamericano, y otras, que se suman a esta cabecera son Holanda, de
tradición mercantil, y Francia tras irrumpir fuertemente el liberalismo
con la Revolución de la guillotina.
¿Por qué en los últimos años se da también entre los católicos?
Creo que principalmente se debe al desconocimiento. La grey católica al
final escucha y aprende de sus párrocos, y éstos a su vez en los
seminarios de sus profesores; ni unos ni otros se ponen de manera
genérica a desempolvar viejos tratados que duermen en las estanterías de
bibliotecas antiguas ni tampoco a estudiar documentos de hace siglos.
Al final la fuente de lectura primaria es el Concilio Vaticano II y el
Catecismo ordenado elaborar por el Papa Juan Pablo II. En ninguno de
ellos se hace mención explícita del pecado de la usura desarrollando su
significado tradicional. No obstante, sería un error buscar en estos dos
elencos de textos el origen del problema. Desde los siglos XVIII y XIX
se viene omitiendo por parte de las autoridades de Iglesia una
predicación tan radical sobre este tema como la que hacían los Padres de
la Iglesia, los mismos profetas veterotestamentarios, o los propios
teólogos católicos de la Escuela de Salamanca.
¿En qué casos concretos, profesiones…se da la usura en nuestros días?
Es sencillo de responder: En todas aquellas que tienen que ver con el sistema financiero.
¿Cómo la fomenta el capitalismo liberal?
La fomenta desde su esquema filosófico-moral donde coloca a la libertad
por encima de la ley natural, y por supuesto de Dios legislador. Según
el liberalismo económico los contratos no deben tener un sustrato de
justicia natural, sino que la voluntad de la partes es suficiente
constitutivo para la validez y justicia de los mismos. De ahí el sistema
capitalista, de ahí la condena de la Iglesia al mismo, y de ahí que se
instale la usura, entre otros diversos males, como estructura de pecado
en su funcionamiento.
¿Cómo debemos actuar para no ofender a Dios por ello y denunciando este gran pecado?
Uno de los primeros principios de la ley natural, y por tanto de la
voluntad de Dios, es obrar el bien evitando el mal, y otro practicar
obras de misericordia entre las que se encuentra la de corregir al
errado. Así debemos actuar: Evitando practicar las usuras, evitando que
nuestros prójimos las practiquen, y enseñando que éstas son un grave
pecado, un pecado mortal que conduce en la otra vida al “llanto y
rechinar de dientes” tras el juicio y castigo divino (Lc 13, 28).
https://www.hispanidadcatolica.com/2018/11/usura-entrevista-daniel-marin-arribas-navascues/