NISMAN: UNA MUERTE ANUNCIADA
El doctor Natalio Alberto Nisman tenía 51 años. Era fiscal
en la investigación del atentado a la AMIA ocurrido en 1994 y donde murieron 85
personas.
Estaba separado de la jueza federal Sandra Arroyo Salgado con
quien tuvo dos hijos, actualmente al frente de un juzgado federal en San
Isidro.
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Nisman era muy conocido como fiscal en los tribunales de Morón.
En mayo del 2008 había pedido la detención del ex presidente Carlos Menen y del
ex juez de la causa José Galeano, lo que le permitió ser bien visto por Néstor
Kirchner quien lo nombro en la fiscalía especial en la que se desempeñaba.
Cuando Esteban Righi dejó la Procuración General de la
Nación, su nombre circuló para reemplazarlo. El kirchnerismo había optado por
Daniel Reposo, pero su curriculum se cayó y apareció en su lugar Alejandra Gils
Carbo.
Con vinculaciones con la Mossad, la CIA y con el jefe de
inteligencia Antonio Stiusso, conocido como Jaime y que perdió la pulseada en
la interna de Inteligencia con Pocino.
Su muerte se transformó en la noticia nacional e
internacional del día. Sea suicidio, suicidio inducido o crimen, el hecho tiene
dos lecturas. Una, la que hace el común de la población y los medios
opositores, de atribuírselo al Estado.
La otra, a la Inteligencia externa.
Uno imagina lo ocurrido para evitar el escándalo donde el
fiscal apuntaba a Cristina Fernández, al canciller Timerman, al jefe de la Campora,
Larroque, y en grados diferentes al jefe de Quebracho Espeche y al dirigente
piquetero oficialista D’Elia.
La otra, con participación extranjera, para romper el eje
Buenos Aires- Teheran, que tiene terminales en Caracas y en Sucre.
En todo caso, en esta última se apunta la inteligencia israelí.
Son dos versiones. Lo concreto es una muerte, la del fiscal.
Mientras el hoy senador Carlos Saul Menen confiesa un crimen
de Estado por la muerte de su hijo cuando era presidente, donde la mayoría se
olvidó cuando Gustavo Beliz mostró por televisión la foto de Stiusso, violando
la ley de Seguridad Nacional pese a ser ministro del Interior, y acusándolo de
operar en su contra, o Tiempo Argentino que llamativamente fue el único que
publicó la noticia impresa de la muerte del fiscal, siendo acusado varias veces
por otros medios de recibir información y aportes de la Secretaria de
Inteligencia.
O en donde el general Milani desarrolló un aparato de
inteligencia interior prohibido por la ley. O mientras se robaron un misil de
un cuartel de La Plata. O donde en plena democracia volaron una fábrica en
Córdoba para tapar un contrabando de armas. O cuando en época de Alfonsín miembros
de su gobierno activaron el Movimiento Todos por la Patria en La Tablada. O cuando
en época de De la Rua los blindados llegaban a Ezeiza llevándose las reservas
del pueblo argentino al exterior. O cuando Duhalde debió apurar su salida después
de Kosteki y Santillán. O cuando la policía de Scioli mató en un operativo poco
creible a un agente de inteligencia apodado El Lauchón, infiltrado en el
narcotráfico.
Cuando siempre se habla de AMIA y casi nunca de la embajada,
cuando de la pista siria pasamos a la pista iraní, y según Nisman estaba todo
preparado para echarle la culpa a los carapintadas, cuando todo esto pasa en la
Argentina en democracia sin contar los episodios de la dictadura, todo lo que
usted quiera imaginar tiene derecho a hacerlo.
Ahora Fernando Pocino deberá estar atento con su agente
misionero al que Nisman tenía detectado como enlace entre la Presidenta y la
Secretaría.
El director de Reunión Interior es muy amigo de Cesar Milani
quien últimamente recibió tecnología de avanzada de países extranjeros.
Sería importante que todo lo pongan al servicio de averiguar
qué pasó con el fiscal en el piso 13 de la torre 2 de Le Parc en Puerto Madero.
Natalio Alberto Nisman le aseguró a varios interlocutores
que en la investigación le iba la vida. Así fue.
La seguimos a partir del 2 de marzo por la radio. Belgrano
AM 650. De lunes a viernes de 6 a 9.

