junio 3, 2020
El racismo del “caritativo” Jorge Mario Bergoglio
Ordenado en 1997, pertenece a la diócesis de Alcalá y es partidario de la misa tridentina
Pablo Ormazábal, el rector del seminario de San Sebastián que llama ‘hereje’ al (anti)Papa Francisco
(Transcrito de RD/ José Manuel Vidal)
- Firmó el día 13 de noviembre del año 2019 el manifiesto titulado ‘Contra recentia sacrilega’ y subtitulado ‘Protesta contra los actos sacrílegos del Papa Francisco’
- Entre los firmantes, los jefes de filas del sector más ultra de la jerarquía, capitaneado por el cardenal Müller y por el ex Nuncio Viganó
- Los curas donostiarras están “escandalizados” ante el comportamiento del rector del seminario e indignados con la complicidad de monseñor Munilla
- En su cuenta de Twitter aparecen a menudo sus simpatías políticas hacia la galaxia Vox y todos sus aledaños
- “Que haya cosas de este Pontificado que nos disgusten/horroricen/escandalicen/…no significa que Fco no sea Papa”
- “Todo es posible en el reino de monseñor Munilla”, que, al parecer, está a punto de finiquitar en San Sebastián
¿Es
concebible, eclesialmente hablando, que el rector de un seminario
mayor, donde se forman los aspirantes a curas, pueda firmar un
manifiesto en el que se acusa al Papa reinante de ‘hereje’? Parecería
todo un despropósito y un desacato a la autoridad, tanto del firmante
como del obispo que lo mantiene en su puesto. Pues no se trata de
ciencia-ficción eclesiástica. El actual rector del seminario de la
diócesis de San Sebastián, Pablo Ormazabal Albistur (Beasain, 1973), firmó el día 13 de noviembre del año 2019 el manifiesto titulado ‘Contra recentia sacrilega’
y subtitulado ‘Protesta contra los actos sacrílegos del Papa
Francisco’. Han pasado seis meses desde entonces y el rector sigue en su
cargo y su obispo, Ignacio Munilla, no le ha destituido.
El rector del seminario donostiarra firmó un manifiesto en
el que, entre otras muchas cosas, se dice: “Nosotros, los abajo
firmantes, clero y estudiosos laicos católicos, protestamos y condenamos
los actos sacrílegos y supersticiosos cometidos por el papa Francisco,
sucesor de Pedro, en relación con el reciente Sínodo de la Amazonía que
ha tenido lugar en Roma”. Y se hace un amplio elenco acusatorio de los
supuestos actos sacrílegos: Desde adorar a la Pachamama hasta la
profanación de la tumba de San Pedro.
Más aún, suplican a Dios que no condene al Papa y le piden que se arrepienta públicamente y que repare las ofensas.
“Con inmenso dolor y profundo amor por la Cátedra de Pedro, rogamos a
Dios Omnipotente que perdone a los miembros culpables de su Iglesia en
la tierra, librándoles del castigo que merecen por estos terribles
pecados. Pedimos respetuosamente al papa Francisco que se arrepienta
públicamente y sin ambigüedades de estos pecados objetivamente graves, y
de todas las ofensas públicas contra Dios y la verdadera religión, y
que haga acto de reparación por tales ofensas”.
Entre los firmantes, los jefes de filas del sector más ultra de la jerarquía, capitaneado por el cardenal Müller y por el ex Nuncio Viganó,
junto a conocidos obispos, como monseñor Schneider, teólogos,
sacerdotes y laicos de la galaxia rigorista, como el periodista italiano
Marco Tosatti.
Los curas donostiarras están “escandalizados” ante el comportamiento del rector del seminario,
que, a pesar de haber nacido en Donostia, está incardinado como
sacerdote en la diócesis de Alcalá de Henares. Pero más indignados
todavía con la complicidad y la dejación de funciones del obispo
diocesano, que mantiene a Pablo Ormazabal en su puesto (uno de los más
importantes y delicados de cualquier diócesis) en contra del criterio de
más del 90% del presbiterado diocesano.
Los
curas y los laicos le reprochan, sobre todo, que siga manteniendo como
rector del seminario diocesano a un cura “importado” y ultraconservador
en tiempos de un Papa abierto, que quiere reformar la Iglesia y hacerla
un “hospital de campaña”. Todo lo contrario del padre Ormazabal, amigo de los círculos más ultras de la Iglesia y que, además, se atreve a escenificar públicamente su falta total de sintonía con Francisco.
Sin
importarle lo que pueda decir el presbiterio diocesano, aunque sabe que
no comulga con sus ideas ultras, aplicadas a la formación de los
futuros curas. Pero Ormazabal no se inmuta: “Luego
me dirán que soy un conspiranoico bla bla…tengo mis cosas, pero suelo
juzgar la realidad en base al principio de causalidad”.
Ordenado
sacerdote en 1997, Pablo Ormazabal se formó en la Universidad de Navarra
del Opus Dei, formó parte del grupo kerigma vinculado a los Kikos, es partidario de la misa tradicional tridentina y
de las asociaciones que la promueven y presume, incluso, de ser amigo
de Miguel Ángel Barco, el también sacerdote alcalaíno, que estuvo
destinado en Zaragoza, que fue secularizado por el Vaticano y que acusa
al cardenal Omella, presidente del episcopado, de urdir todo un plan
maquiavélico para echar de la archidiócesis aragonesa a Manuel Ureña, el
anterior arzobispo.
En
su cuenta de Twitter, que alimenta asiduamente con más de cuatro tuits
al día, Ormazabal plasma abiertamente sus filias y sus fobias
eclesiásticas. Entre las filias, los católicos tradicionalistas, cercanos a Lefebvre,
de los que recoge esta afirmación: “Los católicos que se mantiene
fieles a la Tradición, aún si se reducen a unos pocos, con la verdadera
Iglesia de Jesúcristo”. En varias ocasiones, tuitea y retuitea la misa
‘Ad Orientem’, es decir la misa en latín y de espalda a los fieles. O
recomienda libros como éste: ‘Redescubriendo la santa misa tradicional
en latín’
También
se hace eco de todos los manifiestos del ex Nuncio Viganó, que ha
repudiado al Papa en varias ocasiones y de los cardenales antiFrancisco,
como Burke, Müller o Sarah. O se hace eco de las soflamas del cura Santiago Martín, que arremete sin parar con toda lo que huela al Papa Francisco.
Y por supuesto, enlaza a las publicaciones rigoristas españolas, como Infocatólica e Infovaticana, o la americana ‘LifeSite Catholic’,
que se caracterizan por arremeter sin piedad contra todo lo que huela a
Francisco y contra los obispos, incluso moderados, que muestren las más
mínima simpatía por el Papa reinante, descalificando con bulos,
mentiras y medias verdades a los cardenales de Madrid y Barcelona, con
auténticas campañas de ‘agip trop’ contra ellos.
Y, por supuesto, también aparecen a menudo sus simpatías políticas hacia la galaxia Vox y todos sus aledaños.
Eso sí, como suele ser habitual en estos casos, el rector
‘talibanizado’, después de firmar el documento contra el Papa, se atreve
a decir en un tuit: “jamás me verá abanderando un ataque contra el
Santo Padre. Porque soy hijo de la Iglesia”.
Aunque
a tuit seguido destapa, indirectamente, el tarro de las acusaciones
antiFrancisco, mientras asegura que, aunque no le gusta, sigue siendo el
Papa. “Que haya cosas de este Pontificado que nos disgusten/horroricen/escandalicen/…no significa que Fco no sea Papa. Parece que para algunos el que no lo fuera les tranquilizaría, pero no es así. Él es el Papa”.
Es decir, el rector del seminario de San Sebastián no es sedevacantista (la
corriente que sostiene que la sede de Pedro está vacante, porque
Francisco es un papa ilegítimo), pero reconoce que hay cosas del Papa
actual que no sólo le disgustan, sino que lo horrorizan y lo
escandalizan. Y a los tres verbos reprobatorios siguen puntos
suspensivos que no parecen apuntar hacia alabanzas papales.
¿Cómo es
posible que un cura así tenga a su cuidado y bajo su autoridad y
discernimiento la formación de los futuros sacerdotes?”, se preguntan
numerosos curas y fieles donostiarras. La respuesta está en el viento: “Todo es posible en el reino de monseñor Munilla”, que, al parecer, está a punto de finiquitar.