EL CREDO COMENTADO POR SANTO TOMÁS DE AQUINO - ARTÍCULO 8
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Creo en el Espíritu Santo.
99. Como
ya se dijo, el Verbo de Dios es el Hijo de Dios, así como el verbo del
hombre es una concepción de su inteligencia. Pero a veces sucede que el
verbo del hombre es un verbo muerto, como cuando el hombre piensa lo que
debe hacer, pero sin tener la voluntad realizarlo; y de manera
semejante, cuando el hombre tiene fe pero no obra, se dice que su fe
está muerta, según leemos en Santiago: Así como el cuerpo sin alma está muerto, así la fe sin obras está muerta (2, 26). En cambio el Verbo de Dios es siempre vivo, como se lee en la Epístola a los Hebreos: Ciertamente, es viva la palabra de Dios
(4, 12); por lo cual necesariamente Dios tiene en sí voluntad y amor.
San Agustín así lo afirma en su obra sobre la Santísima Trinidad: "El
Verbo del que tratamos de dar una idea es un conocimiento acompañado de
amor". Pues bien, así como el Verbo de Dios es el Hijo de Dios, así el
Amor de Dios es el Espíritu Santo. De donde se sigue que el hombre posee
al Espíritu Santo cuando ama a Dios. Escribe el Apóstol a los Romanos: El amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado (5, 5).
100. Hubo algunos cuya doctrina sobre el Espíritu Santo fue completamente errónea. Afirmaban, en efecto, que el Espíritu Santo era una creatura, que era inferior al Padre y al Hijo, y que era esclavo y servidor de Dios. Para refutar tales errores, los Padres agregaron en otro Símbolo CINCO expresiones relativas al Espíritu Santo. 101. La PRIMERA es: Creo en el Espíritu Santo "SEÑOR". Porque aun cuando existen otros espíritus, a saber, los ángeles, éstos son, sin embargo, servidores de Dios, conforme a las palabras de la Escritura: Los ángeles son todos espíritus destinados a servir (Hebr. 1, 14); en cambio el Espíritu Santo es SEÑOR. En efecto, Jesús dijo a la samaritana: El Espíritu es Dios (Jo. 4, 24), y el Apóstol: El Espíritu es Señor (2 Cor. 3, 17); por lo que San Pablo agrega que donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad (cf. 2 Cor. 3, 17). Y la razón de ello es que nos hace amar a Dios, y quita de nuestro corazón el amor del mundo.
100. Hubo algunos cuya doctrina sobre el Espíritu Santo fue completamente errónea. Afirmaban, en efecto, que el Espíritu Santo era una creatura, que era inferior al Padre y al Hijo, y que era esclavo y servidor de Dios. Para refutar tales errores, los Padres agregaron en otro Símbolo CINCO expresiones relativas al Espíritu Santo. 101. La PRIMERA es: Creo en el Espíritu Santo "SEÑOR". Porque aun cuando existen otros espíritus, a saber, los ángeles, éstos son, sin embargo, servidores de Dios, conforme a las palabras de la Escritura: Los ángeles son todos espíritus destinados a servir (Hebr. 1, 14); en cambio el Espíritu Santo es SEÑOR. En efecto, Jesús dijo a la samaritana: El Espíritu es Dios (Jo. 4, 24), y el Apóstol: El Espíritu es Señor (2 Cor. 3, 17); por lo que San Pablo agrega que donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad (cf. 2 Cor. 3, 17). Y la razón de ello es que nos hace amar a Dios, y quita de nuestro corazón el amor del mundo.