viernes, 16 de enero de 2015

San Francisco ante el Islam - Rodericus Didaz Campidoctoris

San Francisco ante el Islam - 

Rodericus Didaz Campidoctoris


  San Francisco de Asís no participó propiamente en la Quinta Cruzada, pero sí que le dio su apoyo con su presencia y actuación. De hecho, llegó a finales del verano de 1219 al campamento Cruzado en Egipto, con la misión de convertir, nada menos, que al sultán Al-Kamil.
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  Pidió permiso al legado pontificio Pelayo de Santa Lucia para ir a ver al sultán, y después de alguna vacilación lo mandó con bandera blanca a Fariskur (el campamento de los mahometanos), revestido solamente con la armadura de la fe. Al principio los guardias mahometanos consideraron el asunto un tanto sospechoso, pero pronto decidieron que un hombre tan sencillo tenía que estar loco y le trataron con el respeto debido a un hombre inspirado por Dios. Fue llevado a presencia de Al-Kamil que se mostró encantado con él, y le escuchó con gran atención durante varios días lo que predicaba acerca de Cristo y su Fe. San Francisco se declaró dispuesto a someterse a una ordalía de fuego metiéndose en una gran hoguera junto a un mahometano religioso para completar la demostración de que la fe en Cristo es la única verdadera.
  Pero Al-Kamil no accedió, y le devolvió con grandes muestras de respeto (numerosos regalos que el santo rechazó) al campamento Cruzado. (“Las guerras de Dios”, p. 817; Steven Runciman “Historia de las Cruzadas” vol. III, Alianza Universidad, Madrid, 1994, p. 155; “Las Cruzadas”, Johannes Lehmann, Martinez Roca, Barcelona, 1989, p. 283, una obra decididamente anticatólica, como todas las de la editorial)
  Una actitud la del Santo de Asís, por cierto, muy distinta a la actual del llamado “Diálogo Interrreligioso” en el que se busca dialogar con las religiones (cosa que no mandó Jesucristo), pero no PREDICAR y CONVERTIR a la Fe Católica (cosa que sí mandó explícitamente hacer)
  En palabras del historiador Christopher Tyerman, San Francisco de Asís:
“Se presentó con la intención de convertirle, no con la idea de garantizar un armisticio verdadero. No trataba de llegar a un compromiso con el Islam, sino que buscaba más bien su erradicación mediante una evangelización razonada.” (“Las guerras de Dios”, p. 817)
  Su actitud hacia las Cruzadas queda reflejada en este resumen:
“[San Francisco de Asís] no desaprobó las Cruzadas. Admiraba a los héroes de Roncesvalles que describía la Chanson de Roland, consideraba mártires a aquellos que morían combatiendo al infiel, acepaba el derecho de los cristianos sobre Tierra santa, y pensaba que podía deducirse de los Evangelios que la Cruzada era un acto de legítima respuesta a la conquista de territorios cristianos llevada a cabo por los sarracenos, así como a sus blasfemias contra Cristo.” (“Los Templarios monjes y guerreros”, p. 252; “Crusade and Mission: European Approaches towards the Muslims”, Benjamín Z. Kedar, Princeton, 1984, p. 157)
El Islam: Fanatismo anticristiano - Rodericus Didaz Campidoctoris

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