Sindicatos bajo la ley de Cristo (no como los actuales)-Parte 6
Las mentalidades
Otro
riesgo frecuente de las organizaciones sindicales reside en la
mentalidad o espíritu que las anima. Históricamente, el sindicato surge
con un espíritu claramente reivindicador, pues se trataba de obtener que
el sector del capital renunciara o cediera en aquello que correspondía
legítimamente a los obreros pero que, por obra del liberalismo, el
capital había guardado para sí.
En
la actualidad, las circunstancias han cambiado muchi, pero la
mentalidad de mera reivindicación sigue muy arraigada, cuando debiera
ceder el paso a un espíritu de participación del sector obrero junto a
los demás organismos económicos, para la conducción de la economía
nacional. Ya no es cuestión de arrancar al patrón lo que éste tiene en
más, sino de colaborar y compartir responsabilidades con él para
beneficiarse más en conjunto. Lamentablemente, el espíritu de
reivindicación se ve alimentado sistemáticamente por el marxismo, ya que
por su intermedio se instaura en el lenguaje y las costumbres la
dialéctica práctica de la lucha de clases. Basta examinar el vocabulario
y los slogans más usuales para reconocerlo fácilmente.
Tampoco
debe caracterizar al sindicalismo la mentalidad capitalista que autores
como Messner denuncian en las organizaciones europeas. Este caso se da
cuando el sindicato y
su poder financiero se erigen en un fin en sí mismo, en lugar de ser un
medio para el progreso y prosperidad de la clase obrera. Que tenga
banco o entes financieros u organice cadenas de almacenes, etc., no es
ilegítimo y aún más, puede ser muy conveniente según las circunstancias.
El mal radica en que estas actividades se instrumenten en beneficio del
poderío económico del sindicato o de fines políticos particulares, pues
con ello se deforma su función originaria y se incrementa la venalidad de los dirigentes.