sábado, 19 de julio de 2014

BERGOGLIO Y FRANCISCO

BERGOGLIO Y FRANCISCO

He recibido el siguiente mensaje de Manuel Morillo, a quien agradecemos algunas colaboraciones suyas en el blog, instándonos a superar los “escrúpulos” que nos pueden causar  algunas intervenciones de Francisco. Nada menos que los Evangelios son los que nos ayudarán en esto.
Parece que Francisco está levantando una gran preocupación en el campo conciliar. Entonces viene como anillo al dedo, las palabras de un gran obispo español, Mons. Guerra, que en los años posconciliares defendió con valor la actuación del Jefe del Estado español, frente al “papa” reinante. Y, lo que es más, dio unos consejos  para apaciguar los escrúpulos” de los católicos españoles en cuanto a resistir y desobedecer al papa, o quizás ignorarlo.
La tesis sería: Francisco / Bergoglio, algunas veces habla como  Pedro/Francisco y otras como Simón/Bergoglio. En este último caso podría errar, con su palabra y actuaciones. En el primer caso es la voz del Papa, no hay error en su actuación o enseñanza.
Éste es su mensaje:
Los Sinópticos te solucionan tus escrúpulos para diferenciar a Bergoglio cuando es Francisco [Pedro] y a Bergoglio cuando es Bergoglio
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Un sabio nos ayuda a recordar como los evangelios sinópticos, en dos sucesos casi consecutivos Jesucristo diferencia cuando Simón es Pedro y cuando sólo es Simón, extrapolable a cuando habla el Papa, como Vicario de Cristo, y cuando habla un doctor particular
En el momento en que hablaba este obispo, la nación estaba sujeta a verdaderos ataques por parte del “pontífice” reinante. Hay que notar que ante los ataques de un papa a la patria, que es lo que parece deducirse de su alocución, sólo cabe la resistencia. Es lo que nos dice San Roberto Belarmino en el cap. 29 del libro “De romano pontífice“. Estas son su palabras:
San Roberto Belarmino, De Romano Pontífice , tomo I, libro II, cap. 29:
“Así como es lícito resistir al Pontífice que ataca al cuerpo, es también lícito resistir al Papa, que ataca a las almas o que perturba el orden civil, y, a fortiori, al Papa que intenta destruir la Iglesia. Yo digo que es lícito resistirle no haciendo lo que él ordena e impidiendo la ejecución de su voluntad. No es, sin embargo, admisible juzgarle, sancionarle o destituirle”
Ahora bien en el cap. 30 nos dice algo que pudiera pensarse como opuesto:
” Un Papa manifiestamente herético él mismo cesa ( per se ) de ser papa y cabeza , al igual que un cristiano deja de ser miembro de la Iglesia. En consecuencia, puede ser juzgado y castigado por la Iglesia . Esta es la sentencia de todos los Padres antiguos , que enseñaban que los herejes manifiestos pierden inmediatamente toda jurisdicción. “[San Roberto Belarmino, De Romano Pontífice , II, 30.]
San Roberto Belarmino dice que aunque un católico puede resistir a un mal Papa, sin embargo no puede deponerlo, incluso si el Papa da un mal ejemplo, perturba al Estado o mata las almas por su acción. Pero él habla aquí de un Papa que no es hereje manifiesto, porque en el siguiente capítulo trata de la acción a realizar respecto de un papa manifiestamente herético, subrayando que el hereje manifiesto no puede ser considerado Papa. [Se podría demostrar que en la segunda cita, San Roberto piensa en la hipótesis, de un papa caído en la herejía no "in quantum pontificem" sino "in quantum personan particularem". Después en el cap. 6 del libro IV, tomo II, nos dice que incluso en cuanto persona particular es "piadoso" pensar  y probable" que nunca podrá suceder. Véase el post traducción del cap. 6 Papa hereje como persona particular )
Monseñor Guerra introduce una doctrina peligrosa. El distingue, basado en el texto evangélico de Mt. 16, 17 en donde se le dice A SIMÓN "Bienaventurado eres SIMÓN" etc. seguido de la PROMESA  del primado, y el texto inmediatamente siguiente  de 17, 23 "volviéndose dijo a PEDRO: Apártate de mí Satanás "etc..
1/En primer lugar Hay que observar que cuando Mons. Guerra habla de Pedro, a quien se llama bienaventurado, Jesucristo le llama Simón. Y cuando le llama Satanás, el texto evangélico dice "volviéndose a PEDRO". No cabe pues la distinción que hace diciendo "hay una clara diferenciación entre Pedro y Simón" . Él atribuye a Pedro lo que fue dicho a Simón y a Simón lo que fue dicho a Pedro. Él dice "El Señor le llama a Pedro bienaventurado" [pero esto nominatim se lo dice a Simón]  Pero hay que reconocer que esto es un tanto irrelevante. Simplemente es un recurso dialéctico y para facilitar su exégesis escamotea o tergiversa el texto evangélico. La idea fundamentalntal de Mons. Guerra es : Jesús le dice a Simón “esa confesión de mi divinidad no te la inspirado ni la carne ni la sangre”  es decir “los hombres”   “sino el Padre“.  Lo que le da pie para decir que “la primera vez ha hablado Pedro, la segunda el hombre”. Y prosigue “distingamos cuando habla el vicario de Cristo en la tierra, aquél que tiene que confirmaren la verdad y cuando habla Simón, el hombre de carne y hueso..”  “inspirado por cosas de hombre, prejuicios.. cosas instintivas, antiespañolas, presiones ajenas”..”Distingamos bien cuando habla Pedro y cuando habla el hombre..”  “no puede el hombre, que es Simón revestido de Pedro..”  etc..
A todo esto hay que decir:
No cabe distinción de hombre y papa. No está en nuestras manos distinguir cuándo habla como papa y cuándo hablo como hombre.Lo que cabe es distinguir cuando el papa habla  de Fe y costumbres, definiendo doctrina su enseñanza a la Iglesia. El hombre que es papa y el papa que es hombre, está en este caso protegido por la infalibilidad. En otros caso cuando habla de cualquier materia diferente, o ejerciendo una política equivocada, por ejemplo persiguiendo y atacando a un jefe civil (en este caso Francisco Franco) puede equivocarse,y de hecho en ese caso se equivocó. Como también se equivocó en su magisterio”infalible” aprobando los textos del Concilio, en este caso el texto “Dignitatis humanae” sobre  la libertad religiosa. Precisamente fue esta equivocación del papa Pablo VI la que le impulsó a atacar a un Jefe de Estado, Francisco Franco, que se empeñaba en mantener la doctrina de la Iglesia Católica (por ejemplo en Quanta Cura de Pío IX) y que el Concilio cambió, con la sanción y definición solemne de un papa herético, Pablo VI. Con ello demostró que no era un verdadero papa, pues un papa legítimo NUNCA podría haberla definido.  ¿Porqué? Es la misma Iglesia en la constitución Pastor Aeternus quien nos da la respuesta:
« Así el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro, no de manera que ellos pudieran, por revelación suya, dar a conocer alguna nueva doctrina, sino que, por asistencia suya, ellos pudieran guardar santamente y exponer fielmente la revelación transmitida por los Apóstoles, es decir, el depósito de la fe. Ciertamente su apostólica doctrina fue abrazada por todos los venerables padres y reverenciada y seguida por los santos y ortodoxos doctores, ya que ellos sabían muy bien que esta Sede de San Pedro siempre permanece libre de error alguno, según la divina promesa de nuestro Señor y Salvador al príncipe de sus discípulos: «Yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, cuando hayas regresado, fortalece a tus hermanos». Este carisma de una verdadera y nunca deficiente fe fue por lo tanto divinamente conferida a Pedro y sus sucesores en esta cátedra, de manera que puedan desplegar su elevado oficio para la salvación de todos, y de manera que todo el rebaño de Cristo pueda ser alejado por ellos del venenoso alimento del error y pueda ser alimentado con el sustento de la doctrina celestial. Así, quitada la tendencia al cisma, toda la Iglesia es preservada en unidad y, descansando en su fundamento, se mantiene firme contra las puertas del infierno ».
El siguiente es el texto evangélico que a Mons. guerra se le olvidó citar. Y que hizo que aceptara la doctrina conciliar de la libertad religiosa, aunque si no la aceptó, no fue óbice para que pensara que aquél “pontífice” hablara a veces como hombre y a veces como Pedro, verdadero sucesor de San Pedro y vicario de Jesucristo:
« Simón, Simón, he aquí Satanás que os busca para zarandearos como a trigo. Pero Yo he rogado por tí para que tu fe no desfallezca. Y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos. » (Lc. 22, 31-32)
Se repite la historia  con quienes piensan que Francisco a veces habla como Pedro, y a veces como Bergoglio. Si bien reducen su enseñanza cuando yerra a la de “doctor privado”. Naturalmente se abonan a la teoría de la enseñanza “Ex cathedra” restringida al máximo, que en el caso de Francisco, supongo, piensan que nunca la ha ejercido ni la ejercerá.
2/ Por otra parte es necesario remarcar que la promesa de la infalibilidad  que aparece en Mt. cap. 16 en los textos señalados, solo se cumplieron cuando se le confirió el Primado en el texto de San Juan, 21, 15 ss… “Apacienta mis corderos”.  Hasta ese momento no cabe hacer distinciones entre Pedro y el hombre. Ambos eran una única persona, y con los hechos Pedro/Simón demostró que podía fallar en la Fe, tanto en el texto citado (apártate de mi Satanás...) como en las célebres negaciones de San Pedro. Pero después de la colación del Primado ESTABA CONFIRMADO EN LA FE. Ni vale alegar el incidente de Antioquía que algunos se empeñan en interpretar  contra toda la Tradición y el sentir unánime de los exegetas como un fallo en la Fe (Véase el post La Fe de Pedro no falló en Antioquía)
 Con lo dicho anteriormente es claro que Mons. Guerra hizo bien en resistir en su alocución al papa reinante, Pablo VI. Pero no parece que sea acertada la razón que dio de la distinción que habría que hacer entre el Papa, hablando como Pedro y hablando como hombre. La distinción oportuna sería la que hemos dado. A menos que al decir lo que dijo se refiriera precisamente a lo arriba dicho. Ahora bien dicha su  idea, sin más precisiones, podría entenderse de que está en nuestra mano averigüar cuándo el papa es Pedro y cuándo es Simón. De  hecho es ésa precisamente la doctrina de Mons. Williamson y de la FSSPX en nuestros días: El magisterio del papa habría que tamizarlo poniendo el ojo en la Tradición. Si coincide con ella es Pedro quien nos habla, en caso contrario es Simón. O para decirlo con palabras de Williamson, el papa como un malabarista que juega con manzanas, a veces nos ofrece una manzana sana. Otras veces cuando en el juego malabar cae en sus manos la fruta indeseada, nos ofrece una manzana podrida. Lo cual está en las antípodas de la doctrina católica y de la ¨Tradición. Y además esconde una mala concepción de la infalibilidad pontificia.
Por otra parte la distinción que hace el amable mensajero, aplicando  la doctrina de Mons.Guerra,a quien con justicia llama “sabio” (quandoque bene dormitat Homerus),  “cuando habla el Papa, como Vicario de Cristo, y cuando habla un doctor particular” , hay que decir que es una distinción bastante reciente y tiene límites ambiguos. Es mucho más precisa la distinción que hace la Tradición con San Roberto,  del papa “in quantum pontíficem”  y el papa “in quantum PERSONAM Particularem”. (Véase nuestro post  Los papas como doctores privados.)
Pero sea de ello lo que fuere, hay que tener bien claro que el hecho de que el papa no goce de la infalibilidad en determinadas circunstancias (por ejemplo como persona particular) no quiere decir que la herejía le esté permitida sin consecuencias. Precisamente esto es lo que estudió San Roberto en el texto arriba señalado :
” Un Papa manifiestamente herético él mismo cesa ( per se ) de ser papa y cabeza , al igual que un cristiano deja de ser miembro de la Iglesia. En consecuencia, puede ser juzgado y castigado por la Iglesia . Esta es la sentencia de todos los Padres antiguos , que enseñaban que los herejes manifiestos pierden inmediatamente toda jurisdicción. “[San Roberto Belarmino, De Romano Pontífice , II, 30.] 
Esto que asustaba a San Roberto y a San Alfonso, es lo que les llevó a pensar que la Providencia divina no permitiría que un papa “in quantum personam particularem” cayera en herejía  en la Iglesia, juzgando “piadoso y probable” su imposibilidad. Si se mira bien sería peor que una vacancia de la Sede y aun que una larga vacancia:
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 San Alfonso María de Ligorio en el libro La verdad de la Fe escribió, en referencia a lo dicho por el propio Belarmino:
“Que algunos papas hayan caído en la herejía, algunos han tratado de probarlo, pero no lo han probado, ni nunca lo probarán; nosotros vamos a probar claramente lo contrario en el capítulo X. Pero además, si Dios permitiese que un Papa fuese hereje notorio y contumaz, éste dejaría de ser Papa, y la sede quedaría vacante. Mas si fuera hereje oculto, y no propusiese a la Iglesia ningún dogma falso, entonces no causaría ningún daño a la Iglesia, pero nosotros tenemos que presumir con justicia, como dice el cardenal Belarmino, que Dios no permitirá jamás que ningún Pontífice romano, ni siquiera como doctor [hombre] privado, llegue a ser hereje notorio ni siquiera oculto “ .