BERGOGLIO Y FRANCISCO
He
recibido el siguiente mensaje de Manuel Morillo, a quien agradecemos
algunas colaboraciones suyas en el blog, instándonos a superar los “escrúpulos” que nos pueden causar algunas intervenciones de Francisco. Nada menos que los Evangelios son los que nos ayudarán en esto.
Parece que Francisco está levantando una gran preocupación en el
campo conciliar. Entonces viene como anillo al dedo, las palabras de un
gran obispo español, Mons. Guerra, que en los años posconciliares
defendió con valor la actuación del Jefe del Estado español, frente al
“papa” reinante. Y, lo que es más, dio unos consejos para apaciguar los
escrúpulos” de los católicos españoles en cuanto a resistir y
desobedecer al papa, o quizás ignorarlo.
La tesis sería: Francisco / Bergoglio, algunas veces habla
como Pedro/Francisco y otras como Simón/Bergoglio. En este último caso
podría errar, con su palabra y actuaciones. En el primer caso es la voz
del Papa, no hay error en su actuación o enseñanza.
Éste es su mensaje:
Los Sinópticos te solucionan tus escrúpulos para diferenciar a Bergoglio cuando es Francisco [Pedro] y a Bergoglio cuando es Bergoglio
http://podcastcdn-12.ivoox.com/audio/4/3/8/9/3329834.m4a?secure=MCRtertR9hi9F132aG93lA==,1405797480
Un sabio nos ayuda a recordar como los evangelios sinópticos, en dos sucesos casi consecutivos Jesucristo diferencia cuando Simón es Pedro y cuando sólo es Simón, extrapolable a cuando habla el Papa, como Vicario de Cristo, y cuando habla un doctor particular
En el momento en que hablaba este obispo, la nación estaba sujeta a
verdaderos ataques por parte del “pontífice” reinante. Hay que notar que
ante los ataques de un papa a la patria, que es lo que parece deducirse
de su alocución, sólo cabe la resistencia. Es lo que nos dice San Roberto Belarmino en el cap. 29 del libro “De romano pontífice“. Estas son su palabras:
San Roberto Belarmino, De Romano Pontífice , tomo I, libro II, cap. 29:
“Así como es lícito resistir al Pontífice que ataca al cuerpo, es también lícito resistir al Papa, que ataca a las almas o que perturba el orden civil, y, a fortiori, al Papa que intenta destruir la Iglesia. Yo digo que es lícito resistirle no haciendo lo que él ordena e impidiendo la ejecución de su voluntad. No es, sin embargo, admisible juzgarle, sancionarle o destituirle”
Ahora bien en el cap. 30 nos dice algo que pudiera pensarse como opuesto:
” Un Papa manifiestamente herético él mismo cesa ( per se ) de ser papa y cabeza , al igual que un cristiano deja de ser miembro de la Iglesia. En consecuencia, puede ser juzgado y castigado por la Iglesia . Esta es la sentencia de todos los Padres antiguos , que enseñaban que los herejes manifiestos pierden inmediatamente toda jurisdicción. “[San Roberto Belarmino, De Romano Pontífice , II, 30.]
San Roberto Belarmino dice que aunque un católico puede resistir a un
mal Papa, sin embargo no puede deponerlo, incluso si el Papa da un mal
ejemplo, perturba al Estado o mata las almas por su acción. Pero él
habla aquí de un Papa que no es hereje manifiesto,
porque en el siguiente capítulo trata de la acción a realizar respecto
de un papa manifiestamente herético, subrayando que el hereje manifiesto
no puede ser considerado Papa. [Se podría demostrar que en la segunda
cita, San Roberto piensa en la hipótesis, de un papa caído en la herejía
no "in quantum pontificem" sino "in quantum personan particularem". Después en el cap. 6 del libro IV, tomo II, nos dice que incluso en cuanto persona particular es "piadoso" pensar y probable" que nunca podrá suceder. Véase el post traducción del cap. 6 Papa hereje como persona particular )
Monseñor Guerra introduce una doctrina peligrosa. El distingue,
basado en el texto evangélico de Mt. 16, 17 en donde se le dice A SIMÓN "Bienaventurado eres SIMÓN" etc. seguido de la PROMESA del primado, y el texto inmediatamente siguiente de 17, 23 "volviéndose dijo a PEDRO: Apártate de mí Satanás "etc..
1/En primer lugar Hay que observar que cuando Mons. Guerra habla de
Pedro, a quien se llama bienaventurado, Jesucristo le llama Simón. Y
cuando le llama Satanás, el texto evangélico dice "volviéndose a PEDRO".
No cabe pues la distinción que hace diciendo "hay una clara diferenciación entre Pedro y Simón" . Él atribuye a Pedro lo que fue dicho a Simón y a Simón lo que fue dicho a Pedro. Él dice "El Señor le llama a Pedro bienaventurado" [pero esto nominatim se lo dice a Simón] Pero hay que reconocer que esto es un tanto irrelevante.
Simplemente es un recurso dialéctico y para facilitar su exégesis
escamotea o tergiversa el texto evangélico. La idea fundamentalntal de
Mons. Guerra es : Jesús le dice a Simón “esa confesión de mi divinidad no te la inspirado ni la carne ni la sangre” es decir “los hombres” “sino el Padre“. Lo que le da pie para decir que “la
primera vez ha hablado Pedro, la segunda el hombre”. Y prosigue
“distingamos cuando habla el vicario de Cristo en la tierra, aquél que
tiene que confirmaren la verdad y cuando habla Simón, el hombre de carne
y hueso..” “inspirado por cosas de hombre, prejuicios.. cosas
instintivas, antiespañolas, presiones ajenas”..”Distingamos bien cuando
habla Pedro y cuando habla el hombre..” “no puede el hombre, que es
Simón revestido de Pedro..” etc..
A todo esto hay que decir:
No cabe distinción de hombre y papa. No está en nuestras manos distinguir cuándo habla como papa y cuándo hablo como hombre.Lo que cabe es distinguir cuando el papa habla de Fe y costumbres,
definiendo doctrina su enseñanza a la Iglesia. El hombre que es papa y
el papa que es hombre, está en este caso protegido por la infalibilidad.
En otros caso cuando habla de cualquier materia diferente, o ejerciendo
una política equivocada, por ejemplo persiguiendo y atacando a un jefe
civil (en este caso Francisco Franco) puede equivocarse,y de hecho en
ese caso se equivocó. Como también se equivocó en su magisterio”infalible” aprobando los textos del Concilio, en este caso el texto “Dignitatis humanae” sobre la libertad religiosa.
Precisamente fue esta equivocación del papa Pablo VI la que le impulsó a
atacar a un Jefe de Estado, Francisco Franco, que se empeñaba en
mantener la doctrina de la Iglesia Católica (por ejemplo en Quanta Cura de
Pío IX) y que el Concilio cambió, con la sanción y definición solemne
de un papa herético, Pablo VI. Con ello demostró que no era un verdadero
papa, pues un papa legítimo NUNCA podría haberla definido. ¿Porqué? Es
la misma Iglesia en la constitución Pastor Aeternus quien nos da la respuesta:
« Así el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro, no de manera que ellos pudieran, por revelación suya, dar a conocer alguna nueva doctrina, sino que, por asistencia suya, ellos pudieran guardar santamente y exponer fielmente la revelación transmitida por los Apóstoles, es decir, el depósito de la fe. Ciertamente su apostólica doctrina fue abrazada por todos los venerables padres y reverenciada y seguida por los santos y ortodoxos doctores, ya que ellos sabían muy bien que esta Sede de San Pedro siempre permanece libre de error alguno, según la divina promesa de nuestro Señor y Salvador al príncipe de sus discípulos: «Yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, cuando hayas regresado, fortalece a tus hermanos». Este carisma de una verdadera y nunca deficiente fe fue por lo tanto divinamente conferida a Pedro y sus sucesores en esta cátedra, de manera que puedan desplegar su elevado oficio para la salvación de todos, y de manera que todo el rebaño de Cristo pueda ser alejado por ellos del venenoso alimento del error y pueda ser alimentado con el sustento de la doctrina celestial. Así, quitada la tendencia al cisma, toda la Iglesia es preservada en unidad y, descansando en su fundamento, se mantiene firme contra las puertas del infierno ».
El siguiente es el texto evangélico que a Mons. guerra se le olvidó
citar. Y que hizo que aceptara la doctrina conciliar de la libertad
religiosa, aunque si no la aceptó, no fue óbice para que pensara que
aquél “pontífice” hablara a veces como hombre y a veces como Pedro,
verdadero sucesor de San Pedro y vicario de Jesucristo:
« Simón, Simón, he aquí Satanás que os busca para zarandearos como a trigo. Pero Yo he rogado por tí para que tu fe no desfallezca. Y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos. » (Lc. 22, 31-32)
Se repite la historia con quienes piensan que Francisco a veces
habla como Pedro, y a veces como Bergoglio. Si bien reducen su enseñanza
cuando yerra a la de “doctor privado”. Naturalmente se abonan a
la teoría de la enseñanza “Ex cathedra” restringida al máximo, que en
el caso de Francisco, supongo, piensan que nunca la ha ejercido ni la
ejercerá.
2/ Por otra parte es necesario remarcar que la promesa de la
infalibilidad que aparece en Mt. cap. 16 en los textos señalados, solo
se cumplieron cuando se le confirió el Primado en el texto de San Juan, 21, 15 ss… “Apacienta mis corderos”. Hasta
ese momento no cabe hacer distinciones entre Pedro y el hombre. Ambos
eran una única persona, y con los hechos Pedro/Simón demostró que podía
fallar en la Fe, tanto en el texto citado (apártate de mi Satanás...)
como en las célebres negaciones de San Pedro. Pero después de la
colación del Primado ESTABA CONFIRMADO EN LA FE. Ni vale alegar el
incidente de Antioquía que algunos se empeñan en interpretar contra
toda la Tradición y el sentir unánime de los exegetas como un fallo en
la Fe (Véase el post La Fe de Pedro no falló en Antioquía)
Con lo dicho anteriormente es claro que Mons. Guerra hizo bien en
resistir en su alocución al papa reinante, Pablo VI. Pero no parece que
sea acertada la razón que dio de la distinción que habría que hacer
entre el Papa, hablando como Pedro y hablando como hombre. La distinción
oportuna sería la que hemos dado. A menos que al decir lo que dijo se
refiriera precisamente a lo arriba dicho. Ahora bien dicha su idea, sin
más precisiones, podría entenderse de que está en nuestra mano
averigüar cuándo el papa es Pedro y cuándo es Simón. De hecho es ésa
precisamente la doctrina de Mons. Williamson y de la FSSPX en nuestros
días: El magisterio del papa habría que tamizarlo poniendo el ojo en la
Tradición. Si coincide con ella es Pedro quien nos habla, en caso
contrario es Simón. O para decirlo con palabras de Williamson, el papa
como un malabarista que juega con manzanas, a veces nos ofrece una
manzana sana. Otras veces cuando en el juego malabar cae en sus manos la
fruta indeseada, nos ofrece una manzana podrida. Lo cual está en las
antípodas de la doctrina católica y de la ¨Tradición. Y además esconde
una mala concepción de la infalibilidad pontificia.
Por otra parte la distinción que hace el amable mensajero, aplicando
la doctrina de Mons.Guerra,a quien con justicia llama “sabio” (quandoque bene dormitat Homerus), “cuando habla el Papa, como Vicario de Cristo, y cuando habla un doctor particular”
, hay que decir que es una distinción bastante reciente y tiene límites
ambiguos. Es mucho más precisa la distinción que hace la Tradición con
San Roberto, del papa “in quantum pontíficem” y el papa “in quantum PERSONAM Particularem”. (Véase nuestro post Los papas como doctores privados.)
Pero sea de ello lo que fuere, hay que tener bien claro que el hecho
de que el papa no goce de la infalibilidad en determinadas
circunstancias (por ejemplo como persona particular) no quiere decir que
la herejía le esté permitida sin consecuencias. Precisamente esto es lo
que estudió San Roberto en el texto arriba señalado :
” Un Papa manifiestamente herético él mismo cesa ( per se ) de ser papa y cabeza , al igual que un cristiano deja de ser miembro de la Iglesia. En consecuencia, puede ser juzgado y castigado por la Iglesia . Esta es la sentencia de todos los Padres antiguos , que enseñaban que los herejes manifiestos pierden inmediatamente toda jurisdicción. “[San Roberto Belarmino, De Romano Pontífice , II, 30.]
Esto que asustaba a San Roberto y a San Alfonso, es lo que les llevó a
pensar que la Providencia divina no permitiría que un papa “in quantum personam particularem” cayera en herejía en la Iglesia, juzgando “piadoso y probable” su imposibilidad. Si se mira bien sería peor que una vacancia de la Sede y aun que una larga vacancia:
San Alfonso María de Ligorio en el libro La verdad de la Fe escribió, en referencia a lo dicho por el propio Belarmino:
“Que algunos papas hayan caído en la
herejía, algunos han tratado de probarlo, pero no lo han probado, ni
nunca lo probarán; nosotros vamos a probar claramente lo contrario en el
capítulo X. Pero además, si Dios permitiese que un Papa fuese hereje
notorio y contumaz, éste dejaría de ser Papa, y la sede quedaría
vacante. Mas si fuera hereje oculto, y no propusiese a la Iglesia ningún
dogma falso, entonces no causaría ningún daño a la Iglesia, pero
nosotros tenemos que presumir con justicia, como dice el cardenal
Belarmino, que Dios no permitirá jamás que ningún Pontífice romano, ni
siquiera como doctor [hombre] privado, llegue a ser hereje notorio ni
siquiera oculto “ .