miércoles, 27 de junio de 2018

ABORTO: CONSPIRACIÓN CLANDESTINA EN DIPUTADOS Y EN EL SENADO, UN CÍNICO A LA CABEZA

ABORTO: CONSPIRACIÓN CLANDESTINA EN DIPUTADOS Y EN EL SENADO, UN CÍNICO A LA CABEZA


No fue una sesión parlamentaria: fue un golpe de Estado subterráneo. Los votos a favor del aborto fueron conseguidos no por un debate entre legisladores en el que todos argumentaran, los abortistas con sofismas de muerte y los otros con razones valederas. Fue una conspiración en la que los diputados del PRO, especialmente Silvia Lospennato y Daniel Lipovetzky, en pasillos y despachos y en secreto, ejercieron toda la presión que les da hipócritamente el oficialismo, para conseguir la mayoría necesaria en favor de sus siniestras intenciones.
Al final, el voto decisivo fue el del diputado del PRO, Gastón Roma, "de buenos vínculos con la logia masónica" que después de haber fingido que estaba contra el aborto resolvió votar a favor de los abortistas, lo mismo que los diputados peronistas de La Pampa, Rauschenberg y otros ("La Nación", 17 de Junio del 2018, pag. 12).


Así, en las sombras de lo noche, como una conspiración que era, se resolvió la  muerte de miles de niños por nacer. Y los canallas lo reconocen a través de la gaceta oficialista "La Nación" (loc. cit.). El protagonismo del PRO y de la masonería en esa conjura quedó en evidencia. Según lo reconoció el propio Roma en unas declaraciones efectuadas durante una reunión masónica realizada en Haiti, de las que tengo un video, pertenecen a las logias varios Ministros, Secretarios de Estado, legisladores y jueces,  y sugiere que Macri también.

En el Senado esta conjura ya puede contar con la complicidad del tránsfuga Federico Pinedo, su presidente provisional. Este trepador político cínico y sin principios, se hizo pasar como contrario al aborto. Sin dejar ese papel, publica hoy un artículo en "La Nación" (21/6/2018, pag. 31) que es un modelo de ambigüedad proponiendo que la oposición al proyecto abortista se reduzca a una mera exención de pena para las madres desalmadas que abortan a sus hijos y a una abstención del Estado en la práctica de ese asesinato.  Su "idea" - si es que se la puede llamar tal- la resume en la siguiente frase: "No habrá cárcel para las mujeres que aborten, pero el Estado no hará abortos".


El resto del artículo es una impúdica intentona de quedar bien con Dios y con el diablo, asumiendo la representación de "la enorme mayoría del centro del sistema democrático" (¡Dios nos libre de ese centro que no es ni frío ni caliente y que el Supremo Juez “vomitará de Su boca”!) dice que nunca se encarceló a una mujer por abortar y que en eso están de acuerdo -según su desfachatada invención- los abortistas y los contrarios al aborto. Luego, se pregunta este tartufo local: "¿No podemos buscar alguna intersección, algún punto de confluencia entre ambas cosas, entre lo que queremos y lo que es?"

O sea, que haya aborto, pero que no se castigue a las madres que matan a sus hijos por nacer ni se haga cargo el Estado de cometerlo. Con esa repulsiva fórmula, lo que dice Pinedo es que está a favor de permitir el aborto por medio de "clínicas" abortistas privadas con lo cual queda implícito que no sólo esas madres quedarán impunes sino que tampoco será delito para los demás actores del repulsivo asesinato de niños por nacer, inocentes e indefensos, y el Estado renuncia a defender la vida de los niños, sin que tenga que ensuciarse las manos, ni gastar un centavo en su eliminación.  

Para intentar justificar esta aberración, el falsificador político Pinedo, alega con un sentimentalismo nauseabundo: "Como sociedad podemos hacernos cargo de la angustia de las mujeres que sienten que una maternidad inesperada puede quitarles su vida y también proteger LO MÁS POSIBLE (N: mayúsculas de LBM) la vida de los chicos por nacer. No perdamos la oportunidad." (ibidem)

Esta frase está redactada con malévola hipocresía porque insinúa dos ideas falsas, con aire de "bonachón",  –sin asumir la responsabilidad de decirlas claramente-, cuando en realidad es perverso: la primera, que la maternidad es algo que le "sucede" a las mujeres como si fuera un cáncer, tan mortal como éste puesto que "puede quitarles la vida" y la segunda, es que no importa que se mate al inofensivo niñito , siempre que se haga "lo más posible" para que destrozándolo en el vientre de su madre (porque eso es el aborto), no mueran. Le pregunto al potencial asesino Pinedo cómo se puede hacer “lo más posible” para evitar que el instrumento cortante del abortista cuya intención es descuartizar al niño, lo haga sin matarlo...  

Me resulta difícil contenerme de calificar a este politicastro ambicioso y sin moral, como se lo merece. Tanto más que al escribir estas líneas me acuerdo de su cara, impávida, ocultando su mirada con los párpados "a media asta", y de su indigna forma de ser. ¡Y pertenece a una antigua familia argentina por lo que no puede excusarse con una ignorancia no culpable, ni justificar su despreciable desapego por las tradiciones morales de la Nación alegando ser un inmigrante reciente procedente de otra cultura! Todo lo que hace es obra propia y le es imputable completamente.

Ese es el individuo que presidirá las sesiones del Senado en que se intentará aprobar la satánica ley de legalización del aborto. Puede ocurrir que el Senado adopte la tesis mentirosa de Pinedo y el proyecto vuelva a la Cámara baja modificado. Pero será nada más que una demora del fatal desenlace al que Pinedo está dispuesto a coadyuvar. Espero que sus artimañas y artilugios no le sirvan para eludir el desprecio de todas las personas de bien que todavía queden en el país.

Cosme Beccar Varela     

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