Pedagógicas
JORDÁN BRUNO GENTA
VIGENCIA DE SU MAGISTERIO
A CUARENTA AÑOS DE SU MARTIRIO
“El primer deber en un educador de vocación, es el
testimonio de la verdad, la profesión de la verdad […]. Ha llegado a ser un
prejuicio popular la creencia de que toda forma de autoridad y de que todo
sentido de distinción atenta contra la libertad y contra el espíritu
democrático de la época, al punto que quienes ejercen alguna autoridad o
pertenecen a una institución jerárquica, se esfuerzan por aclarar en todo
momento que son hombres de la calle, hijos de pueblo, ciudadanos comunes, a fin
de que no se interprete su investidura como la amenaza de una nueva tiranía o
como un privilegio de casta […].
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“Las palabras se han corrompido hasta el punto de no ser más
que recursos prácticos, expedientes ideológicos para la acción en el sentido
marxista […]. Y son las palabras más elevadas justamente aquellas que más
importan para el destino del hombre y de los pueblos, las más expuestas al
equívoco, las que más se confunden en la contradicción infinita; las más manoseadas
por el uso innoble. Tal, por ejemplo, la palabra libertad […].
“La libertad de los modernos liberales se manifiesta en
todas las formas de negación; consiste siempre en la abstención o en el rechazo
de un principio determinado, de un orden jerárquico, de una autoridad
verdadera, de un compromiso inquebrantable […]. La libertad liberal se trata
siempre de la sustitución de la autoridad verdadera por las falsas libertades
que tiranizan al hombre, humillándolo a todos los servilismos de la pasión y el
arbitrio sin medida”
Jordán Bruno Genta, “La idea y las ideologías”,
Buenos Aires, Ediciones del Restaurador, 1949, págs. 215-216

