Estado laico, dineros nacionalcatólicos
El Opus Dei dice no tener escuela
teológica propia. Y es posible que no la tenga de iure, pero sí de facto. Porque en ciertas cuestiones
sus teólogos y canonistas cierran filas para defender posiciones comunes. Sobre todo
cuando estas interesan a la institución.
Así, por ejemplo, no conocemos a ningún canonista del Opus Dei que se
aparte de
la opinión –minoritaria y casi exclusiva de los miembros de la
Prelatura- que afirma que las prelaturas personales pertenecen a la
estructura jerárquica de la Iglesia. En cambio, la doctrina sostiene con
amplio consenso -incluido Ratzinger- que no son entes jerárquicos sino
fenómenos asociativos.
PRESIONE "MAS INFORMACION" A SU IZQUIERDA PARA LEER ARTICULO
En un tiempo en que los vientos
vaticanos eran favorables a la confesionalidad católica del Estado, desde el
Opus Dei se promovía esa doctrina. En ese contexto, se entiende la carta de
Escrivá a Franco, del año 1958, con motivo de la aprobación de las Leyes
Fundamentales. La carta fue silenciada por el Opus Dei, pero reproducida por la
revista Razón Española y posteriormente divulgada por el sitio opuslibros.
Ante esta realidad, los historiadores oficiales de la Prelatura
reaccionaron minimizando el valor del documento: “Es sólo una carta de
cortesía, como las
que otros pastores de la Iglesia enviaron en ese momento al jefe del
Estado”.
Después del Vaticano II, pero
sobre todo a partir del cambio de régimen político ocurrido en España en 1978,
el Opus Dei inició su proceso de desenganche. Una de sus consecuencias fue un progresivo olvido, tergiversación y hasta
rechazo de la doctrina católica tradicional sobre las relaciones entre el
Estado y la Iglesia, que sin embargo el Vaticano II declara dejar íntegra (cfr.
Dignitatis humanae, n. 1). Esto último puede verificarse en
numerosos trabajos publicados por autores pertenecientes al Opus Dei. Su común
denominador es la defensa como ideal de una laicidad
aconfesional de la comunidad política, teniendo como superada –por
clerical o integrista– la doctrina tradicional acerca del Estado católico. Así presentan como ideal el “modelo
norteamericano”, contra el magisterio de León XIII.
Además, no resulta extraño que el
Opus Dei procure reescribir su historia institucional en función de lo que
resulta política o eclesialmente correcto en determinadas circunstancias. Ya
dimos cuenta en nuestra bitácora de las biografías edulcoradas de Álvaro del
Portillo.
El sitio opuslibros
ha dado a conocer la copia
de una carta de Álvaro del Portillo, de 1949, dirigida al Ministro de
Asuntos Exteriores del gobierno de Franco, pidiendo ayuda
económica para la construcción del Colegio Romano de la Santa Cruz. Lo
que no deja de ser al menos llamativo, dado que el pedido se realizó a
un Estado confesional católico al que
numerosos miembros de la Prelatura ahora califican de totalitario, cosa que la Iglesia
nunca hizo.
Desde nuestra modesta bitácora
felicitamos a opuslibros por dar publicidad a documentos
silenciados que ayudan a conocer mejor la verdad histórica y disipar leyendas doradas producto del marketing institucional.

