Denuncian nuevos casos de cáncer por culpa de agrotóxicos en Entre Ríos
Cuando se recorren las calles de la localidad entrerriana de San Salvador, la misma donde la semana pasada se llevó a cabo un relevamiento epidemiológico-ambiental atendiendo al reclamo de la población, aparece siempre, a poco de hablar, la preocupación por la llamativa cantidad de nuevos casos de cáncer en la localidad y las muertes asociadas con ellos, un tema que tiene angustiados a los vecinos y que muchos atribuyen al uso descontrolado de agrotóxicos.PRESIONE "MAS INFORMACION" A SU IZQUIERDA PARA LEER ARTICULO
Al
productor avícola Sergio Eckert, por ejemplo, le tuvieron que
reconstruir el labio inferior por un cáncer de piel que se empezó a
manifestar hace tres años, con un granito que le picaba.
Desde la
casa del campo donde vive con su padre, su esposa y sus cuatro hijos
menores, se pueden ver los galpones abandonados de lo que fue un hangar
de aviones fumigadores.
“Toda la
vida fumigaron ahí, distintas firmas, pero hará dos años y alguito que
se fueron. Yo dos por tres me peleaba porque pasaban arriba nuestro, se
me asustaban los pollos y se morían amontonados. Al lado había una
hermosa quinta con frutales y se secó todo, y nuestros árboles por
temporadas se ponían de dos colores”, contó Eckert, de 54 años.
Para Eckert, la enfermedad que tuvo “está relacionada con toda esa porquería de los aviones”.
Además,
cuentan que una prima de 18 años falleció de cáncer de ovarios en la
localidad de Chajarí, donde los padres cultivan unas 4.000 hectáreas de
arroz.
A
Alejandra Arbizu, los médicos tuvieron que practicarle una mastectomía
de su seno izquierdo para curarle de un agresivo cáncer, que se
desarrolló en tiempo récord.
“Yo todos
los años me controlaba, el 2012 fue el único año que no me hice los
estudios porque mi mamá se enfermó, y cuando volví en 2013, me encontré
con un carcinoma ductal que ni los médicos se explicaban por qué avanzó
tan rápido”, contó a Télam la mujer de 49 años.
Además, su
hijo de 18 años padece fuertes reacciones alérgicas desde los tres
años, que hacen que se brote completamente “y lo que más se le hincha es
la cabeza”.
“Tiene
invertido el cuadro inmunológico porque a los tres años el nivel de
alergia le daba 1200. Hoy está en 2014: para mí es la polución del
ambiente”, dijo.
Paola
Dávila no sufrió en carne propia problemas de salud, pero su madre murió
de cáncer de pulmón y su hijito Thiago, de tres años de edad, tuvo
apneas al nacer y, como secuela, padece una “hemiparesia” que impide que
los músculos de su brazo y pierna derechas se desarrollen normalmente.
“Si él no
hace estimulación, los tendones se le van a arrollar y no va a poder
utilizar más ni el brazo derecho ni el izquierdo”, contó a Télam.
Roberto
Dekimpe es oficial molinero, trabaja desde hace 24 años en el molino más
grande de la localidad y, como muchos de sus compañeros, padece
problemas respiratorios que, en su caso, comenzaron después de tener un
accidente con un fuerte pesticida utilizado para curar de gorgojos el
arroz, denominado “Phostoxin”.
“Pero el
Phostoxin ya viene impregnado en el grano con cáscara y al moverlo, sale
una polvareda impresionante que nos hace re mal. Además, el arroz ya
llega con 4 agroquímicos diferentes y después todo el pueblo aspira ese
polvillo que parece una neblina”, contó.