lunes, 18 de junio de 2018
Desmitificaciones
EL
PENSAMIENTO RELIGIOSO DE “CLARÍN”
Y LA MUERTE DE
MONSEÑOR ANGELELLI
Las siguientes reflexiones tienen como
único y exclusivo destinatario al periodista Sergio Rubín, especialista en temas religiosos del matutino Clarín, quien el pasado sábado 9 de junio
firmó una columna titulada Beatifican al
obispo Angelelli y a otros tres religiosos asesinados por la dictadura (p.
64, sección Sociedad).
Señor
Rubín, el “obispo
Angelelli y los otros tres religiosos asesinados por la dictadura” que Usted
avanza como un hecho probado en el titular, es en realidad una versión; es la
versión impuesta por el fraile Antonio Puigjané, guerrillero atacante del
cuartel militar de La Tablada (enero, 1989), que activó la reapertura de la
causa en el 2010. En buen romance, la del asesinato es una versión amañada que
marginó definitivamente el hecho del accidente de Monseñor Angelelli.
Señor
Rubín, juzgar que la
muerte de Monseñor Angelelli fue un homicidio “y condenar al ex general Luciano
Benjamín Menéndez y al ex comodoro Luis Fernando Estrella, por considerarlos
autores mediatos” del asesinato no es sino una curiosísima rareza jurídica que
deja impunes a los autores inmediatos. ¿No será que dicha impunidad radica,
sencillamente, en el hecho de que jamás existieron dichos autores?
Señor
Rubín, describiendo la
muerte de Angelelli de acuerdo con el discurso del homicidio abunda en detalles
que estarán en la causa, aunque no consta que Usted haya tenido acceso directo
a las fojas judiciales. Con todo, hábil escribiente como es, detalla que “un
auto lo cerró, el coche volcó, el prelado quedó inconsciente y recibió un
mazazo en la cabeza”. El único testigo presencial del hecho en 1976 declaró que
ningún auto merodeaba la zona y que nadie se acercó al lugar donde el automóvil
y el cuerpo de Angelelli quedaron varados.
Señor
Rubín, el “terrorismo de
Estado” y la “cruel represión de la última dictadura” son expresiones blindadas
que provienen del "vocabulario hegemónico" impuesto por la izquierda gananciosa
de la guerra lingüística y cultural desde diciembre de 1983 hasta hoy. Por mi
parte, y apoyado en abundante documentación aportada por militantes de la
izquierda revolucionaria de los 70, declaro que terrorismo de Estado es el que
practicó Cuba, entrenando en sus campos a innumerables guerrilleros
sudamericanos, y también el que promovió la Unión Soviética proveyendo armas
para la revolución socialista.
Señor
Rubín, cita Usted al
“entonces presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Jorge Bergoglio”
quien “en la homilía al cumplirse los 30 años de la muerte señaló que Angelelli
recibía pedradas por predicar el Evangelio y derramó su sangre por ello”,
citando la conocida sentencia de Tertuliano de que ´la sangre de los mártires
es la semilla de la Iglesia´. Quisiera recordarle que Monseñor Angelelli y
muchos sacerdotes, religiosos y religiosas de aquellos años finales de los 60
pertenecieron o adhirieron al Tercermundismo
(Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo), fundado en Córdoba (según
Ceferino Reato).
Señor
Rubín, el Tercermundismo eclesial de los 70
secundaba la lucha armada, en especial
de Montoneros, contra la "violencia de arriba", indicando con tal expresión la
violencia institucional de la oligarquía, el imperialismo, etc. Justifican los
tercermundistas la "violencia de abajo" con la pretendida confluencia entre
Cristianismo y Revolución, una suerte de mesianismo liberador de las masas
oprimidas, alimento poderoso con el cual muchos curas y religiosos mandaron a
la muerte a innumerables jóvenes; e igualmente murieron muchos de esos curas y
religiosos. Ni por asomo se advierte en
su nota una referencia, aunque sea lejana, a tal contexto histórico ampliamente
documentado sobre todo por la historiografía de izquierda.
Señor
Rubín, no puede hablar Usted
de “los primeros cuatro mártires (…) de la Iglesia católica” porque no sabe lo
que es el martirio aunque sea el "especialista en temas religiosos de Clarín".
Monseñor Angelelli no derramó ninguna sangre martirial por "odio a la Fe Católica",
que es la condición esencial del martirio católico. Nadie lo asesinó a
Angelelli; pero si, por caso, hubiese sido un homicidio, se trató de una
"muerte política" y de la peor; esto es, lo habrán asesinado por ser aliado y
“capellán” de Montoneros. No digo que sea legítimo matar a un Obispo,
entiéndame. Por lo demás no es difícil, señor
Rubín, googlear la famosa y largamente reproducida foto en la que se ve a
Monseñor Angelelli celebrando una Misa con la bandera de Montoneros detrás.
Señor
Rubín, documéntese mejor, es
la primera sugerencia que le propongo; la segunda es más laboriosa y sería que
fuese capaz de abrirse a la verdad; la tercera es imperiosa y le ruego que cese
de mentir; no me ponga en la penosísima y deshonrosa situación de tener que
estar de acuerdo con Guillermo Moreno y CFK, cuando decían “Clarín miente”. ¿Lo recuerda, no?
Ernesto
Alonso