viernes, 4 de julio de 2014

Homilía: «Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo» por el R.P. Alfonso Gálvez Morillas

Homilía: «Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo» por el R.P. Alfonso Gálvez Morillas

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Título: Homilía: «Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo»
Autor: R.P. Alfonso Gálvez Morillas
Traducción: Homilía correspondiente a la Misa del domingo 29 de junio de 2014. Publicado aquí sin el permiso expreso del autor

Uno con las llaves del poder, el otro con los rollos de las epístolas, entre la cruz y la espada de su martirio, sostienen con sus manos unidas la Iglesia fundada sobre ellos, y en la que Cristo, piedra angular irrompible, junta a los judíos convertidos por Pedro con los paganos evangelizados por Pablo.
El culto de los santos apóstoles Pedro y Pablo se remonta a los orígenes mismos de la Iglesia. Padres de ésta en la fe, seguirán siendo por siempre sus protectores y sus guías. Roma les debe su verdadera grandeza; es la dirección providencial de Dios la que les ha guiado a ambos para hacer de la capital del imperio, santificada con su martirio, el centro del mundo cristiano, desde el cual irradiaría la predicación del evangelio.
San Pedro sufrió el martirio bajo Nerón, el año 66 o 67. Fue enterrado en la colina del Vaticano, donde excavaciones recientes han descubierto su tumba, en el lugar mismo de la basílica edificada en su honor por Constantino. San Pablo fue decapitado en la vía Ostiense, en el lugar en que se levanta la basílica que lleva su nombre. En el transcurso de los siglos las muchedumbres cristianas no han cesado de peregrinar a las tumbas de los dos grandes apóstoles. Ya en el siglo II y III venían a las tumbas de los dos grandes apóstoles, al contacto con la Iglesia romana, a comprobar su apostolicidad, a comparar su doctrina infalible con la de las otras iglesias y a honrar la memoria de san Pedro y san Pablo.
La misa del 29 de junio expresa la confianza de la Iglesia en la intercesión de «aquellos por quienes recibió las primicias de la fe» (oraciones). Pone particularmente de relieve las prerrogativas de Pedro (evangelio), la protección especial de Dios sobre su persona (introito, epístola) y saben muy bien todos los cristianos, al cantar el «Tú es Petrus», que las prerrogativas del príncipe de los apóstoles han pasado a los papas, sucesores de Pedro en la Sede de Roma, como también están seguros de la particular providencia de Dios, que hasta el fin del mundo continúa asistiendo al vicario de Cristo en sus funciones de jefe de la Iglesia. [Tomado del Misal Diario latín-español]
«Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo»