lunes, 25 de junio de 2018
Afirmativos
PICHETTO, SÍ,
AL ABORTO
Identificado con las causas nobles, enamorado de la
justicia, Pichetto, ha dado el sí al aborto.
La escena memorable fue en el congreso, “escala de todos
los in-nobles designios”.
Ahí mismo, en el palacio, entre próceres y prohombres, el
senador, al que tanto debemos, tuvo aquella reunión, con un grupo de mujeres
interruptoras del embarazo, y dio el sí.
Fueron horas intensas, tal vez sólo comparables a esas
otras donde se descubriría que el matrimonio debería ser, y fue, igualitario. Nadie
conoce como se insinuó en el alma del senador, esa finísima intuición, esa feliz
percepción de la verdad, pero su obra matrimonialmente igualadora, perdurará.
Momentos inolvidables aquéllos, el senador de la
inspirada verba, pronunciaba las más apasionadas arengas acerca de las ventajas
que para un hombre tiene desposar a otro hombre, o una mujer a otra. Lo
escuchamos cuando con ardor refutaba ‒¿agraviaba?– al Papa Benedicto XXVI. Es
cierto que iba con ventaja, quién se atrevería con el sapiente Pichetto,
ciertamente no Benedicto, con su frágil filosofía y menguada teología, que, ya
lo sabemos, insistía en aquellas formas más obsoletas e inútiles de matrimonio,
o sea el de un hombre con una mujer.
Pero humano al fin, esta vez, atribulada su conciencia
por las aborteras interrupciones, el hombre decidió consultar, afirmarse en
sabiduría y para eso se reunió con personalidades (sic) de la cultura (¿?) Claudia Piñeiro, Verónica Llinás y Dalma Maradona,
Beatriz Sarlo, y Malena Galmarini. También estuvieron representantes de la
Fundación Huésped y del Colectivo de Mujeres.
En fin, altas exponentes del saber abortar, orgullosas, de
haber aniquilado –cualquiera que haya visto un aborto sabe de qué hablamos‒ a
sus pequeños hijos dentro de su propio cuerpo. Y que deslumbradas con la
experiencia, piden, exigen, que todas las mujeres puedan abortar, segura y libremente
y lo que parece entusiasmarlas más aún, es lo de gratuito.
Sarlo alguna vez dijo que lo peor del aborto es la sucia
clandestinidad, y tiene razón, basta de ocultarse, hagámoslo a la luz del día y
aún podría –y debería‒ ser televisado.
Es claro que a una intelectual como ella, matar, lo que
se dice matar, le parezca secundario y no sucio ni estremecedor, pensarán de
ese modo, aquellos continuadores de la tesis de Vattimo: el hombre es solo una
cosa, entre otras cosas.
El histórico suceso fue a puertas cerradas y sin
periodistas. Lástima.
Lamentablemente no fueron develadas las opiniones de
Dalma Maradona, escucharlas hubiese sido un regocijo intelectual.
Respecto a algo llamado Colectivo de Mujeres, vaya uno a
saber de qué se trata, lo que parece seguro es que también son interruptoras,
es decir aborteras, es decir mujeres dispuestas a matar a sus hijos.
De eso se trata.
Miguel
De Lorenzo
Buenos Aires, 21 de junio de 2018