lunes, 7 de julio de 2014

CFK impulsa la polarización peronismo-antiperonismo

CFK impulsa la polarización peronismo-antiperonismo

julio 6, 2014
Por
Nestor-Cristina-Peron-11
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La política nacional quedó anclada en el despacho de Griesa y el partido del próximo miércoles con Holanda. Ayer se comentaba la posibilidad de que CFK aterrizara en San Pablo para presenciar el encuentro, aunque habría asesores más prudentes que aconsejarían que la presidente espere para hacerse presente sólo en el caso de que la selección nacional juegue la final de la copa.
Mientras tanto y con su estilo característico, el gobierno puso en marcha su contraofensiva destinada a retomar la iniciativa política. En este caso, lo hace contra la corriente, porque la instalación de la recesión y los escándalos por corrupción hegemonizan la escena política. Haciendo de la crisis una oportunidad, como aconsejan los manuales de management, la presidente y su ministro de economía conducen ahora una campaña internacional contra la justicia de los EEUU y los fondos buitre, consiguiendo en primer lugar la solidaridad del mundo bolivariano. La cruzada en cuestión iría para largo por varias razones. En primer lugar, aun cuando se llegue a un acuerdo de pago relativamente rápido, el gobierno no bajaría su retórica combativa por la sencilla razón de que ésta le permitiría adoptar el rol electoral en el que se siente más cómodo: la crítica al sistema financiero internacional y la idea de que existe una conspiración de intereses internacionales para que la presidente no pueda terminar su mandato. En este retorno a las fuentes del 2003, el cristinismo arrastra al PJ institucionalmente sin que surjan resistencias significativas. Lo que ocurre con el caso Ciccone es simétrico. La decisión presidencial es defender la continuidad de Amado Boudou en su cargo hasta el 10 de diciembre del 2015. Se trata de una especulación política lógica. La caída política del vicepresidente sólo serviría para alentar el incipiente giro de la justicia federal para impulsar numerosas investigaciones sobre la corrupción oficial. Con no poca ingenuidad, la oposición creyó que el jueves pasado iba a instalar desde la Comisión de Juicio Político de Diputados el debate sobre el mal desempeño de Boudou como presidente pero cayó en la trampa de la mayoría kirchnerista. No hubo debate, se votó cerrar el tema y punto.
A lo anterior hay que agregar el esfuerzo de la presidente por comparar su gestión con la de Juan Domingo Perón aprovechando el 40° aniversario de la muerte de este. Como es sabido, Cristina nunca fue proclive a exaltar la personalidad de Perón. A todo esto, en las filas del peronismo oficial apenas se escuchó la voz del ex ministro de defensa y actual director del Banco Provincia, José Pampuro, reclamando que Boudou dé un paso al costado.
Con esta mínima disidencia, el cristinismo consiguió embarcar nuevamente al peronismo en la confrontación mediática con el sistema financiero internacional y uno de los sistemas judiciales más confiables del mundo -el de los EEUU- además de que los gobernadores, legisladores e intendentes quedaron tácitamente adheridos a la causa de sostener a Boudou a su cargo. En coincidencia con este proceso, un peronista moderado como el Secretario de Energía Daniel Cameron fue barrido del gobierno para que su cargo lo ocupe una operadora de Axel Kicillof, Mariana Matranga.

Un buen plan en un mal contexto

Esta incapacidad de la dirigencia del PJ por despegarse del nuevo giro populista y de la corrupción cristinista empieza a favorecer claramente la polarización de la sociedad entre el peronismo y el no peronismo, un eufemismo del creciente antiperonismo que crece en la clase media a través, sobre todo, de las redes sociales. Esta dialéctica, a su vez, impulsa el crecimiento del FAUNEN, que intenta monopolizar la defensa del sistema republicano y la lucha contra la corrupción. El crecimiento mediático de la figura de José María Campagnoli es uno de los síntomas de este fenómeno. En síntesis, en la medida que el cristinismo se proyecte hacia el 2015 con su defensa de la impunidad y la supuesta lucha contra el sistema financiero como banderas, la polarización mencionada se haría más profunda.
Mauricio Macri percibe que la clase media ya no se preocupa por diferenciar al kirchnerismo del PJ y cada vez se plantea más como el líder del no peronismo, lo que obliga a la dirigencia radical a mantener vigente la posibilidad de un acuerdo electoral con el PRO. Esta tendencia es la que prevalece en prácticamente todos los grandes centros urbanos, donde la clase media es mayor que el aparato clientelista del Estado.
En esta polarización en marcha el problema mayor lo tiene Sergio Massa, que sigue liderando las encuestas para presidente. El retorno del cristinismo al discurso cerrado y la defensa de su impunidad obligarían a que el diputado tigrense se endurezca cada vez más con el gobierno para poder conservar su capital electoral y evitar que muchos de sus votantes independientes migren hacia el no peronismo. El último éxito táctico de Massa fue su cuestionamiento del proyecto oficial de reforma del Código Penal. Pero en los últimos días cayó en propuestas blandas y poco operativas, como apoyar un imposible juicio político a Boudou y pedir la intervención del Congreso en la negociación con Griesa, algo que el gobierno ni siquiera considerará.
Carlos TórtoraEs obvio que la polarización peronismo-antiperonismo que impulsa la Casa Rosada en parte apuntaría a debilitar a Massa para que el casi seguro ballotage se dé entre el candidato del Frente para la Victoria y Macri, con o sin el FAUNEN. De mejorar, aunque sea levemente, la situación económica, este planteo progresaría más fácilmente. Pero la recesión con inflación le pone un freno cada vez mayor a la incipiente ingeniería electoral del cristinismo.