viernes, 4 de julio de 2014

“Descubrí que tenía alma”. De la frivolidad al encuentro con Dios Opinión / Actualidad


“Descubrí que tenía alma”. De la frivolidad al encuentro con Dios


Imagine el lector una joven periodista de televisión, que condujera un exitoso programatop sobre temas del momento, y se destacase además por su nombre de familia, su talento, belleza y encanto personal, una considerable fortuna, una posición social eminente tanto local como internacional; que brillase en el mundo del modelaje y de la farándula y, en fin, que fuese el constante centro de las atenciones en cualquier evento mundano al que asistiese…
Imagine ahora que esa misma joven apareciera de repente convertida en fervorosa católica, asistiendo diariamente a Misa y entregada a devociones tradicionales como el rezo del rosario, la comunión y meditación diarias o las visitas al Santísimo Sacramento, que llevase siempre en la cartera su hisopo de agua bendita, y que se comprometiera en campañas a favor de los valores cristianos en la sociedad… sin dejar su programa de TV.
Muchos dirían que esto es imposible en el mundo de hoy.
Pero se engañarían redondamente… No sólo sí es posible, sino que sucedió tal como lo describimos. La joven en cuestión, Tamara Falcó Preysler, hoy con 31 años de edad, es una aristócrata española hija de Don Carlos Falcó y Fernández de Córdoba, Marqués de Griñón, y de la entrevistadora y publicista Isabel Preysler. Con toda simplicidad, ella narra su proceso de conversión:
“Aunque soy joven he tenido una vida muy movida”, explica. Pero sólo ahora, “por primera vez he empezado a llenar mi soledad con algo bueno”;
“¿Soledad?”, pregunta perplejo el entrevistador, sin entender cómo podía sentirse sola una joven tan fiestera y tan super-festejada…
“Sí. Soledad. Yo siempre he notado que iba a una fiesta que me apetecía un montón, con un vestido ideal, que me lo pasaba genial, pero terminaba y ya está. Tenía la sensación de que tenía que haber algo más. Que la vida era algo más. Me entretenía [la fiesta], pero no me llenaba. No me daban energía… De repente, me encontraba de subidones y de bajones, de euforias a depresiones”.
“Y resulta que tenía alma. Tenía alma y no lo sabía, no le hacía caso a mi alma. Estaba totalmente confundida”.
Hasta su conversion ella “pensaba en triunfar, triunfar, triunfar…”, pero se fue dando cuenta “que eso no lo es todo”. “Entonces es cuando empiezo a seguir la lectura de la Biblia, a rezar el Rosario, y enseguidaempecé a sentirme mejor y mejor”.
Se dio cuenta de que “no conocía a Cristo. No conocía a Dios que se hizo hombre ni a la Virgen María que es mi Madre. No los conocía”.
“Aunque Él siempre haya estado conmigo, porque Dios nunca te abandona, durante mucho tiempo no sentía su presencia en mi vida y yo iba buscando la felicidad en lo que el mundo me decía que era la felicidad: los viajes, el dinero, las compras, los novios… No era feliz”.
Ahora Tamara vendió su lujoso departamento madrileño de cerca de 300 m² , situado en la exclusiva calle Campomanes, frente el Teatro Real y a escasos 50 metros de la Plaza de Oriente y del Palacio Real, para mudarse a una residencia menor y mas sencilla.
Naturalmente su conversión detonó como una bomba en los sectores mas frívolos de la alta sociedad madrileña. Y la prensa, aunque a regañadientes, se vio obligada a ocuparse de ella. Entonces Tamara comenzó a ser invitada a narrar su itinerario espiritual en auditorios de todo tipo, sobre todo de jóvenes.
El efecto social de esto es fácil de imaginar. Pero lo más interesante del caso es que ella no abandonó su actividad profesional ni su vida social. Y ahora se presenta como católica practicante, e incluso militante, por ejemplo dando apoyo a su hermano menor, Duarte Falcó de la Cierva, de 19 años, creador de un movimiento de jóvenes anti-aborto, “+ Vida”, que también ha tenido honda repercusión.

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Varias veces nos hemos referido a las alentadoras tendencias a favor de la vida, la familia y los valores culturales auténticos que se afianzan en todo Occidente, poniendo en jaque a la actual revolución en las costumbres. Al igual que los medios internacionales, la mediocracia peruana, comprometida a fondo con esa revolución, hace un pesado silencio sobre dicha reacción.
Pero ningún “cordón sanitario” mediático podrá evitar que ella llegue con fuerza al Perú, simplemente porque… ya está entre nosotros. Lo demuestran, por ejemplo, las multitudinarias marchas realizadas este año en Lima contra los proyectos de descriminalizar el aborto y de introducir una “unión civil” homosexual.
Y por eso, cuanto más extremada y agresiva se muestre la revolución en las costumbres, mayor será su desgaste junto a la opinión publica, y mayor será la reacción que genere en sentido opuesto. Lo cual; a nivel individual, hará que casos como el de Tamara Falcó tiendan a multiplicarse hasta convertirse en una corriente de opinión incontenible.
Fuente: http://www.tradicionyaccion.org.pe/