«Y los soldados, tejiendo una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza» (Jn 19, 2).
La
Cabeza de Cristo fue tejida de espinas; pero su Divino Corazón fue
traspasado por una lanza. La cabeza es la sede de la sabiduría humana,
el corazón es el fundamento del amor divino.
El
Corazón se abre, en la muerte, para dar al mundo la Vida, el Amor de
Dios; pero la Cabeza sufre el tormento de las espinas para señalar la
soberbia de la mente del hombre. Cristo sufre por la soberbia de los
hombres, pero muere para dar Vida a los hombres.
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En
la Iglesia, la Cabeza es el Vicario de Cristo. Y sobre Ella ha sido
puesto el sufrimiento espiritual que el pecado de soberbia de muchos, en
la Jerarquía, ha traído. El Papado sufre por la soberbia del hombre. Y
sufre en el Papa legítimo: Benedicto XVI. Que, a pesar de que no
gobierna, sigue teniendo el Poder de Dios en su corazón.
La corona de espinas está sobre el Papado y sobre toda la Iglesia, el Cuerpo Místico de Cristo: «hay
un grito en el Cielo, en este momento, mientras la Corona de Espinas
desciende para aplastar Mi Cuerpo, la Iglesia Católica, sobre la tierra»
(MDM, 13 de febrero 2013).
Es la Pasión del Cuerpo Místico de Cristo. Son los tiempos de la Pasión y de la Muerte del Cuerpo Místico de Cristo.
Es el sufrimiento que los hombres dan a la Iglesia: sufrimiento, no sólo espiritual, sino también humano y material.
El Papa Benedicto XVI fue forzado a renunciar al gobierno de la Iglesia: una corona de espinas fue puesta en su cabeza.
«Me
temo que estas son las mismas áreas que, por las razones usuales de
poder y opresión, han traicionado y conspiraron para eliminar al Papa
Ratzinger (...), empujándolo a la renuncia» (Avvenire, diario de la CEI (Conferencia Episcopal Italiana) - ver traducción).
Hubo
una conspiración para quitar de en medio al Papa Benedicto XVI: en
otras palabras, hubo un choque de poder en la Iglesia. Y ganó el poder
de la masonería eclesiástica.
En
la élite de la Jerarquía se descubre la corrupción que existe en toda
la Iglesia. Si las cabezas de la Iglesia no son humildes a la verdad, no
obedecen a un Papa que Dios ha puesto en Su Iglesia, entonces nadie,
ningún fiel en la Iglesia, obedece la verdad Revelada, sigue la doctrina
que Cristo enseñó a Sus Apóstoles.
Todos, en la Iglesia, buscando su doctrina, su gobierno, su dinero, su negocio, su papa, su ideal en la vida.
Toda
esa Jerarquía, que ahora aplaude a Bergoglio como Papa, tejió una
corona de espinas sobre el Papado. Fueron ellos: los soldados de la
masonería eclesiástica. Ellos que se han metido en la Iglesia por la
puerta falsa, para aparentar un falso sacerdocio, y así conseguir el
objetivo: poner el papa que quiere el mundo, que es el papa que quiere la masonería.
Bergoglio es el papa que quiere el mundo, no es el Papa elegido por el Espíritu Santo. ¡Nunca Dios elige a un masón para Papa!
«La masonería eclesiástica ha alcanzado ahora el mayor nivel de poder dentro de Mi Santísima Iglesia en la Tierra» (MDM, 30 de septiembre 2013).
El
mayor nivel de poder alcanzado por la masonería es el Papado: era su
gran objetivo. Es el orgullo de los masones: gobernar como dioses a los
hombres.
Durante
20 siglos, los masones han intentado muchas cosas para usurpar el Trono
de Dios en la tierra. Y no pudieron, porque no era el tiempo. El tiempo
siempre es de Dios, nunca de los hombres. Es cuando Dios lo quiere, no
cuando los hombres lo planean.
Ahora es el tiempo de la masonería.
Ahora
la masonería eclesiástica ha puesto un cisma dentro de la Iglesia
Católica: un gobierno horizontal. Cisma que levanta divisiones entre
toda la Jerarquía y todos los fieles de la Iglesia. ¡Y claras
divisiones! ¡Claras tempestades!
¡Es
la guerra por el poder! ¡Todos quieren mandar, todos quieren ser
maestros, todos se las dan de sabios en sus herejías, en sus vidas
plagadas de paganismo!
Ese
gobierno horizontal despoja a la Iglesia de la Verdad, divide la Verdad
del Papado, levantando una nueva estructura religiosa sobre la mentira,
- y sobre toda mentira.
Y,
por lo tanto, las consecuencias para el mundo entero son claras: el
mundo ya no tiene un norte ni un camino para salvarse. Ya en la Iglesia
no está la Verdad, no es el faro de la Verdad, sino que en Ella se da la
misma mentira que se ofrece en el mundo.
Los
hombres, en el mundo, ya ven la Iglesia no como Verdad sino como una
mentira más. Y, por lo tanto, ya no combaten a la Iglesia, sino que se
unen a Ella para formar una unidad en la diversidad: una nueva
estructura de gobierno mundial, en la cual los dos poderes, el temporal y
el eterno, sean uno, sean repartidos entre los hombres.
Primero es entrar en una nueva iglesia mundial, para así poder formar el nuevo orden mundial.
Cada
uno podrá buscar a Dios de la manera que quiera; cada uno podrá hacerse
su ley como le dé la gana; cada uno será el creador de su propia vida
humana y espiritual.
Es
el negocio que ahora se persigue dentro de la Iglesia Católica:
participar en la creación de una nueva estructura religiosa, que
favorezca a todas las religiones, para levantar una religión mundial que
no se oponga a un poder mundial.
Una nueva jerarquía, un nuevo papado, que sea el fundamento del error que se da en el mundo. Es lo que el mundo necesita: el respaldo de una iglesia, de un poder eterno,
para que sus leyes temporales, que son sólo una impiedad, una
abominación, tengan valor para todos los hombres, no sólo para la gente
del mundo.
El fundamento de la Iglesia Católica es Pedro, el Papado. Este fundamento ha sido aniquilado, aplastado: «Muchos
no tienen idea del engaño que se les está presentando. Ni ellos saben
que el fundamento de Mi Iglesia, la Iglesia Católica, ha sido aplastado
hasta el polvo. En su lugar, se levantará la abominación» (Ib).
El
gobierno horizontal, puesto por Bergoglio, es lo que ha aplastado hasta
el polvo el Papado. Y, por eso, ya no hay más Papas católicos. Ya no
hay que esperar a ningún Papa católico después de la muerte de Benedicto
XVI.
¡Y
muchos no han caído en cuenta de este gran engaño! Porque están en la
Iglesia detrás de un hombre de política, de global economía, de vida
social, de acercamiento a todas las maldades que existen en el mundo.
El fundamento, la roca en la que se levanta la Iglesia, Pedro: aplastada hasta el polvo.
Como
a los católicos les trae sin cuidado las profecías, las revelaciones
privadas, la vida espiritual en la Iglesia, por eso, se engañan, con
gran facilidad, con las palabras oficiales de la masonería eclesiástica,
que gobierna actualmente en el Vaticano.
Un
masón está en el timón de la Iglesia. Bergoglio no es Papa católico, es
un masón. Bergoglio no es la voz de la Iglesia Católica: es un juguete
de la masonería eclesiástica.
¿Cómo es que los católicos están obedeciendo la mente de un masón como Papa?
¿Cómo es que los católicos llaman a un masón con el nombre de Papa?
¡Qué gran engaño! ¡Qué fácil es engañar a los católicos!
Se
les presenta a un hombre con cara de buenos amigos, que viste
pobremente y que habla de la ternura de Dios. ¡Y todos caen, de una
manera espantosa, en ese gran engaño! ¡Y son ellos –los propios
católicos- culpables de su propia caída, de su propio engaño! ¡Se dejan
engañar! ¡No viven de fe en la Iglesia sino de política!
Bergoglio
está levantando la abominación: una nueva religión mundial, que apoye
el nuevo gobierno mundial que, muy pronto, saldrá a la luz. Hasta que no
se consiga esa nueva religión mundial, no se ve el gobierno mundial.
Por
eso, ahora todos ven las herejías de Bergoglio, pero les interesa hacer
mutis, callarse: están en el negocio de levantar una nueva iglesia, un
nuevo credo, una nueva doctrina, un falso evangelismo.
¡Quieren ese negocio humano! ¡Y viven sólo de ese negocio humano!
¿Por
qué la Jerarquía calla ante las herejías de Bergoglio? Porque Bergoglio
les da de comer; porque tienen un puesto en la nueva iglesia.
En
el tiempo de la masonería, cuando ésta ha conquistado el poder de la
Iglesia, todo está muy bien preparado: nada es al azar. Hay unos
objetivos claros que se deben cumplir. Y, por eso, todos los movimientos
que se dan en el Vaticano, dentro de ese gobierno horizontal, es sólo
para esto.
Tener a Bergoglio como papa
es dinero para el Vaticano. ¡Y mucho dinero! Porque hay que levantar la
nueva iglesia mundial. Y eso sólo se puede hacer con dinero.
Cristo
levantó Su Iglesia sólo con el Espíritu Santo. No necesitaba nada más:
murió como un maldito, sin ninguna popularidad. Sólo creían en Él los locos para el mundo.
Bergoglio
levanta su nueva estructura religiosa a base de dinero y de fama. Por
eso, habla para ganar dinero. Obra para ganar dinero. Viaja para ganar
dinero.
Bergoglio
no es un papa que enseñe la verdad, sino que es un hombre de negocios:
me das dinero, te doy poder en mi nueva iglesia. Así funciona todo,
ahora, en el Vaticano.
Bergoglio
es dinero. ¡Y sólo dinero! Mueve mucho dinero en el mundo. La gente
inventa productos con su nombre porque eso da dinero, eso da un puesto
en el nuevo orden mundial. Bergoglio es bueno para los negocios, para
salir de la crisis económica. Da de comer a muchos. Pero no sabe enseñar
el camino del Cielo a nadie.
«¡Hago
un llamado a Mis Cardenales, a Mis Obispos y a Mis siervos sagrados, a
unir al rebaño y a permanecer leales a Mis Enseñanzas! ¡Pongan mucha
atención a lo que les será pedido predicar, porque esto cambiará! Sus
homilías serán diseñadas y concebidas para un mundo secular y no tendrán
ninguna sustancia» (Ib).
La Jerarquía de la Iglesia ya no tiene que unirse al papa de turno, sino que tiene que unir al rebaño y permanecer en la Verdad Revelada; sabiendo que el papa de turno es falso: es un papa
que pide, que obliga a difundir las obras de la mentira; que gobierna
con una mentira, con unas cabezas de herejía. Eso nunca es un Papa en la
Iglesia Católica.
¡Cuántos conciben al Papa como un jefe político, terrenal, humano, material!
¡Y nadie quiere ver al Papa como al hombre de Dios, que combate la mentira que los hombres del mundo obran constantemente!
¡Nadie quiere a un Papa que luche en contra del mundo y de los hombres! ¡Que luche en contra de los errores de los hombres!
¡Todos quieren a un papa tierno y misericordioso con todo el mundo! ¡Un papa besucón! ¡Un papa maricón! ¡Un papa ateo!
Por eso, Bergoglio es el papa de los idiotas en la Iglesia. ¡Y no es otra cosa!
¡Quien lo llame su papa es un idiota! ¡Un retrasado mental!
La
gente cree que llamar a alguien idiota es insultarle. El idiota no es
el que habla o piensa vulgaridades, sino el que habla o piensa sin
inteligencia, sin dos dedos de frente, sin lógica.
Llamar
a uno idiota es decirle que es un hombre pagano, ignorante, con un bajo
grado de inteligencia, que siempre está dando vueltas a su idea, sin
salir de ella. ¡Un loco!
Pedro y Juan eran considerados «hombres sin letras y gente idiota» (ιδιοται) (Act 4, 13).
En el lenguaje médico, el término idiocia
significa: hombres con un estado de insuficiencia mental, intelectual
(frenastenia), un retrasado mental. Es un trastorno profundo de las
facultades mentales.
Pedro y Pablo creían en un Resucitado: estaban locos para la gente del mundo. Eran ιδιοται: vivían en una idea estúpida y la defendían por encima de todo lo que la gente normal pensaba.
¿Cómo llamas a un hereje con el nombre de Papa? Ningún Papa es hereje. ¡Eres un idiota!
¿Cómo dudas de que Bergoglio sea Papa y lo sigues llamando tu papa? Si dudas, abstente de afirmar nada hasta quitar la duda. ¡No seas idiota!
Si
dices que Bergoglio es Papa, entonces tienes que creer en lo que él
cree, en todas sus herejías que ha declarado. Y si haces eso, entonces
no eres católico y estás defendiendo en la Iglesia Católica a un hombre
que no es católico, que no pertenece a la Iglesia por su manifiesta
herejía. ¡Qué gran estupidez y qué gran locura!
¡Cuántos católicos hay que son unos locos, unos idiotas! ¡No tienen inteligencia! ¡Son retrasados mentales!
¡Cuántos
han entrado en la Iglesia en una rifa: se ganaron el Bautismo y ahí se
quedó el premio! Después, se han dedicado a una vida profana, pagana,
mundana, material, humana, natural, carnal, sin importar nada lo que es
la fe católica, lo que es un Papa en la Iglesia.
Bergoglio
es un hombre que no convierte a nadie, no llama nadie a la conversión, a
dejar el maldito pecado: sólo cosecha aplausos de gente que se llama
católica, y son sólo juguetes de su propia ignorancia.
Bergoglio, cuando habla, lo hace con doble interpretación, doble lenguaje:
- uno oculto siempre, que nunca se manifiesta, pero que es contrario a la verdad: dice medias verdades, sin apoyarse nunca en ellas;
- y otro la suya propia modernista, progresista, inmanentista, que es siempre la que se refleja en sus escritos: sus mentiras para construir su falso cristo y su falsa iglesia.
Bergoglio
reprocha a la Iglesia Católica muchas cosas, pero no es para corregir
los defectos de Ella, sino para cosechar aplausos en el mundo. Pone a la
Jerarquía como si fuese la última piltrafa de la humanidad, la última
basura, los acusa de fariseísmo porque cumplen con los mandamientos de
Dios, con los dogmas, y eleva a los grandes herejes a un puesto en la
Iglesia.
Bergoglio
habla de Cristo, no para enseñar su doctrina inmutable, infalible,
eterna, sino para quedar bien con todo el mundo, para recibir una
alabanza de extraños a la Verdad Evangélica.
La
mentira es presentada como Verdad en la Iglesia porque toda la Iglesia
está bajo el control del mal. No hay una cabeza, no hay un Papa, no hay
una Jerarquía que diga la Verdad. Los buenos sacerdotes son echados a un
lado y se les hace callar.
Muchos
caen en esa mentira, muchos son engañados en la Iglesia. Y son gente de
teología, que conoce la verdad, pero que por no perder el plato de
lentejas, prefieren la mentira, el engaño.
Muchos,
viendo la herejía, por el falso sentimentalismo a Bergoglio, porque les
cae bien Bergoglio como hombre, se dejan engañar. Es el juego de la
política.
Todos
poniendo parches a las babas de Bergoglio todo el santo día. Esa es su
única ocupación. Porque van en busca de un nuevo gobierno mundial, de
una nueva sociedad, en la que Dios es cada uno, cada hombre, cada mente
humana, cada obra del hombre, cada vida humana.
En
la nueva iglesia de Bergoglio todos son santos en sus grandes herejías.
Todos se consideran sagrados, justos, perfectos. Se llaman así mismos:
maestros de su propia locura.
No te dejes engañar por aquellos que te dictan lo que tienes que creer con palabras baratas y blasfemas.
Sólo
Dios es el dueño de tu mente, de tu corazón, de tu espíritu. Que ningún
hombre se declare dueño de tu libertad. Muchos se esclavizan a las
mentes de los hombres para tener una libertad falsa, fingida, ilusoria,
que sólo sirve para condenarlos.
Bergoglio
esclaviza al hombre con la mente humana; Cristo lo libera con Su
Espíritu. Elige a quien quieres servir: al demonio, en la persona de
Bergoglio, o a Dios, en Cristo.